Palabras de la Presidenta Cristina Fernández en su visita a Santiago del Estero

Palabras de la Presidenta de la Nación, Cristina Fernández, en el marco de la visita a la Provincia de Santiago del Estero.

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Gracias, muchas gracias Santiago.

Muy buenas tardes a todos y a todas.

Señor Gobernador de Santiago del Estero; señor Intendente; queridos santiagueños y santiagueñas todas y todos: hoy, como recién decía Gerardo Zamora, no es solamente un día de inauguraciones de importantísimas obras; hoy, como en tantos lugares de la patria y hoy aquí en Santiago del Estero, estamos también cumpliendo sueños, viejos sueños que se representan en símbolos concretos.

Esta reconstrucción del Dique Figueroa, del centro de la provincia, que se había roto allá por 1970, díganme si no es un símbolo. Una región que debió ser abandonada porque se inundaba, porque ese dique se había roto y nadie lo había reparado.

Y allí estuvo un hombre, que había llegado al gobierno nacional apenas con el 22 por ciento de los votos, pero era un hombre del país profundo, del país que sabe de las carencias, del país que sabe de los abandonos.

Cuando firmó, junto al gobernador Zamora, el Acta de Reparación Histórica, no solo lo hacía como presidente de los argentinos, sino como un hombre de ese país que necesitaba y que sigue necesitando aún una reparación que supere décadas y siglos de abandono. Esta obra, una obra de mucha inversión, casi 370 millones de pesos.

Pero no es eso lo más importante. Lo más importante es que se ha recuperado la esperanza y el sueño, que se han incorporado más de 30 mil hectáreas para la producción agropecuaria a partir de la reconstrucción de ese dique que llevaba más de 30 años esperando. Hoy ha llegado.

Por eso, así como hay miles de santiagueños en esta plaza, también hay miles de santiagueños en Figueroa, también hay muchos santiagueños en La Banda porque acabamos de inaugurar un centro de atención de la salud, la salud esa que ayer hablaba yo, de la salud de nuestros mayores, de nuestras mujeres, embarazadas, de nuestros chicos que han vuelto a tener aquellos que no logran todavía un trabajo, una obra social. La mano del Estado en su rol indelegable e insustituible en materia de salud pública, de protección a los débiles, de ayuda a los que la necesitan.

Es también un símbolo las Termas de Río Hondo y su nueva escuela técnica, un país donde hemos vuelto a abrir las escuelas técnicas que se habían cerrado.

Claro, en un país sin producción, en un país con un endeudamiento externo que nos impedía sacar la cabeza de abajo del agua, para qué se requerían técnicos u obreros, no eran necesarios.

Por eso también ese hombre fue el que decidió reabrir nuevamente las escuelas técnicas en el país para un nuevo modelo de producción, de valor agregado, de exportación, de consumo popular.

Necesitamos y necesitamos más todavía, alumnos...Néstor vive en cada uno de ustedes, vive en esos chicos de la escuela técnica, en esas netbooks que estamos dando a todos los chicos de las escuelas públicas secundarias como el símbolo de instrumento de la educación que viene en el siglo XXI donde no puede haber brecha digital.

Es un símbolo también haber incorporado las Termas de Río Hondo a los planes de turismo del PAMI, de un PAMI que ya no es presa de las corporaciones, que ya no es botín del gobierno de turno, sino que cumple su verdadera función: dar salud a nuestros más de 4 millones de jubilados. Aquí en Santiago del Estero, más de 100 mil nuevos jubilados.

Ayer anunciábamos la ampliación de cobertura en los medicamentos. Les decía que en el año 2004 apenas 9.000 jubilados tenían cubiertos el 100 por ciento de sus medicamentos. Hoy en nuestro país, el 25 por ciento de los jubilados, más de 1.100.000 jubilados, con el 100 por ciento de sus medicamentos. Y van a venir a hacer turismo a Termas de Río Hondo, lugar emblemático de los argentinos, de ese turismo que genera puestos de trabajo tal vez como pocas actividades económicas, ustedes lo saben.

Y en Loreto, en esa ruta número 6 que une a Loreto y a Frías, y que va a permitir también mejorar la actividad económica.

