Como hice en las cuatro oportunidades anteriores, vengo a expresarles mi felicitación por el acontecimiento y a compartir algunas reflexiones respecto de los diversos temas que resultan de nuestro mutuo interés.
Hemos dicho en cada oportunidad aquí, que la República Argentina necesita desarrollar una economía capitalista, productiva y transparente, que promueva la inclusión social, basada en una cultura que favorezca la producción, la industria nacional y premie el esfuerzo.
En ese contexto, siempre propiciamos un mercado de capitales que actúe como un medio adecuado para canalizar al ahorro hacia los sectores productivos, transformándolo en la inversión que se necesita para mantener sin tensiones el ritmo del crecimiento.
Hemos tenido claro cómo se ve la importancia de que las instituciones como esta Bolsa aporten al país toda su profesionalidad, su eficiencia y su honestidad.
Desde el origen mismo de nuestro turno de Gobierno, nacido bajo el signo de la más formidable crisis política, social, económica y moral que vivió la República Argentina, tuvimos plena conciencia que nos tocaba el tiempo de diseñar y de ayudar a diseñar, entre todos los argentinos, un nuevo modelo de Nación.
Estamos entro todos haciendo un nuevo país, y es necesario que concentremos los esfuerzos para consolidarlo en el menor tiempo posible.
Esta Argentina post default, este país del desendeudamiento, este país del crecimiento sustentable, de la reducción de la pobreza y la indigencia, este modelo de creación de puestos de trabajo, donde el crecimiento apareja también el incremento de inclusión social, para otros parecía imposible, pero indudablemente integraba nuestros sueños.
Estamos viviendo un cambio de época, siempre lo tuvimos presente y actuamos en consecuencia durante el Gobierno que me toca presidir, mientras caminamos hacia la salida del infierno, que no construimos pero que nos tocó vivir. Mientras solucionamos problemas enfrentando urgencias, echamos de a poco las bases para darle sustentabilidad a un nuevo país.
Estamos más cerca de contar con un Estado más inteligente y capaz, con capacidad de equilibrar y promover lo que los mercados por sí mismos no pueden hacer, manteniendo reglas de juego claras, transparentes y cada vez más estables.
Estamos creando la oportunidad para que cada vez más emprendedores entiendan que es bueno obtener honestas ganancias y favorecer a la vez el desarrollo humano de la sociedad en la que trabajan.
Está creciendo un empresariado con capacidad de decisión nacional, comprometido con la realidad económica y social de la Argentina., decidido a aceptar el desafío de la competencia y participando de negocios de nivel mundial desde nuestra Patria.
Lo hemos dicho aquí, la conjunción de un Estado inteligente y empresarios con responsabilidad social es la fórmula en la que creemos, y, por lo demás, ha sido la que aplicaron los países más desarrollados del concierto del mundo actual.
Los miembros de esta institución saben que no tenemos el sí fácil o complaciente, que defendemos con fuerza nuestros puntos de vista, que actuamos conforme a convicciones, y saben también que hemos sabido encontrar y crear ámbitos de colaboración que han favorecido a la Bolsa y al país. Existe un equilibrio y un punto de interacción, y hemos sabido encontrarlos.
Un Estado inteligente aporta al mejor desarrollo de la economía. Se deben fijar reglas de competencia, se debe sancionar a quienes las infringen, de deben articular políticas que garanticen la equidad entre los agentes de los distintos mercados, garantizar el derecho de los usuarios, consumidores e inversores, y se debe restaurar el equilibrio social.
Siempre digo que la primera vez que me tocó venir como Presidente a la Bolsa, el MERVAL era 770, 775, la pobreza era del 60 por ciento, la indigencia del 28 por ciento, y la desocupación oscilaba entre el 26 y el 28 por ciento. Fíjense como no es incompatible el crecimiento del país con la justicia y con la equidad. Hoy la Bolsa cerró, creo, con el MERVAL a 2.275, la desocupación ronda entre el 8.7 y el 9 por ciento, la indigencia está en el 8 por ciento, y la pobreza en el 26.9 por ciento. Como todos los argentinos pudimos crecer en forma conjunta sin que sea la necesaria la exclusión de uno para que otros puedan obtener resultados que beneficien globalmente al desarrollo económico del país. Es una fotografía que demuestra con absoluta claridad que se puede construir un país con pluralidad, con consenso, con inclusión, con crecimiento de la economía, con distribución del ingreso, y con perspectivas y proyección de la construcción de un país con calidad y con proyecto estratégico. (APLAUSOS)
El valor de la iniciativa privada produce riquezas, el emprendedor, el empresario crea oportunidades de trabajo. Malo sería que un Estado ausente o preso de los intereses corporativo deje de lado la defensa del interés común en beneficio de unos pocos sectores concentrados.
