Muchas gracias. Muy buenos días a todos y todas.
Señor Intendente; señor titular de la firma Guildford, Eduardo Bohm, su familia; dirigentes sindicales; amigos, amigas; Wado, que fue el que me contó de la familia Eschenone, y la verdad que uno se imagina la desesperación de un papá y una mamá de no poder contar con los recursos necesarios para que su hijita salve la vida, pero aquí estuvimos y vamos a estar siempre con todos los que necesiten una mano solidaria del Estado. Porque esto no es Cristina, este es el Estado, esto son todos ustedes, los que también ayudan a través de políticas públicas a que esto se pueda hacer.
Y aquí estamos en esta fábrica. Yo recién escuchaba al Intendente hablar de cuando se asumió en el año 2003, casi nos cierran el país en realidad, porque no era solamente Dupont que fue una decisión de la empresa, sino que los años 2001, 2002, 2003 fueron años muy difíciles. Para mí pocas satisfacciones como hacer actos adentro de las fábricas, de fábricas en funcionamiento, de fábricas que producen, que además lo hacen con una calidad, yo no sabía que el señor es proveedor de una firma, yo les voy a decir para que todos se enteren donde estamos, es el que provee entre otros a Caro Cuore, varias los tendrán puestos seguramente; me contaba también que su principal cliente está en Estados Unidos. Cuando recién escuchaba que están en una misión en China para exportar a China hilados técnicos, telas técnicas, estamos hablando de cosas grosas, porque es como que dijera que estamos exportando naranjas al Paraguay o bananas al Brasil, digo por el altísimo grado de competencia y competitividad internacional que tiene la República Popular China en esta materia. Así que para mí, créame Eduardo, es un gran honor y además me hace reafirmar mis convicciones y las decisiones en seguir profundizando este modelo de industrialización y valor agregado en la República Argentina a través de políticas activas, como mencionaba Eduardo recién con la ayuda del Banco Nación y seguramente la que podrán tener a través de los proyectos del Bicentenario, que es financiamiento que estamos otorgando a todas las empresas para seguir agregando valor en la Argentina. Y estoy muy orgullosa porque la actividad industrial sigue creciendo por arriba de la actividad económica y esto para mí es maravilloso.
Yo recordaba cuando era senadora y todos los días salía del Senado, les estoy hablando de los años ´90, 2000, 2001, por Hipólito Yrigoyen, tomaba por Callao y luego por la calle Guido para ir a mi casa donde vivía cuando estaba como legisladora en Buenos Aires, y pasaba todos los días dos veces por el Consulado de España. No me voy a olvidar nunca y quiero que los argentinos se acuerden también, porque somos de memoria frágil, allí en el Consulado en la calle Guido, entre Callao y la que sigue que no me acuerdo cual es, Rodríguez Peña creo, hileras, filas interminables, hasta gente con carpas, gente con banquitos, los coleros que cobraban por ceder un lugar en la cola de la cantidad de jóvenes argentinos que se iban a España porque no teníamos futuro en la Argentina, y ver esta Argentina de hoy, que cuando paso por la calle Guido por suerte ya no veo más ninguna cola de argentinos que se quieren ir, digo, estamos haciendo las cosas bien. (Aplausos)
Y la verdad que las estamos haciendo bien por la política de industrializar, de agregar valor, de tecnificar, de sustituir importaciones. Mi sueño, como le explicaba a Eduardo, quien me decía que todavía no tenemos la tecnología tan buena en el país, obviamente, para poder producir todo aquí, mi sueño es que dentro de unos cuantos años podamos también hacer esas máquinas en el país; él me hablaba de procesos de digitalización y yo pienso que tenemos también una industria del software muy desarrollada y con mucho crecimiento; creo que tenemos que empezar a articular a todas las cadenas de valor para ver cómo tecnificamos, cómo incorporamos tecnología, cómo seguimos agregando valor.
Estoy muy contenta por esta puesta en marcha, que ya estaba trabajando, de esta importante fábrica, con las máquinas de última generación, con la incorporación de nuevos trabajadores, y también con la incorporación de los que por su experiencia, por su expertis de la vieja firma también ayudan a que esto siga marchando.
