El año pasado, cuando me tocó dirigirles la palabra a la anterior promoción, vivíamos momentos muy difíciles, a partir de una crisis que se debatió sobre el mundo y que agregó en todas las latitudes un altísimo nivel de incertidumbre acerca de cuáles iban a ser las posibilidades de las economías de cada país y cuando hablamos de esto hablamos, obviamente, de la calidad de vida de sus habitantes.
Afortunadamente la fortaleza de nuestro país, que supimos construir entre todos los argentinos, no produjo como en otras oportunidades las consecuencias devastadoras en materia de desocupación o de cierre de empresas.
Hoy también el mundo está asistiendo a una discusión, en Copenhague, que tal vez parezca sólo una cuestión medioambiental, pero creo que estamos ante nuevos escenarios, en el orden global, en cuanto a lo que deben constituir los presupuestos y los objetivos de defensa de una Nación.
Durante mucho tiempo el concepto de defensa siempre estuvo vinculado a una cuestión estrictamente territorial, si se quiere. La misión de nuestras Fuerzas Armadas, de las Fuerzas Armadas de cualquier país era precisamente esa: defender las fronteras del país, defender la soberanía territorial para evitar cualquier tipo de colonización. Esto fue en definitiva también lo que movilizó a los patriotas, en 1810, a defender a la Patria y a emanciparse y dejar de ser una colonia. Sin embargo, los desafíos contemporáneos, los desafíos del siglo XXI están vinculados a otros tipos de colonización, y a otros tipos de colonización, que ya tal vez no tenga que ver con lo territorial, sino con nuestros recursos naturales y también con nuestra capacidad y patrimonio atmosférico, que es lo que se está discutiendo, hoy, en Copenhague: si los países desarrollados van a hacerse cargo del grado de contaminación y por lo tanto, reducir la emisión de dióxido de carbono o si seremos una vez más, las naciones en vías de desarrollo, las que deberemos achicar o abortar, tal vez, nuestro desarrollo industrial, nuestro crecimiento como países para hacernos cargo de una cosa de la cual no hemos tenido responsabilidad.
Ustedes sabrán que las tres cuartas partes de las emisiones históricas de contaminación ambiental han sido producidas por menos del 20 por ciento de la población mundial que, obviamente, está en los países desarrollados.
Por eso es importante -yo lo señalaba también en la última cena de camaradería de las Fuerzas Armadas- la necesidad de abordar nuevos conceptos en materia de defensa, lo que también exige nuevas capacidades en nuestros soldados y en nuestros oficiales.
Capacidades que también tienen que volver a poner en marcha el proceso que han cumplido históricamente las Fuerzas Armadas en el desarrollo industrial y tecnológico defensivo del dispositivo nacional. Y en este sentido, estamos trabajando fuertemente para que, precisamente, volvamos a desarrollar esta industria de defensa, que no tiene carácter ofensivo, al contrario, tiene carácter estrictamente defensivo, de crecimiento de nuestra industria y de nuestra tecnología para ponernos, como hemos sabido ser, como punta de lanza en otras épocas, en otras oportunidades.
En este sentido, días pasados me tocó visitar, junto a la señora Ministra de Defensa, al almirante Godoy y a los otros titulares de las Fuerzas, los astilleros Tandanor o, mejor dicho hoy Storni, que van a constituir una punta de lanza en el desarrollo de nuestra industria naval.
En ese sentido, hemos firmado importantes convenios que van a posibilitar volver a desarrollar esto que constituyó también un orgullo para la Argentina.
Así también, la recuperación de la ex Lockheed, en Córdoba, para, precisamente, en consonancia con nuestro vecino, la República Federativa del Brasil, poder desarrollar toda la tecnología, el mantenimiento y también, por qué no, la construcción en materia aeronáutica que alguna vez también nos tuvo como ejemplo y punta de lanza en toda la América latina.
No se trata de nostalgias, se trata de datos históricos y objetivos de lo que hemos sido capaces los argentinos y de lo que han sido capaces nuestras Fuerzas Armadas.
Por eso, en este día en el que ustedes reciben su sable, un día emblemático, quiero decirles que estos nuevos conceptos deben aliar en el corazón y, fundamentalmente, en la cabeza de todos y cada uno de nosotros para entender ese mundo del siglo XXI, complejo, difícil que exigirá, por parte de todos, nuevas responsabilidades, mucha apertura y, por sobre todas las cosas, la convicción de que solo unidos los argentinos podremos lograr defender lo que es nuestro en este siglo que viene.
Muchas gracias y felicitaciones en el día de la entrega de sus sables a todos y a todas. (APLAUSOS)