Acá, en la Argentina, en los tiempos que vienen, seguramente nos verán trabajando y verán trabajando a las instituciones y al Estado profundamente en el sistema de competencia, en las leyes que marquen y le den el cuatro que corresponde a los oligopolios, monopolios y demás, que permitan el desarrollo y la democratización de nuestra economía. Es una tarea central y fundamental que el Estado, conjuntamente con el empresario privado, las empresas privadas, van a poder llevar adelante, pero es una tarea fundamental para incentivar la inversión y para incentivar la igualdad de posibilidades en una sociedad que se quiera consolidar democráticamente.
Fuerza repetir lo que siempre sostuvimos: el mercado es insustituible para crecer y el Estado se torna insustituible cuando se trata de lograr el desarrollo integral de un país.
Estos cuatro años de gestión mirando desde donde venimos y sopesando aún las carencias que todavía enfrentamos, muestran la formidable capacidad de recuperación de los argentinos. Los argentinos puestos a trabajar con objetivos claros, somos cosa seria.
Yo creo, y la experiencia que me ha tocado tomar en la gestión, me lleva a comprender a muchos de ustedes cuando acá, en la Argentina, a empresarios que han trabajado con seriedad, con responsabilidad y con honestidad, muchas veces los castigan con el discurso del éxito, es decir, tener éxito en la Argentina, que le vaya bien a sus empresas, tener rentabilidad, tener posibilidades de crecer, si son un grupo de empresarios argentinos parece que es un castigo. Pareciera ser que esa identidad sopesa sobre las espaldas de nuestros empresarios y de nuestras instituciones, y de nuestros dirigentes también.
Es más fácil, y tenemos que empezar a sincerarnos, construir el discurso del fracaso como una alternativa de llegar a tener la iniciativa política en la Argentina, que construir el discurso de las realizaciones con capacidad de autocrítica, para tener esa iniciativa.
Yo soy de aquellos que he comprendido, y me van a tener trabajando permanentemente junto a ustedes, construyendo la acción y el discurso del éxito de todos los argentinos, con la supuesta capacidad de autocrítica, pero pensando que es hora de que los argentinos valoremos a aquellos que en las distintas áreas, en este caso acá en la Bolsa, acá los empresarios que se encuentran presentes, tenga éxito, los valoremos sostenidamente porque ellos van a ser el pilar y el sostén que van a ayudar al crecimiento de nuestro país. (APLAUSOS)
La notable recuperación del nivel de actividad, el crecimiento del valor y la cantidad de nuestras exportaciones y el paulatino retorno de la confianza de los diversos agentes económicos, han permitido que logremos que nuestra economía transite hacia un equilibrio de largo plazo, consistente en la restauración de los equilibrios macro en los planos externo y fiscal. Esta es la base para un proceso de genuino de desarrollo con reindustrialización y profundización de la transformación.
El superávit fiscal y el superávit comercial son dos instrumentos fundamentales para consolidar el crecimiento argentino ¿Qué se discute hoy respecto al superávit fiscal? Que crece más el gasto que el crecimiento de la recaudación, lo que puede llevar a redundar en una caída de ese superávit fiscal que tenemos hoy. Por el contrario, nosotros tenemos toda una política de inversión presupuestaria, y ustedes lo van a ver inclusive en el presupuesto que se va a presentar para el año 2008, donde evidentemente llega un momento en el que se va equilibrando perfectamente, el crecimiento de la recaudación con gasto para garantizar ese superávit fiscal, que es fundamental para el crecimiento argentino. Es un cambio de conducta definitivo que tenemos que tener los argentinos, gobierne quién le toque gobernar este país, tenemos que entender que el superávit fiscal es central para poder pensar con sentido y con claridad estratégica esta Argentina. (APLAUSOS)
En cuanto al superávit comercial, es también muy importante mantener las calidades de ese superávit comercial, tener en cuanta que este año vamos a tener un superávit comercial que va a rondar los 10 mil millones de dólares, es el nivel y un poco más que hay que sostenerlo, tenemos que tener una política de seguimiento muy cercana de qué es lo que importamos, qué bienes importamos, y si esas importaciones son bienes de capital que sirven para consolidar capacidad instalada. Tengan presente, y no tengo ninguna duda que ustedes lo saben mejor que nosotros, que cada vez que la Argentina renunció a tener superávit comercial, fue la antesala de una crisis en este país. Por eso al superávit fiscal y al superávit comercial los consideramos dos instrumentos y dos banderas centrales y esenciales para el crecimiento argentino.
