Muy buenos días a todos y a todas. La verdad que no puedo menos que acompañar y también en cierta medida emocionarme con las palabras de Lula y sobre todo más que con las palabras con la situación, con el momento que estamos viviendo. Es cierto lo que dijo recién, por esas cosas del destino su última reunión internacional es en casa, en América del Sur, todo un símbolo de la elección que hemos hecho los que aquí estamos sentados, de pertenencia y de identidad. Que no significa en modo alguno desconocer la globalización, al contrario, debemos incorporarnos activamente, pero queremos incorporarnos activamente desde nuestra propia región, desde nuestro propio proyecto, desde nuestra propia visión acerca de cuáles son los problemas del mundo y de cómo resolverlos.
También es cierta una cosa que dijo, que siempre se nos exhibió, casi se nos refregó más que exhibirnos, por la cara, otros modelos de integración, porque siempre hubo una tendencia en nuestros países, y hablo de todos los países, de considerar este espacio, el MERCOSUR, como algo menor, inviable, creo que ha pasado aquí, ha pasado en mi país y siempre a plantearnos modelos de integración que aparentemente eran perfectos frente a los otros, los americanos del sur, los latinoamericanos, a veces tomados despreciativamente. Y yo creo que las cifras de las que acaba de hablar el presidente Lula, muestran la realidad de esta América del Sur, de esta región, como indica la CEPAL, con un fuerte crecimiento, también todavía con brechas de inequidad importantes, pero por cierto con un gran esfuerzo por parte de los gobiernos, fundamentalmente en los últimos años, para que el crecimiento económico no sea una entelequia para los sectores más postergados sino que al revés, sea el crecimiento económico el que permita el desarrollo de un fuerte mercado interno, que dé sustentabilidad social y política a los países.
Y fueron precisamente nuestros poderosos y desarrollados mercados internos los que nos permitieron superar, afrontar una de las crisis que, según dicen los entendidos y así coincidimos todos, es la más importante a nivel global desde 1930. El logro de San Juan, los logros que se han obtenido durante la presidencia pro témpore del presidente Lula, los que seguramente se llevarán a cabo durante la presidencia de Fernando Lugo del Paraguay, deben ir en esta línea, deben ir en la línea de una asociación estratégica entre los países de la región.
Por eso recién Lula hablaba de que no tenemos la política de los donativos a los que son tan afectos algunas regiones centrales del planeta en relación a otros países o a otras regiones menos favorecidas. Al contrario, estamos en una integración y asociación estratégica que se materializa y se va a materializar aún más todavía en obras de integración física claves para todo proceso de integración y que además va a servir para el desarrollo de nuestras propias empresas, porque debemos aprovechar todo lo que es obra de infraestructura para precisamente apuntalar asimismo el desarrollo de nuestras empresas de construcción, las que producen insumos básicos difundidos, de manera tal que la infraestructura al mismo tiempo impacte positivamente en nuestras economías como sabemos que lo hemos hecho. Hay grandes desafíos pero creo que hemos hecho un buen trabajo.
Yo quiero una vez más reconocer en este MERCOSUR, en ese encuentro que Lula señala aquí cerquita en Iguazú -está conmigo aquí el gobernador de Misiones- lo que marcó el fin de una hipótesis absurda, que fue el enfrentamiento entre Argentina y Brasil. Hipótesis absurda no desde el punto de vista ideológico, hipótesis absurda desde el punto de vista más pragmático y más práctico que se pueda tener memoria, al contrario, creo que esas hipótesis fueron fomentadas, fueron fogoneadas inclusive, utilizando la mediocridad interna de uno y de otro país precisamente desde lugares un poco más lejanos para impedir un desarrollo autónomo y razonable de la región.
Creo que en este sentido los americanos del sur tenemos que ser lo suficientemente inteligentes para no volver a caer en ninguna de las trampas en que nuestros países cayeron, por lo menos en este año del Bicentenario argentino, en los últimos 200 años de historia, haciendo divisiones, enfrentamientos entre los distintos países de la región, con la vieja fórmula, que no es tan vieja, sigue todavía siendo efectiva en muchos lados, de divide y reinarás.
Nosotros hemos decidido que esa fórmula de divide y reinarás que nos fue impuesta desde afuera debe ser suplantada por la de unir y gobernar. Y creo que este ha sido el modelo que hemos tomado quienes tenemos la responsabilidad por mandato popular de conducir nuestros países.
Quiero también, antes de finalizar, apelar una vez más, y estoy segura que se va a lograr durante la presidencia del compañero Fernando Lugo, a la aprobación del ingreso de la República Bolivariana de Venezuela al MERCOSUR. Creo sinceramente que sería un paso trascendental. Ustedes me habrán escuchado hablar en reiteradas oportunidades de lo que significa y debe significar cerrar la ecuación energética de la América del Sur. La incorporación de la República Bolivariana de Venezuela, además de incorporar a un país que ha trabajado mucho, trabaja mucho y ha sido muy generoso con muchos países de la región en momentos difíciles, generosidad que no hemos encontrado nunca desde afuera, generosidad que siempre hemos encontrado aquí, en la región, va a ayudar además estratégicamente a consolidarnos en lo que se visualiza como uno de los frentes más importantes para el siglo que ya estamos viviendo y que es el frente energético, el frente de energía.
Todos sabemos que estamos trabajando muchos en la diversificación de la matriz energética, Argentina en particular con energía atómica, con hidroeléctricas, tenemos numerosos programas también a realizar con los países hermanos en materia hidroeléctrica, pero sabemos por una cuestión elemental de conocimiento que no será la sustitución de los fósiles una cosa inmediata y absoluta y que vamos a tener que sostener los próximos 10, 20 años, todavía con fósiles nuestro crecimiento. Es imprescindible el sostenimiento de ese crecimiento y por lo tanto es necesaria, además de por las razones antes expuestas de unidad, de integración, de generosidad, de diversidad, la incorporación de la hermana República Bolivariana de Venezuela al MERCOSUR. Estoy segura que lo vamos a poder hacer, confío plenamente en los hermanos del Paraguay y todos vamos a colaborar para que esto sea así.
Este es un encuentro del MERCOSUR no diría de despedida, no me gustan las palabras de despedida, sino de un hasta pronto al compañero Lula y un hola, bienvenida a Dilma, que la estamos esperando con mucho afecto y cariño, y también con mucho amor para reparar cosas que suceden cuando las mujeres decidimos incursionar en los puestos más altos de la política. Parece que somos bien vistas de diputadas, senadoras, ministras de educación, o sea de samaritanas, enfermeras o maestras; ahora cuando queremos disputar el poder arriba ya ahí nos encuentran que el rulo tal, qué habrá hecho cuando era jovencita, qué si le gusta cuál o quién, ya estamos acostumbradas. Y nos va a hacer mucho bien incorporar a una compañera del género porque la verdad que me siento un poquito sola, allá Alicia Ríos de la CEPAL me mira y asiente.
Realmente quiero en este sentido y si me permiten terminar esta intervención con un reconocimiento al género, en la figura también de quien va a presidir a partir del 1º de enero un país tan importante, no solamente para nosotros sino a nivel global como es el Brasil, de la compañera Dilma Rousseff.
Muchas gracias. (Aplausos)