Anuncio a jubilados y pensionados.

PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, CRISTINA FERNÁNDEZ, EN EL ACTO DE ANUNCIOS PARA JUBILADOS Y PENSIONADOS EN LA CASA DE GOBIERNO    

  • Compartilo en redes :

Muy buenos días a todos y a todas: la verdad que pensábamos hacer el anuncio en el Salón Sur, pero se nos llenó el rancho -como digo yo- y acá estamos todos en el Salón de las Mujeres, mis queridas Mujeres del Bicentenario.

La verdad que esto que acaba de describir Bossio con una precisión matemática significa algo más para mí, significa que hemos construido un país diferente. De estos datos que de 3 millones y medio de jubilados en el año 2003 pasamos a más de 5 millones de jubilados y que el 41 por ciento de esos jubilados son producto de la moratoria que impulsó el gobierno del presidente Kirchner, que de paso les digo que lo han pasado a sala general, está muy bien (aplausos) hay Kirchner para rato. Lo digo con mucha alegría, no sólo obviamente por ser su compañera de toda la vida, sino porque me enorgullece además como marido pero me enorgullece mucho como militante, como dirigente político, de una Argentina que siempre vio en estas cuatro paredes a presidentes que tomaban decisiones impuestas desde afuera, y creo que él no solamente construyó una Argentina diferente en materia de trabajo, en materia de seguridad social, sino esencialmente en materia de autoridad política. El poder político, no el económico, el económico muchas veces se enfrenta obviamente al poder político cuando éste se alinea con los intereses populares; es la historia de la República Argentina y es la historia del mundo, qué les voy a venir a contar a todos ustedes.

Pero creo que él también inauguró un nuevo sistema político en la Argentina donde las decisiones -se esté de acuerdo o no se esté de acuerdo con ellas, se compartan o no se compartan- se toman aquí en la Casa Rosada, donde la gente cada 4 años deposita con su voto popular la confianza en aquellos dirigentes que cree que lo va a representar y defender, más allá de los gustos personales, más allá de los modales, si después de todo el destino de todos y cada uno no está atado a los modales, al buen gusto o al mal gusto de un presidente o una presidenta sino a los intereses que ellos representen y defiendan en cada una de las decisiones que toman y que les aseguro tomamos todos los días minuto a minuto.

Hecha esta breve introducción, vamos a pasar a lo que nos ocupa, esta maravilla de lo que significa hoy lo que yo denomino el piso de protección social mínimo en la República Argentina. El 41 por ciento de nuestros jubilados y pensionados eran hombres y mujeres que por distintas circunstancias de la vida o no les habían hecho los aportes, o se habían caído del sistema productivo, o habían formado parte de las privatizadas y luego no consiguieron trabajo, porque quedaron sin empleo en una edad en la que tienen mucha dificultad para conseguir un empleo estable; al mismo tiempo el aumento significativo de esos 150 pesos a estos casi 1.000 pesos, que significa casi un 500 por ciento de aumento desde el año 2003 a la fecha; ni qué hablar de las pensiones no contributivas, estamos casi en 1 millón de pensiones no contributivas, 906.000. ¿Saben cuántas había en el año 2003? 150.000, 160.000. Hablar también de la Asignación Universal por hijo que por primera vez en la historia igualamos a los chicos de aquellos que aún no han conseguido trabajo o aún tratándose de un empleo no registrado no tienen el Mínimo Vital y Móvil que, dicho sea de paso, es también el más alto, el Salario Mínimo, Vital y Móvil de los trabajadores en relación de dependencia de toda Latinoamérica.

¿Todo esto por qué se pudo construir, únicamente por la fortaleza de la ANSES? No, por muchas cosas. En primer lugar porque hubo un modelo que generó trabajo como ninguno. Ustedes saben que los ingresos de la ANSES se tienen fundamentalmente a partir de las contribuciones de los trabajadores y de las contribuciones patronales. Si no hay trabajo en la Argentina no hay gestión en la ANSES, no por culpa de sus dirigentes o sus funcionarios, sino simplemente porque sus ingresos están atados directamente al nivel de actividad económica y el nivel de actividad económica tiene directa vinculación con el empleo registrado en la República Argentina.

