Muy buenos días a todos y a todas. Señores gobernadores, Gobernadora, Vicegobernadora, legisladores, señores rectores y decanos de las universidades argentinas, señores representantes de las cámaras empresariales que hoy nos acompañan: la verdad que estamos muy contentos de poder presentar hoy este plan estratégico por una Argentina agroalimentaria, de la cual hablamos con Julián a los pocos días que el juró como ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, en compañía de quien hasta ese momento había desempeñado el cargo de decano de Agronomía y que hoy integra la Secretaría, cuando vinieron a plantearme esencialmente lo que nosotros, o por lo menos quien habla, venía sosteniendo casi monocordemente desde hace mucho tiempo: la necesidad de agregar valor a nuestra producción primaria.
Ayer estuve en Victoria, provincia de entre Ríos, conmemorando el Bicentenario de esa ciudad y allí sostuve que en los últimos 200 años dividimos y restamos y que era la hora en este Bicentenario de comenzar a sumar y multiplicar, que esa es la verdadera operación, un poco lo que planteaba Freddy Nicholson como titular de una de las empresas agroindustriales más importantes del país cuando habló de esta Argentina de los bandazos, donde desde el Estado omnipotente, empresario, pasamos al mercado libre y sin controles de ninguna naturaleza en un antagonismo que realmente no tiene sentido y mucho menos luego de los acontecimientos que sacuden el escenario mundial. Tiene razón, lo hemos sostenido siempre, no es Estado o mercado, es Estado y mercado, cada uno cumpliendo los roles esenciales en la actividad política, económica y social de una nación.
Pero también hubo otros bandazos y otras discusiones de divisiones y restas, si Argentina debía ser un país agroexportador, si debíamos industrializar, si solamente mercado interno, si solamente exportaciones, y no se trata de eso, se trata de mercado interno y una fuerte política de exportación, se trata de agroindustria, en este caso, con altísimo valor agregado en origen además para evitar esas migraciones masivas que se dan desde las zonas marginales del país, porque las han convertido en marginales precisamente por un desarrollo absolutamente inequitativo, que estamos comenzando a revertir y allí sí el rol del Estado es fundamental porque sin infraestructura es imposible quitarle marginalidad al interior del país.
Ayer recibí a un importante grupo empresario, lo puedo decir porque lo anunciaron públicamente, Albanesi, anunciando inversiones en el marco energético por 730 millones más a los muchos cientos de millones que tiene invertidos. Y van a ser en las provincias de Santiago del Estero, de Tucumán, van a finalizar una parte en Córdoba y también en La Rioja. Como vemos el desplazamiento de la frontera agropecuaria ha comenzado a permitir también la radicación de inversiones. Ni qué hablar de una de las más importantes y estructurales inversiones que está haciendo el Estado argentino que es la línea de alta tensión de 500 NEA-NOA, que se está anticipando a la demanda y está proveyendo de energía a toda la zona NEA-NOA, con la cual todavía tenemos una inmensa deuda los que vivimos en el centro del país, el centro rico del país, que es precisamente que cuatro provincias argentinas aún no cuentan con suministro de gas, esto es que no tienen la facilidad que tenemos en otras zonas del país de encender la hornalla sin depender de la garrafa o el tubo de gas.
Estos han sido algunos de los elementos que han promovido o que han tenido como resultado un desarrollo absolutamente inequitativo del país. La inversión en materia de energía, en materia de infraestructura vial es clave precisamente para poder revertir esta situación y allí sí es el rol del Estado. Evidentemente si el Estado no garantiza la colocación de esa energía nadie va a poder ir allí a invertir.
Este plan que hoy estamos presentando tiene también otra gran virtud que habla de 200 años que hemos perdido en este sentido y que ha sido la articulación de nuestras universidades con el sector productivo económico, como sucede en todos los países desarrollados del mundo. Normalmente la universidad siempre constituyó una suerte de isla no vinculada con el sector económico e inclusive criticada desde algunos centros o claustros como que era contaminar la universidad vincularla al sector económico y productivo, esto es con la generación de riqueza. Lo cual revela una cierta visión que por suerte la firma de este acuerdo y muchísimas otras intervenciones y desarrollos que hoy tienen nuestras universidades con el sector económico nos da la clara pauta de que estamos dejando atrás un pasado de divisiones y restas para precisamente ponernos en esto de sumar y multiplicar.
Son 43 universidades las que participaron ayer, me llamó el Ministro muy contento a la noche, cuando había una participación de más de 600 personas entre provincias y profesionales; las 23 provincias argentinas han decidido participar también en el desarrollo de este plan, por eso su nombre de federal, sería imposible además desarrollar un plan de esta naturaleza sin la activa participación de las provincias.
