Palabras de la Presidenta en acto por reglamentación de ley de protección contra la mujer

PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, CRISTINA FERNÁNDEZ, DURANTE EL ACTO DE PRESENTACIÓN DEL DECRETO REGLAMENTARIO DE PROTECCIÓN INTEGRAL PARA PREVENIR, SANCIONAR Y ERRADICAR LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES, EN EL SALÓN DE LAS MUJERES ARGENTINAS DEL BICENTENARIO.

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Un pasito más, un paso más en la restitución y ampliación de derechos y garantías a los argentinos y a las argentinas, en este caso, con la reglamentación de la Ley para erradicar la violencia, de todo tipo, contra nosotras: las mujeres.

 

Recién veía, en el corto que se hizo, se enumeraba un montón de violencia, la física, la sexual, la laboral, faltó una dije yo, la verdad, porque hay también una violencia verbal sobre el género y les aseguro que puede existir esa violencia aún en los lugares más encumbrados que pueda tener una mujer y aún cuando no tenga dependencia de nadie. Aquí me tienen, primera Presidenta de la República Argentina, les pido que recuerden si alguna vez se dijo contra los anteriores hombres presidentes, de todo tipo, acá entran todos y cuando dijo todo es todos, si se dijo de algún presidente o se han dirigido a ellos en los términos que muchos lo hacen hacía mí. Es más, vieron que a mi no me dicen: la presidenta, me dicen Cristina la que dijo tal cosa, como si fuera... es más el otro día hasta una mujer, en un diario, le llamaba la atención que un empresario se dirigiera a mí diciéndome: la señora presidenta, le pareció hasta raro. ¿Qué cosa, no? Y era una mujer la que lo escribía. ¡Impresionante! (APLAUSOS). Pero bueno, así son las cosas y creo que es una gran batalla cultural, por sobre todas las cosas. También tiene que ver no solamente el hecho de ser mujer, sino que esta mujer hace algunas cosas que realmente los pone nerviosos a algunos - y a algunas también - y entonces tampoco me voy a hacer la inocente, ni la buenita, ni la desentendida, ni la ingenua del por qué. Tal vez aún si siendo mujer, si hiciera las cosas que quiere el establishment y los grandes centros de poder, seguramente sería una intelectual fantástica y una chica que habla bárbaro. (APLAUSOS).

 

Pero son los riesgos de ser mujer y además de ser mujer para adelante, para que la sociedad progrese, para la redistribución del ingreso, para la ampliación de derechos y bueno todo esto si sos mujer es doblemente castigado. Pero lo importante además es que hoy estamos reglamentando y no es un decreto de los que normalmente estoy facultada para hacer cuando el Congreso sanciona una ley, el presidente tiene la facultad de reglamentar su ejercicio. Acá se dio otro tipo de reglamentación. En realidad yo lo único que he hecho es firmar la reglamentación, como lo establece y ordena la Constitución. No hay otra forma, pero en realidad esa reglamentación ha sido una profunda construcción social que fue participada, que fue participativa, que llegó a todos los estamentos del Estado, de la sociedad y es así como las cosas valen. Una cosa muy parecida a la que también hicimos con la Ley de Medios de Servicios Audiovisuales, donde en realidad fuimos el instrumento de la sociedad para esa construcción. Y a mí me encanta ser instrumento de la sociedad para ese tipo de construcciones. Siempre digo, hay opciones: uno puede ser instrumento de las corporaciones, o instrumento de la sociedad. Yo siempre voy a estar del lado de ser instrumento de la sociedad. (APLAUSOS).

