Señor Presidente de la República del Paraguay, don Fernando Lugo; señor Gobernador de la provincia de Misiones; señora Vicegobernadora; señor presidente de la Cámara de Diputados de la provincia de Misiones; amigos, amigas: en realidad, cuando una asiste a un evento de esta importancia histórica, para los que son muy jóvenes, es sorprendente realmente que una obra de esta envergadura haya debido transcurrir 37 años desde la firma del tratado para hoy poderse haber cumplido.
Para los desprevenidos, puede ser un gran día porque hemos terminado una obra muy importante, definitoria para ambos países porque nos permite producir energía que sirve para sostener el crecimiento económico de un país.
Pero yo recién veía las imágenes y, en realidad, Yacyretá es como una parábola de lo que nos ha pasado a los argentinos y también a los paraguayos y a la región, en estos 37 años que han transcurrido.
Yo veía las imágenes del entonces presidente Perón hablando, precisamente, de esta obra. Pero lo recuerdo en otra imagen mucho más fuerte: durante el mes de junio, si mal no recuerdo, de 1974, cuando decide viajar a la República del Paraguay en visita de Estado para devolverle los trofeos de guerra al Paraguay de esa vergüenza que significó para la historia del continente la Guerra de la Triple Alianza que arrasó con el primer país industrial de la región.
Lo recuerdo como si fuera hoy: Perón iba con su uniforme de general en un día muy lluvioso en una especie de embarcación y aguantó la lluvia y el frío cuando ingresó a Asunción. A los pocos días, el 1º de julio de 1974, para ser más precisos, murió.
Allí se marca el inicio de la historia de Yacyretá, pero también un poco más tarde comienza la historia de la dictadura, que no fue diferente a otras, tal vez más sangrienta, pero no diferente a otras del continente: el atraso, el sojuzgamiento, los intereses cruzados para que no pudiéramos desarrollarnos, para que no tuviéramos industrias, comienza lenta e inexorablemente el proceso de desindustrialización de la República Argentina.
Qué curioso: Paraguay, gobernada por el mariscal Francisco Solano López, había tenido los primeros hornos de fundición, los primeros ferrocarriles, las primeras fábricas y nosotros, bajo la presidencia también del presidente Perón, a mediados del siglo XX, habíamos logrado ser también el primer país industrial de toda América latina. Yo no creo en las casualidades, yo no creo en las coincidencias, la historia no se toma esas reservas.
Maurice Closs también mencionaba los intereses, los intereses que pretendieron quedarse con esta obra productora de energía, los intereses para que no se llevara a cabo o para que se prolongara en el tiempo, para servir a negocios grandes o pequeños. Lo mirábamos a Kirchner cuando hablaba de lo que fue la corrupción que envolvió a Yacyretá.
Pero también es cierto que Yacyretá estuvo parada durante años porque un país que no produce, un país que no tiene obreros, un país que no tiene industrias, no necesita energía. Por eso también estuvo paralizada durante años y por eso también hoy su inauguración a su máxima potencia es también un símbolo de la potencia industrial que está alcanzando la República Argentina.
Este año también inauguraremos otra obra emblemática de energía, Atucha. Atucha I inaugurada por Perón; Atucha II paralizada desde el año 1994 que vamos a inaugurar en septiembre de este año.
Y todo será poco porque cada vez necesitamos más energía para seguir produciendo y hacer sustentable este proceso de crecimiento económico, el más importante en los últimos 200 años de historia. Y no solamente importante porque crece la economía, sino porque además de crecer la economía, incluimos argentinos que habían sido dejados de la mano de Dios sin trabajo, sin jubilación, sin educación.
Y es claro que cuando se hacen obras de esta importancia, siempre el progreso trae problemas. Los traen la generación de energía fósil por la contaminación; los traen las obras que implican desplazamientos sociales que deben ser reparados y atendidos en toda su dimensión y en toda su extensión. Pero también debemos ejercer con responsabilidad, debemos ejercer con sinceridad y con honestidad intelectual la necesidad de seguir haciendo obras en nuestro país que generen energía. Sin energía no vamos a poder seguir creciendo al ritmo que lo venimos haciendo. Si no crecemos no hay trabajo y cuando se pide trabajo, cuando se pide valor agregado, cuando se pide industrializar el NEA y el NOA, es necesario saber que tenemos que contar con energía.
