Muchas gracias a todos y a todas las congresistas de la hermana República del Perú: antes que nada - nobleza obliga - agradecer esta condecoración que constituye realmente un honor; en realidad nunca he sido tan condecorada en mi vida en menos de 24 horas y la verdad que me gusta que además sea aquí: en la República del Perú.
Hoy vengo como Presidenta de todos los argentinos, pero hace 14 años - usted recordaba hace 190 años la gesta sanmartiniana- hace apenas 14 años yo era una Senadora de la República Argentina. Cuando yo comencé a ejercer esa representación, el 10 de diciembre de l995, al poco tiempo estalló el escándalo sobre el que no vamos a ahondar en demasiados detalles, pero que nos mantuvo separados en estos largos 16 años.
Quiero decirles que las palabras que he pronunciado ayer como Presidenta, en torno a desagravio institucional y reparación histórica, no fueron palabras ni protocolares, ni sostenidas únicamente por la idea de recomponer nuestras relaciones, fueron esencialmente lo que sentí, en aquel momento cuando era Senadora, y me tocó criticar duramente a mi propio gobierno- era un gobierno de mi partido - y a sostener una posición, que seguramente crónicas periodísticas de este país recordaran porque fui entrevistada por numerosos medios, de aquí de Lima y del Perú, por mi actitud decididamente crítica de lo que había pasado en ese momento; crítica porque era un agravio institucional a un país, que durante la gestión del Presidente Belaunde Terry - que aprovecho aquí para rendirle homenaje, en nombre de todos los argentinos - porque fue precisamente durante su gestión que se ordenó sin dudar, sin hesitar poner a disposición de nuestro país aviones Mirage, misiles y pilotos que fueran a combatir, junto a los argentinos, en lo que constituye el último enclave colonial que aún subsiste en nuestro continente y que debería avergonzar al Reino Unido porque vivimos en el siglo XXI y desgraciadamente aún tenemos que soportar situaciones como esta. (APLAUSOS).
Yo en ese momento fui muy crítica y manifesté públicamente mi solidaridad absoluta con el pueblo y Gobierno del Perú. Por eso esto que vengo a hacer aquí como Presidenta no es una actitud protocolar o de intentar quedar bien, es simplemente lo que he hecho en mi vida en todos los aspectos: ser coherente con lo que pienso, ser coherente con mis convicciones. Por eso no solamente estoy como Presidenta de todos los argentinos, sino también como una ciudadana argentina que quiere hacer honor a lo que piensa.
Nuestra relación, la relación de dos países que reconocen un mismo Libertador: el General José de San Martín, pero que además creo - y esto es lo más importante - reconocen, junto al resto de nuestras hermanas naciones la necesidad de profundizar los lazos de unidad y de integración de la América del Sur.
En estos años, en esta última década, en la cual hemos progresado con mejoras sociales, con mejoras económicas aún no hemos podido superar el gran flagelo de nuestro tiempo, que es la inequidad, la desigualdad social y la pobreza. Y yo estoy convencida, al igual que todos los hombres y mujeres que nos toca ejercer responsabilidades institucionales en este continente, que la unidad y la integración regional, más allá de nuestros matices políticos, de nuestras diferencias políticas, porque es imposible que todos pensemos exactamente igual -además de ser muy aburrido-, ser homogéneo en términos políticos, viniendo con historias, identidades, regionalismos, es prácticamente imposible, pero sí creo que podemos tener un objetivo común, de la misma manera que esos hombres, como San Martín, Bernardo O'Higgins, Simón Bolívar y antes Túpac Amaru tuvieron como objetivo que era el lograr la liberación de sus pueblos.
En aquel momento, la liberación era del yugo colonial; hoy, la liberación de nuestras sociedades, de nuestros pueblos debe estar orientada a lograr igualdad de oportunidades para todos nuestros ciudadanos y todas nuestras ciudadanas.
Creo que este objetivo, debe también hacernos ver la importancia de tener Estados que, superando esa década del Consenso de Washington donde nos dijeron que el mercado todo lo resolvía y que el Estado solo estorbaba, entender en esta nueva etapa que articular entre lo público y lo privado, entre el Estado y el mercado, es el gran desafío que tenemos sobre todo aquellos que provenimos de partidos políticos, de movimientos políticos que tienen una fuerte raigambre y clivaje popular.
Por eso, quiero agradecer, en nombre de mi país, la República Argentina, esta distinción y repetir aquí, en este ámbito, que esta Presidenta y mi país, siempre van a ser una prenda de unidad y de integración y de superar conflictos que pueden desarrollarse entre nosotros porque creo que debemos preservar a esta, nuestra querida América del Sur, como una región de paz.
Solamente en paz, solamente con unidad e integración regional, de la misma manera que aquellos hombres lograron la liberación e independencia de nuestros pueblos, nosotros lograremos la liberación también de nuestras sociedades para tener una sociedad más igualitaria, más justa, más equitativa.
Es en nombre de estos principios, de la solidaridad del continente, de la solidaridad social y, fundamentalmente, de la amistad inquebrantable entre Perú y la Argentina, que recibo con honor y profundo agradecimiento esta distinción que el Honorable Congreso de la República del Perú ha decidido conferirme y que, créanme, voy a llevar con mucha dignidad y orgullo, la misma dignidad y orgullo que siempre ha tenido el pueblo peruano cuando se trata de defender su historia, su identidad y su patria.
Muchas gracias y muy buenos días a todo y a todas. (APLAUSOS)