Es entonces la articulación aquí entre conocimientos, ciencia y tecnología, que se da a través del Ministerio de Educación, de las universidades, de nuestro Ministerio de Ciencia y Tecnología, el sector estatal especifico que es el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, también creado durante nuestra gestión, las más de 43 universidades nacionales que participan en este plan período 2010-2016 y, por supuesto, más de 150 cámaras empresarias que están participando en el desarrollo de este plan, que tiene por objeto esencial repotenciar el rol de Argentina, no ya solamente aquí en la región sino en el mundo como gran productor de alimentos, pero además con mucho valor agregado y además hacerlo en origen, una de las premisas fundamentales del plan.
Ayer estaba mirando también cómo impacta en todos los otros sectores, el crecimiento que por ejemplo hemos tenido en este primer trimestre del año 2010 en la venta de maquinaria agrícola, primer trimestre de este año contra primer trimestre del año 2009 147,9%; y en el aumento de la venta de esa maquinaria agrícola ha tenido una participación del 210% el sector nacional sobre un 110% del sector de importaciones, con lo cual realmente estamos muy contentos porque desarrolla la industria nacional.
Pero todo esto puede desarrollarse además en un país que tiene sus variables macroeconómicas aseguradas con la política de desendeudamiento del Estado, de superávit gemelos, de incremento de la demanda agregada para crecimiento del mercado interno de manera tal de no quedar sujetos únicamente a los vaivenes del sector internacional, con toda la volatilidad que hoy tienen los mercados. Tal vez este sector del que estamos hablando hoy sea el menos sometido a esas volatilidades por el grado de competitividad. La necesidad imperiosa de alimentos del mundo que va a ser muy grande en el 2030, aproximadamente de 7.500 millones de toneladas contra los 3.000, 3.500 que estamos produciendo aproximadamente hoy -que también se dice que no va a poder alcanzarse ese nivel de producción- va a colocar a nuestro país, si hacemos las cosas con este criterio de sumar y multiplicar, de innovar, de incorporar ciencia y tecnología, conocimiento, a un sector que ya tiene alto grado de competitividad y mucho valor agregado que genere empleo estable, en blanco, calificado y bien remunerado en la Argentina, nos va a colocar en una posición muy buena en el concierto de las naciones.
Por cierto, podemos decir que a la luz de los acontecimientos internacionales y viendo lo que está sucediendo en otros escenarios, este modelo que venimos planteando desde el 2003, es un modelo que ha demostrado sustentabilidad que es otra de las cuestiones vitales para el sector privado, para el mercado, porque obviamente les asegura sustentabilidad en el tiempo, rentabilidad y al mismo tiempo fijar políticas que nos tornen previsibles.
Por eso también la política de desendeudamiento que el Gobierno tiene como una meta muy importante y que hoy estamos llevando a cabo con la última parte del canje de la deuda que se defaulteó en el año 2001 y que va a significar dos cosas esenciales: primero, desterrar la idea de que hubo una Argentina que no pagó porque nos parecía bien no pagar y no hacer honor a las deudas. No se pagó porque no se podía pagar y además si hubiéramos aceptado las condiciones que se nos imponían para refinanciar nuevamente esa deuda estaríamos peor que algunos que hoy vemos por televisión. Esta es una cosa que tenemos que decirla muy claramente, no nos pone contentos ver algunas escenas por televisión, pero no lo hemos aprendido de sabios, lo hemos aprendido porque lo hemos vivido y sufrido en carne propia.
Por eso es muy importante continuar con la política de desendeudamiento y hacerlo también con recursos propios y genuinos como las que propuso y sigue proponiendo nuestro Gobierno, que es la utilización inteligente de las reservas que precisamente hemos acumulado con nuestro saldo comercial. Es precisamente esta Argentina exportadora, como nunca se había visto en décadas, que permitió acumular ese saldo. Es curioso porque durante la vigencia de los principios neoliberales en la Argentina, en la cual se levantaba que no había que tener déficit comercial ni fiscal, si tuvieron los déficit comerciales y fiscales más importantes de los que se tenga memoria. Y nuestro sector, o por lo menos el sector más importante en términos de exportación y de balanza comercial, como es el sector agroindustrial, fue el que más perdió durante esos principios. Y también es cierto que en esta etapa ha sido el que más ha ganado y el que más también, debemos reconocerlo, ha aportado para ese superávit comercial, nobleza obliga y hay que reconocer todo.
Pero todos tenemos que reconocernos todo, porque si solamente vemos una parte de película, la que nos conviene, difícilmente podamos seguir avanzando. Por eso quiero hacer el reconocimiento a este sector que ha tenido un desempeño más que importante en la acumulación de dólares en nuestro Banco Central, pero sepan que han podido acumularlos porque hemos tenido un tipo de cambio que permitió también ser muy competitivos y que pudieran exportar. Si no hubiéramos tenido esas reservas, en los sucesivos ataques especulativos que sufrió nuestro peso, tal vez no estaríamos hablando como hoy lo estamos haciendo y tal vez no tendríamos las posibilidades de desarrollar este plan que estamos presentando. Porque todo es como un engranaje de un reloj, en el cual todas las piezas tienen que funcionar adecuadamente para poder seguir dando la hora correctamente.
