Palabras de la Presidenta en el acto por el Día de la Bandera

PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, CRISTINA FERNÁNDEZ, EN EL ACTO CONMEMORATIVO DEL DÍA DE LA BANDERA, EN LA CIUDAD DE ROSARIO, PROVINCIA DE SANTA FE

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Gracias, muchas gracias; muy buenos días a todos y a todas.

Señor Gobernador de la provincia de Santa Fe; señor Intendente de la ciudad de Rosario; amigos y amigas; argentinos y argentinas que están hoy aquí, y a todos aquellos que desde los distintos lugares de la Patria nos acompañan: no podía estar ausente aquí en Rosario, en este 20 de Junio del Bicentenario. Y aquí estamos, recordando la figura de quien fuera también uno de los padres de la Patria. Yo siempre digo que madre hay una sola y es la Patria y padres ha habido muchos hombres, Manuel Belgrano es uno de ellos.

Pero yo no quiero recordarlo a Manuel Belgrano únicamente como el creador de nuestra Bandera. Siempre pensé que atrás de esa maravillosa obra que es legar a un país la identidad a través de un Pabellón Nacional, había otras cosas tan o más importantes que muchas veces se nos sustraen en la historiografía oficial.

Belgrano era por sobre todas las cosas, un combatiente de la libertad y de la igualdad entre los argentinos, que todavía no existían pero él creía en la libertad de los hombres y en la igualdad, y no siendo militar, siendo un joven abogado, un político y economista, tomó las armas para defender la Patria.

La liberación hubiera sido imposible si ese general al frente del Ejército del Norte, hubiera sido imposible tal vez sin ese Éxodo Jujeño en el que miles de argentinos quemaron sus pertenencias para que nada quedara ante el invasor que pretendía seguir sojuzgándonos. Y allí fueron los pobres atrás de Belgrano; algunos ricos que se negaron a quemar o a abandonar lo que tenían y preferían negociar con el enemigo, fueron fusilados por el general Belgrano por traidores a la Patria. De esa parte de la historia siempre se han olvidado como si la historia de los argentinos hubiera sido una Argentina o una historia de lucificación, sin conflictos o sin peleas. No es levantar el conflicto por el conflicto mismo, no. Pero muchas veces, cuando hay que tocar intereses poderosos para hacer esas cosas que decía Miguel Lifschitz, para esas cosas que recordaba recién Hermes Binner, para poder ejercer la solidaridad con los pobres, hay que tomar decisiones que molestan por ahí a los que más tienen, porque si no la solidaridad es sólo un ejercicio retórico, porque si no la generosidad es sólo un discurso para las campañas. (Aplausos)

Yo quiero una Argentina de políticos, yo quiero una Argentina de legisladores, de gobernadores, de intendentes que se jueguen junto al pueblo como lo hacía Belgrano, sin importar si muchas veces eso nos cuestan cosas; siempre cuestan, a Belgrano le costaron, a todos y a todas las que enfrentan esos poderosos intereses mínimos pero concentrados, dejan muchas cosas en el camino, dejan cosas que es muchas veces el dolor de sentirse injuriado o agraviado tan sólo por pensar diferente y representar los intereses con los que uno siempre estuvo comprometido.

¿Pero saben qué? Cuando uno siente que le faltan fuerzas, cuando muchas veces uno cree que está solo, se acuerda de hombres como Manuel Belgrano, se acuerda de hombres como Mariano Moreno, como Juan José Castelli, como Bernardo de Monteagudo, como Tupac Amarú, como Juana Azurduy, como Martín Miguel de Güemes y entonces saca fuerzas de donde no las tiene y sigue adelante. (Aplausos)

Estoy comprometida firmemente con este pueblo, estoy convencida de que la nación necesita de dirigentes dispuestos a dar todo por la Patria para tener mejor educación, porque la educación necesita de recursos, porque esta obra que hoy hemos inaugurado, Parque España, que van a disfrutar todos los rosarinos y todos los hombres y mujeres, se necesitan recursos para poder hacerlo.