Y déjenme decirles otro dato que no es de la ANSES, es de otro señor de barbita y anteojos que está ahí, Tomada, ministro de Trabajo, que desde 1974 a la fecha nunca la actividad privada había generado tanto empleo registrado, es récord el empleo registrado desde 1974 a la fecha. (Aplausos)

Y esta Argentina, este piso mínimo-social de protección extendido desde el nacimiento de una persona hasta que se muere, porque la ANSES paga desde asignación prenatal, asignación universal por hijo, pensiones no contributivas, luego las pensiones o las jubilaciones, el seguro de desempleo también cuando se pierde el empleo, y finalmente cuando muere la persona también tiene un seguro y su viuda o su viudo sigue con la atención, un sistema integral sostenible y sustentable. Me olvidaba también un dato importante para poder lograr mayor sustentabilidad: la recuperación para la administración del sector público de los recursos de los trabajadores argentinos cuando decidimos terminar con el sistema las AFJP. (Aplausos)

Si uno lo piensa desde la perspectiva del tiempo, no hace falta ser un gran economista, en qué consistió básicamente la privatización de las jubilaciones, es en que le sacaron los ingresos al Estado y solamente le dejaron los egresos. Díganme qué economía, díganme qué puede funcionar si a ustedes les retiran lo que les ingresaba y los dejan únicamente con las obligaciones de pago. Cualquier empresario, que me traigan un empresario, un comerciante, un productor, cualquiera, ¿qué hace usted si le quitan su ingreso, su salario y solamente lo dejan a cargo de las deudas? Se funde, no hay otra posibilidad, y esto es lo que pasó en la República Argentina. So pretexto de formar un mercado de capitales, que cuando lo fuimos a ver en realidad no era ni mercado ni de capitales, era simplemente qué relación tenía cada empresa o cada sector con el gerente financiero de esa AFJP que decía la colocación de obligaciones negociables en tal o cual empresa. Hay empresas importantísimas en la República Argentina que nunca recibieron un peso y otras importantes que sí recibieron. Pero hubo un grado de discrecionalidad que nadie, absolutamente nadie puede negar.

Y creo que hemos recuperado estas cosas. Yo recuerdo que esto es producto de un modelo político y económico, porque no siempre fue así; estas son las decisiones de las que hablaba y que se tomaron aquí, aquí en la Casa Rosada. Porque hubo otras decisiones que se tomaron con respeto a ustedes, los jubilados, también aquí en este mismo lugar, en otras épocas en la Casa Rosada. En los años '80, cuando todavía no existían los decretos de necesidad y urgencia en la Constitución, ya se firmaban en la República Argentina -años '80, venía la democracia- decretos de necesidad y urgencia congelando los salarios jubilatorios, que dieron trabajo a millones de estudios jurídicos que hicieron pingües ganancias.

Esas decisiones se tomaron también aquí, en la Casa Rosada. O tal vez las que se tomaron durante la década de los '90, precisamente privatizar los ingresos de los trabajadores, congelar las remuneraciones de pensionados y jubilados. Y después las que se tomaron ya a fines de 1999, 2000, el nuevo Gobierno. Yo siempre digo que los argentinos deberíamos reflexionar cuando nos enojamos con la política cuando un dirigente político no cumple con las expectativas. ¿Pero ustedes se acuerdan lo que era mediáticamente la Argentina en 1999 cuando se decidía la elección presidencial? Parecía que llegaban los transformadores y los salvadores de la patria. Presentaban todo con un moño maravilloso y papel celofán, ningún periodista, ningún medio indaga acerca de cómo se iban a hacer esas cosas que se prometían y que después, no solamente no fue cumplida ninguna sino que la Argentina estuvo prácticamente al borde de la extinción. Alguna vez deberemos analizar también la responsabilidad de todos, de los que escriben cosas que saben que no son ciertas, de aquellos que evitan preguntar cosas que sí les preguntan a unos pero no les preguntan a otros, porque saben que no hay respuesta, y saben que si hay respuesta no es la políticamente correcta ni la que va a buscar votos.