El año 2007 exhibe tendencias similares a las observadas en los últimos cuatro años. Persiste el crecimiento, mejora la situación social, los indicadores de empleo e ingreso, y se sostienen los saldos favorables, como decía recién, del superávit fiscal y superávit comercial o superávit gemelos.
El Producto muestra una suba de 8.1 por ciento en el primer cuatrimestre del año, con sustento en un aumento interanual de la inversión de aproximadamente el 15 por ciento -casi el doble del Producto Bruto Interno- lo que impactará como un nuevo incremento de la tasa de inversión de la economía.
Mientras la industria lidera el crecimiento, expandiéndose a tasas interanuales cercanas al 7 por ciento, yo creo que vamos a superar ese 7 por ciento; mientras se concretan importantes inversiones en la cosecha 2006-2007, será récord e impactará en el nivel del producto, los servicios responden a una demanda robusta, se expande el transporte y comunicaciones, el comercio el 10 por ciento, hoteles y restaurantes el 7.2 por ciento, y servicios personales el 7.3 por ciento. Se trata de crecimiento con inclusión, que cuenta con el doble del motor del consumo interno de las exportaciones.
El empleo crece a una tasa superior a la del empelo total, lo que indica una mejora en la calidad del trabajo en términos de una mayor cantidad de empleo genuino de jornada completa y el trabajo no registrado retrocede paulatinamente.
Es público y notorio que permanentemente, por lo menos desde que a mí me tocó asumir la honrosa tarea de gestionar la Argentina y ser Presidente de los argentinos, desde el primer día he vivido envuelto en esta teoría del colapso -espero que no se apaguen las luces- y la crisis energética. Yo me pregunto, la Argentina ha crecido al 50 por ciento, veníamos de un período de desinversión total y absoluto; todos sabemos que en la última etapa del gobierno que tuvo la responsabilidad de gobernar la década del 90 y, fundamentalmente, ya en la etapa de la Alianza, no hubo inversiones prácticamente en infraestructura energética, obviamente sobraba energía. Bueno, ustedes saben que el país decrecía y no andaban los ascensores, porque no había energía, allá por los años 80, son cosas que lamentablemente sucedieron.
Ahora la Argentina ha crecido casi al 50 por ciento en los últimos años y sigue creciendo fuertemente y siempre la alternativa fue, o parar los niveles de crecimiento, o apostar al crecimiento y seguir invirtiendo en infraestructura como corresponde. Yo creo que los argentinos tenemos que afrontar el desafío definitivamente, pero con verdad.
Ustedes ven que España llega a los 32 grados de temperatura y tiene cortes programados, Shangai corta seis horas la luz, escuchaba al alcalde Bloomberg de Nueva York diciendo que subía iban a tener caída de equipos energéticos. Yo soy un Presidente que solamente va a estar por un tiempo de la historia y me pregunto: ¿se puede pensar en términos de la política coyuntural y corta de qué lindo sería- por eso yo decía lo del discurso del fracaso- que tengamos un colapso para demostrar que nosotros teníamos razón en el tema de la crisis energética? Muchos de los que hablan, que fueron responsables de las áreas de energía durante todo ese tiempo cuando se producían este tipo de crisis, ¿creen que los argentinos no tenemos memoria y que no recordamos lo que pasó?
