PALABRAS DEL PRESIDENTE NÉSTOR KIRCHNER EN LA ESCUELA DE MECÁNICA DE LA ARMADA

PALABRAS DEL PRESIDENTE NÉSTOR KIRCHNER EN LA ESCUELA DE MECÁNICA DE LA ARMADA

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Queridas Abuelas; Madres; Hijos; detenidos desaparecidos; hermanos, hermanas: cuando los escucho cantar a ustedes, me acuerdo cuando con la misma fuerza, y con las mismas ganas cantábamos con compañeros y compañeras, hace tres décadas y tanto atrás, por un país mejor, soñando por una Argentina distinta y hoy me toca estar acá, donde nuestros hermanos, muchos de ellos, héroes anónimos de sus principios y sus conceptos, tuvieron que estar enclaustrados, torturados, golpeados, sometidos a los vejámenes inverosímiles, que nadie puede creer pero que sucedieron. Estoy seguro que el espíritu de ellos, de donde nos miren, estarán pensando “volvimos, estamos, todavía podemos ganar”. (APLAUSOS)

Creo que en algún lado deben estar diciendo que por fin se movió la Justicia, que por fin la Cámara de Casación dio un paso trascendente para que el juicio sobre las torturas, desapariciones y todo lo que se hizo acá, en esta casa, se dé marcha hacia delante para que podamos de una vez por todas los argentinos, sin odio ni rencores, como dicen las Abuelas y las Madres pero con justicia y memoria, podamos verlos sentados ante la justicia a los jerarcas, torturadores y cobardes que tuvieron a nuestros hermanos encerrados en esta casa que recuperamos para la memoria. (APLAUSOS)

Yo estoy extremadamente emocionado, pero les quiero decir a las Abuelas, a las Madres, a los H.I.J.O.S. que cumplimos con la palabra empeñada. Está la ESMA, ha sido recuperada, la ESMA está en manos de quienes tiene que estar. (APLAUSOS) Esto va a ser una memoria viva para el mundo, para Latinoamérica y para todos los argentinos.

Estremece cuando uno entra acá por el dolor, pero yo sé que las Madres y las Abuelas la van a llenar de amor con los hijos y con todos los argentinos, absoluta e incondicionalmente en tan noble lucha.

Yo creo y si me permiten, me gustaría, porque yo estoy al límite, pero me gustaría que las palabras las termine Cristina que es la que tiene que seguir la batalla, que es la que tiene que seguir esta lucha, es ella la que tiene que tomar la bandera junto a ustedes y todos nosotros acompañando para seguir profundizando la recuperación de nuestros derechos, de nuestra moral, de nuestra memoria, del recuerdo de nuestros hermanos que están presentes con nosotros.

Cristina, por favor, gracias, gracias a todos. (APLAUSOS)

CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER.- Gracias. Madres, Abuelas, HIJOS, argentinos y argentinas, Presidente: quiero decirle que no tengo que tomar ninguna bandera porque siempre la he tenido en mis manos como usted, desde siempre. (APLAUSOS)

Quiero contarles que la segunda vez que entré aquí. La primera había sido un día que habíamos venido por primera vez con un conjunto de ex detenidos desaparecidos que habían estado aquí, organizaciones de derechos humanos, éramos muchos y de repente el tema de entrar, de conocer, de ver. Pero recuerdo la segunda vez que vine porque fue en la tarde del 24 de marzo del 2003, ese día que usted, Presidente, dijo algunas cosas como siempre a todos los argentinos.

Esa tarde, cuando ya todos se habían ido, cuando no quedaba nadie, regresé con mi hijo, que debe estar por ahí entre ustedes o ahí a los costados, y quiero contarles que ese día fue un día de especial conmoción, porque entrar a ese lugar, éramos muy poquitos, apenas cuatro o cinco, y con toda la carga de lo que habíamos vivido por la mañana y por la tarde, fue algo muy conmovedor. Creo que podría vivir cien años más y nunca volvería a olvidarlo.

Pero quiero decirles que estoy muy contenta, pese a que no lo parezca. Pero me encanta escucharlos a ustedes cantar el himno con alegría, porque, como decía el Presidente, les recordaba otras épocas, otros compañeros donde había mucha alegría. Porque para pelear por los demás, para construir la Patria y un país mejor, hay que hacerlo con alegría, con mucha alegría en el corazón, en las acciones. Nunca fuimos tristes, nunca, siempre la alegría del compartir del saber que era posible y deseable vivir en un mundo mejor.

Yo quiero reafirmar en esta hermosa tarde de sol aquí, el compromiso de un proyecto político con memoria, la verdad y la Justicia.

Estamos muy contentos por este paso trascendental que, como ha señalado el Presidente, ha dado la Cámara de Casación y que esperamos que también haya muchos más pasos trascendentales en todos los ámbitos de la Justicia para equilibrar definitivamente el país. Porque un país sin Justicia es un país desequilibrado.

Lo que equilibra, lo que repara, lo que reconcilia a los argentinos es la Justicia, la Justicia para todos. Una Justicia con derechos, defensa al debido juicio, derecho que no concedieron a otros miles y miles de argentinos pero que esta democracia, que esta República sí concede aún a los genocidas, represores, torturadores y desaparecedores. Porque esa es la clave de la construcción democrática: igualdad ante la ley y acción reparadora de la Justicia para todos, para las víctimas, para los familiares, para los sobrevivientes y también para los que siendo miembros de esas Fuerzas Armadas, no hayan tenido nada que ver, para que de una vez por todas se separe la paja del trigo y, entonces, con memoria, con verdad y con Justicia los argentinos todos podamos volver a mirarnos en la cara. Porque, en definitiva, es esa acción la que nos constituye nuevamente en ciudadanos y ciudadanas.

Muchas gracias a todos y a todas y a ustedes, con mucha alegría como siempre, como debe hacerse la política, como debe hacerse la gestión del Estado, con alegría por lo que uno hace, por lo que uno cree y por lo que uno también está dispuesto a dar su vida.

Muchísimas gracias y tengan todos ustedes muy buenas tardes en este día tan especial.

Gracias. (APLAUSOS)