Muy buenas tardes a todos y a todas; señor Alcalde de la Ciudad de Santiago; señores parlamentarios municipales, funcionarios municipales; comitiva que me acompaña; Embajadores: en realidad, me siento muy honrada por sus palabras, por su actitud, por esta deferencia en nombrarme Huésped Ilustre de esta bellísima ciudad, pero también permítame agradecerle, señor Alcalde, en su persona el tratamiento que recibimos de los vecinos de Santiago, cuando por las calles, cuando veníamos, nos saludaban con muchísimo afecto, nos tomaban fotografías y revelaban tal vez formas diferentes a las que en otros tiempos tuvimos entre argentinos y chilenos.
Permítame decirle que experimenté una sensación más positiva, más cálida que revela que estas construcciones, que hemos venido desarrollando estos años, que pueden parecer muchas veces diplomáticas o solamente económicas son de carácter mucho más profundo y tiene que ver con algo que usted ha señalado: la convicción de que necesitamos que a ambos países les vaya bien para que nuestras sociedades puedan progresar.
Somos actores de la América del Sur y déjeme decirle que en esta fantástica ciudad, en la cual tengo parientes - como usted sabe - un señor que fue Presidente de mi país, antes que yo, su madre es de origen chileno y su único tío, los demás ya fallecieron, viven y son vecinos de esta ciudad con otros parientes tambièn, así que no es una ciudad extraña para mí, inclusive desde lo vincular, desde lo familiar. Pero permítame decirles que tambièn recuerdo con mucho cariño, con mucho afecto y también con mucho agradecimiento los momentos que vivimos aquí, en esta fantástica ciudad, cuando nos reunimos todos los países de la América del Sur para la Declaración de la Moneda, en momentos donde otra hermana, la República de Bolivia, vivía momentos muy difíciles. En ese momento, la Presidente Michelle Bachellet presidía la UNASUR y me acuerdo que convocó aquí precisamente a Santiago de Chile, a la Moneda, a los países que integramos la UNASUR para precisamente instrumentar una salida, un mecanismo, un procedimiento que ayudara al fortalecimiento de las instituciones democráticas, en este caso en la hermana República de Bolivia, algo que es liminar en la tarea de todos los dirigentes políticos en todo el arco ideológico y que es la consolidación de los procesos democráticos.
¿Y sabe por qué? Porque yo creo que precisamente esta profundización en los vínculos comerciales, económicos, en las obras que van a formar, mañana, parte de este acuerdo que vamos a firmar con la Presidenta Bachellet, como es el Paso de Aguas Negras, el Trasandino, en la obra que mañana también seguramente, y no digo mañana literalmente, digo mañana porque luego de esto va a tener que darnos autorización como Intendente para poder construir, junto al edificio de la Embajada argentina, aquí en Chile, el Centro Cultural, al que como Michelle Bachellet queremos llamarle "Centro Cultural Violeta Parra, Mercedes Sosa", y no es cuestión de género, sino simplemente hacer mención, grata y justa memoria a nuestras dos cantoras máximas, dos mujeres fantásticas. Y creo que vamos a construir allí, al lado, ya tenemos los terrenos cedidos por la Presidenta Bachellet, así que resta la autorización que su Excelencia como Alcalde, o el Concejo Deliberante, no sé cómo se hará, pero descuento que la van a otorgar sin problemas para poder seguir afianzando estos lazos de amistad. Pero decía - y no quería perder la idea que quería plasmar frente a ustedes - que yo creo que esta profundización en los lazos tiene que ver también con la continuidad democrática en nuestras sociedades y en nuestra región. Y tiene que ver porque hemos sufrido ambos países y la región en general, dictaduras que muchas veces nos plantearon como hipótesis de conflicto el enfrentamiento entre repúblicas hermanas.
Precisamente, en unos días más, durante el mes de noviembre, la presidenta Bachelet y yo vamos a trasladarnos al Vaticano para conmemorar los auspicios que la Santa Sede hiciera para impedir un enfrentamiento que, de haber tenido lugar en aquel diciembre del '78, tal vez hubiera quebrantado nuestra relación y no estaría aquí hablando yo junto a ustedes y sería muy otra la historia.
Por eso creo que desde todos los espacios políticos y desde todas las orientaciones políticas, la primera responsabilidad que tenemos todos, más allá de las diferencias de posicionamiento, de visión acerca del mundo, de la economía y de la sociedad, es garantizar a nuestras sociedades vigencia democrática en forma irrestricta y el respeto a los derechos humanos. Que siempre sea la voluntad popular expresada en comicios libres y democráticos la que decida quiénes nos gobiernen en un municipio, en una provincia, en una región o en un país.
Yo creo que esta es una de las claves también en la que hemos podido avanzar en el tiempo y tener este grado de vinculación, la verdad, sin precedentes.
Yo decía hace unos instantes en La Moneda que Argentina y Chile también están desarrollando una explotación binacional de carácter minero único en el mundo que ha exigido grandes esfuerzos por parte de ambos países para poder acordar regímenes tributarios, laborales, intereses y realmente es un ejemplo de cómo se puede llevar adelante el trabajo cuando los intereses son comunes y, por sobre todas las cosas, cuando tenemos la inmensa responsabilidad de dar cuenta a nuestras sociedades, a nuestros pueblos de las cosas que hacemos para mejorar su calidad de vida. Y mejorar su calidad de vida hoy aquí en Chile, en la Argentina y en todas partes en este mundo globalizado, es asegurar trabajo decente para que la gente pueda progresar y ver que su sistema de partidos políticos no es una sociedad entre unos pocos, sino que verdaderamente representan los intereses de la comunidad.
Ese es el gran desafío de los hombres y mujeres que hemos abrazado distintas ideas pero que, fundamentalmente, hemos abrazado la militancia política como un instrumento para poder cambiar la realidad que nos circunda, la del municipio, la de la región, la de la provincia o de un país.
Ese es el gran compromiso y quiero agradecerle a usted y a todos una vez más la calidez y el afecto con que nos han recibido.
Ya estuve en este lugar, es la segunda vez que lo hago. En aquel momento venía acompañando al ex presidente Kirchner y hoy vengo como la primera Presidenta mujer de todos los argentinos y déjenme decirles que estoy muy agradecida por el tratamiento que he recibido y por el que seguramente seguiré recibiendo.
En cuando a Bielsa, al que le hemos prestado durante un tiempo, recién conversaba con el Alcalde y él me decía con alegría y con mucho ímpetu "nos transmitió esa cosa, nosotros los chilenos íbamos apocaditos a jugar al exterior y él nos infundió esa confianza". Yo le dije que les había infundido eso de cómo somos los argentinos, medio agrandaditos a veces y también confianza en uno mismo.
Además, déjenme decirles que es un excelente técnico, un excelente argentino que tal vez no fue debidamente valorado en su país. Sé que por allí es una frase que puede causar polémica en la Argentina, pero bueno, no me importa porque es la verdad y con la verdad, decía alguien, no temo ni ofendo. Pero se los prestamos nada más que por un rato a Bielsa, no crean que se lo vamos a regalar.
Muchas gracias Santiago de Chile, muchas gracias Alcalde. (APLAUSOS)