Yo les digo con absoluta responsabilidad, vamos a seguir invirtiendo, vamos a hacer el Gasoducto del Noreste con Bolivia, una inversión que solamente la licitación de caños es de 750 millones de dólares, más 600 millones de dólares para la construcción del mismo, que va a implicar que en el año 2008 tengamos 16 millones de metros cúbicos diarios, y en el 2009, 27 millones. Vamos a seguir invirtiendo fuertemente en todo el sistema, ya salieron las ampliaciones del gasoducto del Norte, del Sur, a partir del 1º de enero va a haber 6 millones de metros cúbicos más. Vamos a seguir generando toda la inversión en infraestructura energética que necesitemos, la Argentina va a seguir creciendo, la Argentina va a seguir al límite, porque estamos creciendo como lo estamos haciendo y eso genera trabajo, genera empleo, genera posibilidades para todos los argentinos.
Puede ser que a algunos les gustaría tener en back up mucha energía y muchos argentinos por allí desocupados. Nosotros apostamos a la ocupación con una fuerte generación de posibilidades de crecimiento y vamos a seguir trabajando fuertemente en este proceso de transformación.
Apostamos decididamente a rendir todas las materias que tengamos que rendir para que esta Argentina pueda salir adelante. Están los apostadores al fracaso, está bien, tienen todas las posibilidades de hacerlo, pero yo les puedo asegurar que nosotros trabajamos con muchas ganas, con mucho esfuerzo, con mucha racionalidad, con mucha responsabilidad y lo hacemos con una profunda fe de que esta Argentina va a seguir creciendo paulatinamente en los niveles que corresponde de acuerdo con cada etapa, con cada coyuntura histórica y vamos a ir superando tema a tema.
Ayer, como ser, si nevó en la Argentina después de 89 años, en la Argentina, miren como es la confusión, nevó en algún sector de la Argentina, donde yo vivo nieva todos los años, pero acá nevó después de 89 años y cómo la Argentina no va a poder crecer por largo tiempo, seguramente así lo va a hacer, nosotros no tenemos ninguna duda y vamos a hacer frente a todos los desafíos, que lo tenemos que hacer todos los argentinos. Terminemos con el que nos va a ir mal, que aquello no nos va a salir. No, si se está pensando, se está trabajando y demás.
Yo, la verdad, que invito a los argentinos a tener convicciones, a tener fe, yo personalmente la tengo y siempre he trabajado con muchísima fuerza para ir afrontando todos los desafíos que paulatinamente a uno le van tocando cuando le toca administrar.
Yo creo que la Argentina lo mejor que tiene que tener son administradores serios, responsables que puedan apuntar a la construcción de una Argentina estratégica y en eso creemos fundamentalmente.
Lo que pasa es que es mucho más fácil predecir el fracaso o es mucho fácil tratar de hacer de gobierno en base a los fracasos de los demás. Nosotros lo que pretendemos que definitivamente en la Argentina se puedan discutir propuestas superadoras y los que tengan que ser gobierno, tengan que ser mejor que los demás y que no tengan que venir con la mochila de reclamos y sin ninguna propuesta. Esta es la visión que nosotros tenemos de los tiempos que vienen.
Fíjense ustedes que la tasa de desocupación ha bajado un dígito para el cuarto trimestre de 2006 y, a pesar de la lógica suba estacional del primer trimestre de 2007, se mantuvo en un dígito y estuvo en 1,6 por ciento por debajo en el mismo período del año pasado.
El salario experimenta incrementos interanuales reales. La mediana del ingreso real creció un 19,5 interanual para los niveles de menores recursos, siendo este el primer quintil del sector que mayor recuperación experimentó. Esto impactó en el índice que mide la desigualdad reduciendo el coeficiente Gini que, evidentemente, un claro mejoramiento de la distribución del ingreso.
La brecha de ingresos medios de los tramos extremos, se redujo 1,3 veces en todas las regiones del país y de manera continua, incrementamos la seguridad social recuperando los haberes previsionales que permanecieron congelados durante quince años e incrementamos la cobertura de personas en edad de jubilarse que habían quedado en completo desamparo.
El haber previsional promedio creció un 30 por ciento desde marzo del año pasado y la cantidad de nuevos beneficiarios cubiertos por el sistema creció por encima de 1.200.000 en el mismo período.
Las reformas en materia previsional sancionadas por la Ley 26.222 mejoran absolutamente el funcionamiento integral del sistema, introduciendo la libertad de opción del traspaso ampliando el límite máximo de las remuneraciones computables, la prestación adicional por permanencia y reduciendo las condiciones a menos del 1 por ciento del salario.
