Declaraciones de la Presidenta y su par uruguayo, José Mujica, en Olivos

 DECLARACIONES A LA PRENSA DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, CRISTINA FERNÁNDEZ, Y DE SU PAR URUGUAYO, JOSE MUJICA, EN LA SALA DE PRENSA DE LA RESIDENCIA OFICIAL DE OLIVOS

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FERNANDEZ.- Muy buenas tardes a todos y a todas, nos hemos encontrado una vez más con el amigo y Presidente de la República Oriental del Uruguay, José "Pepe" Mujica, aquí en Olivos, provincia de Buenos Aires. Creo que hoy estamos en el comienzo de un proceso que yo definiría de reencauzamiento definitivo de lo que nunca debió haber dejado de ser la relación entre la República Argentina y la República Oriental del Uruguay.

 

En principio para reafirmar, tal cual lo hicimos en la anterior reunión anterior, la vocación política de acatamiento del fallo de la Corte de la Haya, que era la jurisdicción establecida en el propio Tratado del Río Uruguay, en caso de controversias y que además también en nuestro caso fue aprobada por ambas Cámaras en el Parlamento; vocación política también de respetar los tratados porque sabemos que este es el único camino posible para evitar conflictos y situaciones como las que vivimos.

 

Pero yo quiero remarcar que esta voluntad política de ambos presidentes, de ambos países de acatamiento a un fallo judicial del de las características de La Haya no tiene solamente una visión o una concepción estrictamente legalista. Soy abogada, pero por sobre todas las cosas - como ustedes lo saben y lo he repetido en otras oportunidades y en otros escenarios - somos esencialmente militantes políticos y por lo tanto nuestras evaluaciones no son solamente de carácter legal, sino fundamentalmente de carácter empírico, de la experiencia que hemos vivido ambos países y creo que - como lo señalaba Pepe en la conversación que mantuvimos hace unos instantes y como yo creo haberlo señalado, me acuerdo, en la intervención que tuve cuando estaba en Caracas el día que se conoció el fallo - la experiencia que hemos vivido, el conflicto que hemos vivido durante estos años es lo que realmente debe llevarnos a manifestarnos con la vocación absoluta de respeto a los tratados y a los acuerdos que los países firman porque es la única manera de evitar conflictos. Esto es importante señalarlo porque si no parecería solamente una vocación legalista, que está bueno y está muy bien ser así porque tampoco podemos negarle valor a la legalidad, por supuesto, pero también le asignamos un gran valor a la experiencia y a lo que nos pasó y por eso la voluntad política manifestada una vez más.

 

En segundo término, ambos presidentes vamos a mandatar, vamos a dar mandato a la CARU, que es la Comisión Administradora del Río Uruguay, creada por el Tratado de 1975, y que ha sido precisamente un organismo muy valorizado en el propio fallo de la Corte de La Haya como el ámbito apropiado para todas las tareas que hacen a la administración de los intereses de las aguas del Río Uruguay, en la cual para ello también ambos gobiernos nos hemos comprometido para darle todos los recursos necesarios a esta Comisión de modo tal que pueda cumplir acabadamente su cometido.

 

En tercer lugar, mandatar obviamente a la CARU para que también cumpla otra parte importante del fallo internacional de La Haya, que es vigilar precisamente la tarea de Botnia, digamos, el impacto ambiental que pueda tener Botnia sobre las aguas del Río Uruguay, para lo cual también la Comisión se deberá dar su propio trabajo internamente. Hay estándares ya establecidos por la CARU en materia de contaminación y por supuesto recurrir a los mecanismos y a los estándares de carácter internacional en aquellas cuestiones que no estén efectivamente determinados por lo que ya tiene el trabajo.

 

Pero en realidad venía haciéndose un trabajo, que luego obviamente a partir del conflicto quedó interrumpida la misión y fundamental el trabajo de la CARU y es lo que queremos volver a revitalizar ambos presidentes. También decir que esto es un proceso - como lo dije al comienzo - y yo creo que en este proceso de reencauzamiento de nuestras relaciones, que siempre fueron ejemplares, esta el hecho de que la próxima vez, que nos volvamos a reunir, no sea solamente por la cuestión que motivó el conflicto, si no precisamente una reunión en la cual - como la que Argentina mantiene con otros países amigos, como Venezuela, como Brasil, como Chile, en donde tenemos que hacer reuniones periódicas y reconstruir una agenda bilateral en la cual abordemos también todos los otros temas en los cuales podemos y tenemos la obligación de trabajar.

