Ustedes no lo van a creer, pero una de las cosas que más me gustan es hacer recorridas por los hospitales. Normalmente hay que hacer chuf chuf para no venir al hospital, porque viene el que tiene algún problema de salud, aunque acá también viene gente a tener hijos. ¿Pero me gusta saben por qué? Porque en los hospitales es como que se cruzan todos, los más humildes, los que no tienen trabajo y también los atiende nuestro hospital público, somos un país en el que afortunadamente el hospital y la educación son públicos, cosa que no sucede en muchas partes. (Aplausos) Inclusive hay países que dicen que son los más desarrollados del mundo pero si no tenés plata y no pagás te morís en la calle porque no tenés salud pública. Acá no. (Aplausos)
Me gusta porque además porque también están los que tuvieron suerte y son médicos, pudieron acceder a una carrera universitaria y entonces se entremezcla todo, los que no lograron las cosas, los que sí las lograron, pero se tiene fundamentalmente una vocación de servicio de todos los que trabajan aquí, de amor, desde los auxiliares, desde los cocineros, desde el personal que limpia, las mucamas, las enfermeras, los médicos, todos.
Por eso me encantó hoy inaugurar el hospital de Santa Silvina, estuve hace poco en Abiateray inaugurando un hospital que es igual que ese que vemos ahí que es espectacular, que además son hospitales de construcción rápida. Esto es en el impenetrable, una zona emblemática. Como decían recién los pibes que han tenido control en los 11 centros de atención primaria que dependen de este hospital, con el control materno se puede llegar a chicos con un peso de 3000 gramos, creo que uno solito pesaba dos novecientos pero está bárbaro, y había uno que tenía vaqueros. Vimos un nenito de tres kilos ochocientos, yo nunca había visto un bebe recién nacido con vaqueros, era tan grande que le entraban unos vaqueritos que le quedaban divinos. Así que acá en San Francisco Solano hay chiquitos que tienen vaqueros desde que nacen, no es poca cosa. (Aplausos)
Quiero decirles que este compromiso con la salud pública, con la educación pública, son cosas muy internalizadas en nosotros. Una compañera recién me decía vamos por la reforma política. Yo tengo muy internalizado desde muy chica, desde muy joven en la universidad el compromiso con lo publico, tengo una hermana también que es médica y siempre trabajó en la salud pública, toda la vida dedicada a eso. Tenemos desde muy jóvenes esa formación de sentir que el Estado precisamente tiene que estar allí al lado de los sectores más vulnerables, que más lo necesitan. Por eso ese empeño casi convertido en terquedad desde el año 2003 de inaugurar escuelas, de ampliar hospitales, de hacer hospitales, de que la gente tenga trabajo además para que no dependa de un puntero para lograr la dignidad del trabajo y llevar el sustento a la casa. Es un compromiso fuerte también que tenemos con la asignación básica familiar, con las cooperativas. (Aplausos)
Las cooperativas que además no sólo buscan que los desocupados tengan trabajo sino que es necesario organizar también a la gente. No solamente darle un trabajo sino que los que tienen mayor grado de vulnerabilidad social puedan organizarse, la organización de la sociedad, sobre todo en los sectores más vulnerables, es clave para salir de la pobreza y de la indigencia. Yo escuchaba recién a la compañera diputada de los pueblos originarios, hablaba de los de tez oscura, de los morochos, de los pobres o de los indígenas, que muchas veces, como leí el otro día en un análisis muy importante que decía que a ciertos intereses concentrados económicos les gusta mostrar por la televisión a los pobres y a los negros cuando están solitos, desvalidos y llorando, para demostrar que hay pobreza, pero cuando esos pobres, esos negros, se organizan y generan organización popular, trabajo, dignidad, entonces ahí ya les empiezan a molestar y son tildados muchas veces de revoltosos o de organizaciones paralelas al Estado. (Aplausos)
Es que los pobres a algunos les sirven para mostrarlos llorando y pidiendo, cuando ese pobre adquiere dignidad junto a otro, se organiza y en esa organización popular provoca demandas pero además de ello hace cosas que muchas veces debería hacer el Estado y las terminan haciendo ellos, entonces molesta. Siempre molestó desde el fondo de la historia la organización popular. Yo soy una defensora de la organización popular porque es precisamente la que permite a una sociedad crecer y fundamentalmente quebrar algo que se instaló desde hace décadas, no solamente en la República Argentina sino en el mundo, que es el individualismo, la ruptura de los vínculos de solidaridad que supo tener la sociedad, que supo también imponer el estado de bienestar en todos nosotros. Porque cuando se rompe la solidaridad ese es el preciso instante en que comienzan a vencer al pueblo, a los pobres y a los humildes.
