Muy buenos días a todos y a todas. Señor Gobernador de la provincia de Santa Cruz; señor Intendente; amigos, amigas: la verdad que estar después de tanto tiempo aquí nuevamente en Las Heras -ahí veo banderas latinoamericanas también desplegadas, muchas gracias- es una gran emoción. La verdad Peralta que si quería emocionarme antes de empezar a hablar lo ha logrado, me cuesta porque de repente se te vienen años de historia, de haber recorrido esta provincia infinidad de veces.
Recién cuando uno de los chicos decía Jaramillo, cuando repartíamos las netbooks, me acuerdo las veces que pasábamos y nos quedábamos en Jaramillo, después en Puerto Deseado. Recorrer esta provincia tan inmensa, la segunda más grande del país después de Buenos Aires, ver lo que hemos podido construir aquí, lo que estamos construyendo en la patria, esta decisión inquebrantable de poner el eje central en los jóvenes, en la educación, en nuestros niños. (Aplausos)
Miren, yo sueño con jóvenes con sus cabezas abiertas, que estudien, que se capaciten, que lean, que sepan, que nadie los pueda manipular, que sean ellos los que adquieran el conocimiento, que elijan su vida también, que sepan que lo más conveniente para el país es que ellos se capaciten. Todo lo que estamos haciendo, desde la Asignación Universal por Hijo, para aquellos pibes que no tienen todavía la suerte de que los padres trabajen, o que trabajando no tengan el sueldo mínimo vital y móvil; estas netbooks que estamos entregando, el Plan de Financiamiento Educativo que nos ha permitido llegar al 6 por ciento del Producto Bruto Interno dedicado enteramente a la educación, como nunca antes se había visto. (Aplausos)
Esta escuela industrial modelo, recién acabo de recorrer sus laboratorios, sus talleres, donde van a formarse electricistas, expertos en automotores, en fin, todo lo que tiene que ver con esta Argentina industrial. Por eso esta es una escuela industrial, en una Argentina que quiere agregar cada vez más valor a sus productos y que tengan más trabajo. Todo el esfuerzo que estamos poniendo en las universidades nacionales, donde nunca en toda la historia se había destinado tanto presupuesto para que los salarios de nuestros universitarios. (Aplausos) Más de 120 obras de infraestructura estamos realizando en todas las universidades nacionales. La puesta en marcha del plan de repatriación de científicos más importante que se recuerde en la historia. Los mejores salarios también para el CONICET, una vez los habían mandado a lavar los platos. Todo lo que estamos haciendo es apostando a este presente pero fundamentalmente con los ojos en el futuro.
Y capacitar a nuestros chicos. Vamos a inaugurar, calculo que en noviembre, la escuela número mil del año 2003 a la fecha, nunca en nuestros 200 años de historia se hicieron tantas escuelas. (Aplausos) Nunca creció la economía y la generación de puestos de trabajo, como ha sucedido en estos 7 años.
Y realmente -lo digo porque me siento parte- que todo esto, queridos amigos, hermanos y compañeros de Santa Cruz, lo haya iniciado un hombre nacido en esta provincia nos tiene que llenar a todos de mucho orgullo. (Aplausos) De acá salimos, de este pedazo de la patria olvidado, casi cayéndonos del mapa, pudimos poner en los 12 años de gestión a Santa Cruz en el mapa de la República Argentina y en estos 7 años a la Argentina en el mapa del mundo, del que también nos habíamos caído y estábamos ausentes. (Aplausos) Batiendo records de exportación, de crecimiento de la actividad industrial, de generación de valor agregado, este año con una cosecha también record.
