Queremos agradecerles profundamente la presencia, con muchísimos de ustedes y hemos estado juntos, con algunos tengo el recuerdo imborrable de haber conversado antes, inclusive cuando se proyectaba la segunda vuelta del año 2003, en un momento difícil, donde la Argentina estaba en un punto de inflexión, donde estábamos en pleno infierno. Con un adversario que se negaba a darnos la posibilidad de una legitimación política, y, bien dice Cristina, nosotros íbamos a ser un gobierno que tenía menos votos que porcentaje de desocupados, nos tocó subir con el 22.4 por ciento de los votos. Era una debilidad objetiva muy fuerte por la situación del país, por la poca cantidad de votos, y porque quien competía con nosotros no tuvo la valentía, la responsabilidad y la seriedad democrática de ir a la compulsa, como marcan las leyes, como marca la Constitución. Eso nos hubiera llevado a dar más fortaleza a la gobernabilidad.
Yo siempre recuerdo que le comentaba a la gente que me acompañaba, que esto era una cuestión de minuto a minuto, segundo a segundo, que había que trabajar, que había que consolidar. Con un país que venía de la crisis más profunda, con una clase dirigente confundida, con intereses muy fuertes que no estaban interesados en ningún aspecto en la recuperación de la Argentina. Lo que querían era un gobierno absolutamente dependiente y no autónomo en la globalización. Lo que querían era imponer nuevamente sus planes políticos y económicos, darnos el rol que ellos querían para la región. Eso era, evidentemente, sucumbir definitivamente.
Se imaginan ustedes que yo tuve que soportar ataques de que me enojaba, de que tenía mal genio, que me peleaba con los empresarios. Mi intención no es pelearme con nadie, cuando uno está en el lugar donde van a estar Cristina y Julio, uno tiene que defender los intereses del país. Cuando uno defiende los intereses del país no es que se enoje con nadie, algunos tendrán una forma de decirlo, de reaccionar, o momentos históricos diferentes. Uno no puede tener, como tiene mucha dirigencia de este país que en los actos, en los discursos de las trincheras aparecen como defendiendo los intereses nacionales, y cuando se sentaban en el despacho a conversar con los intereses internacionales aparecen claudicado fuertemente.
Ahí empezó a nacer en la cabeza de algunos la idea de la concertación política. Primero por la debilidad objetiva de los distintos fracasos a lo que decían representar los partidos tradicionales. Los partidos tradicionales debían representar políticas nacionales, populares, sociales, de defensa de los intereses globales del país, y terminábamos justificando por qué aplicábamos políticas que no tenían nada que ver con lo que decíamos.
La profundización de la crisis empezó en el `76, inclusive antes, pero se vio patentizada muy fuertemente a partir de la década del `90, que fue muy grave, y terminó de cristalizarse cuando vino la claudicación de la Alianza. Con un discurso alternativo a lo que eran las políticas del `90, todas las primeras medidas y todas las primeras versiones era "no se puede con la convertibilidad"; no se podía con nada. Esto estaba mostrando que había una verdadera crisis de representatividad, una crisis de identidad, una crisis en el discurso y una crisis en la vinculación con la gente, con la sociedad, donde otra vez se estaba cediendo ante los intereses que se estaban imponiendo, que eran los intereses del Fondo, los intereses de los organismos multilaterales, los de la potencia más importante del mundo, o los intereses derivados de otros que no eran tan potentes.
Quedó patentizado cruelmente en ese 2001. Pero yo creo que quien fue presidente de la Alianza, lo digo con toda claridad, que no servía de nada claudicar, cuando empieza la crisis financiera que nos lleva al corralito, cuando el Presidente de los argentinos recurrió a esta potencia y cuando recurrió al Fondo Monetario Internacional, no hicieron lo que hizo Clinton con México que puso 40 mil millones de dólares para solucionar la crisis financiera, dijo que los argentinos se arreglen como puedan. Yo con la experiencia de lo poco que le valió al presidente conceder lo que concedió, y cuando llegó el momento en que lo tenían que haber ayudado... Les digo con absoluta objetividad que si hubiese habido alguna ayuda como la que tuvo el gobierno de México cuando tuvo el efecto Tequila, en el país no hubiera habido corralito, y seguramente el gobierno de la Alianza hubiera terminado bien, mal políticamente, coincidiendo o disintiendo, pero institucionalmente hubiera terminado porque hubiese tenido los recursos para poder funcionar con entidad financiera, responder a los requerimientos que tenía, no soportar la fuga de capitales. A mí Clinton en Estados Unidos me dijo, estaba Cristina presente, que si él hubiera sido presidente de los Estados Unidos no hubiera pasado el 2001 como pasó, que no hubiéramos tenido corralito. Y más allá de si el programa o las políticas eran correctos o incorrectos, no hubiéramos llegado a la lamentable crisis que nos tocó llegar.
