Seguidamente, trazó un recuento de los logros alcanzados por el país aún en medio de la crisis financiera mundial: se pudo sostener un crecimiento global de la economía, que fue de 0,9% en 2009, se mantuvo la inversión en infraestructura en más de 4 puntos de PBI, se reestructuró el un 93 % la deuda externa, se cuenta con un sistema financiero absolutamente solvente, y la imposibilidad de tener acceso a los mercados financieros Internacionales como producto del default de 2001 hizo que el mercado financiero local no se vea afectado por los fondos tóxicos que causaron la debacle global.
Para la Presidenta, una de las claves por las cuales la Argentina pudo atravesar la crisis está en que 2durante 2009 se buscó mantener la demanda agregada" y se aplicaron políticas activas para sostener el empleo. Puso como ejemplo el caso de la política aplicada para la filial argentina de la automotriz GM: ante la imposibilidad de la empresa de cumplir con una inversión prevista, fue fondeada por el Estado y pudo concretar el lanzamiento de un nuevo modelo de automóvil, lo que permitió a la empresa concretar sus planes y además incorporar más trabajadores.
"Apuntamos a una sola cosa: sostener el vínculo del empleo con políticas activas y otorgar asistencia a los sectores de menores recursos", graficó la Mandataria, y agregó: "lo único que no podíamos hacer era paralizar el consumo".
También destacó la decisión de acumular reservas como "una forma de defensa ante la volatibilidad de los mercados", y la decisión de destinar parte de ellas al pago de la deuda, "de manera de no tener que destinar recursos fiscales a ello y poder volcarlos a la economía real".
Subrayó luego la decisión de aplicar mayores restricciones al ingreso de capitales netamente especulativos al señalar que "tenemos una obligación de 30 % de encajes" para esos fondos.
Sostuvo seguidamente que "las finanzas tienen que volver a la escala de la producción de bienes y servicios y tenemos que mejorar los salarios porque la gente tiene que consumir". "Si no hay consumo, no hay forma de crecer", explicó.
En ese sentido, afirmó que la denominada guerra de monedas debe ser abordada a partir "de un concepto de cooperación internacional", y que en ese concepto de cooperación los países más desarrollados "deben tener en cuenta que su aporte sea el más grande y no pretender que los países emergentes detengan su crecimiento".
Finalmente, dijo que "en Argentina comprobamos que no puede crecer un sector a costa de que se derrumbe el resto de la sociedad", y que esa enseñanza "la podemos aplicar a escala global".
El encuentro se llevó a cabo en el Hotel Sheraton Grande Walkerhill Seúl y en él tomaron parte el presidente del Deutsche Bank, Josef Ackerman; Peter Sands, del Standard Cartered; Marcus Wallenberg, del SEB; Stephen Scharzman, de Blackstone; Jean Lemiere, del BNP Paribas; Perrin Batter, de la Cámara de Comercio de Canadá; Kee-Young Im, de Daewo, y Laurence Parisot, de Medef.
También estuvieron presentes César Alierta, de Telefónica; William Topeta, de Met Life; Sam Walsh, de Río Tinto; entre otros.