 

Por eso hoy estamos aquí para ampliar las garantías contra todo tipo de violencias, obviamente las más terribles: las físicas, sin lugar a dudas. Esto es indudablemente más allá de lo que puede ser lo verbal y acá - en serio - no hay cosa más terrible que la violencia física, que puede hasta terminar con la vida de una mujer y someterla a la humillación más terrible. Y muchas veces porque no tienen otra manera de poder subsistir y entonces lo hacen. A mí el cartel que me impresionó mucho era de una campaña del Gobierno de la Ciudad - no de este, sino del anterior - que decía algo así que no le creas cuando te dice que te quiere. Y recordé entonces - y permítanme contarles una anécdota muy  impresionante por las cosas que también implican porque están también las cosas de la condición humana,  que muchas veces son complicadas. Somos complicados los seres humanos, desde el síndrome de Estocolmo y esas cosas que explican los psicólogos.

 

A mí como recién recibida de abogada, en Río Gallegos, me tocó vivir con una señora que fue una de nuestras primeras clientas, que vino al estudio porque había sido golpeada por su marido. Se imaginan yo cómo me puse, así que casi más que una  clienta la tomé como una causa personal. Y luego ella misma me vino a decir que retirara la denuncia porque él en realidad la quería. Y entonces dije, no atiendo más ningún caso de esto porque voy a terminar matándola yo. Pero después dije, pobre claro, es complejo, no es tan fácil, las cosas no son tan lineales, si todo fuera tan simple, tan lineal, si se pudiera escribir todo con letra, con tinta china, qué fácil sería la vida. Y la vida no es fácil, es complicada y las relaciones humanas, porque en estas cosas intervienen las relaciones humanas, los sentimientos, las desprotecciones, las inseguridades, todas las cosas que quiebran la voluntad y modifican y condicionan la voluntad de los seres humanos.

 

Siempre digo no hay que ser tan terrible y tan fiscal y emitir juicio de valor, como el que yo emití esa vez, que me enojé mucho, porque dejé el caso cuando me pidió que retirara el tema. Hay que ser más comprensivos y seguir insistiendo, como yo sé que hacen militantes que veo aquí que trabajan y tienen un compromiso de vida muy grande con todas estas tareas; algunas inclusive por propias limitaciones personales y nuestros caracteres no podemos por allí  tener la paciencia, que si tienen otras que llevan las cosas adelante en un ámbito donde algunas nos sublevamos demasiado y es necesario - como decía Confucio - vine media china de la China con Confucio, que más vale gritar en la oscuridad que prender una vela, y es cierto. Hebe me mira y hace un gesto con la cabeza, Hebe es de las mías también, Hebe no es confuciana, evidentemente. Pero bueno he venido media confuciana de la China también y yo las felicito a todas aquellas mujeres que cuando también dan ganas de apagar de la luz y decir que se vaya todo al demonio, siguen prendiendo las velas para que las cosas sigan adelante. La vida es también así Hebe, necesitamos de todas: de las que nos enojamos y de las que prenden velas. Esa es la sociedad, ese es nuestro país y es la vida, es así en todas partes. (APLAUSOS).

 

Así que nada, agradecerles a todos y a todos, porque también en esto participaron, ahí los tengo sentaditos en fila, los chicos son todos man hoy, los tengo todos ahí alineados. El de la punta no voy a decir el chiste que hiciste porque te van a cascar, si no. Ah, lo hizo acá el chiste, te van a cascar y yo te voy a dejar que lo hagan. Bueno nada, chicas, chicos gracias, en nombre de toda la sociedad argentina por el esfuerzo y el compromiso de esta lucha, que ahora sí -en serio - es una batalla que debe comprometernos fuertemente a todos y a todas para tener una mejor calidad institucional. Allí se mide la verdadera calidad institucional y la verdadera calidad de una sociedad, cuando se hacen esta extensión de garantías, esta protección y una sociedad se organiza institucionalmente (el Estado) y también en las organizaciones no gubernamentales para precisamente llevar esta tarea adelante.

 

Por eso digo que hoy estamos dando un paso más en esto que es la ampliación, la restitución de derechos y garantías para todos, y en este caso, para todas.

 

Muchas gracias y buenas tardes. (APLAUSOS)