PALABRAS DEL PRESIDENTE NÉSTOR KIRCHNER EN LA CIUDAD DE RAFAELA, PROVINCIA DE SANTA FE

PALABRAS DEL PRESIDENTE NÉSTOR KIRCHNER EN LA CIUDAD DE RAFAELA, PROVINCIA DE SANTA FE

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Quiero comenzar diciéndoles que por ahí ustedes no lo saben pero yo soy medio santafesino: mi abuela y mi abuelo, suizos alemanes, son de la colonia La Esperanza y de allá fueron para el sur. Así que estamos emparentados por la historia pionera de la fundación de esta querida y hermosa provincia. (Aplausos)

También estoy profundamente agradecido a este querido pueblo de Rafaela al que vengo por segunda vez. La primera fue cuando empecé a caminar el país y les decía a los argentinos que me ayudaran, que quería ser presidente. Así fue como vine a Rafaela de la mano de algunos amigos y me trataron tan bien los rafaelinos, que me miraban y a pesar de conocerme recién noté el cariño en una ciudad de amor, de trabajo, de solidaridad, donde me trataron con un gran respeto, con un gran cariño que nunca voy a olvidar. Venir solo y percibir ese cariño que recibí acá lo voy a agradecer eternamente. (Aplausos)

También sé que Rafaela es una ciudad ejemplo de trabajo y de esfuerzo. Por eso estoy acá, porque es hora de que en la Argentina haya premios y también castigos cuando no hacemos las cosas como las tenemos que hacer. En este sentido a Rafaela hay que premiarla por su esfuerzo, por su entrega, por ese poner, poner y poner para levantar la Argentina durante las 24 horas del día. (Aplausos)

Es un ejemplo de gestión municipal. El municipio de Rafaela, en todos los estudios nacionales e internacionales que tenemos, es un verdadero ejemplo en la Nación, casi el mejor del país o el mejor. (Aplausos) Y el pueblo de Rafaela es un espejo en el que los argentinos tenemos que mirarnos porque debemos luchar por fundar la patria, por reconstruirla pero no enfrentando argentinos con argentinos y por arriba de cualquier cuestión partidaria. Es hora de que algunos entiendan que estamos todos los argentinos dando la batalla del esfuerzo, el trabajo y la dignidad; es hora de terminar de premiar la cultura del no trabajo; el país se levanta con la cultura del esfuerzo, el trabajo y la dignidad, no hay otro camino. (Aplausos)

Como primer dato nosotros, los dirigentes, los que estamos en este palco, los que no están y los que están alrededor de la Argentina, tenemos que entender que en este país es hora de terminar con el clientelismo político para pasar al trabajo, a la producción, al desarrollo agropecuario e industrial que fortalezca definitivamente la estructura de economía y crecimiento. (Aplausos)

Estamos tratando de salir del Infierno, pero todavía estamos en el Infierno. Somos el segundo país del mundo en crecimiento, pero venimos de muy abajo; está creciendo la producción, el empleo y la economía en la Argentina, pero recién estamos tratando de empezar a caminar y para ello los argentinos tenemos que empezar a mirar para adentro para que nunca más nos pase lo que nos ocurrió en la década pasada, que en el nombre del ordenamiento y de la modernización del país se regaló el trabajo argentino y la historia pionera de nuestra patria que con tanto esfuerzo nos costó levantar. (Aplausos)

Ese trabajo argentino que fue desvalorizado a grado sumo, es hora que los argentinos lo defendamos fuertemente y para eso debemos tener, en principio, dos premisas para defenderlo, y una tercera que es la que le va a dar el empuje definitivo. La primera: se tienen que terminar definitivamente las prácticas de la corrupción en la Argentina que han quebrado las posibilidades de nuestro desarrollo.(Aplausos). Debemos tener el coraje y la cultura argentina de hacerlo, porque es muy difícil, hermanas y hermanos. Se los quiero contar porque a veces donde uno toca se encuentra con pus, porque fueron muchos años de premiar al más vivo y al más pícaro y ahora hay que premiar al más honesto, al que más estudia, al que más investiga, al que más trabaja, al que más “pone el lomo” para levantar a su familia y a su país. (Aplausos)

