Inauguración de la Universidad de José C. Paz

PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, CRISTINA FERNÁNDEZ, EN EL ACTO DE INAUGURACIÓN DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE JOSÉ C. PAZ.

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Gracias, muchas gracias pueblo de José C. Paz; muy buenos días a todos y todas.

¡Qué día! Ya sé que me bancan, por eso sigo, por eso voy a seguir trabajando incansablemente (Aplausos), pero hoy es un día muy especial. Cuando estábamos con el Intendente aquí adentro inaugurando esta Universidad Nacional de José C. Paz, me contaba de los días del 2001, que no eran demasiado diferentes tampoco a los del 2003, cuando con apenas un 22 por ciento de votos de los argentinos llegó mi compañero de toda la vida a dirigir los destinos de la patria. A él también tengo que darle las gracias porque estas cosas que estamos haciendo hoy, este país diferente que aquí en José C. Paz donde allá en el 2001 había colas de treinta y pico de cuadras para recibir una bolsa de comida, donde la pobreza y la indigencia llegó a más del 65 por ciento y el 80 por ciento no llegó a tener trabajo, hoy venimos a inaugurar una universidad, venimos a entregarles netbooks a nuestros estudiantes de las escuelas secundarias públicas; venimos a inaugurar una obra de seguridad vial, la más importante de la provincia de Buenos Aires, 800 metros, 2 ferrocarriles, el San Martín y el Urquiza, 25.000 autos por día que van a pasar por ese subterráneo, que cuando pasás por ese subterráneo te acordás del otro José C. Paz y decís: qué poco tiene que ver con esto que estamos viviendo. Y esto lo podemos ver a diario en toda la Argentina que se viene transformando en forma acelerada.

El otro día cuando estábamos en Nueva York y tuvimos una reunión de empresarios, alguien me preguntó acerca de la educación; era una reunión de hombres de negocios, pero había una representante de la fundación de educación más importante de Estados Unidos, y le contesté con 4 cifras, 4 números que dan la idea de lo que hemos cambiado este país, este bendito país, nuestra Argentina.

En el año 2002 los argentinos destinaban el 5 por ciento del Producto Bruto total del país al pago de la deuda externa y solamente el 2 por ciento para educación; hoy, año 2010, en el cual nos fijamos como meta en aquella Ley de Financiamiento Educativo del año 2005, gastar en este 2010 seis puntos de ese Producto Bruto que es el doble o el triple, estamos gastando el 6,47, invirtiendo, porque en educación no se gasta, se invierte, 6,47 (Aplausos) y sólo el 2 por ciento para la deuda externa. Hemos dado vuelta y más todavía, hemos dado vuelta el país, hemos dado vuelta la Argentina, pero hemos dado vuelta también las ideas que nos decían que estas cosas no se podían hacer, que estábamos condenados a hacer lo que nos decían de afuera, que estábamos condenados al endeudamiento permanente, que pagábamos y siempre debíamos más y se enriquecían, ¡claro los que negociaban!, esas eran las negociaciones de la deuda. Por eso lo criticaron tanto en el año 2005 cuando dijo: "vamos a pagar lo que podamos para que podamos crecer, porque primero está nuestra gente, primero está el país, primero está el pueblo, y porque además los muertos no pagan las deudas, necesitamos crecer, ser una Argentina viva, con potencia. Y tuvo razón, porque el año pasado en el peor año económico que se recuerde en la historia universal desde 1930, esta Argentina que en el año 2001 se había desplomado, logró terminar la refinanciación de su deuda y hoy tenemos la relación más baja de toda nuestra historia entre deuda y Producto Bruto Interno. Lo hicimos los argentinos con ideas argentinas y con manos argentinas, porque trabajamos las 24 horas del día. (Aplausos)

Estas cosas no se hacen solamente con ideas; estas cosas se hacen con trabajo, y además cuando uno tiene que asumir la inmensa responsabilidad de representar a la mayoría del pueblo, encuentra intereses muy concentrados y muy profundos que la enfrentan, que te critican. No es importante la crítica, lo que te duele es la mentira, el agravio y la descalificación, porque la crítica siempre tiene que ser escuchada, aún cuando uno no la comparta. Lo que no se entiende es el agravio, la descalificación y por momentos, en algunos, hasta siento que es odio. Y es muy malo odiar, porque cuando odia se le endurece el corazón, y además cuando uno larga esa mala onda, le vuelve.

Por eso le pido a todos que tengamos mucha confianza y fe en Dios, pero también mucha confianza y fe en nuestras propias fuerzas, en nuestros propios esfuerzos.

