Quiero hacer en este momento un homenaje, sé que es en nombre de todos, pero quiero hacerlo también muy particular mío y de la República Argentina, al compañero Lula, al Presidente del Brasil.
Amigos, amigas: Álvaro Colon decía hace rato que no se puede despedir a hombres como Lula. Yo estoy totalmente de acuerdo, nadie lo va a despedir hoy.
También comparto lo que decía Rafael en cuanto debía haber normas que impidieran que hombres como Lula se fueran.
Pero yo quiero decirles algo, en realidad un militante político nunca se va de la política y mucho menos cuando le ha tocado desempeñar el más alto cargo, el más alto honor que un país puede conferir a un militante político que es el de darle la presidencia de su país, y durante el desempeño de esa presidencia haber hecho transformaciones y tareas que nunca antes se habían hecho.
Hoy también han homenajeado a quien fuera mi compañero de vida, de militancia, de ideales y convicciones. Alguien podría pensar también que se fue, pero en realidad cuando uno ha pasado la vida dejando cosas tan importantes, cuando ha cambiado los paradigmas de un país, porque en realidad recuperar la autoestima, recuperar la dignidad es cambiar los paradigmas de un país. Porque muchos o pocos pero muy poderosos, necesitan que no nos creamos capaces de grandes cosas, grandes epopeyas, grandes transformaciones para seguir ejerciendo determinadas políticas. Estos hombres, Lula y Néstor Kirchner, quebraron esas lógicas, construyeron nuevos paradigmas.
Lula habló de que entre ambos -y es absolutamente cierto- destruyeron, deconstruyeron prolija y pacíficamente lo que durante décadas -yo diría durante casi 200 años de vida del país- se había estructurado, que era imposible construir alianzas estratégicas con Brasil, que además no solamente eso, sino que eran además nuestra hipótesis de conflicto bélico principal Argentina y Brasil, a punto tal que a regiones como la Mesopotamia argentina, concretamente Misiones, Entre Ríos, Corrientes, que vinculan directamente como corazón al MERCOSUR, se les impidió desarrollar infraestructura básica porque eran un posible acceso de Brasil para invadir Argentina. Y estas cosas no pasaron en el siglo XIX, estas cosas se discutieron, se debatieron y se hicieron durante el siglo XX.
Por eso digo que cuando Lula habla de esa amistad entrañable que construyeron, cuando él recibió a Néstor Kirchner como candidato a presidente habiendo otros candidatos y cuando muy pocos apostaban por que Kirchner fuera presidente, él lo recibió como si fuera el único candidato a presidente que tenía la República Argentina. Eso para la Argentina en general y para esta Presidenta en particular, va a ser inolvidable.
Por eso yo quiero hacer dos obsequios, porque muchas veces hay imágenes, hay fotografías que son más fuertes que discursos y que mil palabras.
Yo quiero mostrarles lo que le voy a regalar al Presidente Lula: una va a ser una fotografía tomado por quien es el fotógrafo oficial desde hace muchos años de la Casa de Gobierno, Víctor Bugge, y que no sé en qué reunión fue tomada pero que revela los afectos, los lazos que estos dos hombres, no digo tenían, tienen. Y, al mismo tiempo, reproduje esa fotografía en metal y piedra. La piedra es pórfido patagónico, nuestro pórfido patagónico, el que recubre nuestra casa de El Calafate, y el que va a recubrir también su tumba en Río Gallegos, y también un metal muy fuerte, hierro, que es de lo que ustedes están hechos, pero no de hierro malo, de buen hierro, del hierro que sirve con firmeza a sus pueblos.
Así que, quiero brindar este homenaje a este amigo entrañable que, junto a mi compañero, pudieron y supieron construir una UNASUR, una América del Sur totalmente diferente.
Gracias. (APLAUSOS)