Señor gobernador de la provincia de Buenos Aires; señor intendente municipal de la ciudad de Chivilcoy; señores ministros del Poder Ejecutivo nacional y provincial; señor arzobispo de Mercedes y Luján; señores legisladores; señores intendentes; amigos, amigas, hermanos y hermanas de esta querida localidad de Chivilcoy: siento un profundo orgullo de poder compartir con ustedes estos 150 años de esta ciudad de trabajadores, trabajadoras, empresarios y empresarias, de argentinos y argentinas que jamás bajaron los brazos por más crisis que les haya tocado vivir. He podido comprobar cuando me tocó estar durante la campaña electoral el afecto y el cariño con que me recibieron, no sabían quién era aquel pingüino del sur, pero me abrieron el corazón y los brazos. Muchísimas gracias realmente, nunca me voy a olvidar el respeto, el cariño y el afecto con que escucharon y nos trataron. (Aplausos)
Creo que la oportunidad es muy buena para hacer reflexiones que hacen al conjunto de los argentinos. Escuchaba con mucha atención al señor Intendente, decía del esfuerzo y el trabajo que están haciendo todos los argentinos para volver a recuperar la Argentina perdida, pero hay que tener memoria, la Argentina se nos fue de las manos porque nos cambiaron los valores. El más inteligente, el mejor dirigente, el más vivo, era el que hacía plata hacía más rápido; en cambio el argentino que estudiaba, investigaba, trabajaba o generaba docencia era un tonto. Cambiamos los valores y premiamos al revés. Para que la Argentina se consolide definitivamente es hora de que el mejor argentino sea el que más trabaja, el que más estudia, el que más investiga, el que más honesto es. (Aplausos)
También, es imposible construir una Argentina diferente si el valor de la honestidad no está marcado en el eje central de nuestras acciones, y todos los argentinos debemos llevar adelante una batalla definitiva para extirpar la corrupción del Estado, de la sociedad argentina en general, para así ver cómo consolidamos los valores de este nuevo país. Sé que esto no tiene ideología ni partido, lamentablemente cuando llegó la corrupción golpeó en forma general a todas las estructuras y todas se deben recuperar y tener capacidad de autocrítica. Debemos salir de esa situación que atosiga a los argentinos de ver discutir a los dirigentes partidarios por cosas que a nadie le interesan, para discutir las cosas que a todos los argentinos nos interesan, que es la Argentina del trabajo y la producción. (Aplausos)
Se acuerdan ustedes que lo sufrieron, en este lugar de trabajo, de producción, hombres y mujeres que con sus manos callosas ayudaron a construir la Argentina, la vergüenza y la indignidad de que prácticamente la moneda nacional hace apenas dos años para poder sobrevivir tuvo que ser sustituida por papeles, bonos o patacones que indignificaban el trabajo argentino. Tengamos memoria. Gracias a Dios logramos junto con el Gobernador restaurar el funcionamiento de la moneda como corresponde, en respeto a todos los bonaerenses. Pero es bueno tener memoria de a qué niveles había llegado la desocupación; en la provincia de Buenos Aires al 21 por ciento, hoy ya estamos en el 13 por ciento, y es alta, hay que bajarla y seguir trabajando. A los niveles de indigencia y pobreza. Hoy vemos los niveles de inversión en obra pública y los crecimientos económicos que la Argentina está llevando adelante, el 8.7 por ciento el año pasado y este año si Dios quiere vamos a estar en el 7 por ciento o algo más; la lucha por una distribución del ingreso diferente.
Por eso le digo a mi amigo el señor Intendente que se terminó ese tiempo en el que los dirigentes teníamos que decir -y se lo digo con todo cariño y afecto- “van a venir tiempos más difíciles”. Yo no vine a la presidencia de la Nación ni Felipe a la gobernación para decirles a los argentinos que van a venir tiempos más difíciles, van a venir tiempos de más trabajo, mejores tiempos para los argentinos (Aplausos).