Se trata de una interesante experiencia que corrige defectos y fortalece el rol protector del Estado y exige competitividad a los actores privados buscando dotar de previsibilidad un sistema que estaba en crisis, que se revisa a nivel mundial y que enfrenta problemas. Nosotros lo vemos y lo conocemos en países cercanos a la Argentina.
Como vemos, aún no logramos todavía quebrar la desigualdad, todos lo sabemos, pero este crecimiento actual lleva rumbo hacia la victoria en la lucha por la igualdad.
Argentina crece y disminuye la desigualdad a mayor velocidad que el resto de Latinoamérica y a un ritmo que supera los mejores resultados en décadas de atraso, concentración y avance de la inequidad que nos precedieron.
Es bueno que recordemos que muchos compatriotas sufren todavía situaciones de pobreza e indigencia, porque esa visión de la realidad debe empujarnos a seguir adelante.
Es malo que dejemos de advertir los impresionantes avances que hemos logrado, porque quita la esperanza y trata de consolidar un esquema de frustración.
Los argentinos sabemos que todavía nos falta, pero tenemos conciencia y vemos a diario en cada rincón del país que la lucha en la que estamos rinde sus frutos, que paso a paso avanzamos sin detenernos hacia concretar nuestros ideales de un país más justo.
Estamos defendiendo con éxito, como decía, el marco del superávit fiscal primario. Me acuerdo cuando discutíamos con el Fondo Monetario Internacional queríamos un 3 por ciento del Producto; hoy estamos arriba del 3 por ciento del Producto con un crecimiento casi del 50 por ciento. Es decir que hemos sido absolutamente consecuentes y absolutamente coherentes con lo que hemos dicho permanentemente.
El crecimiento de los precios internacionales de las commodities, que impacta sobre nuestra canasta de consumos, no ha logrado quebrar la tendencia decreciente de los precios mayoristas, que evidencia que las nuevas inversiones, en la mayor parte de los sectores industriales, permiten afrontar demandas mayores sin limitaciones inmediatas en la capacidad productiva.
La política monetaria y cambiaria acompaña al crecimiento económico y contribuye a la estabilidad macroeconómica al apuntalar la competitividad de los sectores transables de la economía y al asegurar, vía acumulación de reservas internacionales y mantenimiento de un tipo de cambio real competitivo, la cobertura necesaria frente a eventuales turbulencias en los mercados internacionales.
El sistema financiero cuenta hoy con mejoras en su solvencia, si bien su participación en el Producto todavía es baja tanto en términos históricos como internacionales, rondando el 10,5 por ciento del Producto a marzo de 2007.
El crédito al sector privado se ha expandido a tasas cercanas al 40 por ciento interanual sobre todo en base al crecimiento que ronda el 60 por ciento de los créditos hipotecarios -que además incrementaron su lapso de maduración- y también los créditos prendarios. Sin embargo, las tasas para financiamiento de empresas se mantuvieron elevadas.
El crecimiento económico viene dando un marco de robusta solidez de las cuentas externas. La economía muestra un significativo superávit comercial y de cuenta corriente, aún en un contexto donde el alto crecimiento de la actividad redunda en importaciones de bienes de capital para consolidar el proceso de desarrollo.
Hoy podemos decir que las reservas internacionales alcanzan un nivel récord gracias a ese superávit y no como en el pasado donde las mismas se formaban como contrapartida de un proceso irresponsable de endeudamiento externo.
Ya no le pedimos préstamos al Fondo Monetario Internacional o al Banco Mundial para conseguir un nivel de reservas que nos permita mantener la famosa convertibilidad.
Hasta el 2002 el 85 por ciento de los recursos financieros internacionales cubrían con préstamos de ajuste el déficit presupuestario. En la actualidad, el 100 por ciento de los créditos del Banco Mundial y ya el 85 por ciento de los del BID, se destinan a inversiones.
Hoy las reservas que tenemos son absolutamente genuinas y nos permiten autoasegurarnos ante eventuales crisis internacionales dada la marcada ineficacia evidente mostrada por los organismos de créditos internacionales de crédito.
Estamos dejando atrás el país de las emergencias permanentes, estamos mirando con optimismo racional ya el país del mediano plazo, debemos profundizar los cambios para generar las condiciones de la Argentina del largo plazo, promoviendo el ahorro y la inversión.