La otra, por la que me apuran todos los días, está dada por los que nos vienen a visitar y, lamentablemente, por algunos de adentro también. Estoy de acuerdo con que tenemos que integrarnos al mundo, estoy de acuerdo con que tenemos que volver a ser un país normal y serio, estoy de acuerdo con que tenemos que recuperar la palabra pionera, esa palabra argentina que valía, que cuando decíamos blanco era blanco, pero también es cierto que la primera deuda que tenemos que pagar en la Argentina es la interna, esta Argentina que pareció arrasada por lo que pasó y lo que sucedió, esta Argentina que arrasó a miles de trabajadores, esta Argentina que quebró a nuestra clase media, elemento central y potencial de la transformación y la movilidad social; esta Argentina que destruyó a empresarios de trabajo que pusieron la plata aquí para hacerla crecer y que creyeron.

Por eso, hermanas y hermanos de Rafaela –me emociono, es cierto-, les quiero decir de corazón que no vine a ser presidente para regalar el trabajo argentino y dejar las convicciones en la puerta de la Casa Rosada, vine a defender el trabajo argentino, a luchar por el trabajo argentino y vine a poner la cara por el trabajo argentino. (Aplausos)

La tercera premisa es que estemos con los ojos y los oídos abiertos, como hicimos ahora. Leí en un diario sobre la situación de productores de Rafaela en el mecanismo de los compresores y motores, la injusticia a la que estaban sometidos y me puse a trabajar a la par para remediar algo que me daba vergüenza; ahora me voy tranquilo de Rafaela porque lo pudimos remediar y traer el decreto para darle el marco, la ubicuidad y la capacidad de competitividad que corresponde para tener la posibilidad de crecer. (Aplausos)

Por eso les pido que nos comuniquemos, que hablemos permanentemente. Les puedo asegurar que en lo que más creo es en la gente, porque sé que los argentinos están decididos a hacer un nuevo país, están decididos a recuperar la Argentina, están decididos a recuperar la convivencia, el amor y el camino de la construcción de un país que nos contenga a todos. Sé -y les pido que me ayuden- que junto a ustedes vamos a poder pasar las vallas más difíciles; creo en ustedes, creo en la gente, creo en la gente que está dispuesta a hacer ese país distinto. (Aplausos)

No vine a embanderarme en ningún partido, no importa de qué partido soy; la única insignia en la que me embandero es la bandera de mi patria, que es la bandera argentina, que es la bandera de ustedes y tenemos que ponerla todos en nuestros corazones para crecer. (Aplausos)

Dios quiera que los argentinos nos demos cuenta que ese es el camino. Yo sé que jamás voy a levantar mi mano contra otro argentino, no creo en reprimir las ideas ni en perseguir a aquellos que piensan diferente, tengo toda la tolerancia que debe tener alguien que cree profundamente en la democracia. Lo que no implica que me tenga que callar lo que pienso, cosa que nunca voy a hacer, y si no lo hice en momentos durísimos para la patria en cuanto a la libertad de pensamiento tampoco lo pienso hacer ahora. Eso no significa que algunos no entiendan que hay que encontrar un método de convivencia en la Argentina y que la forma de encontrar ese método de convivencia es votando y eligiendo a quienes nos tienen que gobernar. Es fundamental no extorsionarnos unos a otros los argentinos. Yo entiendo que hay muchas carencias, lucho y lucharemos por ir terminando con las carencias, pero cuidado con los pícaros que se aprovechan de las carencias para enfrentar a argentinos con argentinos, buscando extorsionar para obtener prebendas que también son parte del clientelismo político. Ese no es el camino, el camino es abrir los brazos del trabajo y del esfuerzo. (Aplausos)

Por eso desde aquí, desde Rafaela al país, desde esta ciudad de producción, de trabajo y de luchas, que es un verdadero ejemplo para la Argentina, vengo a reafirmar mi compromiso con la producción y el trabajo, vengo a decirles a los señores empresarios que tienen en mí un colaborador permanente, a los señores trabajadores que tienen alguien solidario absolutamente para trabajar juntos en esa síntesis de empresa y trabajo para construir la economía de producción en nuestro país.