Y recuerdo una cosa que me dijo Eduardo, touch al corazón, "golpe al corazón". Me dice: la verdad que antes paraba la fábrica 15 ó 20 días porque no había absolutamente nada que hacer, ahora por ahí en invierno la tuve que parar uno o dos días porque me faltó un poquito de energía. Pero Dios mío, qué diferencia, prefiero pararla uno o dos días porque me falta energía y estoy produciendo y no como antes que la tenía que parar porque no había trabajo y porque no había nada que hacer. (Aplausos)
Yo le contaba que un importante industrial de Santa Fe, miembro de la comisión directiva de UIA a nivel nacional, me dijo que durante la década de los ´90 y parte de los años 2001 y 2002 llegó a pintar la fábrica dos veces con sus trabajadores porque no sabían qué hacer. Por eso digo que cuando por allí se pone tanto el micrófono y la cámara de televisión sobre los problemas del crecimiento, porque en realidad son problemas que tiene el crecimiento y taparon, ignoraron y muchas veces fueron cómplices de las políticas de entrega, de subordinación y de crecimiento sin decir una sola palabra ni sacar una sola fotografía, a veces pienso si no sería también importante nacionalizar, no estatizar -que se entienda bien para que mañana nadie titule mal- nacionalizar los medios de comunicación, que adquieran conciencia nacional y defiendan los intereses del país, no los del gobierno, los del país. (Aplausos)
Cuando nosotros teníamos las políticas activas, cuando Eduardo mencionaba nuestra visita a China donde nos comprometimos a no perder un solo puesto de trabajo, con estas políticas activas de protección al trabajo y a la producción nacional, los ataques más grandes no los recibíamos de afuera, los recibíamos desde los propios medios de comunicación desde aquí adentro, única vez y único lugar en el mundo en que esto sucede, porque cuando uno abre los periódicos de cualquier lugar donde visite el mundo, la crítica al gobierno puede darse o porque dejaron entrar inmigrantes o porque dejan entrar productos que no son nacionales, en fin, pero acá es al revés. Y yo digo: muchas veces eso también se hace carne en los dirigentes políticos, en los cuerpos intermedios del Estado, no por maldad, sino porque hay como una cultura metida adentro de que es más importante quedar bien con los de afuera que quedar bien con los de adentro. Y yo voy a seguir apostando una y mil veces a la integración con el mundo pero desde los intereses de la República Argentina, desde aquí, integración al mundo inteligente, cuidando a nuestra gente, a nuestros trabajadores, a nuestros empresarios, a nuestros inversores. (Aplausos)
Y no tenemos tampoco ningún prejuicio ni ningún preconcepto con todos los que desde afuera vienen a invertir. Hace poco acabamos en la defensa de la competencia de cerrar luego de dos años de larga discusión con dos grandes empresas globales en materia de telecomunicaciones, un acuerdo para que se respeten las leyes antimonopólicas argentinas, y van a invertir igual y van a respetar las leyes porque hemos firmado un acuerdo modelo a nivel global, que nos permite inclusive auditar los libros de esas empresas en sus casas matrices, algo que no se alcanzó en otros acuerdos que se hicieron en otras latitudes.
Porque yo creo que lo importante es que todos advirtamos que el Gobierno lo que hace es cuidar este modelo virtuoso. Por eso también cuando tomamos la decisión en plena crisis mundial, que todavía siguen sus coletazos, a fines del 2009, de pagar con reservas nuestra deuda para no endeudarnos a tasas usurarias, y tampoco retirar del mercado las políticas expansivas fiscales que ayudan a las empresas, en créditos, en tasas promocionales, sabíamos que estábamos bien orientados, pese al feroz ataque que recibimos por esto.
Hoy a menos de un año de la toma de aquella decisión, luego de haber pagado 5.900 millones de dólares en materia de organismos multilaterales y títulos de la deuda, tenemos frente a los 47.800 millones de dólares que teníamos en diciembre del 2009, ayer 51.500 millones de dólares de reservas en el Banco Central. (Aplausos)
Esto nos permite, junto al superávit fiscal, junto al superávit comercial, solidez macroeconómica que garantice y dé certidumbre, certeza a los hombres como Eduardo Bohm y que nos permita además destinar recursos del Estado al financiamiento productivo, que ha sido una de las claves que necesitamos para profundizar el nivel de inversión, que afortunadamente estamos con muy buenos niveles en relación al PBI. La última lectura que me había alcanzado la ministra de Industria era ya de 23 por ciento en materia de inversión del PBI; el año pasado casi 6 puntos del PBI lo metimos en expansión fiscal, en gasto fiscal para que la Argentina no se nos cayera. Y por esa expansión que hicimos, se acuerdan los titulares, baja el superávit, sube el gasto fiscal, el crecimiento del gasto; lo que ellos veían como crecimiento del gasto era sostenimiento del Estado de la actividad económica para poder hoy en los últimos 12 meses crecer al 9 por ciento. (Aplausos) Esto los industriales lo entienden porque son ellos directos beneficiarios.
