Palabras de Cristina Fernández en el homenaje a las mujeres en Avellaneda

Palabras de la Presidenta de la Nación Cristina Fernández, en el acto de homenaje al día internacional de la mujer y a las trabajadoras sociales que llevan adelante el "Plan Vida", en el Estadio de Independiente, en Avellaneda, provincia de Buenos Aires

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Gracias, muchas gracias, muy buenas noches a todos y a todas.

Señor Gobernador de la provincia de Buenos Aires; señor Intendente de Avellaneda; distintos Intendentes e Intendentas; compañeras y compañeros; amigos y amigas: hoy quiero - haciéndome eco de esta convocatoria de Daniel - homenajear, en la figura de las trabajadoras sociales, a mis compañeras de género: a las mujeres de todo el país.

Yo siento que en los momentos de mayor sufrimiento y de mayor dolor que atravesó nuestro país, fueron las mujeres -y esto no significa no reconocer a los compañeros, como nos los voy a reconocer a ustedes, como nos los voy a reconocer si vivo añorando a mi compañero, como no voy a reconocerlos a todos ustedes- pero hoy estamos aquí para homenajear a las mujeres, que han sido bastión durante las etapas duras, como decía Daniel.

Hoy tenemos un país en crecimiento, un país en el que hemos generado millones de puestos de trabajo, en el que hemos creado la Asignación Universal por Hijo y ahora también vamos a reconocer a las mujeres embarazadas, porque le apostamos a la vida por sobre todas las cosas.

Pero precisamente en los momentos más duros fueron ellas, las mujeres, muchas solas como jefas de hogar, las que hicieron frente a una crisis sin precedentes. Y yo quiero dirigirme porque muchas veces -y lo he repetido hasta el cansancio- no es fácil ser mujer, aún con todas las conquistas sociales, aún con todo el adelanto nunca es fácil ser mujer y mucho menos cuando tenemos la inmensa responsabilidad, como me toca a mí, de conducir el país. Pero yo quiero honrarlas dando de mí lo mejor que tenga porque yo creo que no hay mejor homenaje que desempeñarse con honor, con convicción, con patriotismo y con entrega absoluta en el lugar que cada uno de nosotros o nosotras tenemos. Esto implica, también, tener templanza cuando nos atacan; esto implica también tener firmeza en nuestras convicciones para poder llevar adelante ese proyecto nacional, popular y democrático, que tantas veces fue truncado, interrumpido en nuestro país. (APLAUSOS)

Yo creo sinceramente, que estamos ante un momento bisagra de la historia argentina.

Hoy por la mañana, estaba en la querida provincia de Entre Ríos, en Concordia, en una ciudad que fue conocida en la Argentina por haber sido donde mayor índice de desocupación había; hoy en Concordia hay 4 por ciento de desocupación, 3 puntos menos por debajo de la media nacional. (APLAUSOS)

Y así estaban, como aquí, mujeres, jóvenes, ancianos convocados por un modelo que yo ya siento que no pertenece ni a un sector ni a una persona, sino un modelo que ya es patrimonio de los argentinos porque ha venido precisamente a cambiar la vida de millones de argentinos que habían perdido las esperanzas, que habían perdido la fe, que ha venido a convocar -una vez más- a miles y miles de jóvenes que se habían alejado de la política porque no creían en nada ni en nadie; a millones de hombres y mujeres que se incorporaron una vez más a la producción, al trabajo o a la jubilación, como hoy está haciendo Daniel con más de 40.000 trabajadoras sociales que no tenían cobertura. (APLAUSOS)

Somos un gobierno, y fíjense que no hablo en singular, hablo en plural porque siempre creí y participé de los proyectos colectivos, de esos que convocan a todos los ciudadanos, de esos que no piden tarjeta de identidad para recibirlos, simplemente pretendemos que crean y compartan lo que nosotros creemos que es lo mejor para todos los argentinos. Y si en algo estamos equivocados o tienen una idea mejor, que la traigan, que estoy segura que la podemos llevar adelante juntos.

Por eso, estamos aquí juntos y diciendo que somos un gobierno amplificador de derechos, dador de derechos, de los que fueron arrebatados durante décadas a los argentinos y también generadores de nuevos y modernos derechos que eran impensables que pudiera tener nuestra sociedad.

Y yo me siento muy orgullosa de estar hoy aquí, de estar en este espacio. Milité desde muy joven en el peronismo. A mí no me gusta decir Justicialismo, yo soy y seré toda la vida peronista, me siento así.

Pero ser peronista significa entender su verdadera significación que es la de no ser excluyentes, que es la de saber que puede haber otros que no tengan esa misma identidad pero también formar parte de un espacio que quiere una patria mejor, un pueblo más feliz. Eso es lo que hizo Perón en el '45, abrir sus manos y sus brazos para recibir a todos los hombres y mujeres que quisieran participar de esa verdadera gesta nacional.

Y nosotros, en este Bicentenario, en estos 200 años de historia, necesitamos también reeditar esa gesta de incorporar más argentinos y argentinas a nuestro espacio político. Porque siempre, todas las derrotas del campo popular, toda la restricción de derechos, todas las tragedias que se abatieron en la historia del pueblo argentino, fue cuando lograron dividirnos, cuando lograron enfrentarnos, cuando los intereses mezquinos y sectarios hicieron que entre distintos argentinos, pero con una misma idea de país, nos enfrentáramos.

Por eso, recién hablábamos en voz baja con Daniel de los que nos quieren dividir o de los que quieren poner palos en la rueda. A todos ellos, que no son muchos, pero son muy poderosos, les digo que no cuenten conmigo, yo no vine a dividir, yo no vine a separar, yo no vine a combatir a nadie. En todo caso, vine a combatir a la pobreza, a la desigualdad, a la injusticia, a la ilegalidad, a todo eso voy a combatir, pero no esperen que alce mi voz o mi mano contra otro argentino.

Por eso los convoco hoy desde aquí a seguir trabajando y luchando en nombre de los miles de compañeros que ya no están y, por sobre todas las cosas, en nombre de él que no ahorro tiempo, en nombre de él que se lanzaba a la lucha por lo que creía, de la manera más amplia y generosa, sin medir costos.

Por eso, con mucho amor, quiero decirles a todos y a todas que estemos más unidos que nunca, que allí está nuestra fortaleza, porque no es una unidad vacía y sin contenido, es una unidad para seguir avanzando, para profundizar el modelo de transformación social, de inclusión y de liberación de nuestra patria.

Vamos hacia allí con la certeza de que es el camino de la historia y que, pese a los retrocesos que hemos tenido, nada ni nadie podrá hacernos cambiar ese rumbo.

Gracias, Daniel, por invitarme; gracias, compañeros y compañeras, vamos fuerte a seguir trabajando por esta Argentina que tanto necesita de trabajadores sociales, que tanto necesita de buenos dirigentes, que tanto necesita de buenos profesionales, de sus jóvenes, de sus mujeres, de sus empresarios, de sus comerciantes, de sus científicos, de sus intelectuales, de todos, no podemos prescindir de nadie.

Gracias, muchas gracias, los quiero a todos y los llevo muy cerca y muy dentro de mi corazón.

Muchas gracias. (APLAUSOS)

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