Por eso también la Línea de Alta Tensión NEA-NOA para, precisamente, asegurar el desarrollo de esta región que ha sido sistemática e históricamente olvidada.
Superados hoy los conflictos regionales, falsos conflictos regionales instalados desde afuera para abortar nuestras posibilidades de integración y de unidad, que se ven claramente cuáles son sus resultados, porque yo les pregunto a los que denostaban y decían que tampoco servía el MERCOSUR, que tampoco servía la unidad con el Brasil porque era más grande, yo les pregunto qué nos responden ahora luego de este crecimiento virtuoso de la región a partir de la unidad y de la integración de la América del Sur.
Por eso, hoy, inaugurar Yacyretá en dos gobiernos democráticos, con crecimientos económicos inéditos, con inclusión social sin precedentes, es algo más que inaugurar una obra que estuvo 37 años para ser realizada y décadas paralizada. Es, en definitiva, inaugurar un nuevo período histórico diferente, superador de fracasos y frustraciones, porque Yacyretá también, además de la corrupción, fue el símbolo del fracaso y la frustración de los argentinos, de los paraguayos, de que no éramos capaces de terminar una obra de tamaña envergadura que hoy genera energía para 5.600.000 personas y tenemos que seguir generando para más.
Es un punto de inflexión que demuestra que cuando hay gobiernos que han decidido impulsar un proyecto político nacional y popular, democrático e inclusivo en el social, podemos llegar a buen puerto.
Y creo, entonces, que hoy, no solamente estamos inaugurando en toda su potencia Yacyretá, que bueno es decirlo, si no lo hubiéramos hecho se hubieran deteriorado irreversiblemente sus turbinas y tampoco hubiera servido una cota inferior -porque todos lo saben y nadie lo dice- se estaban rompiendo las turbinas porque no se llegaba a su potencia máxima como era el proyecto original. Cosas que por allí no se saben o se saben y se ocultan, porque es más fácil la crítica.
Siempre he dicho que es mucho más fácil destruir que construir, es más fácil criticar que proponer, porque para construir tenés que trabajar y trabajar mucho y para proponer, tenés que tener ideas, saber exponerlas y llevarlas adelante.
Por eso, porque trabajo y compromiso nos sobran y porque tenemos ideas y coraje para llevarlas a cabo, es que hoy estamos aquí, junto a todos los misioneros, junto al Presidente del Paraguay, junto al Intendente de Encarnación, que también con coraje y valentía supo llevar adelante los distintos episodios y contingencias que se dan siempre frente a obras de esta naturaleza y de esta envergadura. No hay lugar en el mundo -yo los invito a recorrer la historia del mundo y de obras de esta naturaleza- en donde no haya habido problemas y aspectos negativos similares y peores -mucho peores- y no solucionados de lo que ha pasado.
Por eso digo que es necesario que comprendamos el esfuerzo que estamos haciendo todos, porque como decía Maurice Closs hace unos instantes, esto no es propiedad de nadie, esto es de todos los argentinos y de todos los paraguayos y así debemos tomarlo.
Yo, sinceramente, en un día muy especial como el de hoy, siento que estamos cumpliendo mandatos históricos muy fuertes que se originaron allá por los años '70, cuando veíamos la imagen del presidente Perón, cuando veía más tarde la imagen del presidente Kirchner comprometiéndose a reiniciar y terminar la obra; siento que vengo a cumplir una promesa que él hizo y siento que, en definitiva, somos los argentinos los que estamos cumpliendo con nosotros mismos de haber terminado el trabajo que otros iniciaron.
Por eso, hoy estoy muy contenta y yo creo que a los hombres que han hecho mucho por el país, que han hecho mucho por la transformación, por el cambio, por el progreso se los homenajea de esta manera, se los recuerda de esta manera: terminando sus obras y yendo por más para todos los argentinos, para todos los paraguayos y para toda la América del Sur.
Muchas gracias Misiones, muchas gracias Paraguay, muchas gracias Argentina por todo el cariño y el afecto, dan fuerza, dan esperanza y dan más coraje para seguir adelante.
Gracias. (APLAUSOS)