Por eso digo que la solidaridad es fundamentalmente ese vínculo de organización, no de organizarse contra los otros, sino de organizarse para uno mismo y para los demás también. Esta es la clave y esto es lo que queremos hacer en la Argentina para lograr que todos podamos tener una sociedad en crecimiento y que los pobres no sean solamente un objeto para mostrar en la televisión llorando y sufriendo, sino creciendo y organizándose solidariamente para salir desde el lugar que los llevaron políticas económicas, de esos mismos que los van a mostrar. Porque lo paradojal de todo esto es que las políticas que generaron esos pobres que lloran y muestran casi obscenamente por la televisión son las políticas que ellos mismos levantaron desde los medios de comunicación durante tanto tiempo. (Aplausos)
Nos cansamos de escuchar denostar al Estado, denostar a la política, a los partidos políticos, otra cosa a la que se prestan muchas veces, yo digo tontamente, porque no se dan cuenta, creen que con eso puede crecer individualmente un partido o un personaje político y se prestan tontamente y contribuyen al desprestigio y al denuesto del Estado, de los partidos políticos, de los militantes, de la organización política, porque creen que de ese modo pueden llegar ellos. Al contrario, cuando se debilita la política y la imagen de la sociedad del Estado termina debilitándose toda la sociedad.
Por eso digo que tenemos que tener mucha amplitud, mucha pluralidad, pero los ojos bien abiertos para mirar más allá de lo que te quieren mostrar y escuchar más allá de lo que te quieren repetir monocordemente. Nosotros tenemos un ejercicio por haber sido jóvenes de una generación muy importante, porque cuando yo me incorporé a la política había dictadura en la República Argentina, si uno creía lo que miraba en la televisión o salía en los diarios todavía estarían los que estaban. Como no creíamos en nada de lo que nos decían porque sabíamos que nos estaban mintiendo es que finalmente se lograron vencer las dictaduras y retornó la democracia, entre otras cosas también por mujeres que lucharon con sus pañuelos blancos para que ésta retornara. (Aplausos)
Yo quiero hoy decirles esto porque es un día de mucha alegría, por esta inauguración del hospital, ahí está Coqui y quiero saludar también al Chaco porque el nieto número 98 es del Chaco, es de la familia Amarilla, lo encontraron el otro día las Abuelas. (Aplausos) Mejor dicho, se encontró él mismo, porque él empezó a sospechar y claro, fue al banco de datos pero no estaba su ADN. Es una historia impresionante, yo la noche que la escuché, que él me la contó, me costó dormirme después, pero la cuento porque es linda, aunque es triste pero linda igual. Esas cosas que mezclan la tristeza con la belleza. Me contaba -ya que estamos en un hospital es importante esto-que él tenía sospechas, pero cuando va a ver a las Abuelas y va a un banco de datos genéticos no estaban los datos, porque nadie sabía que su madre estaba embarazada cuando la capturaron. Es más, creen que como los capturaron juntos, secuestraron al padre y a la madre juntitos, a la pareja, nos contaba que por testimonios de gente que estuvo allá adentro escucharon que decían dos de los que estaban ahí, de los responsables de los grupos de tareas de Campo de Mayo, "no nos tiene que pasar lo que nos pasó con Amarilla y Molfino", Marcela Molfino era la mamá de él. Es posible que Martín haya sido engendrado allí, en Campo de Mayo. Entre tanto horror fue un triunfo del amor y de la vida. Por eso digo que es una historia triste pero linda. Y la verdad que quería contárselas también para compartir porque me acordé mirándolo a Coqui en el Chaco y los Amarilla son del Chaco.
Son historias de vida, de esta vida que hemos sabido tener durante mucho tiempo los argentinos pero que ya nos hemos recuperado y por eso estamos también felices y contentos de estar hoy aquí todos juntos en este hospital de San Francisco, Quilmes, provincia de Buenos Aires, entregando una ambulancia muy moderna, entregando una ayuda para que sigan naciendo chiquitos de más de tres kilos y casi cuatro como el de vaqueros, darles un beso a todos y decirles que lo quiero mucho. Muchas gracias. (Aplausos)