Palabras de la presidenta en apertura del 12° período de sesiones del Subcomité sobre Comercio Pesquero de la FAO

PALABRAS DE LA PRESIDENTA CRISTINA FERNÁNDEZ EN EL 12º PERÍODO DE SESIONES DEL SUBCOMITE SOBRE COMERCIO PESQUERO, EN EL PALACIO DE SAN MARTÍN, CIUDAD AUTONOMA DE BUENOS AIRES.

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Buenas tardes a todos y a todas.

Señor presidente del Comité de Pesca de la FAO; señoras y señores integrantes de las distintos delegaciones que hoy nos hacen el honor de participar aquí en la Argentina: en primer término, mis saludos al señor Director General de la FAO, doctor Jacques Diouf, con quien nos une una cálida amistad desde que nos conociéramos y realmente compartimos muchas de las ideas y de lo que creemos deben ser los objetivos de la FAO como una organización liminar de Naciones Unidas.

Pera nosotros además, como argentinos, es un gran honor que nos han dispensado el de haber querido sesionar aquí en Buenos Aires, República Argentina, por primera vez en Latinoamérica fuera de Europa.

Como ustedes saben, la Argentina es uno de los países más importantes en materia de provisión de alimentación en el mundo. La pesca no es tampoco una cuestión menor, poseemos un extenso litoral marítimo y una riquísima producción pesquera.

Pero en un día como el de hoy, como hemos charlado tantísimas veces con el titular Director de la FAO, dentro del tema de la alimentación, un mundo que hoy está produciendo 3.500 millones de toneladas de alimentos y que va a necesitar apenas en el año 2030 el doble de producción de alimentos, 7.000 millones de toneladas, el tema de la pesca no es una cuestión menor.

Pero también quisiera abordar hoy en especial, más allá de los problemas técnicos y del problema que está atravesando el mundo también, lo que hasta ahora constituye un fracaso de la Ronda de Doha en materia de comercio internacional e intentar reflexionar, en forma conjunta, acerca de los motivos por los cuales estamos fallando; si se entiende el término, es no lograr los objetivos deseados.

Creo que a la vista de lo que está pasando en el mundo, no solamente en Doha, Doha es una expresión más de una forma de negociación y de una lógica que pertenecía a un mundo que se derrumbó en el último trimestre del año 2008 y que, sin embargo, dentro de esa misma lógica, se pretende dar respuestas al mundo actual.

Hoy, por ejemplo, los mercados han sido sacudidos nuevamente por lo que sucede en Grecia. Vemos cómo suben y bajan las cotizaciones, pero también vemos como, a través de especulaciones financieras -esto lo charlamos mucho con el doctor Diouf en ocasión de mi visita a Roma- cuando veíamos cómo los capitales especulativos en ese momento se habían dado sobre el sector cerealero, por ejemplo, y habían producido una estampida de los precios del arroz que habían llevado los planes alimentarios que la FAO tenía que llevar adelante a precios exorbitantes y la titular de los programas de alimentación había visto de repente que un presupuesto que tenía de equis millones de dólares, se había tornado absolutamente irrisorio para las demandas que tenía que cubrir, por ejemplo, en el África.

Entonces yo creo que está muy bien que nos encontremos para discutir cuestiones técnicas y de regulaciones, pero me parece que, fundamentalmente, si los países líderes, y esta es una cuestión que creo que va a debatirse en el G-20, no se aborda desde una lógica diferente a la que se venía haciendo hasta ahora, no vamos a encontrar soluciones.

Pretender resolver los problemas actuales con los mismos métodos, las mismas lógicas y las mismas soluciones que llevaron al desastre, no puede ser si no agravar la situación en la cual hoy estamos viviendo y que de producir termina impactando necesariamente en todos los aspectos del comercio internacional en los cuales, obviamente, la pesca no va a constituir una isla en la que no pueda ser tocada.

Fundamentalmente, en aquellos países emergentes productores muchas veces de materias primas sin valor agregado, allí la pesca tiene toda una problemática muy específica, requiere, entonces, creo, lógicas diferentes, soluciones diferentes y, fundamentalmente, regulaciones globales.

Porque una de las características que hemos tenido en los últimos tiempos, es que la globalización que implica un mundo diferente, un mundo muy interconectado, un mundo muy interdependiente, en realidad conserva también en materia de comercio internacional, reglas que favorecen a los países más desarrollados en detrimento de las economías emergentes.

Esta es una de las claves también que tenemos que abordar en esta nueva lógica para poder ver si podemos abordar el problema en la Ronda de Doha desde un punto y desde un escenario absolutamente diferente. No por capricho nuestro, el mundo cambió y cambió no porque haya sido una decisión de los países emergentes; al contrario, el derrumbe viene precisamente de los países más desarrollados.

Lo que hoy está pasando en Grecia y que amenaza impactar nuevamente en todos los mercados globales, hoy se cayeron hasta las manzanas de los árboles, como digo yo, no quedó nada sin caerse, Bolsa, monedas, etcétera, etcétera.

