Señor presidente de AMIA, Guillermo Borger; señor presidente del Comité Judío Americano, David Harris; Dina; querido Freddy Presman, titular de la CAIB en ese encuentro tan particular que tuvimos en Caracas en el año 2007, donde precisamente conocí a David y hasta me encontré con Salomé, de La Plata, que cuando yo era muy jovencita iba a comprar telas a su negocio, una sedería fantástica en la ciudad de La Plata, 47, 7 y 8, por ahí anda, así que, es una noche de encuentros; amigos y amigas: ustedes me conocen, no como Presidenta, me conocen como senadora, me conocen como legisladora integrante de la Comisión Bicameral de Seguimiento de los dos terribles atentados que sufrió nuestro país.
Me conocen también como Presidenta llevando esta causa que es causa de los argentinos, porque siempre hemos dicho que la hemos sufrido los argentinos y que lo vamos a seguir haciendo en todos los foros, en todos los estrados y desde todos los lugares. (APLAUSOS)
Pero esta noche especial, como decía Guillermo, la AMIA puede ser para alguien el lugar donde explotó una bomba, pero la AMIA es el lugar también donde se protege, donde se construye una red social para aquellos sectores más vulnerables que lo necesitan.
Yo quiero esta noche festejar, conmemorar, honrar a esa AMIA, a la de los derechos sociales, a la de la gran tarea de construcción, de justicia, de equidad que es todo un hito en la República Argentina y que es reconocida nacional e internacionalmente.
Es cierto, vivimos en un mundo complejo, un mundo duro, un mundo en el cual tenemos que escuchar cosas que nos duelen y nos hieren, no solamente aquellos que, como tu madre Guillermo, ha sufrido la humillación de la condición humana de un número en un brazo. Cuando se niegan estas cosas, estas tragedias de la humanidad, se está atacando a todos y cada uno de aquellos que creemos que la condición humana es inviolable y está por sobre toda otra cuestión. (APLAUSOS)
Pero son los menos, hacen mucho ruido y tienen mucha prensa, pero son los menos. La inmensa mayoría de los argentinos -y déjenme creer, la inmensa mayoría de los hombres y mujeres que vivimos en este bendito planeta- creemos que realmente la solidaridad, el respeto por el otro, son los valores que se deben preservar y que no es una cuestión de religión, es una cuestión que está, inclusive si se me permite, por sobre las creencias religiosas.
Porque la condición humana es algo superior, inclusive. Creer en Dios nos hace, primero, creer en el hombre; no se puede creer en ningún dios ni estar actuando en nombre de ningún dios, que nos haga atentar contra la integridad y la condición humana del otro.
Por eso, tal cual lo recuerdo muy bien en el Bosque de la Memoria, muy cerca de Jerusalén, cuando visité Israel, dije que tal vez una de las cosas más terribles era descubrir en esa misma condición humana muchas veces lo peor que puede surgir en una persona y por eso tenemos que hacer todos un gran esfuerzo.
Yo no voy a hablar de tolerancia, porque tolerancia es como que tengo que aguantar al otro. Era una palabra que yo solía utilizar, pero hace un tiempo dije "no voy a hablar más de tolerancia". Tolerancia es como que te aguanto porque no tengo más remedio.
Yo quiero otra cosa, yo quiero integración, pluralidad, diversidad, respeto, esencialmente, hacia el otro, que es diferente a tolerarlo. Respetarlo es ser uno mismo en el otro, verse uno mismo en el otro. Y creo que, precisamente, una de las manifestaciones más maravillosas que tiene la condición humana, es la solidaridad y esto es la AMIA, esta es la AMIA que quiero homenajear yo esta noche hoy aquí junto a todos ustedes: la AMIA de la solidaridad, la AMIA que acude para aquellos que no tienen trabajo. (APLAUSOS)
Por eso, sabemos que es un aliado formidable de este Gobierno. Porque una de las cosas, diría, centrales que hemos tenido en estos años, ha sido tapar los agujeritos de esa pared en la que tuvimos que ir sacando, primero, los clavos y como quedaban agujeros y todavía quedan agujeros porque fueron clavos en esta pared que podríamos simbolizarla como la Argentina, que fueron clavados por décadas y por distintos sectores, no importa cuáles, pero lo cierto es que era pared tachonada de clavos que tuvimos que ir uno a uno retirándolos y han quedado los agujeros. Y ahora tenemos que rellenar esos agujeros y rellenar esos agujeros, es lograr que los argentinos todos tengan mejor calidad de vida, que todos puedan tener un trabajo digno, que todos puedan acceder a la educación, que todos puedan tener salud y vivienda y en esto AMIA es aliada incondicional e indestructible de estas ideas y de este Gobierno. (APLAUSOS)
Como decíamos hace unos instantes cuando nos reunimos antes de ingresar aquí, hoy es un día de festejo, de alegría. Es bueno también darse momentos de alegría, de reconocimiento con el otro, de compartir momentos, que no significa olvidar compromisos y olvidar tragedias. Es precisamente en estos momentos donde nos encontramos solidarios, para tendernos la mano, para repasar las cosas que hemos hecho juntos y mirar y enumerar las que vamos a seguir haciendo, en los momentos en que cobra fuerza la verdadera fuerza y fortaleza que tiene que tener una sociedad, un país, una organización no gubernamental como la AMIA, de superar la tragedia, no olvidarla, porque otro punto indisoluble de contacto entre este Gobierno y la AMIA, es la Memoria, algo que dije una vez en el Consulado de Nueva York, ¿vos eras cónsul, Héctor? Sí, ¿no?
Di una conferencia y me acuerdo que manifesté que una de las cosas que más admiraba del pueblo judío era esa terquedad en la Memoria. Terquedad en la Memoria, que no significa rencor ni venganza, significa exactamente eso: Memoria, Verdad y Justicia. ¡Qué tres palabras que encajan perfectamente con lo que nuestro Gobierno, nuestra sociedad creó en el fondo, necesita para todos nosotros! En esto también somos parte indisoluble. Por eso, son muchas cosas juntas entre la Nación Argentina y la AMIA.
Ustedes saben de mi compromiso de toda la vida y como lo dije hace unos instantes, ustedes siempre deben saber que van a contar conmigo cualquiera sea el lugar que me toque ocupar, siempre van a contar conmigo. (APLAUSOS)
Por eso, quiero agradecer esta invitación que para mí es un gran honor y para todos y todas, en esta noche de los 116 años de la AMIA, de nuestra AMIA, de la AMIA de los argentinos, shalom a todos.
Muchas gracias. (APLAUSOS)