 

En ese sentido, la próxima reunión será en Anchorena, en la República Oriental del Uruguay, porque ya vamos dos a ceros, Olivos va ganando dos a cero en las reuniones, así que es bueno hacerlo ahora en Anchorena pero queremos marcar definitivamente el reencauzamiento de nuestras relaciones y hacerlo en el marco del Tratado vigente del Río Uruguay, en este caso para este caso específico. Pero también no ya solamente con la convicción legalista sino con la convicción de que hay una profunda voluntad política de situaciones como las que se vivieron nunca más vuelvan a vivirse, de modo tal de nunca más volver a tener conflictos como el que hemos atravesado. Por eso queríamos hacer una manifestación ambos presidentes en este sentido de acatamiento al fallo, pero esencialmente por una convicción política que expresa que el de habernos apartado del tratado definitivamente fue lo que motivó el conflicto y esto no fue bueno y por lo tanto es lo que debemos, bajo todo punto de vista, volver a evitar. Y ese es el gran compromiso político que tenemos que hacer y luego, obviamente, lo que ha marcado La Haya en cuanto a revitalización de CARU, a la tarea de vigilancia por impacto ambiental de Botnia sobre el Río Uruguay en el marco también de lo que estipula la Corte Internacional de La Haya y lo que marcan los propios estándares de la CARU y seguir adelante, que me parece que es también una cosa muy importante para ambos países. Pepe el micrófono es tuyo.

 

MUJICA.- Bueno, querido amigos, ha sido muy costoso, muy doloroso este largo conflicto y los hombres aprendemos mucho más del dolor que de la bonanza. Vamos a respetar el fallo de La Haya precisamente, un respeto lleno de voluntad política que es hija de la experiencia, del dolor vivido, de lo que nos ha costado estos siete años un río que nos une y que nos separa, pero que ha tenido mucho dolor desde ambas márgenes del río. Entonces este acatamiento es un acatamiento hijo del interés más profundo de nuestras respectivas sociedades; nos sale mucho más barato tener reglas de juego bien claritas que las podamos definir y dentro de eso resucitar un organismo - el de la CARU - dotarlo de nuevos elementos, desde el punto de vista técnico que pueda cumplir a cabalidad una tarea de vigilancia que en realidad es parte, nada más que parte de un problema contemporáneo creciente que van a tener todas las sociedades y todos los ríos de la tierra. Tenemos que acumular allí una experiencia que nos garantice que el hombre pueda trabajar sin agredir sustantivamente el medioambiente. Y lo tenemos que lograr con racionalidad científica, porque sólo los datos científicos pueden servir para convencernos. Pero iniciamos un proceso, no les pidan... los presidentes no son magos. Ni la señora Presidenta ni yo somos Mandrake, necesitamos apostar a un proceso de etapas sucesivas donde vayamos mutuamente ganando confianza nuestras sociedades, no es la confianza entre presidentes, es que la sociedad palpite la confianza suficiente en los datos que en última instancia nos tendrá que aportar la ciencia, hechos con la mayor buena fe y que nos de garantías a todos y a su vez acumular experiencias, que no quede en saco roto.

 

Esto no es una anécdota, esto es una lección de la historia para que los hombres no la olviden y podamos convivir porque los desafíos industriales van a ir in crescendo porque el homo sapiens ha decidido consumir, y consumir, y consumir y seguir consumiendo. Por lo tanto habrá más energía y entonces estos problemas obligan al cuidado del medioambiente, pero nos tenemos que dar reglas y garantías. Ahora bien esto va a llevar su tiempo, pero no puede ser que un problema como este nos obnubile de tener una agenda de problemas pendientes: la navegación del río; la cuestión del gas; el futuro de los puertos, nuestra historia está embebida de conflictos portuarios, vaya si tenemos que aprender.

 

Por eso mi pequeño país no se hace muy viable en conflictos con la Argentina, la marcha de la propia Argentina cuando tiene un invitado de piedra en la boca del río, nuestra nacionalidad nos obliga si tenemos un poco de sensatez a construir una amistad beneficiosa para las dos márgenes.

 

Por eso lo más hondo: voluntad política e interpretar el momento histórico que nos toca vivir, vamos a respetar reglas porque en el fondo es lo que más le conviene a nuestras sociedades. Los caminos de los conflictos tenemos que tratar de despejarlos y esta es una lección que han dejado estos seis o siete años de tirantez. En nombre de mis compatriotas un abrazo, un gigantesco abrazo y un compromiso. Gracias.