A los gobernadores, a las autoridades civiles, militares y eclesiásticas presentes; a los nuevos ministros; a todos los amigos y amigas que nos acompañan les agradezco profundamente todo este acompañamiento en el día de hoy. Les aseguro que venimos con la misma fortaleza espiritual de siempre, con las mismas convicciones y con la misma decisión que llevó nuestro andar por la vida institucional y política de la Argentina, fiel a lo que siempre fue nuestro pensamiento. Les puedo asegurar que esta oportunidad que nos da el pueblo y la historia de tener la iniciativa en la conducción del Estado argentino la vamos a honrar con trabajo, capacidad, honestidad, esfuerzo y absoluto compromiso con los ideales que tenemos.
La vida y la historia a uno lo pone siempre ante instancias que nunca creyó que las podía volver a revivir. Y como ustedes, que me acompañan hoy acá, con Cristina, con lágrimas en mano, cuando salimos del Congreso de la Nación y volvimos a ver gente esperanzada en la calle, me hizo recordar también que hace 30 años yo también estuve en la Plaza acompañando a un Gobierno constitucional, en el cual puse toda mi esperanza. (Aplausos).
Por eso, les quiero decir que vamos a trabajar con muchísimas ganas, fieles a nuestros ideales.
Sabemos que los compromisos de reconstruir la justicia y una Argentina para todos los argentinos no es tarea fácil, pero estamos absolutamente comprometidos y decididos a hacerlo con el trabajo cotidiano y con la fuerza de todos los días, con ese viento del frío y del Sur y con esa potencia espiritual de todos los argentinos para ver si en esa nueva simbiosis volvemos a reconstruir esa potencialidad, ese gran marco que tuvo siempre la Argentina para poder darse a sí misma el tiempo que como argentinos nos merecemos.
Por eso, les agradezco con mucha humildad. Yo y quienes me acompañan seremos sus servidores, trabajaremos con mucho esfuerzo y, para terminar, les quiero decir qué es lo que sentimos que somos: hombres comunes con responsabilidades muy importantes.
Esperemos estar a la altura de la historia del tiempo.
Muchas gracias.
La vida y la historia a uno lo pone siempre ante instancias que nunca creyó que las podía volver a revivir. Y como ustedes, que me acompañan hoy acá, con Cristina, con lágrimas en mano, cuando salimos del Congreso de la Nación y volvimos a ver gente esperanzada en la calle, me hizo recordar también que hace 30 años yo también estuve en la Plaza acompañando a un Gobierno constitucional, en el cual puse toda mi esperanza. (Aplausos).
Por eso, les quiero decir que vamos a trabajar con muchísimas ganas, fieles a nuestros ideales.
Sabemos que los compromisos de reconstruir la justicia y una Argentina para todos los argentinos no es tarea fácil, pero estamos absolutamente comprometidos y decididos a hacerlo con el trabajo cotidiano y con la fuerza de todos los días, con ese viento del frío y del Sur y con esa potencia espiritual de todos los argentinos para ver si en esa nueva simbiosis volvemos a reconstruir esa potencialidad, ese gran marco que tuvo siempre la Argentina para poder darse a sí misma el tiempo que como argentinos nos merecemos.
Por eso, les agradezco con mucha humildad. Yo y quienes me acompañan seremos sus servidores, trabajaremos con mucho esfuerzo y, para terminar, les quiero decir qué es lo que sentimos que somos: hombres comunes con responsabilidades muy importantes.
Esperemos estar a la altura de la historia del tiempo.
Muchas gracias.