Y creo que, primero, decidimos hacerlo aquí esta apertura de licitaciones de energías eólicas, quiero felicitarlo sí por el éxito ministro, no son todos retos ni correcciones, también felicitaciones porque realmente ha superado las expectativas de lo que era el llamado a licitación. Esto revela el gran interés en la generación de energías alternativas y hemos decidido hacerlo aquí, en el Salón de los Científicos Argentinos porque todos estos hombres y mujeres que hoy están incluidos aquí son hombres y mujeres que hicieron cosas para mejorar la vida en el planeta y mejorar la vida de los habitantes.
Y hoy plantear energías alternativas al consumo de fósiles es tambièn contribuir a mejorar la calidad de vida de nuestros habitantes, de nuestro planeta, así que hay una vinculación muy directa, aunque no lo parezca. Y creo, además, que estamos haciendo un fuerte homenaje a lo que fueron las intenciones del Convenio Marco, en Naciones Unidas, en materia de cambio climático y también al Protocolo de Kyoto, que espero, sinceramente lo espero no tenga carta de defunción en Copenhague porque tenemos y estamos ante - discúlpenme que me aparte un poco del éxito de lo que hoy esperábamos de este energía eólica, de la inversión nacional, de los molinos de viento nacional, de toda la energía alternativa que vamos a generar - para sentar un poquito la mirada en esto que está sucediendo en Copenhague y que algunos califican como una suerte de nueva colonización, esta vez no ya de territorios, sino de la atmósfera, en lo que constituye evidentemente un incumplimiento. De hecho el Protocolo de Kyoto, que vence en el año 2012, ha sido incumplido y ha sido incumplido, fundamentalmente, por las naciones desarrolladas, que son las responsables de las tres cuartas partes -escuchen bien- de las históricas emisiones de gases contaminantes, del famoso dióxido de carbono.
Ellos representan menos del 20 por ciento de la población mundial, pero son responsables de las tres cuartas partes de la contaminación y además, obviamente, son los que deberían cargar con la reducción de emisiones y también con el pago de las energías alternativas, de la inversión tecnológica para los países en vías de desarrollo, para las economías emergentes. Pero tal cual vienen las cosas, el negocio va a ser de algo así como de 5.000 billones a favor de los desarrollados contra 10 billones de los que están dispuestos a aportar en Copenhague.
Espero que estas cuentas finalmente no sean así, pero la historia reciente demuestra que, en definitiva, el costo del desarrollo no solamente ya lo es en materia de no puestos de trabajo, en materia de no trabajo calificado, en materia de peor calidad de vida para nuestras poblaciones de los países emergentes, sino también en propiedad de la atmósfera, con lo cual creo que el mejor homenaje que podríamos estar haciendo desde los distintos gobiernos, aún de aquellos que nos tenemos responsabilidad histórica en las emisiones ni tampoco por el desarrollo de nuestras industrias en la situación de contaminación del medio ambiente, es esto que estamos haciendo hoy que es, precisamente, estar licitando 1.400 sobre las 1.000 que habíamos propuesto como oferta para las energías alternativas.
Felicitar a todas las empresas y empresarios que han participado y participan de esto y creo que debemos seguir, precisamente, en este camino, es decir, seguir cambiando nuestra matriz energética que todavía tiene una fuerte dependencia del gas pero creo que, con todas las obras que estamos haciendo en materia de energía nuclear, en materia de componentes de combustibles, en materia de Yacyretá, que ya hemos alcanzado la cota 80 y que estamos próximos a terminarla, porque parecía la Catedral de La Plata, que no ser terminaba nunca, estamos contribuyendo en serio y no a partir solamente de discursos o firmas de protocolos que, finalmente, nunca nadie termina cumpliendo para cuidar el clima y cuidar la vida en la única casa que tenemos que es el planeta Tierra.
Muchas gracias y buenas tardes a todos y a todas. (APLAUSOS)