DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA NACION, NESTOR KIRCHNER, EN LA CUMBRE DE CAMBIO CLIMÁTICO, REALIZADA EN LA ASAMBLEA DE LA ONU

DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA NACION, NESTOR KIRCHNER, EN LA CUMBRE DE CAMBIO CLIMÁTICO, REALIZADA EN LA ASAMBLEA DE LA ONU

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Señores integrantes del Plenario Temático; señor Presidente: es por todos reconocido que los países en desarrollo, somos los que hemos contribuido a generar menos este desequilibrio conocido como “cambio climático” en cuyas causas se identifica la influencia de la actividad humana. Por el contrario, son los países desarrollados los que han recibido por mucho tiempo un verdadero subsidio ambiental de nuestros países, que les permite disfrutar de los altos niveles de consumo que provocaron esta situación.

Esto nos convierte claramente al mundo y a los países en desarrollo, en acreedores ambientales de los países desarrollados. Esta situación ha generado una deuda moral y ambiental que debe ser debidamente reparada para resolver las inequidades planteadas por los efectos adversos del cambio climático.

La adaptación al cambio climático ha sido por demasiado tiempo, la promesa pendiente del régimen internacional creado para encararlo. Los informes demuestran los tímidos esfuerzos hasta ahora empañados, que marchan hacia el fracaso. Hasta la novena reunión de las partes de la Convención marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, la comunidad internacional enfocó sus esfuerzos en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, el cumplimiento del objetivo de la Convención exige fomentar en la escala de vida no sólo la mitigación sino también la adaptación.

Mi Gobierno, convencido de la urgencia de lograr mayor acción internacional en este ámbito, promovió que se adoptara un programa sobre adaptación con metas de reducción cuantificables en la Décima Conferencia de las partes de Convención realizada en la Argentina en diciembre de 2004.

Muchos países en desarrollo creemos que se trata sólo de un primer paso que no resolverá las necesidades efectivas de adaptación a un cambio climático que no causamos, y cuyos efectos amenazan nuestras legítimas aspiraciones de desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza.

Nuestras circunstancias nacionales en particular nuestro perfil productivo con un alto porcentaje de exportaciones agrícolas y de manufacturas de origen agropecuario, hacen que las necesidades de adaptación de la Argentina se concentren en los sectores de la Agricultura. No sólo es una prioridad nacional, sino que de no encararse adecuadamente, podría verse comprometida la seguridad alimentaria de otros países.

Toda la comunidad internacional tiene la necesidad de adaptarse a los efectos adversos del cambio climático, pero no todos deben encarar además la insoportable carga de la deuda externa y demandas de sus pueblos largamente postergadas. Si además, a esto le sumamos la brutales distorsiones generadas en los mercados internacionales por las políticas comerciales de algunos países desarrollados que nos fuerzan a sobre explotar nuestra base de recursos naturales, nuestras posibilidades de dar respuestas a estos impactos adversos, se ven aún más limitadas.

Creo que ningún acuerdo sobre el futuro del régimen “cambio climático”, se logrará sin avanzar a la etapa de implementación de la adaptación. Los retrasos en la acción -y esto incluye cualquier retraso en ayudar a financiar y apoyar a largo plazo en los países en desarrollo- son inaceptables para nuestros pueblos y significará un incremento en los costos y en los riesgos para generaciones futuras.

Por ello, postulamos que para solucionar los temas pendientes se nos faciliten nuevos y creativos medios financieros y tecnológicos, reconociendo por ejemplo como mecanismo de pago de la deuda externa, la contribución que implica el mantenimiento de nuestros reservorios naturales de vegetación y bosques.

Estamos convencidos de que, reducir el impacto adverso al cambio climático es posible y viable. Quiero recordarles que todos los países desarrollados se comprometieron formalmente por la Convención a reducir sus emisiones, pero también asumieron un compromiso con respecto a la adaptación que no se están cumpliendo adecuadamente. El Programa de Ozono, el Fondo de Carbono, el Programa de los Pueblos y Bosques y nuestro Programa de Reconversión Tecnológica Pymes, se encuentran entre los más exitosos del mundo en relación al cumplimiento de los protocolos internacionales vigentes.

Pero nuestros esfuerzos que encuentran alicientes en los premios internacionales que se nos han conferido por algunos de ellos, requieren más ayuda de los países deudores ambientales.

Se deben honrar de buena fe los compromisos de transferencia de tecnología, creación de capacidades y apoyo financiero de los países desarrollados respecto a nuestros países. El acceso a opciones tecnológicas de adaptación es difícil para los países en desarrollo, y la falta de recursos financieros dificultan la investigación y el desarrollo de aquellos aún en los países como la Argentina con buena capacidad humana para encararlos.

No es posible que quince años después de la Cumbre de Río de 1992, aún estemos discutiendo la necesidad de que se garanticen recursos financieros adicionales para enfrentar el cambio climático. Tampoco es posible desde que entró en vigor el protocolo de Kioto que no se haya logrado volver operativo el fondo de la adaptación. Es imperativo asegurar recursos financieros sostenidos y suficientes, para la implementación de las iniciativas de adaptación a gran escala.

Creemos que pensar que el régimen de cambio climático sea más justo en el futuro, no sólo puede ser un planteo de términos de investigación y del modo de compartir la carga de la reducción de emisiones, sino que debe tenerse en cuenta que para encarar la adaptación a un cambio climático que no causamos, los países en desarrollo enfrentamos una evidente falta de recursos financieros y tecnológicos que deben atenderse adecuadamente.

La amenaza del cambio climático es global y global y planetaria debe ser la respuesta. Por primera vez en la historia del hombre la naturaleza lo desafía y pone en cuestión las bases mismas de la civilización global.

Tenemos que estar todos a la altura de las circunstancias pasando de la retórica del compromiso a la acción comprometida.
Muchísimas gracias. (APLAUSOS)