Estamos aquí dando cumplimiento a un compromiso, el que mencionaba recién el señor Secretario General de la CGT, que no puede haber trabajadores de primera o de segunda, ni en el Estado ni en ninguna parte. Tiene que haber trabajadores de una sola clase. (APLAUSOS)
Pero no nos engañemos, lo estamos haciendo con la seriedad que tenemos que hacerlo. La presencia del señor Rector de la Universidad Nacional de Buenos Aires, no es protocolar; tiene que ver con la garantía que esa Universidad va a prestar en el contralor de los concursos que vamos a hacer para que cada uno tenga el lugar que se merece y que lo haga de acuerdo con sus méritos y sus capacidades. (APLAUSOS)
Quedaron atrás los tiempos en que se escondían a los estatales en los pliegues para que cuando vinieran de los organismos multilaterales de crédito a controlar lo que hacíamos los argentinos, no se los viera.
¿Por qué esta y no otra era la razón de tener contratos, subcontratos, planta transitoria, en definitiva, dibujar números? Para que cuando vinieran a controlarnos figurara una cosa y no lo que realmente era. Hablemos claro.
Por eso hoy estamos dando algo más que estabilidad y dignidad a los trabajadores estatales. Estamos reafirmando la necesidad de la presencia del Estado como un instrumento insustituible en los países y en las economías. (APLAUSOS)
Durante mucho tiempo -demasiado para mi gusto-, nos habían convencido que el Estado era casi un estorbo para la actividad económica. El Estado era distorsionador de la activad económica, que había que hacerlo desaparecer, que el mercado todo lo podía, que era el correcto asignador de recursos.
Cuando yo veía desfilar hoy todos los organismos estatales, el PAMI -que sé que hay un montón de trabajadores por allá porque gritaron-, que hoy da beneficios -lástima que no me traje todo lo que hace cada uno de los gremios, cada una de las dependencias, lo que hacían y los beneficios que tenían en el 2002 o 2003 y lo que hacen hoy- tanto en la salud, como el caso del PAMI, tanto en lo previsional como el caso de la ANSES, el caso del SENASA, del INTA, del INTI, de todos los organismos estatales, este también es el Estado que ha desarrollado un proceso de infraestructura.
Están todos, me voy a olvidar de alguno, no se enojen, los quiero a todos, pero no me voy a acordar de todos los organismos, no sean malos, no me exijan más, la Cultura, el INCAA, acá la veo a la directora del INCAA, si hasta ganamos un Oscar también. (APLAUSOS)
Pero es, en definitiva, un Estado, compañeros y compañeras, que en todos los frentes, el de la cultura, el de la actividad de la economía, en la infraestructura, en la protección y la seguridad social, en todos los frentes ha sido, precisamente, este Estado el que ha podido construir desde el año 2003 un proyecto de país absolutamente diferente. No confrontando con el mercado, sino poniendo al mercado en el lugar que tiene que tener, con los controles y las regulaciones que tiene que tener por parte del Estado. (APLAUSOS)
Pero también, un Estado que ha ayudado mucho al mercado; un Estado que no es solo lo que hicieron con él; al contrario, el año pasado, fines del 2008 y 2009, cuando el mundo se caía, cuando los mercados del mundo se derrumbaban, allí estuvo presente el Estado en todos los frentes. Recuerdo los planes REPRO del Ministerio de Trabajo para que no despidan trabajadores en todas las ramas de la actividad económica. (APLAUSOS) Las tasas subsidiadas, los préstamos de la ANSES para que, precisamente, no cayera la actividad económica.