Entonces uno se pregunta cuánta responsabilidad tenemos también muchas veces nosotros mismos como sociedad, de no pensar, mirar o reflexionar un poquito más allá de lo que nos dicen desde una pantalla de televisión, desde una radio o una página de un diario. No le echemos tanto la culpa a la política, muchas veces nos mienten porque no nos gusta escuchar la verdad. Cuando uno no está dispuesto a escuchar la verdad siempre va a encontrar gente dispuesta a mentirle.

Y me acordaba de aquel 1999, del año 2000, yo era diputada, de la oposición obviamente, me acuerdo cuando vino la reducción de los salarios de los trabajadores y de las pensiones, algunos hasta pensaron que era posible solucionarles el problema a los argentinos reduciendo el presupuesto a las universidades. Hoy en esta Argentina, junto a ustedes, también podemos decir con mucho orgullo que nunca, nunca, los trabajadores de la educación universitaria, los profesores, los científicos del CONICET tuvieron los ingresos que hoy tienen en la República Argentina y también es porque le hemos dado un lugar muy importante al conocimiento y a la ciencia, porque sabemos que esa es la otra gran pata que necesitamos en una economía que ha sido maravillosa en nuestro país porque hemos tenido los dones de la tierra, hemos tenido los dones de poder tener un país que produce muchos alimentos para el mundo pero tenemos que agregarles mucho valor, mucha ciencia y mucha tecnología.

Todas estas cosas no son producto de la magia ni de la casualidad, son producto de decisiones, de políticas que se adoptan aquí en este lugar, en la Casa Rosada, porque cuando uno ingresa aquí viene en nombre de un proyecto político, viene en nombre de ideas, de convicciones que no pueden ser cambiadas ni dejadas de lado. Y hoy podemos ver, frente a un mundo que se derrumba, un Fondo Monetario que anda haciendo las mismas recomendaciones que hacía por aquí durante el año 2000, porque aquellas recomendaciones no crean que se les ocurrían a los que estaban aquí adentro, no, sería malo también decir eso, se les ocurrían a los de afuera. Cuántas veces me tocó sesionar en horas de la madrugada porque si no se votaba tal cosa se caía el país porque el Fondo Monetario no sé qué cosa o tal otra.

En fin, historias no para lamentarse, no para criticar, simplemente para ejercitar la memoria y comprender por qué las cosas son de un modo y no son de otro. No es magia, no es mayor o menor capacitación intelectual, muchos de los que nos proponían esas medidas eran gente formada en los mejores centros de estudios del mundo, y yo siempre digo, esta humilde abogada recibida en la autóctona ciudad de la Plata, en la UNLP, la gloriosa UNLP -por ahí la veo a Pipa mi compañera de estudios; el que estaba antes acá también, no tenía el orgullo de ser platense pero bueno, era patagónico, me conoció en la Plata-, fuimos estudiantes de aquí con ideas de aquí, con intereses de aquí. Por eso las cosas cuando uno piensa en esos términos suelen ser mejor para los de aquí y no les gustan a los de allá.

Por eso hoy estamos festejando juntos en el Salón del Bicentenario este piso increíble de protección social que nos convierte en un lugar de avanzada en América latina en materia de protección social y vamos a seguir profundizando estas medidas que son las de asegurar el crecimiento de la economía. Si no hay crecimiento de la economía, si no hay generación de trabajo nada de esto posible, por eso tanto hincapié y tanta insistencia en asegurar ese crecimiento y esa economía. Muchas gracias y buenos días a todos y a todas.