Gracias, muchas gracias. Muy buenos días a todos y todas.
Hermanos, hermanas; amigos, amigas; Madres; organizaciones de Derechos Humanos; organizaciones sociales; movimientos sociales; juventudes; cooperativistas: no me la hagan difícil, porque la última vez que estuve acá, él estaba conmigo, así que ayúdenme, ayúdenme a que pueda hablar bien. (Aplausos)
La verdad que uno tiene tantas cosas en la cabeza, que cuando vi en el programa lo de los microemprendimientos el domingo, le comentaba a Alicia dónde iba a hacer. Solamente tomé conciencia de que era acá en este lugar, en el Luna Park, cuando me acordé que entré con él por última vez acá. (Aplausos) Perdónenme. (Aplausos) Todavía recuerdo que había una gran figura acá, "El Eternauta", con su cara. Pero todos tenemos que ser muy fuertes; él era el más fuerte de todos y era el mejor de todos nosotros. (Aplausos) Y como era el mejor de todos nosotros, a los que se fueron peleando, a los que se fueron luchando sin renunciar nunca a una sola de sus convicciones, uno lo tiene que recordar sonriendo y no llorando. No llorando, sonriendo. (Aplausos)
Este fin de Asamblea y comienzo del Primer Congreso Latinoamericano de Microcrédito, es una cosa muy importante y todos la estamos festejando y celebrando. En realidad lo que estamos celebrando hoy aquí, es la organización social que ha sido siempre o debió haber sido siempre uno de los objetivos de la política.
La política normalmente se la identifica con las cosas como transas, trenzas o negociaciones, que las hay como en toda política, porque todos hacemos negociaciones, tenemos que intercambiar opiniones y acordar posturas para poder hacer síntesis y tenemos que empezar a desmitificar esto de que la negociación, los acuerdos son algo malo en la política, pero no es ese el objetivo, ese es el medio, el medio para lograr esto que estamos haciendo hoy acá, que es organizar socialmente a los movimientos, a los cooperativistas, a los monotributistas, a todos aquellos que no estando en lo que se denomina formalmente el mercado, forman parte de la economía real y concreta de un país. (Aplausos) Tal vez la que genera muchos puestos de trabajo como hemos generado y la que genera algo que es básico para que una sociedad pueda sobrevivir y superarse, que son los vínculos de solidaridad y cooperación, dos elementos que precisamente parecían haber desaparecido del mundo contemporáneo y tal vez esté en esas cosas también que tengamos que encontrar las razones profundas de una crisis global que algunos creyeron que era financiera. Lo dije el otro día en la reunión del G-20 pero que en realidad es una crisis estructural de funcionamiento de modelo, de haber sacado el capital de la escala productiva, de la escala humana para llevarlo únicamente a la escala de las finanzas. Esto ha sido en realidad la verdadera raíz. (Aplausos)
Y miren que dije esto en un ámbito como el de las finanzas, ante muchísimos e importantísimos empresarios y luego en el Plenario, y ninguno discutió estas cosas, porque lo que parecía solamente finanzas era apenas la punta del iceberg, era por donde explotó esa lógica inhumana, esa lógica absurda de creer que el dinero se reproduce a sí mismo sin pasar por el trabajo de las manos del hombre o por el trabajo de las neuronas, del conocimiento, las manos y el conocimiento. (Aplausos), los dos grandes protagonistas de este siglo que viene.
Estoy convencida que el trabajo de las manos y el trabajo de las cabezas, de las neuronas, el conocimiento va a signar todo el siglo XXI.
Por eso y volviendo al principio, a los objetivos de la política, siempre obviamente hemos militado en un espacio político identificado con una historia, con líderes pero nuestra incorporación a la política, la de él, la mía, la de otros miles y miles, cientos de miles de jóvenes era fundamentalmente organizar a la sociedad.
Yo me acuerdo de cosas, porque siempre se recuerdan las cosas feas que pasaron en aquella época. Es cierto que pasaron cosas muy terribles como la violencia, una violencia que debió ser explicada no solamente a partir de los ´70, sino a partir de un poquito más atrás; no de cuando no nos dejaban votar, cuando bombardearon, porque si no, no se entiende, parece que de repente unos locos hubieran aparecido como brotados después de la lluvia. Los procesos históricos siempre hay que entenderlos y comprenderlos, no justificarlos. No estoy hablando de justificación, estoy hablando simplemente de comprensión que es otra cosa totalmente diferente.
Y el objetivo era la organización social, la organización de la sociedad para un mundo mejor, para un mundo diferente, donde hubiera igualdad, donde hubiera también mucha libertad. Pero libertad e igualdad, las dos cosas, porque si no hay igualdad tampoco hay libertad. Si yo no puedo decidir qué vida voy a tener, si voy a ser condenada solo por ser pobre, si no voy a tener educación porque mis padres no pueden pagarla, si no voy a tener salud porque no puedo pagar un médico, no hay libertad, aunque se vote cada dos años. Libertad hay cuando cada uno puede elegir su vida, la que quiere tener y eso es lo que siempre quisimos, tener mucha libertad y mucha igualdad. (Aplausos)
Yo creo también que este proceso que hemos iniciado -no voy a decir proceso que es fea palabra, es una palabra horrible, me da frío- este proyecto de nación, de país, de sociedad que hemos querido darle libertad, yo no recuerdo, haber si ustedes recuerdan alguna otra etapa de nuestra vida institucional donde haya habido tanta libertad para todos, para los de abajo, para los del medio, para los de arriba, para que cada uno pueda decir y hacer algunas veces cosas que no debieran ni decir ni hacer, pero tener el derecho a hacerlas y decirlas y que nadie por ello los castigue. Y aunque todavía nos falta mucho para la gran equidad y la gran igualdad, creo que hemos avanzado y mucho, y seguimos avanzando. Claro, cuanto más se avanza en la equidad y en la igualdad, es cuando muchas veces más se ataca, porque hay que distribuir las cosas un poco mejor y entonces algunos pueden sentirse afectado.
