Muchísimas gracias presidente Alan García por la palabras, que no las siento dirigidas a mí sino a todo el pueblo argentino. Yo siento que esta visita, en estos 16 años, es una visita de desagravio institucional y de reparación histórica. Esto es lo que he venido a hacer en nombre de todos los argentinos, hoy aquí, a esta hermana República, hermana no desde la formalidad, hermana desde la historia, desde nuestro propio nacimiento.
Hoy fui a la Plaza de los Precursores a hacer mi primer homenaje, pero luego fui a la Plaza de San Martín a rendir honores a quien nos une en su gesta liberadora de pueblos.
Y por eso la decisión de venir aquí a superar enojosos y viejos episodios, que ni vale la pena mencionar siquiera, pero que sinceramente hirieron profundamente a los peruanos que con un gesto único en toda la América del Sur, cuando sucedió lo de Malvinas, pusieron a nuestra disposición aviones, pilotos y misiles para combatir, junto a nuestros hombres, por la dignísima tarea de rechazar el último enclave colonial que tenemos en nuestro continente y que aún hoy nos avergüenza no ya como argentinos o latinoamericanos, sino en definitiva como hombres y mujeres de un mundo contemporáneo, moderno, donde deben finalizar los enclaves coloniales.
Yo quiero decirle, presidente García, que siento que estoy cumpliendo un mandato de todo el pueblo argentino y también reafirmar - una vez más - la importancia que para nosotros tiene consolidar la unidad de la región como una unidad que no solamente tenga basamentos económicos -hemos triplicado desde el año 2003 el volumen de nuestro comercio y me acompaña una importantísima delegación de hombres de negocios, los empresarios argentinos han invertido en estos años más de 3 mil millones de dólares aquí en Perú- sino también creo que es necesario construir en esta región, que afortunadamente no está cruzada por conflictos raciales ni religiosos y que tiene una capacidad inconmensurable en cuanto a generar riquezas, energía, alimentos, conocimientos, valor agregado, que es lo que debemos dar y fundamentalmente - como usted bien dice - no incentivar una carrera armamentista porque tenemos todavía demasiados pobres en la región, que no es la más pobre pero sí la más inequitativa a la hora de la distribución del ingreso.
Creo, entonces, que debemos aunar nuestros esfuerzos, con las diferencias que tenemos en cuanto a nuestras propias ideas, a nuestras propias formas de organizarnos soberanamente dentro de cada uno de nuestros países, pero no debemos dejar que esas diferencias que podemos tener acerca de cómo nos organizamos en nuestras propias sociedades sean un peso o un impedimento para profundizar una unidad que es la que en definitiva permitió, hace 200 años, la liberación del yugo colonial.
Y yo creo que hoy el yugo es la pobreza, creo que hoy debemos dar un segundo combate también, tan unidos como lo hicimos para librarnos del yugo colonial. Y en este caso el combate debe ser contra la desigualdad, contra la pobreza.
Por eso yo pensaba y comentaba con el presidente García, hace unos minutos, que nuestra región, cuando nos reunimos los presidentes en nuestros espacios institucionales, debe también convocar en estas reuniones a nuestras centrales de trabajadores, a nuestras centrales empresarias, a nuestras universidades, para entrecruzar toda esa fuerza que tienen nuestras sociedades y que hemos podido construir en cada uno de nuestros países, para ese objetivo, que es el de la segunda liberación, la liberación del flagelo de la pobreza, la construcción no solamente del crecimiento económico sino también del desarrollo armónico en nuestras sociedades, que vayan clausurando las etapas de las desigualdades.
Porque además los que crean que van a garantizar la paz con las armas creo que están equivocados, la paz se garantiza con mayor equidad social, con mejor distribución del ingreso, con sociedades educadas, con capacidad para ganarse su sustento, su educación, su vivienda, su seguridad. Este es el verdadero combate y las armas que tenemos para ese combate son las de la unidad de la América del Sur y profundizar un proceso de crecimiento y desarrollo -ahora que nos hemos dado cuenta de que el mercado no lo soluciona todo, que necesitamos el Estado como gran articulador entre lo público y lo privado- para dar la respuesta que millones de americanos, de compatriotas de esta maravillosa región, siguen demandando a sus gobiernos. Este debe ser el compromiso de su gestión, de la mía y de la de todos los que creemos sinceramente que tenemos en la unidad la fuerza más importante que ofrecerle al mundo.
Muchas gracias Presidente, y estoy muy contenta de haber venido aquí, al Perú, luego de 16 años de ausencias. Hoy traigo la presencia de todo mi país, la República Argentina, muchas gracias.