Creo que esto nos obliga a una actitud absolutamente diferente y, como digo, a la necesidad de una intervención totalmente diferente. Porque no nos engañemos: los números de Grecia, de la misma manera que los commodities en el año 2008, habían sido producto también de especulaciones financieras y de números financieros que, en realidad, no existían.

Con lo cual, creo que un mensaje unívoco que deberíamos tener todos es tratar de sentarnos en todas las mesas de negociaciones, desde un Comité Pesquero hasta en la Ronda de Doha, teniendo en cuenta estas nuevas realidades.

Hace poco estuvo aquí de visita el director de la OMC, el señor Pascal Lamy, a quien conocí hace muchos años cuando todavía era comisario de la Unión Europea en Bruselas y con quien tuve también el gusto de reunirme en Ginebra, en la OMC, y charlábamos estas cosas. Por supuesto, yo discutía desde un lado y él discutía desde el otro, finalmente el mundo terminó dándonos la razón de las posiciones que nosotros estábamos planteando en ese momento de la Argentina, donde además tuvimos la experiencia, en el año 2001, de lo que hoy se está reproduciendo en muchos lados a escala global.

Por eso, quería venir a compartir con ustedes, tal vez no tanto de pesca, sino de las cosas que finalmente terminan impactando en la pesca y en cualquier otra actividad y, fundamentalmente, en la alimentación que, en definitiva, al ser capturada también en algunos sectores con una lógica de especulación financiera, termina impactando aún mucho más en aquellos sectores que necesitan de la alimentación no para la especulación financiera, no para la economía, sino simplemente para poder sobrevivir un día más esa persona y su familia.

Por eso, quería darles hoy la bienvenida, aceptar la invitación que me hiciera la Cancillería y, fundamentalmente, plantear más que una certeza, una reflexión e invitarlos precisamente a que todos en nuestras sociedades, en nuestros países, podamos, precisamente, debatir sobre estas cuestiones desde otro punto de vista y desde otra lógica.

Yo sé que muchas veces es difícil, uno puede observarlo muchas veces también cuando participa en espacios como el G-20 o en otros espacios como seguramente vamos a participar ahora próximamente en Europa cuando se reúna el ALC-UE, pero me parece que tenemos que despojarnos de esos viejos dogmas en los cuales fueron por lo menos insuflados gran parte del mundo y ver que estamos en un mundo totalmente diferente que va a exigir por parte de todos actitudes y soluciones, fundamentalmente, diferentes a las que hasta ahora hemos tenido.

Tengo la esperanza que lo vamos a poder hacer porque además creo que nadie se suicida. Yo creo que hay un momento, hay un punto de inflexión, un inside, como decimos cuando estamos haciendo gimnasia y de repente nos ingresa una idea, en que va a haber un inside en el cual se pueda advertir que la continuidad de la volatilidad, que la continuidad del juego y la especulación financiera, que la continuidad de ausencia de regulaciones serías, que no tengan doble estándar entre países y economías emergentes y entre economías y países desarrollados, una de las claves por las cuales no pudimos cerrar, por ejemplo, la Ronda de Doha.

Yo me acuerdo, por dar un ejemplo, que no tiene que ver con la pesca, pero tiene que ver con el arroz. Nos decían, por ejemplo, que nosotros teníamos que reducir el tema de arancelamiento en productos de manufactura industrial en forma similar a un 50 por ciento que lo hacía algún otro país, no importa cual, con respecto al arroz. Ahora, claro, ese país tenía un arancel del 400 y lo llevaba al 200. Nosotros veníamos de una economía donde teníamos absolutamente prácticamente aranceles cero en todas las posiciones y entonces obviamente salíamos desde un lugar diferente y desde una posición diferente en una economía que había sido desvastada.

Esto de pretender igualar, y esto está pasando, si se me permite una digresión, lo mismo que está pasando hoy la Unión Europea con Grecia: pretender que países como Grecia tengan la misma competitividad, por ejemplo, o los mismos esfuerzos que puedan hacer los gigantes de la Unión Europea, me parece, sencillamente, imposible de cumplir como meta. Y yo creo que esto que está pasando, se reproduce también cuando estamos negociando en Doha. Se quiere tratar a todos los países de forma similar cuando, en realidad, todos parten de situaciones sociales, económicas, fiscales, de endeudamiento e inclusive de déficit sociales también sustancialmente diferentes entre los unos y los otros. Me parece que esta forma no va a dar resultado y, seguramente, va a exigir propuestas diferentes.

De eso se trata y quería un poco intercambiar esto con ustedes desde un lado diferente y con un concepto más macro pero que, indudablemente, tiene influencia en todos los sectores de la economía, en todos los sectores del comercio.

De cualquier manera, sé que ustedes están debatiendo cosas muy importantes y quiero, una vez más, darles la bienvenida a nuestro país, la República Argentina, sé que para ustedes, tal vez, para muchos es la primera vez que conocen nuestro país, esperemos que disfruten su estadía y, bueno, invitarlos, una vez más, a reflexionar sobre estas cuestiones.

Muchas gracias y buenas tardes a todos y a todas.

Gracias. (APLAUSOS)