Muchas gracias, muchísimas gracias y nobleza obliga, lo primero es lo primero: Néstor está muy bien, tan bien está que 5 minutos antes de salir para acá, desde Terapia Intensiva, me llamó por el celular del hijo que estaba al lado de él. Así que, está muy bien, les agradezco mucho a todos las muestras de preocupación y cariño.
Claro que sí, siempre adelante, siempre, siempre. (APLAUSOS)
Lo estaba escuchando recién atentamente a Alfredo Coto, el titular de esta empresa, que es la mayor empleadora, luego del Estado obviamente, en la República Argentina y lo que él relataba del año '98, cuando compró este predio, cuando acá no había nada, cuando el "encantador de serpientes", que es Alejandro Granados, es un "encantador de serpientes", lo quería convencer de que acá iban a haber cosas y entonces yo pensaba.
Estos dos hombres son lo mismo que ese que me habló por teléfono hace un rato, son hombres con un inmenso optimismo y una inmensa confianza en sus propias fuerzas, en su propio país, en su propia localidad de Ezeiza y, por eso, las cosas las han podido hacer. Nadie que no tenga confianza en sí mismo, en sus posibilidades, en las de su país, en las de su pueblo puede hacer algo como esto.
En el medio, obviamente, hubo un cambio de modelo económico en el país, que dotó de una infraestructura que no existía a la zona, que posibilitó que miles de argentinos decidieran, por ejemplo, venir a vivir hacia el Sur, hacia Ezeiza.
Hoy veníamos en el helicóptero y veíamos los barrios cerrados con piletas de natación hermosas, con parques, algo impensable en Ezeiza. Porque allá por los años '98, '99, 2000, 2001 Ezeiza era solo mirada como un lugar de salida y huída del país. Hoy Ezeiza es un lugar de instalación de actividades económicas tan importantes como las que hoy estamos inaugurando aquí: más de 13.000 metros cuadrados la primera parte, más de 400 empleados de aquí de Ezeiza, con una modernidad de exposición de todos los productos digna de los mejores supermercados en cualquier país desarrollado del mundo. Créanme que es así y sé que muchos de ustedes lo saben también. (APLAUSOS)
Esto ha sido posible por un modelo de país que ha hecho en el desarrollo del mercado interno, en el consumo y en la necesidad de exportar nuestros productos, las dos claves del crecimiento. Esto sería impensable si no hubiera millones de argentinos que se han incorporado al mercado laboral y, por lo tanto, al consumo. Si hay un lugar donde se define el consumo y las posibilidades de un pueblo, es en lugares como este.
La incorporación además de miles de millones de chiquitos que sus padres todavía no han conseguido un empleo estable o que aún, consiguiendo un empleo, no llegan al mínimo, vital y móvil y pueden hoy tener una asignación universal por cada uno de sus hijos, tres millones y medio de chicos también posibilitan emprendimientos como este.
Millones también de argentinos que no tenían jubilación porque o no les habían hecho los aportes o habían quedado afuera por las privatizaciones; 2 millones de argentinos se incorporaron al sistema jubilatorio, más de 15 aumentos, salario mínimo, vital y móvil más alto de Latinoamérica, esto es consumo. (APLAUSOS)
Un hombre como Alfredo Coto que cuando el mundo se venía abajo, y era así literalmente, el mundo se venía abajo, en al año 2009, apostó sin embargo a que la Argentina iba a seguir creciendo y no se equivocó.
Crecimos no tanto, vamos a crecer menos este año 2009 que pasó pero vamos a crecer muy bien en el año 2010 y yo quiero decirles a todos: me acordaba antes de venir para acá y cuando veía los números de la recaudación que tuvimos este mes de enero récord, más de 29.000 millones, casi 21 por ciento más que enero del año pasado; el récord de producción de autos comparado enero contra enero; el récord de ingreso de espectadores a los cines en los últimos años; los millones de argentinos que se movilizaron en las playas, en las sierras, en la montaña, en el norte como nunca, un verano, una temporada como nunca en la última década, entonces digo "teníamos razón en ser optimistas y en tener confianza", pero más razón teníamos en nuestras convicciones en cómo debía desarrollarse un nuevo modelo económico en la Argentina.