Ustedes van a ver en los próximos meses cómo vamos a ir resolviendo el problema del endeudamiento externo con dignidad; cómo vamos a ir resolviendo el problema del endeudamiento externo sin arrodillarnos, sin entregar la Argentina; cómo vamos a poder resolver el tema consolidando la producción de este país sin embargar el trabajo argentino y sin cerrar los mercados del mundo como se nos cerraron en el pasado. (Aplausos). Van a ver cómo va a seguir creciendo esta Argentina que tiene que crecer para todos. No queremos una Argentina donde crezcan 4 o 5 grupos económicos sobre las espaldas de todos, queremos la Argentina donde volvamos a tener y consolidemos nuestro empresariado nacional, donde vuelva a fortalecerse la clase media y donde se consolide la clase trabajadora, que son los pilares de la sociedad en la que los argentinos aspiramos a vivir. (Aplausos).
Queremos recuperar la autoestima, terminar con ese discurso de la década del 90 en el que todo lo argentino era malo, donde todo lo que venía de otro lado era mejor que lo muestro, donde el intelecto y las manos de los trabajadores y empresarios argentinos no valían. Es hora de terminar con esa cultura de generarnos esa baja estima que nos llevó a los argentinos a una situación tan dolorosa. Tengamos conciencia de lo que somos con humildad, pero el trabajo, la producción y la inteligencia argentina son de las mejores del mundo, empecemos a sentirnos orgullosos de lo nuestro, empecemos a sentirnos orgullosos de lo que somos (Aplausos).
Yo no les vengo a pedir que me sigan, porque ya vimos lo que nos pasó a los argentinos por seguir, seguir y seguir, les vengo a pedir que me tiendan sus manos, que me ayuden y nos ayudemos, que nos tomemos unos con otros todos los argentinos para caminar las avenidas de la Patria, para levantar la bandera, volver a levantar la Nación y el escudo, volver a sentir que la Argentina puede ser lo que fue, y mirar al cielo a nuestros padres y pioneros y decirles que les estamos devolviendo a la Patria el sentido de ser.
Muchísimas gracias hermanos y hermanas de Chivilcoy, muchas gracias por este día, muchas gracias amigo Gobernador, muchas gracias señor Intendente. Con la bandera, con la Patria, con los argentinos y las argentinas, les dejo mi corazón sureño, mi alma de pingüino, muchísimas gracias.
Creo que la oportunidad es muy buena para hacer reflexiones que hacen al conjunto de los argentinos. Escuchaba con mucha atención al señor Intendente, decía del esfuerzo y el trabajo que están haciendo todos los argentinos para volver a recuperar la Argentina perdida, pero hay que tener memoria, la Argentina se nos fue de las manos porque nos cambiaron los valores. El más inteligente, el mejor dirigente, el más vivo, era el que hacía plata hacía más rápido; en cambio el argentino que estudiaba, investigaba, trabajaba o generaba docencia era un tonto. Cambiamos los valores y premiamos al revés. Para que la Argentina se consolide definitivamente es hora de que el mejor argentino sea el que más trabaja, el que más estudia, el que más investiga, el que más honesto es. (Aplausos)
También, es imposible construir una Argentina diferente si el valor de la honestidad no está marcado en el eje central de nuestras acciones, y todos los argentinos debemos llevar adelante una batalla definitiva para extirpar la corrupción del Estado, de la sociedad argentina en general, para así ver cómo consolidamos los valores de este nuevo país. Sé que esto no tiene ideología ni partido, lamentablemente cuando llegó la corrupción golpeó en forma general a todas las estructuras y todas se deben recuperar y tener capacidad de autocrítica. Debemos salir de esa situación que atosiga a los argentinos de ver discutir a los dirigentes partidarios por cosas que a nadie le interesan, para discutir las cosas que a todos los argentinos nos interesan, que es la Argentina del trabajo y la producción. (Aplausos)
Se acuerdan ustedes que lo sufrieron, en este lugar de trabajo, de producción, hombres y mujeres que con sus manos callosas ayudaron a construir la Argentina, la vergüenza y la indignidad de que prácticamente la moneda nacional hace apenas dos años para poder sobrevivir tuvo que ser sustituida por papeles, bonos o patacones que indignificaban el trabajo argentino. Tengamos memoria. Gracias a Dios logramos junto con el Gobernador restaurar el funcionamiento de la moneda como corresponde, en respeto a todos los bonaerenses. Pero es bueno tener memoria de a qué niveles había llegado la desocupación; en la provincia de Buenos Aires al 21 por ciento, hoy ya estamos en el 13 por ciento, y es alta, hay que bajarla y seguir trabajando. A los niveles de indigencia y pobreza. Hoy vemos los niveles de inversión en obra pública y los crecimientos económicos que la Argentina está llevando adelante, el 8.7 por ciento el año pasado y este año si Dios quiere vamos a estar en el 7 por ciento o algo más; la lucha por una distribución del ingreso diferente.