Por eso necesitamos integrar esfuerzos, hombres y mujeres de los partidos populares y democráticos para poder seguir profundizando un modelo que en los últimos siete años ha logrado el crecimiento político y económico más importante de los últimos 200 años, hemos logrado convertirnos en el país mas igualitario de la América latina.

Claro que falta mucho, siempre va a faltar mientras haya un pobre en la Patria y un hombre o una mujer que busque trabajo y no lo pueda encontrar. (Aplausos).

Falta porque todavía tenemos que hacer más escuelas, falta todavía porque tenemos que hacer más casas, más hospitales, más caminos para los que no tienen la posibilidad de volar en avión o de andar en su auto.

En este 20 de Junio, en este 20 de Junio del Bicentenario, todos aquellos hombres y mujeres que han tenido la suerte -porque la vida también muchas veces no solamente es esfuerzo y trabajo si no díganme si no es suerte nacer en un hogar que tiene todas las posibilidades y no es una desgracia nacer en un hogar pobre donde no te pueden dar nada- sabemos que muchas veces no basta con el esfuerzo, necesitamos entre todos hacer un gran esfuerzo pero sobre todo, aquellos a los que la vida nos ha favorecido más, aquellos que pudimos acceder a la universidad y tener un título en la universidad pública y gratuita que pagan millones de argentinos que tal vez ni siquiera sus hijos puedan terminar el colegio secundario, tenemos un compromiso con todos ellos, de devolver parte de lo que nos han dado.

Por eso, en este 20 de Junio del Bicentenario quería estar aquí junto a ustedes compartiendo la emoción de ver esa Bandera, esa Bandera de Rosario que cerró el desfile de las Provincias en los cinco días más hermosos que se recuerden en muchas décadas en la Argentina en donde pudimos vernos los argentinos los unos a los otros, pudimos ver que no éramos lo que nos contaban desde algunos espacios, que no éramos ni violentos ni malos, que podíamos compartir millones volcados en las calles sin un solo incidente, que podíamos festejar y conmemorar la historia, nuestra historia, no la que nos escribieron los otros, la que escribió el pueblo, con sus aciertos y con sus fracasos, con sus glorias y con sus derrotas. (Aplausos)

Por eso, hoy estoy muy contenta; estoy muy feliz y muy emocionada de estar aquí junto a ustedes y saludarlos, saludarlos desde mi corazón y pedirles solamente a todos y cada uno de los argentinos, cualquiera sea el lugar que ocupe, pequeño o grande, -no digo insignificante porque no hay ningún lugar insignificante, todos los lugares de los argentinos son importantes- pero desde ese lugar, desde un trabajador a un educador, desde un académico a un científico, desde un productor a un empresario, a un comerciante, a todos, comprender que es necesario aunar esfuerzos, que es necesario seguir trabajando como lo hemos hecho porque nos hemos demostrado a nosotros mismos y al mundo que este modelo en el que muy pocos creían al principio y que luego nos acompañaron, se ha demostrado firme en el vendaval que hoy son las crisis de los países desarrollados; debemos estar orgullosos de lo que hemos hecho los argentinos. Lo hemos hecho nosotros, los argentinos, sin recetas de afuera, aplicando lo que siempre nos ha hecho grande en la historia: el trabajo, el esfuerzo, la producción y el compromiso con los intereses nacionales, con los intereses del pueblo.

Esta es la fórmula para seguir adelante y a eso los convoco, a seguir marchando, a seguir adelante con ese esfuerzo porque todavía falta construir más bienestar, más educación, más seguridad, más salud, por eso los convoco y a eso es a lo que me siento profundamente obligada como Presidenta de todos los argentinos.

Finalmente quiero decirles que no ha sido fácil, que no es fácil y sé que tampoco nada me será fácil, pero tengan la certeza de que soy inquebrantable en mis convicciones. (Aplausos). Tengan la certeza que jamás voy a traicionar lo que pienso que es en definitiva la defensa irrestricta de los intereses del pueblo y la nación. (Aplausos).

Gracias, muchas gracias. ¡Viva la Patria! ¡Viva la Bandera! ¡Viva Rosario! ¡Viva Santa Fe! ¡Viva la República Argentina! (Aplausos)

Gracias, muchas gracias. (Aplausos)