Me acordaba, eso era lo que les quería contar, de una anécdota: ustedes saben que yo fui senadora desde el año 2003 cuando Kirchner empezó como presidente hasta que fui presidenta y me acuerdo que cuando comenzamos a implementar estas políticas que dieron vuelta como una media el país que teníamos en el año 2003, había un senador de la oposición, no importa, una buena persona, una persona que lee mucho, inteligente, que se sentaba una banca de por medio atrás mío, que parecía, vieron ese pájaro carpintero de la propaganda que le hace a la chica ...depilate, depilate...bueno, él estaba con que el modelo era el de Irlanda y yo cada vez que hablaba de las bondades de nuestro modelo económico él decía que era mejor Irlanda y estaba como ese pájaro carpintero, el modelo es Irlanda, es Irlanda, es Irlanda.
Y bueno, hoy le pedí al ministro de Economía, "por qué no me tirás los números de Irlanda, che, que quiero ver qué pasó con ese modelo". No quise hablar de los "pigs", vieron que ahora les dicen a los países "los cerditos" a Portugal, España, Italia y Grecia, pero no los "pigs" de los que yo hablaba el otro día, no, por chanchitos, por chiquero y le pedí los números de Irlanda.
Irlanda tuvo un crecimiento negativo ya en el año 2008 del 3 por ciento y en el año 2009 decreció, o sea, crecimiento negativo, de 7.5; del año 2005 hasta ahora tuvo balanza de pagos negativa. ¿Qué significa esto? Bueno, la diferencia fundamentalmente, entre otras cosas, también de expo, de importaciones, cuanta corriente, capital negativo; triplicó la desocupación del año 2005 a este año que ya lleva 12 por ciento y la duplicó entre el año 2008 y el año 2009 y, por si todo fuera poco, su déficit fiscal es de 12 puntos del PBI.
Y yo miraba los números de nuestro país, cómo me gustaría que todos entendieran que este es nuestro país, no el país del Gobierno ni de un partido político, el país de todos los argentinos. (APLAUSOS) Y si al país le va bien, le va bien a todos los argentinos y miraba nuestros números: nuestra cuanta corriente, nuestra balanza de pagos siempre fue positiva. El año pasado, peor año del mundo y con una caída de nuestras exportaciones que habían batido récord en el año 2008, tuvimos superávit comercial, diferencia entre lo que vendemos afuera y traemos de afuera, récord también, casi 17.000 millones de dólares; un punto y pico de superávit fiscal, que nos disminuyó claro porque cayó la recaudación, pero aún cayendo la recaudación fuimos uno de los pocos países en el mundo que pudimos tener una recaudación fiscal positiva.
Otros vecinos, como Chile, por ejemplo, que muchas veces nos es presentado como modelo, tuvo una caída en su recaudación de casi el 25 por ciento. Y pudimos disminuir también en el último trimestre del año la desocupación a un 8,4.
Y yo pensé y pensaba hoy en ese dirigente opositor que, reitero, es una muy buena persona. Pero qué pasa, porque es una persona inteligente, es una persona formada culturalmente como tantísimos otros en el país, y esto nos viene desde el fondo de la historia, que es ese mirar siempre para afuera, como si lo importado, como si lo que otros enseñan, piensan o diseñan es siempre mejor porque nosotros los argentinos colectivamente no podemos hacer algo bueno.
Es notable, cuando nos preguntan acerca de nosotros individualmente, solemos decir que somos los mejores; pero cuando nos presentan como país y nos preguntan como país colectivamente, nos autoboicoteamos, nos autocriticamos, nos autoflagelámos.
¿Qué es eso que nos hace ser tan talentosos, creativos y autoelogiosos en términos individuales y tan negadores en términos colectivos? Es algo que deberíamos repensarlo, vale la pena. Vale la pena porque hemos demostrado y nos hemos demostrado nosotros mismos que aplicando nuestras propias recetas, nuestras propias ideas, que no son diferentes a las que vienen en el mundo desde hace muchos años, o sea que lo que pasa es que el mundo dejó de lado también las ideas. Porque hubo un mundo donde la producción, el trabajo, el esfuerzo, el banco servía para que te prestaran y vos pudieras invertir y generar puestos de trabajo, un modelo de funcionamiento basado en el consumo, cuanto más consumo mayor demanda; cuanta mayor demanda yo más invierto para tener más productos para colocar y ganar plata, porque todos quieren ganar más plata y está muy bien, el trabajador quiere ganar más, el empresario más rentabilidad.