Por eso le digo a mi amigo el señor Intendente que se terminó ese tiempo en el que los dirigentes teníamos que decir -y se lo digo con todo cariño y afecto- “van a venir tiempos más difíciles”. Yo no vine a la presidencia de la Nación ni Felipe a la gobernación para decirles a los argentinos que van a venir tiempos más difíciles, van a venir tiempos de más trabajo, mejores tiempos para los argentinos (Aplausos).
Ustedes van a ver en los próximos meses cómo vamos a ir resolviendo el problema del endeudamiento externo con dignidad; cómo vamos a ir resolviendo el problema del endeudamiento externo sin arrodillarnos, sin entregar la Argentina; cómo vamos a poder resolver el tema consolidando la producción de este país sin embargar el trabajo argentino y sin cerrar los mercados del mundo como se nos cerraron en el pasado. (Aplausos). Van a ver cómo va a seguir creciendo esta Argentina que tiene que crecer para todos. No queremos una Argentina donde crezcan 4 o 5 grupos económicos sobre las espaldas de todos, queremos la Argentina donde volvamos a tener y consolidemos nuestro empresariado nacional, donde vuelva a fortalecerse la clase media y donde se consolide la clase trabajadora, que son los pilares de la sociedad en la que los argentinos aspiramos a vivir. (Aplausos).
Queremos recuperar la autoestima, terminar con ese discurso de la década del 90 en el que todo lo argentino era malo, donde todo lo que venía de otro lado era mejor que lo muestro, donde el intelecto y las manos de los trabajadores y empresarios argentinos no valían. Es hora de terminar con esa cultura de generarnos esa baja estima que nos llevó a los argentinos a una situación tan dolorosa. Tengamos conciencia de lo que somos con humildad, pero el trabajo, la producción y la inteligencia argentina son de las mejores del mundo, empecemos a sentirnos orgullosos de lo nuestro, empecemos a sentirnos orgullosos de lo que somos (Aplausos).
Yo no les vengo a pedir que me sigan, porque ya vimos lo que nos pasó a los argentinos por seguir, seguir y seguir, les vengo a pedir que me tiendan sus manos, que me ayuden y nos ayudemos, que nos tomemos unos con otros todos los argentinos para caminar las avenidas de la Patria, para levantar la bandera, volver a levantar la Nación y el escudo, volver a sentir que la Argentina puede ser lo que fue, y mirar al cielo a nuestros padres y pioneros y decirles que les estamos devolviendo a la Patria el sentido de ser.
Muchísimas gracias hermanos y hermanas de Chivilcoy, muchas gracias por este día, muchas gracias amigo Gobernador, muchas gracias señor Intendente. Con la bandera, con la Patria, con los argentinos y las argentinas, les dejo mi corazón sureño, mi alma de pingüino, muchísimas gracias.