Yo quiero decirles a todos ustedes que son los que me dan fuerza. Cada mirada, cada abrazo, cada gesto, cada palabra les puedo asegurar que me cubre todos y cada uno de los que creen que me hieren y me lastiman todos los días. (Aplausos) No me interesa, porque sé que no lo hacen por nuestros errores, sé que me castigan por mis aciertos, por mis mejores aciertos, no por mis peores errores. (Aplausos)

Permítanme decirles, ayer cuando vivimos un momento difícil, cuando veíamos las imágenes del compañero Rafael Correa que le pegaban, que él le preguntaba a uno de esos que se quejaban y ni siquiera había leído la ley, si no ganaba más dinero ahora que antes y ni siquiera sabía responderle de qué se trataba.

Cuando luego hablé con él fue todo tan claro, porque en definitiva esa era una excusa. Simplemente era lo que han intentado hacer en muchas partes de nuestro continente y que es tirar abajo las conquistas y los avances sociales que han logrado los pueblos de manos de gobiernos nacionales y populares. Sí, esa es la verdad. Han intentado golpear una y mil veces, son distintas formas. (Aplausos)

Yo me acuerdo cuando pasó lo de Honduras y salí enseguida a apoyar al gobierno depuesto, a criticar duramente y a no reconocer mientras yo sea Presidenta de la Argentina a ningún gobierno que no surja de la voluntad popular en elecciones libres y sin proscripciones. (Aplausos) No mientras esta mujer sea Presidenta.

Me acuerdo que muchos me criticaban aquí, qué importa Honduras, Honduras parecía una cosa lejana y exótica, y decíamos el porqué, porque teníamos en el ADN de nuestra historia, historias de golpes, historias de violaciones a la voluntad popular y no podíamos permitir que se produjera una sola más. Honduras estaba lejos, pero ahora los tiros sonaron cerca, en el vecindario, por eso no dudé un instante en comunicarme con todos los presidentes para auto convocarnos aquí y apoyar el proceso democrático ecuatoriano.

Y digo que hay sutiles formas de desestabilización, hay sutiles formas de golpear a los gobiernos constitucionales, que además de ser constitucionales defienden los intereses del pueblo; el invento de Honduras, este más grotesco, impensable en la Argentina, no por suerte sino por la historia de tragedias que tenemos de la última dictadura, pero hay otras formas también sutiles: mentir, engañar, descalificar, tergiversar, tratar de que nos enfrentemos entre los argentinos.

Por eso en esta tarde frente a esta Universidad Nacional de José C. Paz, con el cúmulo de obras que tendríamos que haber inaugurado y que ya están construidas y terminadas en el año 2009-2010, lo decía hace unos instantes el locutor, desde las obras de saneamiento, las viviendas, las otras que seguimos construyendo, ¿saben qué? me siento muy orgullosa de ser parte de un gobierno en que no nos alcanzan los días del año para inaugurar las cosas que estamos haciendo. No hablamos de las que vamos hacer sino de las que estamos haciendo, de las que hemos hecho, de las que tenemos en marcha y seguiremos haciendo. (Aplausos) Porque este proceso económico, político, cultural, de industrialización del país, de generar puestos de trabajo, de infraestructura social y económica, de industria nacional, de exportación, de crecimiento, que nos ha llevado a tener el crecimiento económico más importante de nuestros 200 años, es el camino que debemos seguir, argentinos, no tengan dudas.

Cuando muchas veces por allí ponían en duda si ésta era la política económica que debíamos llevar adelante, tuvo que pasar lo que pasó en el mundo, que éste se viniera abajo para advertir que estábamos en el camino acertado, que este proyecto pudo aguantar a pie firme la crisis que se nos vino de afuera, y hoy estamos también siendo el país de mayor crecimiento en toda América Latina una vez más. Estoy orgullosa del esfuerzo de los argentinos, se los quiero agradecer, esto es ustedes, no permitan que nadie se los arrebate, no permitan que nadie se los facture, es la historia de los argentinos que finalmente creen en su país, en sus esfuerzos, en sus próceres, como vimos este 25 de Mayo del Bicentenario, irrepetible en nuestras memorias y en nuestros sentimientos.

Yo quiero darles gracias a todos ustedes por el cariño, por el afecto. Bajá la bandera que me quiere ver dice, dale, sé buenito, ahí está, me viste. Mientras se enojen porque no me pueden ver está todo bien, lo otro sería que se enojen cuando me ven, pero está bueno que se enojen porque no los dejan ver por las banderas.

Gracias, muchas gracias José C. Paz, gracias querido, gracia querida, los chicos de los colegios, los docentes, los papás, las mamás, los comerciantes, los jubilados, esos millones de jubilados que estaban a la deriva y que hoy cobran un ingreso y tienen su obra social, los docentes que podemos asegurarles un piso salarial, las universidades que han quintuplicado su presupuesto, gracias, lo hemos hecho todos juntos argentinos, muchas gracias y adelante. (Aplausos)