Tenemos que seguir trabajando con mucho esfuerzo, poniéndole el hombro al país, ayudando a nuestros jóvenes a capacitarse, a que participen, a que discutan, a que debatan. No le tengan miedo a la discusión ni al debate, ténganle miedo a los que quieren que no vean, que no piensen, que no sientan, que no decidan. (Aplausos) ¿Qué es esto de querer jóvenes tontos, que no participen, que no discutan? Y que también se equivoquen, ¿Porque saben qué? Es un derecho también equivocarse. Porque cuando uno se equivoca, y miren que cuando fuimos jóvenes nosotros nos equivocamos y mucho, de las equivocaciones se aprende. Es mentira que haya hombres y mujeres perfectos. (Aplausos)
En este Bicentenario hemos aprendido a valorizar a los hombres y mujeres que contribuyeron a la liberación de nuestra patria hace 200 años y advertimos que eran hombres y mujeres como nosotros, de carne y hueso, que nadie les meta en la cabeza que eran héroes especiales y que ninguno de nosotros se parece a ellos. Mentiras, si somos capaces de anteponer los intereses del conjunto a los personales, si somos capaces de entender que no hay posibilidad de desarrollarnos si no se desarrollan, crecen y tienen trabajo también los que nos rodean, si entendemos que el mundo no acaba ni empieza únicamente en nosotros sino que también empieza y termina en nuestro prójimo, en los que están al lado; si sabemos que tenemos que construir la familia para después construir la ciudad donde vivimos, la provincia donde habitamos y el país que queremos; si entendemos esto que es la noción de lo colectivo, que está por sobre todos nosotros, habremos entendido cuál fue la impronta de esos hombres que lucharon por la liberación de la patria. Eso fue lo que hicieron, anteponer a los demás antes que a sí mismos. Esta es la clave para poder crecer todos juntos.
Muchas veces cuando uno está en estos lugares tan importantes deja muchas cosas en el camino, deja cosas que tienen que ver con la familia, que tienen que ver con momentos difíciles, deja muchas cosas. (Aplausos) Pero quiero decirles algo: que vale la pena. En cada lugar que recorro en esta bendita provincia encuentro una huella de lo que hicimos, un camino, una escuela, una casa, alguien a quien solucionamos un problema, alguien a quien le dimos no un trabajo sino las condiciones que creamos para poder tener trabajo en Santa Cruz. Y hoy cuando recorro la patria me pasa lo mismo, vamos por distintos lugares y encontramos los planes de vivienda, las escuelas, los caminos, todo lo que hemos sembrado en estos años.
Yo milito desde muy joven, ustedes lo saben, las cosas terribles que nos tocaron vivir, desde tragedias colectivas que tenían que ver con la seguridad, hasta tragedias que tenían que ver con la economía porque se derrumbaba el mundo, se te quedaban con todo, perdías el trabajo y no sabías que hacer. Cuando vemos todo eso, si hemos sido capaces de superarlo y estamos construyendo este país, contra viento y marea, que ha podido además demostrarle al mundo que este era un modelo adecuado, frente a un mundo que muchas veces nos señalaba por intereses, decía que estábamos equivocados y que hoy se ha derrumbado. Y no nos pone contentos, al contrario, nos pone ante un nuevo desafío a todos nosotros y también a los hermanos países que hoy están aquí presentes y levantan sus banderas. Nos pone en el desafío de construir un mundo mejor, una ingeniería global, mejor de la que nos legaron en el siglo pasado.
Y somos nosotros, los hombres y mujeres que estamos al frente de los Estados los que tenemos la responsabilidad de ofrecerle al mundo también una propuesta diferente de la que ha habido hasta ahora. Porque se equivocaron en plantear que el mercado todo lo podía y que el Estado sólo estorbaba. Cuando se cayó todo, cuando el mercado se cansó de saquear, el único que estaba para tenderle la mano acá y en todas partes al ser humano era el Estado. Que este sea un aprendizaje que hagamos definitivamente pero que también nos obligue a quienes tenemos responsabilidades en la dirección y en la conducción del Estado a mejorar cada día más la gestión, a tornarla más eficiente. Porque toda esa prédica contra el Estado, todo ese discurso que entró en muchos segmentos de la población de que el Estado era malo y que había que reducirlo, también tuvo que ver con prácticas desde el propio Estado, desde las propias dirigencias políticas y muchas veces también sociales con responsabilidades, aquí tuvimos responsabilidades absolutamente todos tornando ineficiente al Estado.
Por eso la tarea de gestionar el Estado y tornarlo eficiente no solamente es una cuestión de tener ejecutividad, sino también de saber que en esa eficiencia, que en esa eficacia, que no es solamente la administración de las cuentas sino que además de dar bien las cuentas dé bien el resultado social, está la cohesión que necesitamos los argentinos para seguir adelante.
Por eso desde aquí, desde esta querida localidad de Las Heras, a la cual no venía desde hace muchísimo tiempo, desde acá diviso caras con bigotes blancos que eran muy negros y canas. Les deseo muchísima felicidad y convocarlos a seguir trabajando por Las Heras, por la zona norte, por Santa Cruz y por la República Argentina que en definitiva es la casa de todos.
Muchas gracias y mucha suerte a todos, los quiero mucho. (Aplausos)