El problema fue cuando se perdieron los horizontes y se pensó que el dinero se reproducía a sí mismo como si alguien se sentara arriba del dinero y pudiera empollarlo. Y no es así: el dinero, y esto es rigurosamente capitalismo puro, diría, debe pasar necesariamente por el circuito de los bienes, de los servicios para poder seguir produciendo más dinero, más riqueza, más rentabilidad, más empleo.
Eso es lo que Alfredo Coto está haciendo hoy aquí esta tarde. Él podría haber puesto toda esta plata que puso aquí, él podría haber estado tal vez alguno pensara más tranquilo, en algún lugar, dándole una renta, no teniendo que preocuparse por la nómina salarial de fin de mes, si le faltó algún empleado y tiene que reponer otro, si le va a alcanzar para pagar los seguros. Pero no, ¿saben por qué? Porque él es un emprendedor y los emprendedores todos son optimistas. El hombre que decide emprender a hacer algo es alguien profundamente optimista, que cree en la vida, que cree en su país, pero que, por sobre todas las cosas, cree en él mismo. Los negadores, los pesimistas, los mala onda, ¿saben qué les pasa? No creen ni en ellos mismos.
Y yo invito desde aquí, desde este maravilloso supermercado, a todos los argentinos, piensen cómo piensen, cualquiera sea su historia, cualquiera sea su lugar a creer en ellos mismo y a creer en su país que es la misma cosa. Es imposible que nos vaya bien a los argentinos y le vaya mal al país; es imposible que le vaya bien al país y le vaya mal a los argentinos.
Cuando todos podamos unir y vincular que al país le va bien y a nosotros nos va bien, estoy segura que vamos a producir cosas como las que hemos hecho en estos más de 6 años cuando salimos del infierno. Y este año 2010, Año del Bicentenario, festejar eso, festejar que otro país, si hubieran pasado las cosas que pasaron aquí, tal vez no existiría, hubiera desaparecido.
Miren qué fortaleza, miren qué oportunidades, miren qué cantidad de recursos que tenemos los argentinos, infinitos. Han pasado 10.000 veces con la Caterpillar por encima, se han quedado con todo lo que en algún momento tuvimos, hasta con nuestros sueños, en algún momento muchos pensaron en irse y no volver y otros vieron partir a sus hijos; hoy muchos se están volviendo al país, científicos que vuelven al país porque creen, porque nunca como en estos años les hemos dado lugar a la ciencia y a la tecnología porque sabemos, además, que tenemos una magnífica oportunidad agregando ciencia y tecnología a nuestros recursos alimentarios, energéticos, científicos de toda naturaleza de servicios, de poder generar un modelo de país que no tenga y que hoy ya no tiene nada que envidiarle a aquellos que despectivamente nos miraban y nos consideraban menos.
Quiero finalizar, ya que estamos en Ezeiza, recordando otra cosa también: me acuerdo cuando decidí recuperar nuestra línea de bandera, Aerolíneas Argentinas; una empresa que era privada únicamente en los papeles porque el Estado tenía que darle el dinero para pagar los sueldos y hasta pagar el combustible de los aviones, empresarios que eran extranjeros. Me acuerdo las cosas que dijeron, que queríamos estatizar, que queríamos...en fin, chavizar, y todas esas cosas que repiten monocordemente sin originalidad y sin reflexión. Y después me acuerdo, hace muy poco tiempo, cuando esos mismos empresarios hasta quebraron su empresa de aviación y muchísimos argentinos no pudieron volver, creo que fue en las Navidades, si mal no recuerdo, para las Fiestas, eran los mismos que habían quebrado y vaciado nuestra Aerolíneas Argentinas.
Por eso, más confianza, más optimismo, más Argentina.
Felicitaciones, Alfredo; felicitaciones, Gloria; felicitaciones, Alejandro, y a todos los trabajadores, trabajadoras, gerentes, proveedores, hombres y mujeres que creen en su país, muchas gracias, en serio, de corazón. (APLAUSOS)