De las palabras del Jefe de la Policía Federal Argentina se desprende que lo que históricamente ha sido una tradición - y decía Avellaneda, que los pueblos que olvidan sus tradiciones pierden la conciencia de su destino - vuelve a ratificarse en la presencia de la señora Presidenta de la Nación y de todos aquellos que entendemos que es un homenaje para nuestros compañeros, que les ha tocado esta difícil tarea de llevar adelante nada menos que la defensa y de la vida y de los bienes de los otros en la obligación y en la necesidad de estar presentes diciendo, en primer lugar, nuestro reconocimiento y, en segundo lugar, apostando a que cada año que hagamos de este homenaje sea innecesario saludar a ningún familiar.
Buscaríamos todos los ejemplos posibles para tratar de transformarlos en la vocación, en el respeto y en el homenaje sentido que realmente se rinde porque son los que realmente han tratado de estar a nuestro lado, tratando de darle forma a una manera de vivir, a una forma que la sociedad exige, a un esfuerzo cotidiano, a un trabajo duro, implacable, a un trabajo basado en las convicciones y basados en la vocación pero que tiene que ver con una tarea más que bien de resignación, de respeto, de avance hacia una Argentina que todos aspiramos nos cobije en no mucho tiempo más.
Ese esfuerzo que se ha visto cada vez que las instituciones han perdido calidad y que han sabido ponerse rápidamente, por sus cúpulas y por sus hombres y mujeres que la componen, a la estatura de las circunstancias y que a lo mejor no es comprendido del todo por la sociedad. Sólo a veces se comprende cuando se los llama a actuar, cuando se los llama a ponerse al frente de una situación difícil, cuando se pide de ellos lo más difícil de todo: arriesgar su vida y ponerla al servicio de los otros. Ahí es donde se comprende el principio cristiano más profundo que es cuando se está otorgando lo máximo que se tiene y lo máximo que se puede hacer, y es donde nosotros nos encontramos, los defendemos y los honramos porque sentimos, entonces, que el esfuerzo de armar una Patria entre todos no ha sido en vano, que la parte que le ha tocado a una institución como la Policía Federal o las otras fuerzas de seguridad de saber poner el cuerpo para que pueda existir una sociedad ordenada ha estado en manos de los que tenía que estar y que cuando se los llamó a trabajar para ello, han dicho "presente" hasta con su vida, que es lo que ahora estamos realmente reconociendo y homenajeando.
Es un deber para nosotros, repito, hacer este homenaje a quienes fueron nuestros compañeros, a quienes trabajaron con nosotros, a los que dieron la vida por ello, reconocerles a sus familiares y desearles que Dios los bendiga de corazón, que lo irreparable es eso, irreparable, pero que en la conciencia de una institución de las características de la Policía Federal no puede ser un hecho más, es un hecho doloroso siempre.
Nos acostumbramos a todo menos a la muerte y mucho menos a la muerte de aquellos a los que les ha llegado por defender a los otros, sentimos la necesidad de decirlo, sentimos la necesidad de rescatarlo.
Duele ver a sus familiares sufrir por lo que ha sucedido y mucho más cuando vemos a sus hijos, a lo mejor sin conciencia de lo que ha sucedido y que la van a tomar con el tiempo de no haber conocido a su papá, por no haber disfrutado a su hermano o a su tío por las necesidades que acabo de mencionar.
Es nuestra obligación rendirles ese homenaje, es nuestra necesidad rendirles ese homenaje y aquí estamos para ello.
Que Dios nos dé la fuerza y nos ilumine como para que podamos seguir prestando el servicio todos y cada uno desde el lugar que le corresponde; para que acoja a nuestros compañeros de la mejor manera pero que bendiga al resto de los hombres y mujeres de estos cuarenta mil hombres y mujeres que componen una fuerza como la Policía Federal bendiciéndolos todos los días y dándoles la oportunidad de poder llevar a la práctica su tarea con la misma vocación de siempre pero tratando, por todos los medios, de cuidar sus vidas.
¡Ojalá así sea y qué Dios los bendiga! (APLAUSOS)