Esto fue abonando en la cabeza de muchos la idea de cómo solucionábamos esta crisis representatividad, donde un presidente con el 22 por ciento de los votos, con los partidos nacionales y populares muy gastados ante la opinión pública; con una clase dirigente con muy poca voluntad de generar su propia autocrítica, y a veces con un marco de enfrentamiento interno o externo entre los partidos absurdo.
Todo esto generaba condiciones de no confianza en la gobernabilidad en la sociedad. Con sectores de presión, económicos, políticos y mediáticos. No se puede desconocer la actitud de los sectores mediáticos, que no van a elecciones, que viven una fuerte concentración mediática que hay en la Argentina y que muchas veces tratan de guiar la voluntad de los argentinos por intereses que son realmente duros y difíciles, que los argentinos hemos soportado durante mucho tiempo.
¿Qué hicimos nosotros ante esta situación? Un rápido reagrupamiento inicial de todos los cuadros nacionales y populares que hay en la Argentina, del Radicalismo, del Peronismo, del Socialismo, partido vecinales, fuerzas más chicas que tengan la voluntad de buscar una referencia común, la construcción de un país que nos contenga a todos, y podamos afrontar los primeros problemas que tengamos los argentinos.
Los primeros problema que teníamos los argentinos a resolver en ese momento eran la indigencia, la pobreza, la desocupación, el desendeudamiento, la recuperación de la capacidad de decisión, cosas que fuimos cumpliendo. Bajamos la desocupación del 24.4 al 7.7 en el último mes, con un promedio de 8.1, 8.2 en este cuatrimestre; bajamos la indigencia del 17.8 al 8; bajamos la pobreza del 60 al 23.6; rápidamente generamos la negociación de la deuda externa privada, lo que nos generó un ahorro de 67 mil millones de dólares de deuda.
Qué relación de cariño podía tener yo con los acreedores, con los bonistas, los bancos, intereses tan fuertes que estaban involucrados. Muchos bancos habían vendido a bonistas, cuando se inició la crisis argentina, y con el euro se produce una fuerte baja en las tasas de interés que recibían los depositantes. Como los bonos argentinos pagaron una tasa de interés absolutamente impagable, como del 15, del 16 por ciento anual, ¿qué hicieron los bancos? La gente salía del depósito en euros y pasaba a los bonos argentinos. Acá en la Argentina se venía la crisis del corralito y hubo miles de bonistas estafados por los propios bancos que hicieron este tipo de operaciones.
Ahora yo me preguntaba, cuando a estos bancos, ahorristas, los representantes, los fondos de inversión estos que nadie conoce cómo funcionan, les estamos diciendo que vamos a hacer una quita del 70 seguro que no me van a dar un premio a amor y a la paz. Es como se procedía mediaticamente y como se procede en la Argentina, "el mal educado de Kirchner dice estas cosas". Yo no tenía ningún interés en el tema de los bonos, no tenía bonos, no vendía ni compraba. Lo que estábamos defendiendo era el bolsillo de los argentinos, del pago de impuestos de los argentinos salía el pago de esta deuda que era impagable. Luego al FMI en estos años hubo que pagarle 10.800 millones de dólares, cuando durante años estuvo hostigando y determinando prácticamente toda la política de la Argentina.
Fíjense ustedes que lo más importante que salía en esos días en la tapa de los diarios eran los representantes del Fondo, "paran en tal hotel, salen a correr por tal lado, vienen a apretar al Gobierno argentino", es decir que no teníamos ninguna capacidad de decisión. La tarea de desendeudamiento era central. Hoy cuando estamos saliendo del infierno, ¿cuáles son las políticas más importantes que tiene que resolver la Argentina? La nueva institucionalidad; la resolución del tema de la seguridad; la construcción de políticas que fundamentalmente consoliden la distribución del ingreso en nuestro país; la consolidación de una reforma educativa; el mejoramiento de la calidad educativa, ahora tenemos el 6 por ciento de PBI en el presupuesto para la Educación que va para la recuperación de salarios para los docentes, pero también para recuperación de calidad, con sistemas para que los docentes se mantengan actualizados, para dar una educación de primer nivel; la recuperación de la educación técnica que lo hemos hecho con la Ley que hemos sacado; también la creación de las viejas escuelas fábricas de oficios para nuestros chicos.