Son símbolos, son sueños de un país diferente, de un país que yo les digo a los 40 millones de argentinos, a los que nos quieren y a los que no nos quieren también, que se pongan una mano en el corazón y el que no se la quiera poner en el corazón que se la ponga en el bolsillo o se toque la cabeza y que me diga si podíamos pensar en el año 2003 en este país que estamos alumbrando hoy entre todos los argentinos.

Algunos lo dirán en voz alta como ustedes; otros en voz baja; habrá algunos que no dirán nada y seguramente algunos que seguirán negando. Pero aquí estamos, somos realidades tangibles, no somos promesas electorales.

Porque además, ¿saben qué? Nunca prometimos nada de lo que íbamos a hacer. Al contrario, solo prometimos no dejar las convicciones en la puerta de la Casa de Gobierno.

Esa fue la gran promesa, ese fue el gran compromiso. Porque sabíamos, desde muy jóvenes ambos sabíamos que este país, nuestro país, nuestra Nación, nuestro pueblo había sufrido demasiadas traiciones, demasiadas desilusiones, demasiadas frustraciones, que era necesario demostrar que desde la política se podía transformar, se podía gobernar, se podía administrar los recursos del Estado en beneficio de todos los sectores, trabajadores, docentes, empresarios, comerciantes, productores, intelectuales, científicos.

Díganme si no hemos llegado con el proyecto de este país tan querido a lo largo y a lo ancho de la patria.

¿Que nos falta? Claro que nos falta. Ayer lo decía, todavía nos quedan argentinos bajo la línea de pobreza, muchos menos de los que él recibió: 54 por ciento de los argentinos en el año 2003 estaba bajo la línea de pobreza; 27 por ciento bajo la línea de indigencia. Todos sabemos el país que teníamos. Hoy, esos vergonzosos índices han descendido a índices de un dígito: 9 por ciento en el caso de la pobreza y un poco más del 2 por ciento en la indigencia. Pero todavía avergüenzan y por eso hay que profundizar las políticas y el modelo.

Por eso es necesario y yo se los digo a todos los argentinos desde aquí, desde este lugar, Santiago del Estero, ciudad madre, madre de ciudades, la ciudad más antigua de la República Argentina, un llamado al corazón pero también a la inteligencia de todos aquellos argentinos que han comenzado a cumplir sus sueños, aquellos empresarios que creían fundidos y de repente han visto florecer nuevamente sus actividades porque hay un pueblo que consume; a esos trabajadores que no tenían trabajo y hoy consiguen trabajo; a esos santiagueños que ya no sueñan con irse, sino que quieren quedarse en su provincia porque hay oportunidades para vivir aquí.

Quiero dirigirme a esos productores que hoy atraviesan tal vez el mejor momento económico de décadas y décadas, que por un momento dejen de lado prejuicios políticos o culturales; a los miles de comerciantes que han visto florecer sus comercios, porque los trabajadores han vuelto a tener trabajo y los que no consiguen trabajo tienen para sus hijos la Asignación Universal que les permite comprarles un guardapolvo, un par de zapatillas, un cuaderno sin que se los tenga que dar un puntero político o el gobierno de turno. Esa dignidad de un pueblo. A esos científicos que han logrado retornar al país porque son reconocidos; a esas universidades en las cuales se están haciendo cientos de obras luego de décadas y décadas de no poner un tarro de pintura o un solo ladrillo, inaugurando nuevos edificios de facultades emblemáticas o creando nuevas universidades, donde han logrado mejorar sus salarios, a todos los empresarios, a todos los trabajadores que hoy pueden negociar en sus convenciones colectivas de trabajo salarios dignos para poder seguir creciendo, a todos ellos, que han logrado alcanzar su sueño, yo les pido que colaboren para ayudar a los argentinos que todavía siguen soñando y no podemos o no hemos podido llegar con un trabajo o con una casa digna en la que puedan vivir.

Hoy también estamos entregando 232 viviendas que...Ahí están los obreros, los cascos amarillos de Madres de Plaza de Mayo, otro símbolo de esta Argentina que estamos afortunadamente dejando atrás, la Argentina de la tragedia más terrible que nos tocó vivir, la tragedia de la falta de democracia, de la muerte, a eso no queremos volver.