Allí el Estado tuvo un rol preponderante. Fuimos después de la China, y esto no lo decimos nosotros, esto lo dice Naciones Unidas, el país que más esfuerzo fiscal puso para hacer frente a la crisis. Esto permitió, compañeros y compañeras, que no se vieran los desastres que se vieron y que se están viendo en otras partes. (APLAUSOS)
Está claro que no se debe solamente a políticas que gestionamos el año pasado, está más que claro. La solidez del modelo, la construcción de un sólido mercado interno a partir de más de 2.000 negociaciones colectivas de trabajo por primera vez en décadas, el mejoramiento del poder adquisitivo de todos nuestros trabajadores que nos coloca al frente de América latina con el mejor salario mínimo, vital y móvil, el piso de protección social que hemos logrado a través de la incorporación de más de 2 millones de nuevos jubilados y pensionados y la mejora de la movilidad social jubilatoria para la totalidad de nuestra clase pasiva, la Asignación Universal por Hijo que nos coloca en el país más igualitario de América latina, los programas para que nuestros adolescentes en la nueva escuela secundaria cuenten todos en un plazo no mayor de dos años y medio, tres años su propia computadora para superar la brecha digital, los beneficios, todo lo que hemos hecho en materia de infraestructura, caminos, rutas, servicios que han y que seguimos prestando a través también de la generación y mayor generación eléctrica, la política también diferenciada de tarifas que nos ha dado mayor competitividad igual que el tipo de cambio al que hemos sostenido con un fuerte comercio exterior, con un crecimiento nunca visto de las exportaciones por parte de nuestros productores, sean agrícola-ganaderos, industriales, en fin, todos produciendo y exportando también con un fuerte mercado interno superando esa contradicción tonta, sin sentido de tantas décadas. Esto es lo que ha hecho el Estado.
Porque el Estado en realidad siempre existe. Cuando nos dicen que se retira de la economía, también existe y tal vez con más fuerza como política, porque deja que otros hagan en definitiva lo que no deberían hacer y no controla. Es mentira, el Estado siempre está, aún cuando no está, está fijando una política.
Por eso, tenemos que ser muy claros y reafirmar este proyecto que no es solamente de un partido político o de un sector, es un proyecto que representa los intereses de todos los argentinos, aún los de aquellos que no lo entienden y que lo critican.
¡Miren si será grande este proyecto! Yo el otro día decía: cuando se instaló el neoliberalismo era claro a quiénes defendía, quedaban grandes mayorías excluidas, las que luego criticaron, se movilizaron y, finalmente, implosionó en el año 2001.
Pero fíjense qué grande que es este proyecto, cuando se tiene un proyecto de país, que termina beneficiando, inclusive, a aquellos que lo critican todos los días y que también han sido grandes beneficiarios de las políticas económicas que ha desarrollado y esta es la diferencia.
¿Saben por qué? Esta muy claro: porque el proyecto del neoliberalismo es de exclusión y el nuestro es de inclusión. Esa es la gran diferencia. (APLAUSOS)
Cuando un proyecto político, económico y cultural, porque también es esencialmente cultural, de no subordinación a los estándares que nos tiran desde afuera hacia adentro, cuando realmente nunca hacen esas cosas en sus propios países, en realidad estamos incluyendo a todos. Por eso yo creo que es muy importante la comprensión de cómo ha funcionado este modelo que nos ha permitido sobrellevar la crisis más importante que se recuerde desde el año 1929, crisis que, por otra parte, bueno es decirlo, no parece haber terminado.
Las imágenes que nos vienen desde Europa, desde Grecia, se parecen demasiado a la película que protagonizamos los argentinos en el año 2001. Lo más grave de todo, es que las recetas que se están aplicando, son exactamente las mismas que nos aplicaron a nosotros antes de la crisis.
Es curioso cómo se insiste en modelos que han fracasado estrepitosamente. Y lo decimos, no solamente con el ánimo de crítica, sino fundamentalmente de alertas que debemos poner sobre situaciones que inevitablemente sobrevendrán y sobre las cuales tenemos que estar todos muy preparados como lo estamos haciendo.
Por eso, digo que me siento muy orgullosa de estar aquí hoy, casi a contrapelo de lo que pasa en el gran mundo desarrollado dando seguridad a nuestros trabajadores.
Nunca pudieron convencerme de que la mejora de los trabajadores venía por el lado de que se despida gente, de que tengan menos beneficios, de que tengan menos salarios. Es que no me cierra, nunca me cerró, no me cerró ninguna flexibilización laboral. Algunos me acusaban de ideologisista. No era ideología, era apenas sentido común. ¿Cómo que para estar mejor, tengo que estar peor? No cierra, no cierra de puro análisis, de pura racionalidad, como tampoco cierra lo que se está proponiendo ahora en Europa, que se achiquen en el Producto Bruto Interno y que contraigan más deuda. Si no pudieron con ese Producto Bruto pagar la deuda que ya tenían, cómo van a pagar más deuda si tienen que achicar el Producto Bruto.
Yo no soy economista, no fui a Harvard, soy acá una simple egresada de la Universidad Nacional de La Plata, humilde abogada de la Universidad Nacional de La Plata. Pero realmente, no se requiere un gran esfuerzo intelectual para darse cuenta de estas cosas.