Es decir que se van generando políticas que son sustanciales, que la sociedad al haber nosotros resuelto los temas importantes que teníamos por delante es lógico que tengan expectativas crecientes. El gobierno de Julio y de Cristina va a tener que responder conjuntamente con todos ustedes a las expectativas crecientes de la sociedad, que es natural que las tenga. Es decir que el desafío en esta etapa que comienza parte de un piso cualitativo distinto de lo que me tocó vivir a mí.
Fíjense que ahora estamos consolidando un crecimiento, en los últimos 4 años y medio, del 49.3 del PBI; la industria que está creciendo a un promedio del 8.8 al 9, con un promedio acumulado anual del 6.6, porque en los meses de invierno debido a los problemas energéticos crecimos menos, pero la industria está creciendo muy fuerte. La recuperación del salario mínimo, tenemos el salario mínimo vital y móvil más importante de América Latina, cuando era el peor, pasamos de 360 a 980 pesos; ni hablar de la recuperación del salario docente, la recuperación de la jubilación mínima, pasamos de 200 pesos, 250, con 50 que no estaban en la estructura del salario, a más de 620. La inclusión de 1.300.000 jubilados dentro del sistema jubilatorio, que habían quedado fuera en la década del `90 con todo el proceso privatizador; y la recuperación de la libre opción jubilatoria que garantizó que un millón de argentinos puedan elegir entre el sistema privado y el Estado.
A su vez nosotros complementamos esto con la repatriación de los fondos de las AFJP. Algunos decía que pedía la repatriación de los fondos y cuando tenía los fondos de Santa cruz los dejaba afuera. Yo como gobernador de Santa Cruz lo que hice fue ponerlo a resguardo de aquellas manos que administraban tan mal, nada más, fue cuidar los intereses de Santa Cruz. El actual Gobernador los ha traído y están acá en el país.
Entramos en 57, 58 meses de crecimiento, esto también es importante. Las inversiones en obras públicas se han hecho democráticamente, hemos trabajado en forma conjunta. Se está diciendo "acá se aplica la política de la chequera", cómo se puede hablar con tanta liviandad de la política de la chequera. Es decir que para que no se diga eso no hay que hacer nada, no hagamos ningún tipo de obra ni mucho menos.
Primero definamos qué es ser progresista en la Argentina. Durante muchos años se habló del progresismo, pareciera que son diez o doce personas que hablan mucho y nadie les entiende nada, nunca los votaron, es la realidad, votaron al radicalismo, al peronismo y demás. Para nosotros, esto lo hablamos muchas veces con Julio y con muchos amigos, el progresismo es hacer progresar a la gente, que estén mejor, que habamos obras, que mejore nuestro campo, nuestra industria, que tengamos un proyecto agroindustrial en el país; terminar con esa industria enfrentada al campo, lo que es absurdo. Eso es progresar, que los chicos puedan acceder a la universidad, a estar en el marco de la escolaridad, que progresemos culturalmente.
Lo otro nadie lo entiende bien. No es hablar raro ser progresista, sino hacer las cosas que la sociedad necesita, en pos de una justa distribución del ingreso, de un justo proceso de inclusión, un justo marco de equidad que nos de las opciones concretas de ir construyendo un país diferente. Ese es mi sueño.
Yo creo profundamente en la concertación, creo que es la síntesis de las verdades relativas de sectores populares que van a construir una alternativa. A mí me tocó ser, lo digo siempre, un punto de inflexión entre lo que se va y lo que viene. Le agradezco a Dios y a todos los que me dieron esta posibilidad. Pero indudablemente este país no va a seguir creciendo con lo que se va, este país tiene que seguir creciendo con lo que viene. Que las dirigencias que vienen sean superiores a nosotros, el gobierno de Julio y Cristina tiene que ser muy superior al que nosotros llevamos adelante, y tiene todas las posibilidades de hacerlo. Tiene consolidar las reservas, consolidar el desendeudamiento, consolidar la autonomia en la globalización, consolidar el prestigio internacional, todo eso es el gran desafío que ellos tienen por delante.