Que también sepan que me toca ser Presidente en este tiempo de la historia y no voy a ser un presidente que esté especulando con su destino, yo me juego por lo que creo y por lo que creo que creen los argentinos para hacer un país distinto. (Aplausos) Basta de decir una cosa y después hacer otra, tenemos que ser esclavos de nuestras palabras, si decimos a nuestro pueblo que vamos a ir por este camino los argentinos tienen que saber que vamos por ese camino para recuperar la credibilidad perdida. Porque la dirigencia tiene que entender que la política debe ser una herramienta para mejorar la vida de la sociedad y de la gente y no puede ser la pelea permanente de intereses de aquellos que lo único que les interesa es llegar para después ver cómo pueden mejorar su situación individual. La política tiene que volver a servir para mejorar a la gente y esa es la tarea esencial que tenemos que llevar adelante. (Aplausos)

Yo sé que vengo de una humilde provincia lejana, sé que algunos dicen “qué va a hacer este pingüino”; soy pingüino, vengo del sur, pero lo que no se dan cuenta, lo que no leen es que hay un pueblo argentino que está dispuesto a construir un destino diferente; espero poder estar a la altura de la historia y de las circunstancias y poder caminar las calles de mi patria como lo he hecho siempre, con los ojos mirando de frente, recordando a mis padres y abuelos pioneros, luchadores permanentes también del trabajo, de la producción, del campo, para construir un país distinto. Poder mirar muchos rostros que están acá y decirles que con aciertos y errores estamos poniendo todo nuestro esfuerzo por hacer un país distinto; poder volver y decirles lo que estamos tratando de hacer ahora, que no sólo hablamos de corrupción sino que los corruptos van presos como corresponde para dignificar definitivamente a la Argentina; poder volver y decirles que en la Argentina fuimos capaces de construir una justicia independiente; poder volver y decirles que en la Argentina fuimos capaces de vencer el desempleo, que en la Argentina fuimos capaces de volver a premiar a los mejores, como les decía recién a los que más estudian, a los que más trabajan, a los que más investigan, a los que invierten, a los que creen en esta tierra, porque cuando se mejoran esos valores hay un futuro distinto.

Que sepan también que yo no vengo a polemizar con nada ni con nadie, me vengo a abrazar con el pueblo de Santa Fe y a decir que mis hermanos inundados de Santa Fe tienen la solidaridad absoluta del pueblo argentino. Vamos a poner todo lo que podamos, vamos a ayudar al gobernador Obeid y al Intendente para solucionar todos los temas que corresponden. Yo estoy abierto, sé cuál es el problema y sé lo que sufrieron; duele al corazón argentino lo que les ha tocado pasar, no ignoramos el tema y debemos trabajar todos juntos. No nos peleemos por si alguien puso un peso más o un peso menos, pongamos muchos pesos más para que sufran menos, esto es lo que tenemos que hacer. (Aplausos)

Queridos hermanos y hermanas: muchas gracias por compartir este momento. Voy a volver a Rafaela, seguiré viniendo a Santa Fe, donde por supuesto ya estuve e iré nuevamente. Tenemos que trabajar con fortaleza, con fuerza y con ganas todos los días.

Pero les quiero decir, argentinos y argentinas, que recuperemos nuestra autoestima, no somos tan malos, no somos la periferia del mundo como nos quisieron hacer creer; podemos ser un verdadero ejemplo para el mundo y sé que esas manos callosas de muchos de ustedes, que han estado trabajando de sol a sol, son un verdadero ejemplo argentino. Lo que pasa es que cuando un pueblo puede mostrar los callos del trabajo muestra el espíritu de la dignidad, cuando un pueblo muestra otras cosas pasa lo que nos ocurrió en tiempos pasados.

Avancemos hacia delante, construyamos con esfuerzo la Argentina que nos corresponde por arriba de cualquier cuestión partidaria. Olvidémonos de las divisiones circunstanciales y todos juntos levantemos esta bandera para que pueda cobijarnos a todos. Otra Argentina podemos hacer entre todos.

Muchas gracias combatientes de Malvinas, muchas gracias señores empresarios, muchas gracias señor Gobernador, muchas gracias señor Intendente por sus hermosas y claras palabras; muchas gracias pueblo de Rafaela, muchas gracias Santa Fe y ¡fuerza Argentina que yo sé que podemos! Muchísimas gracias.