En ese marco, el objetivo de un renovado mercado de capitales es canalizar el ahorro de los argentinos hacia inversiones de largo plazo, especialmente dirigidas hacia la economía real, inversiones y desarrollo de infraestructura además de crédito de largo plazo para el conjunto de los agentes económicos.
En el marco de una Argentina que crezca sostenidamente con ahorro interno y no viviendo de lo ajeno, se debe trascender el simple atesoramiento, el autofinanciamiento limitante y el cortoplacismo de la urgencia.
En ese contexto, se debe promover el uso de la moneda nacional para contratos de mediano y largo plazo. En estos meses hemos visto que tanto el sector público como el privado han conseguido financiamiento a mediano y largo plazo en pesos como no ocurría en muchos años.
En ese marco es vital el desarrollo de un mercado de futuros con escala y liquidez en el mediano plazo, en lo inmediato se debe interconectar e integrar los distintos mercados para que puedan aprovechar sinergias, reducir costos y potenciar la liquidez.
Debemos destacar que existen hechos positivos: el nuevo financiamiento en el mercado de capitales ha crecido a tasas superiores al 30 por ciento anual aunque todavía los montos son menores a los que la Argentina puede y debiera tener.
Ha sido muy importante el desarrollo en estos años: se ha producido en la negociación de cheques diferidos, obligaciones negociables y fideicomisos financieros.
Además de su crecimiento cuantitativo, es loable que no solo crecen los productos ligados al consumo, sino también al desarrollo de infraestructura y financiamiento de todos los servicios productivos agro, industria y servicios.
Es auspicioso el crecimiento de la apertura de capital de empresas grandes y de pymes y las nuevas emisiones además de la culminación de los procesos de reestructuración de deuda generada por la crisis.
Que el índice MERVAL, que antes refería la situación de 14 empresas y hoy comprenda a 21 empresas, supere ya los 2.200 puntos y que el riesgo país se ubique en torno a los 300 puntos, son muestras y evidencias palpables de que también pasan cosas realmente buenas para la Argentina.
Una adecuada regulación y supervisión no va contra los intereses del mercado, sino que es la mejor forma de asegurar una mayor y mejor concurrencia en beneficio de todos.
Tenemos que fortalecer el camino de la Comisión Nacional de Valores y de los mercados con mejores regulaciones. Mejoras en la transparencia de las prácticas, el gobierno de las sociedades, en los grupos de control, en el desempeño de los cuerpos gerenciales. Hoy la República Argentina necesita de un marcado de capitales que permita financiar la inversión productiva y de infraestructura.
En este tiempo deberán captar crecientemente el ahorro de todos los argentinos, una etapa plena de oportunidades, estos ahorros generan un camino virtuoso que volverán a generar más inversiones y, consecuentemente, más producción y trabajo, transparencia y desarrollo. Son, en definitiva, dos caras de la misma moneda.
Nosotros creemos, realmente, que durante todo este tiempo, porque los números están a la vista, hemos creado un trabajo conjunto muy importante. Creer que el cambio en la Argentina, el crecimiento en la Argentina, el mejoramiento de la distribución del ingreso en la Argentina, es parte solamente del Gobierno, sería un acto absoluto de mezquindad y de no comprender el esfuerzo de todos los sectores de la sociedad argentina que entendieron que teníamos que construir en forma conjunta a tratar de superar una de las peores crisis de nuestra historia.
Yo, pronto a terminar mi mandato, quiero agradecer profundamente a los hombres y mujeres de la Bolsa de Comercio de la Argentina en estos 153 años que cumplen hoy, Bolsa que me acogió y tuve la oportunidad de estar como gobernador en momentos muy críticos para la Argentina y de debatir problemáticas que en ese momento marcaban puntos de inflexión muy difíciles. Siempre encontré la comprensión, siempre encontré la mentalidad, el pensamiento puesto en marcha en la búsqueda de las soluciones que este país necesitaba. Querido amigo Adelmo Gabbi y todos los hombres de la Bolsa de Comercio, estoy profundamente agradecido.
La Argentina tiene que seguir cambiando, se podrán hacer muchísimas especulaciones, pero si ustedes me permiten, yo me voy a tomar la atribución de hablar también sobre las muchísimas especulaciones que se puedan decir.