Yo pienso que tendrían que reflexionar, sé que van a reflexionar en algún momento, porque hay un mundo que está cambiando y está demostrado que cuando hay cosas que unos pocos tienen tanto y cuando la mayoría no tiene nada, no duran mucho tiempo, porque hay momentos en que las sociedades se terminan revelando contra esas cosas. (Aplausos)
Siempre cuando veo estas cosas en otros sectores que tienen gran poder de decisión económica, siempre les pido no que sean buenos, sino que sean inteligentes, que es más difícil todavía. Alguien puede creer que es bueno, porque participa de una obra de caridad, o porque tiene una fundación, o porque una o dos veces por semana va a ayudar, que está muy bien que así sea porque siempre es bueno que ayuden aunque sea una hora, siempre es bueno un minuto de ayuda, no estoy criticando, estoy simplemente diciendo que creo que tenemos que ser más inteligentes como sociedad, creo que este es el gran desafío que tenemos todos los argentinos, desde quién les habla hasta el último de los argentinos en el último de los lugares de la patria, en el último trabajo que pueda tener. Todos tenemos la obligación de ser más inteligentes, sobre todo en un mundo que cada vez está más complicado y por lo que uno puede ver y observar, a mí me ha tocado hacerlo hace muy pocos días. Vamos a tener que tener una gran inteligencia para poder aprovechar este potencial y este presente impresionante que hoy tiene la Argentina para potenciarlo aún más.
Por eso cuando leía el folleto que seguramente habrán repartido entre todos ustedes, acerca de todas las realizaciones, apuntaladas en dos ejes que a mí me parecen centrales y hoy, les puedo asegurar que me parecen más centrales que nunca: la familia y el trabajo. (Aplausos)
Me encantó como se organizó ese folleto, porque cuando uno enuncia medidas como la Asignación Universal, como la cantidad de jubilaciones, como la cantidad que se atiende por el PAMI, por la cantidad de millones de trabajadores que se han incorporado, por los convenios colectivos, por los más de seiscientos y pico de centros de integración social que hemos hecho en todo el país, todas parecieran medidas buenas pero aisladas, y cuando las comienza a agrupar en esos dos grandes ejes, organizadores de la vida de una sociedad, de una ciudad, de un pueblo, de un país, que son el trabajo y la familia. Porque si uno tiene trabajo y tiene familia y puede darle cosas a su familia, yo creo que estamos dando los dos cimientos básicos para que una nación, una sociedad, puedan desarrollarse.
El gran desafío, compañeros y compañeras, sé que también hay distintas delegaciones de países hermanos de Latinoamérica, ya saben que Argentina ha elegido definitivamente su casa, es América del Sur, es Latinoamérica. (Aplausos) Ese es el lugar. Por eso digo lo de la inteligencia, miren si les hubiéramos hecho caso a los que se querían ir para Europa o Estados Unidos, Dios mío, menos mal que nos quedamos acá en nuestro lugar.
Esto no es una crítica a los países desarrollados, creo que hay que comenzar desde nosotros mismos, prestarnos más atención a nosotros mismos y fundamentalmente tener mucha fuerza y aunar mucho los esfuerzos de todos los argentinos, aquí y de todos los países que conforman nuestra América del Sur, porque además hemos dado muestras que en momentos límites que nos han tocado atravesar como país y como región, las soluciones las hemos encontrado aquí en casa. Nada vino de afuera, todo fue construido por nosotros, todo fue pensado y ejecutado por nosotros, y no porque todos pensáramos igual. (Aplausos) Todavía recuerdo la última gestión de él, para dos pueblos hermanos que están sus representantes hoy aquí, cuyos mandatarios no piensan igual pero lo importante es que cada uno se respete al otro y juntos podamos construir una región solidaria, fuerte, unida, libre de conflictos raciales, religiosos, de integración, que asolan a otras regiones y que tienden a quebrarlas, a dividirlas. (Aplausos)
Discúlpame Alicia si no hablé mucho de los microemprendimientos y de las cosas, pero tenía ganas de hablar de estas cosas. (Aplausos) Se ve que el aura anda por ahí y todo lo que veo por ahí abajo me lo recuerdan, me lo recuerda el pañuelo blanco, me lo recuerdan los jóvenes, me lo recuerdan los trabajadores. (Aplausos)
Quiero decirles finalmente que siempre van a poder contar conmigo, siempre, como Presidenta, como compañera, fundamentalmente como eso último que es lo que voy a ser toda la vida, compañera de ustedes, de los jóvenes, de las madres, de las abuelas, de los trabajadores, de los cooperativistas, de los agricultores, de los que quieren una Argentina y un mundo mejor como quería él y como querían tantos que dieron su vida como también la dio él.
Gracias, muchas gracias a todos y a todas. Discúlpenme, me hubiera gustado hacerlo mejor, pero ya lo voy a superar.
Gracias, los quiero mucho, gracias por como lo despidieron también, gracias por todo. (Aplausos)