Pero no solamente los industriales, yo bajaba hoy del helicóptero aquí en Mercedes, veía ese verde maravilloso que tienen, y todos los sectores de la producción están ganando como nunca en la Argentina. Un amigo mío me dijo, con respecto al sector de producción primaria, agrícola ganadera, "Cristina, no la están ganando, la están pesando". ¿Y saben qué? Estamos contentos. No tenemos que ser como algunos que quieren llevase todo y son angurrientos, a nosotros nos pone contentos que a otros argentinos les vaya bien, porque a cuantos más argentinos les vaya bien más nos va a ir bien a todos. (Aplausos)
Hay que olvidarse de esa Argentina chiquita, de los mediocres que solamente ven la de ellos y después cuando se cae todo finalmente terminan cayendo ellos, que por cierto de esa época terrible que mencionaba Selva, donde las industrias cerraban y no había trabajo, a los del sector agrícola ganadero tampoco les iba muy bien que digamos y ustedes aquí en Mercedes lo deben saber. ¿A quién le iba bien en el campo con el uno a uno? ¿Cómo exportaban si tenían casi todos los campos embargados o a punto de remate? Si realmente no valía la pena exportar y no había mercado interno. Si no podías exportar porque no eras competitivo, tenías 25 por ciento de argentinos sin laburo, que no consumían porque no podían, ¿a quién le iba bien? A nadie. Pero bueno, estarían bien anímicamente, qué se yo, hay gente que es rara.
Pero lo importante es que todos están ganando, que estamos registrando precios nunca vistos, que además el día 15 de noviembre recibiré al ministro de Agricultura de la República Popular China, que también viene con buenas noticias para la República Argentina y demuestra que uno puede tener relaciones buenas e inteligentes y hacer negocios que le convengan a las dos partes. Porque eso es lo que tiene que aprender nuestra diplomacia y nuestra dirigencia política, en los negocios les tiene que ir bien a las dos partes, a los argentinos y a los que comercian con la Argentina.
Esto pasa también en lo chiquito, pasa en el barrio, en el municipio, en la actividad comercial aquí en la Argentina. Tiene que irles bien también a los usuarios y consumidores para que sigan cada vez gastando más y alimentando la rueda virtuosa de la economía, que no duden es la producción vinculada al valor agregado, a la exportación y el consumo popular, son los dos grandes pilares. No son contradictorios, son complementarios.
Por eso no me canso de explicar qué es lo que estamos haciendo y cómo lo estamos haciendo, porque no es viento de cola, no hay ningún viento de cola, al contrario, cuando en el 2008 Eduardo Bohm decide este proyecto no había ningún viento de cola, al contrario, el mundo aconsejaba casi que te fueras a la casa, que apagaras la luz y esperaras que pase el chubasco. Y también podría haber sido lo mismo por parte del Estado, pero no, redoblamos los esfuerzos, la imaginación, fuimos ayudando a cada sector con cada plan para que no nos echaran gente, porque claro, lo primero que hace el capital cuando tiene problemas es despedir a los operarios. Y hubo un gran esfuerzo por parte de todo el sector industrial y también de los dirigentes sindicales que actuaron con mucha responsabilidad.