Yo no voy a retirarme ni mucho menos, voy a trabajar con toda mi fuerza para que la concertación funcione sin perder la pluralidad, la diversidad y la identidad partidaria, que es natural que se tenga en el marco de un pensamiento que diverso que contiene la construcción de un proyecto estratégico de este país. Que la concertación tenga la claridad de lograr la sustentabilidad del pensamiento argentino para construir ese espacio en la Nación. Lo dijo Cristina recién acá, en el `73, cundo me tocaba militar a mí, nosotros sintetizábamos la fórmula Perón-Balbín como una fórmula de síntesis nacional, para construir la paz en la Argentina, la situación creo que era distinta, reconstruir la paz y la convivencia entre los argentinos. Así como no alcanzaba para reconstruir económicamente, socialmente e institucionalmente el país con la elección, tampoco alcanzó en el `73, por hechos concretos que no permitían esto. Lamentablemente, a mi juicio, se optó por un camino absolutamente errado, equivocado, fue aprovechada la propia muerte de Perón por sectores realmente innombrables.
Nosotros tendremos la oportunidad en otro tiempo de la historia, yo no quiero asignarme que ofrezco otra realidad, pero tenemos la oportunidad de construir un gran espacio nacional. Donde nos ven a los dirigentes trabajando por la construcción de la Argentina con equidad, con inclusión. Donde nos vemos recuperando la motivación y la alegría de pensar, de saber que podemos construimos un país que nos contenga y que las alternativas no tiendan a cambiar todo sino a mejorar todo, respetar lo que se hizo bien, corregir lo que se hizo mal y hacer las cosas que faltan hacer. Esas son las responsabilidades de los gobiernos que vienen y las responsabilidades que tienen por delante.
La concertación tiene que ser el instrumento político central de la sociedad, que no nos vea peleándonos unos con otros. Aparte, hay algo que dice Cristina siempre y que tiene razón, es que cuando se habla demasiado del otro es que hay muy poco para mostrar de lo que estamos haciendo.
Creo que en esta etapa de la concertación cumple un rol fundamental para la nueva institucionalidad, lo que tampoco significa destruir un partido ni nada por el estilo. Todas teorías donde algunos desde posiciones absolutamente arcaicas e inentendibles dicen que nosotros queremos destruir el sistema de partidos en la Argentina. Al contrario, queremos consolidar el sistema de partido, pero lo que más queremos conciliar es el sistema democrático, institucional, con justicia y con inclusión.
Lo han hecho en todos los lugares del mundo en este tipo de situaciones. En la propia Alemania hoy vemos convergiendo un gobierno social demócrata con un gobierno conservador, estaban estancados y volvieron a crecer. Fíjense lo que está pasando en Italia, que estaba en crecimiento, por ese enfrentamiento tan duro, donde ganan por un voto cada uno, tanto la derecha como la izquierda, esto es gravísimo. Nosotros, todas esas lecciones las tenemos que aprender.
Por eso les digo que les agradezco profundamente su presencia en Casa de Gobierno. Todos tuvimos en cuenta la responsabilidad. Tenemos mucho para hacer por Córdoba, ellos están trabajando en un plan cuatrienal, cuando se terminen de aquietar las aguas en Córdoba, queremos que nunca más pasen este tipo de confrontaciones que dañan, no sólo a Córdoba a todo el país. Que podamos compartir el 10 de diciembre una fuerte gobernabilidad, donde toda la gente vea lo que ahora dice el intendente tal, el gobernador tal, o el presidente tal. Que vean al gobierno municipal, provincial y nacional trabajando juntos. Todos, hasta entender que la mezquindad de la vieja política no nos lleva a ningún lado. La institucionalidad del país les dará las respuestas que la gente necesita. Para eso tiene que haber una ida y vuelta muy fuerte entre los intendentes, los gobiernos provinciales y el gobierno nacional, para juntos dar las respuestas que la gente necesita, se pueden hacer muchísimas cosas.
Si la recuperación argentina la utilizamos para reconstruir nuestro país en infraestructura, en sistema ferroviario, en sistema de reconversión productiva, en la consolidación del sistema industrial vamos a estar dando las respuestas que la sociedad necesita. En Córdoba la recuperación de la industria automotriz fue fundamental y central.
Quiero reiterarles mi agradecimiento, sé que vamos a trabajar fuertemente, lo vamos a hacer ya en el mes de noviembre. Yo sueño porque el gobierno que venga sea el 100 por ciento mejor del que se va porque todos los argentinos están necesitados.
A ustedes les agradezco realmente de corazón de que apoyen a Cristina. (APLAUSOS)