Me tocó soportar durante muchísimo tiempo que era, luchando por salir de la crisis, la negociación con el Fondo, la negociación de la deuda privada, sobre tantos temas, la angustia de esta Argentina que nos tocó vivir, si había un proyecto hegemónico, autoritario, que me quería quedar a vivir en la Presidencia de la Nación. Resulta que a 4 años y meses de haber asumido, los candidatos de la oposición son prácticamente los mismos que estaban en el 2003 y yo, este Presidente, hablando en nombre propio, me voy porque pienso fundamentalmente en que la Argentina tiene que construir los ejemplos que permitan consolidarnos definitivamente en una cultura democrática apostando a la superación permanente para que definitivamente tengamos la posibilidad los argentinos de ver que no todos somos iguales.
A mí me encanta la vida política, me encantó ser Presidente de los argentinos, me encantó administrar mi provincia, administrar el municipio en el cual nací y me encantó administrar la Argentina, lo hice con la mejor de mis fuerzas y sé que no soy capaz de huir a desafíos y ustedes me conocen que hemos estado envueltos en discusiones a veces duras, difíciles pero con una alta honestidad y lo quiero decir acá, en la Bolsa, lo quiero decir acá porque merece ser dicho acá, pero fundamentalmente les puedo asegurar a todos los argentinos acá, desde la Bolsa de Comercio, que cuando nosotros desde este proyecto político que estamos construyendo entre todos los argentinos apostamos a tener a una gran presidenta, que va a ser mucho mejor que lo que pudimos ser hasta ahora, es porque fundamentalmente no estamos pensando en la individualidad, sino que estamos pensando en la construcción de un proyecto colectivo para la Argentina que definitivamente nos abra el amanecer que todos los argentinos necesitamos. Esa es la idea, ese es el concepto y esa es la filosofía que está imperando en todas nuestras acciones.
Por eso, todo lo que se pudo haber dicho, siempre lo he aceptado con claridad cristiana y siempre, les puedo asegurar, en cada minuto, como lo hacen ustedes en sus empresas, me gusta trabajar para que las cosas salgan bien, me alegro cuando las cosas salen bien, porque cuando las cosas salen bien, hay muchos argentinos que están mejor y la Argentina está mejor.
Creo que siempre hay que ser absolutamente propositivo, me alegro cuando nuestros empresarios triunfan, me alegro cuando a los trabajadores argentinos les va bien, me alegro cuando la clase media recupera su movilidad ascendente, me alegro cuando los investigadores en la Argentina vuelven a tener un rol definitivo, central que nos permita pensar en una Argentina realmente con mucha fuerza y me alegro también, que ya nadie lo puede discutir, que definitivamente el esfuerzo de los hombres y mujeres que anidan en la Bolsa de Comercio del 2003 al 2007 y durante esta crisis casi terminal que nos tocó vivir, nadie podrá decir que no contribuyeron con todos sus esfuerzos y solidaridad -yo soy el primero en decirlo- a la superación de la crisis argentina.
Por eso les quiero agradecer profundamente por todo eso, por todo lo que pusieron y por todo lo que pusimos en forma conjunta, que apostemos a consolidar una Argentina que cada día sea más fuerte en lo institucional, que cada día sea más fuerte en lo económico, que cada día se consolide más en su situación financiera y en su esquema financiero, que trabajemos para una Argentina que consolide oportunidades en forma permanente, que trabajemos para una Argentina que se consolide en el mundo, que trabajemos para una Argentina que honre su identidad y honre su sentido de nación, que trabajemos para una Argentina que esa tremenda calidad de recurso humano que tiene pueda hacerlo producir en el mundo, hacerlo producir internamente y que definitivamente que nosotros podamos ir construyendo los éxitos que los argentinos necesitamos.
Queridos amigos y amigas, señores empresarios y empresarias de la Bolsa Argentina, feliz cumpleaños, muchas gracias por compartir con ustedes, muchísimas gracias por compartir estos cinco años, esta quinta oportunidad, muchas gracias por lo que hemos aprendido conjuntamente, muchas gracias por haber confiado, muchas gracias por habernos abierto los brazos, muchas gracias por haberme tratado como uno de ustedes.
Muchísimas gracias. (APLAUSOS)