Me acuerdo cuando me vinieron a ver, lo cuento siempre porque es una buena enseñanza, cuando allá a principios de 2009 me vinieron a pedir que retomáramos la doble o triple indemnización en caso de despido -el de la Asociación Obrera Textil se acuerda porque era uno de los que fueron a pedirme eso, junto con Hugo Moyano y toda la Comisión Directiva-; obviamente los trabajadores qué hacen, van a defender sus intereses, entonces me pedían que sacáramos una ley prohibiendo los despidos o que tripliquemos la indemnización. Yo les dije: muchachos, todo muy lindo pero si hacemos eso lo único que vamos a lograr es que despidan en el menor tiempo posible a la mayor cantidad de gente posible porque se van a querer cubrir antes que salga la ley. Esto es natural, hay que empezar a entender cómo funciona la cabeza de cada uno, es importante para quien dirige el país ponerse en el lugar de cada uno, pero cuando toma la decisión se pone en el lugar de todos. Esto también es importante aclararlo. Muchas veces no gustan algunas decisiones pero hay que tomarlas aún comprendiendo las demandas de cada sector pero entendiendo que debemos responder desde la Presidencia de la República al interés de todos los argentinos que es el de mantener un país equilibrado y equitativo. (Aplausos)
Por eso también las políticas pública activas en materia de Asignación Universal por Hijo, de jubilaciones, de convenciones colectivas de trabajo, nunca vistas. El otro día veía el acto en River, ¡mi madre! ¿Cuándo íbamos a hacer un acto un 17 de octubre con esa cantidad de gente? Es curioso, una apostilla, durante las primeras horas antes de ir al acto algunos medios de comunicación estaban todo el día diciendo "están cortando, no se puede pasar, qué barbaridad"; cuatro meses nos cortaron las rutas, cuatro meses el gobierno estuvo con las rutas cortadas y nadie decía nada, al contrario, lo impulsaban desde los medios de comunicación, y resulta que porque un viernes los trabajadores y nosotros los peronistas decidimos recordar el 17 de octubre por dos horas, por un problema de tránsito parecía que se venía el país abajo. Argentinos abramos la cabeza, no seamos más giles, por favor, no seamos más tontos, no dejemos que nos envenenen, que nos mientan y que nos enfrentemos por cosas que por ahí molestan, es cierto, pero decime si no era más molesto cuando no andaba nadie por la calle porque nadie podía comprar auto, porque nadie tenía nafta, porque nadie tenía laburo. Bueno, había otras cosas, otros cortes, y algunos terminaban mal. No me voy a acordar del de puente Avellaneda como me acordé el otro día, pero me voy a acordar del puente de Corrientes, al segundo día o a la semana del gobierno de la Alianza en el año 1999. Fue en el puente de Corrientes donde ya hubo por primera vez, a una semana de gobierno, en la represión de un piquete, dos muertos.
Por eso, porque hemos sufrido mucho los argentinos, porque nos han pasado muchas cosas, debemos tener buena memoria, que no quiere decir estar todo el día con el dedito dando vueltas y revolviendo, memoria. Memoria y saber que muchas veces debemos tener tal vez un poco más de paciencia todos, esto no quiere decir que no se respeten los derechos del otro, siempre hay que respetar los derechos del otro, y cuando te encontrás con alguno que no lo hace, la solución no es darle un palo sino tratar de persuadirlo y convencerlo. Y si no bordealo, porque la verdad que nos hemos enfrentado demasiado y nos hemos equivocado demasiado.
Es que además en esas equivocaciones siempre los grupos más concentrados, los intereses más monopólicos fueron los únicos que se beneficiaron de los gobiernos débiles, de los gobiernos a los que les pueden imponer condiciones, de los gobiernos que agachan la cabeza, de los gobiernos que les dicen a sus legisladores que voten cualquier cosa contra los trabajadores, como me tocó vivir, de esos gobiernos debemos tener miedo los argentinos. De los gobiernos que con errores, con aciertos, con algún gesto que ya sé que por ahí no soy del todo simpática, defendemos los intereses de todos, de esos no tienen que tener miedo, yo nunca le voy a hacer mal a otro argentino, ese es mi gran compromiso. (Aplausos)
Es un compromiso que me viene desde muy lejos, no es de acá, no milito en política como hobby porque me aburrí o por otras cosas, no, formo parte -y lo reitero con mucho orgullo- de una generación que se incorporó a la política por valores y con valores muy fuertes.
Así que hoy es un día de fiesta en Mercedes, es un día de alegría. Quiero agradecerles a todos y a todas, a los que hoy se acercaron aquí, a los empresarios, a los dirigentes sindicales, a los vecinos y vecinas de todo Mercedes, a todos, desearle a la familia Eschenone mucha pero mucha suerte y pedirle a Dios que también nos ayude porque eso es muy importante. Muchas gracias a todos. (Aplausos)