Por eso, esta tarde aquí junto a todos ustedes, reafirmando el compromiso que negociamos el año pasado, estamos dando el primer puntapié a esa incorporación de trabajadores a la planta permanente. No estamos agrandando la planta del Estado, que nadie mañana titule "están agrandando la planta del Estado". No, ya estaban, ya cobraban sueldo, ya formaban parte de las plantillas; lo que se requiere ahora es que tengan el mismo estatus que el resto de los trabajadores, con los mismos derechos y las mismas posiciones y que, además, se lo ganen por concurso. (APLAUSOS)
No es que es más Estado, es mejor Estado el que estamos proponiendo hoy aquí esta tarde, mejor Estado y necesitamos seguir reafirmando ese compromiso. (APLAUSOS)
Porque muchas veces también es bueno hacerse la autocrítica, muchas veces hemos visto conductas que han favorecido ese discurso privatizador, demoledor y demonizador del Estado.
Por eso, yo convoco a todos los trabajadores estatales a redoblar el esfuerzo en sus puestos de trabajo, a redoblar el compromiso, no en la defensa de un gobierno, sino en la defensa del Estado que le pertenece a todos los argentinos, tener clara conciencia de que estamos en un lugar. Yo he sido también trabajadora estatal cuando era estudiante, desde los 18 años trabajo y estudié, siempre toda mi carrera la hice trabajando en el Estado, en La Plata, no estaba en la agremiación de UPCN porque mi mamá era de otra, pero bueno, no importa, mi mamá era secretaria general de AERI y si me afiliaba a UPCN me echaba de casa. La verdad que trabajé desde los 18 años y lo hice como empleada estatal.
La clara conciencia de que cuando uno es trabajador estatal está en un lugar que no solamente le pertenece a uno, sino que le pertenece también al resto de los argentinos y de cierta manera, está representando los intereses de los 40 millones, aún de los que muchas veces hablan mal de ese Estado sin saber los roles que cumple y lo necesario que es su presencia y su intervención para modelar una sociedad más justa, más equitativa, con mejor distribución del ingreso, una sociedad en la cual todos tengamos igualdad de oportunidades. Y eso, compañeros y compañeras, la igualdad de oportunidades, solamente la puede garantizar el Estado. El mercado nunca asegura la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos, para todos los jóvenes, es el Estado que debe asegurar esa igualdad de oportunidades. (APLAUSOS)
Por eso, estoy muy contenta de estar aquí con ustedes compartiendo este momento y sepan, porque siempre lo he sentido, siempre lo hemos sentido desde muy jóvenes, nos sentimos parte de los trabajadores, somos parte de ustedes, más allá de los roles importantes, tal vez el más importante que pueda desempeñar un ciudadano que es la Primera Magistratura del Estado. Pero sabemos que, precisamente, en los trabajadores y de su grado de organización, depende la defensa de los procesos populares.
Por eso, quiero agradecerles hoy aquí profundamente, a todos los trabajadores, a los de UPCN que están hoy aquí presentes y a todos los trabajadores de la República Argentina, señor Secretario General, por el respaldo que siempre le han brindado, no como algunos creen a un dirigente o a un sector político. Cuando los trabajadores defienden un proyecto como el que se inició en el año 2003, en realidad, están ejerciendo la propia defensa. Es en defensa de los propios trabajadores.
Por eso, agradecerles una vez más e invitarlos a seguir en este camino juntos, junto a los otros sectores de nuestra Argentina, junto a los empresarios, a los comerciantes, a nuestros científicos, a nuestros universitarios, a nuestros jóvenes, un país plural, democrático en el cual todos podamos expresarnos, en que en realidad la confrontación no sea por la descalificación y el agravio, sino que sea confrontación de ideas.
A mí no me asusta la confrontación de ideas, lo que debemos desterrar es la confrontación del agravio y, como decía Andrés, la denuncia permanente. Lo que pasa es que muchas veces, cuando no se tienen ideas, a cambio de ellas, están los agravios y los insultos. O, tal vez, se tienen ciertas ideas, pero no se pueden contar porque si no, no los votaría nadie.
Por eso digo con mucha fuerza y con la convicción que siempre tuve desde muy joven, no duden ni un solo instante que vamos a profundizar la transformación y el cambio y que no vamos a dar un solo paso atrás en lo que han sido las conquistas más importantes de las últimas décadas de los trabajadores y de la sociedad argentina.
Muchas gracias y felicitaciones. (APLAUSOS)