Este plan que estamos presentando busca esencialmente seguir agregando valor a nuestros productos primarios, hacerlo en origen, hacerlo con acuerdos y consensos con los sectores productivos, con los sectores industriales, todo también supervisado y ayudado a formular y a incorporar conocimiento con lo que es nuestro sistema universitario público, nacional y gratuito, que también debe tener un fuerte compromiso, porque millones de argentinos ayudan a sostener a esa universidad nacional pública y gratuita, juntamente con el sector empresario, que debemos ayudar a que tenga más rentabilidad y ellos deben ayudar también a tener mayor generación de empleo, en mejores condiciones porque también es la clave para tener un bueno y sólido mercado interno, que fue el que nos permitió capear el año pasado la peor crisis internacional que se recuerde.
Por eso creo que estamos ante un inmensa responsabilidad, yo digo que han pasado 200 años y hoy, los que nos a tocado hablar desde este lugar, podemos denominarnos la generación del Bicentenario. Desde los sectores empresarios, desde los sectores del conocimiento y de la universidad a través del titular del Consejo Interuniversitario Nacional, el CIN, quien les habla, una mujer que tiene el honor de desempeñar la Primera Magistratura justamente en el Bicentenario de la patria, los que aquí están y los que no están también, tenemos la inmensa responsabilidad ante esta verdadera oportunidad histórica en la que estamos, de volver a reposicionar a la Argentina como un actor muy importante en la economía internacional, por su inmensa capacidad generadora de alimentos, y también por qué no decirlo, su inmenso saldo excedente vinculado también al hecho de que somos 40 millones. Lo que algunos ven por allí como un problema desde el punto de vista de saldos excedentes de exportación puede ser, si trabajamos muy bien, una ventaja que no tienen otros países.
Si logramos utilizar todas esas sinergias en este proyecto que obviamente debe ser controlado, seguido paso a paso, reformulado, como todos los planes y todos los proyectos, nadie cuando escribe o cuando planifica una política es perfecta de la A a la Z y tiene que ir corrigiendo sobre la marcha errores, o malas evaluaciones, o contingencias que no estaban previstas a la hora de la formulación del plan. No tenemos que asustarnos de las dificultades, no tenemos que asustarnos de los desafíos, al contrario, los desafíos y las dificultades son las que verdaderamente muestran si hay inteligencia y capacidad. Si todo es fácil, en realidad -esta es una opinión personal- casi que no tiene gracia. Pero me parece que precisamente las dificultades y los desafíos son los que verdaderamente prueban a los pueblos y a los dirigentes que tienen la responsabilidad de ser eso: dirigentes. (Aplausos)
En este Bicentenario también deberíamos replantearnos qué es ser un dirigente en la República Argentina, si es simplemente ocupar un lugar, tener un título, o tener la visión estratégica de anticipar lo que puede pasar y orientar en el sentido correcto a la sociedad con medidas políticas y resultados que puedan ser verificables y palpables. Y fundamentalmente también un ejercicio de responsabilidad histórica de memoria de qué roles, de qué cosas, de qué políticas y de qué resultados somos responsables todos y cada uno los que de alguna manera somos dirigentes de la política, de las empresas, de las universidades y del resto de los sectores de la sociedad.
Otra cosa que también tenemos que aprender entre todos, todos tenemos que aprender siempre en este Bicentenario, un país no lo construye un presidente o un grupo de ministros, obviamente que no. Recién lo decía Freddy Nicholson: el Estado da señales, orienta, regula, pero las inversiones, el compromiso de todos los sectores es imprescindible para poder avanzar en el camino correcto.
Por eso en este centenario Banco Nación, que tanto impresiona cuando uno está aquí, quiero agradecer a todos los sectores que han intervenido en la formulación de este plan, universidades, empresarios, organizaciones sociales, gobernadores, que van a participar también en el mismo, y convocarlos a todos a esta tarea que nos va a definir como si esta generación del Bicentenario tuvo la responsabilidad y la visión de ver esta oportunidad única que nuevamente tenemos en la historia.
Hemos trabajado duro y tenemos que seguir haciéndolo, no hay que aflojar, hay que seguir trabajando, mejorar las políticas fiscales, todo, para poder precisamente seguir garantizando el crecimiento que hemos tenido en estos años. En un mundo que va a ser difícil, debemos saberlo, pero que también nos da la oportunidad, si uno mira la historia de Argentina tal vez los momentos de mayor crecimiento fueron contracíclicos a lo que pasaba en el resto del mundo. Es un poquito mirar la historia y estudiarla. Aprovechemos la oportunidad y sigamos adelante, la Argentina y los 200 años de historia se lo merecen.
Muchas gracias y muy buenos días a todos. (Aplausos)