Y ustedes, obreras y obreros de esa Fundación de Madres de Plaza de Mayo que hoy entrega 232 viviendas, son el símbolo de que también sobre el dolor y la tragedia, es posible construir en positivo y ayudar a los demás. Es una lección que todos los argentinos debemos aprender sobre la memoria, la justicia pero también la construcción del presente y del futuro que es lo que nos debe seguir movilizando.

Por eso, este crecimiento económico que llega además con un proceso de inclusión social nunca visto, también con proyectos que han volcado la igualdad para todos, una sociedad cada vez más igual. Queremos la libertad, pero también queremos lograr la igualdad y la equidad. Esas deben ser las claves del crecimiento y eso se hace a través de la inclusión y del compromiso firme de que en cada Casa de Gobierno de una provincia o en la Casa mayor, allá en Buenos Aires, en la Rosada, donde le toca morar temporalmente al Presidente o a la Presidenta de la Nación, el que decida o la que decida, siga siendo ese presiente o esa presidenta y no las corporaciones de turno que han gobernado durante años la Argentina.

No se trata tampoco de negar la importancia que las corporaciones tienen en la vida económica de un país. Pero una cosa es opinar, decidir y participar de las decisiones de un país y otra cosa es querer imponer decisiones al poder político. El que quiera hacerlo, que deje la corporación y funde un partido político y vaya a elecciones, porque entonces, estaremos haciendo funcionar el sistema democrático a pleno.

Yo fui constituyente junto a muchos de los dirigentes políticos, algunos ya no están y otros sí, del '94, donde introdujimos en aquella reforma y consagramos la figura de los partidos políticos. El sistema de partidos políticos no fue una inclusión a la ligera ni casual, tampoco fue una inclusión de técnica legislativa; fue la decisión de consagrar constitucionalmente un modelo de funcionamiento institucional donde las cosas en el sector público, se dividen entre el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y estos tienen que ir a elecciones para poder determinar las políticas de un país a través de los partidos.

Se requiere entonces, mucha serenidad; se requiere entonces mucha firmeza.

Aprendí una cosa en estos años duros que me han tocado vivir como Presidenta. Duros, primero en lo político, y más tarde tal vez en lo más inimaginable para mí que era lo personal, debo decirles algo: yo también he aprendido muchas cosas: he aprendido que es necesario convocar a todos los argentinos a este proyecto de transformación; he aprendido que no hay que enojarse, porque muchas veces nos provocan para que nos destemplemos, nos enojemos, salgamos de nuestros cabales y entonces luego el estigma, la acusación, más si sos mujer todavía.

Por eso en este duro aprendizaje, yo quiero decirles a todos ustedes, con mucha humildad y con mucha sencillez..., esa "fuerza Cristina" que recorre el país, no es solamente un "fuerza Cristina", es una fuerza del trabajo, es la fuerza de la inclusión, es la fuerza de la familia, es la fuerza de él, es la fuerza del amor, es la fuerza de un pueblo que ha decidido definitivamente abordar un proyecto de Nación, de liberación, de igualdad, de libertad, de democracia y en nombre de esos valores es que yo quiero seguir siempre junto a ustedes desde el lugar en que me toque estar, no importa cuál, lo importante es saber que hemos tenido en esta historia que estamos construyendo, participación, que hemos puesto lo mejor de nosotros mismos, coraje, ideas, también errores, también equivocaciones. Pero cada vez que nos equivocamos o cada vez que hemos cometido un error, lo hemos hecho -créanme- pensando que estábamos haciendo lo mejor por todos y para todos. Nunca, si me he equivocado, he pensado que podía dañar a alguien; nunca he insultado ni agraviado a nadie; nunca he ofendido a nadie ni lo haré.

Yo quiero decirles, en nombre de él, en nombre también de mis hijos, que quiero agradecerles a todos y a todas las inmensas muestras de cariño, de amor, de afecto que me mantienen de pie y me ayudan a seguir adelante, porque es muy difícil pero está el ejemplo de él que se entregó entero como siempre desde que lo conocí. Siempre fue el mismo, desde que lo conocí hasta el día en que se fue y yo tengo que honrar esa memoria y ese legado, lo siento acá adentro en mi corazón.

Gracias Santiago, muchas gracias, muchas gracias a todos y a todas por el inmenso cariño que siempre me han dado.

Gracias. (APLAUSOS)

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