PRESIDENTA.- Estoy muy contenta porque, en realidad, esta Cumbre empezó exactamente al revés de como casi terminó la de Londres. En Londres terminamos peleando por que no se incluyera el término "flexibilización laboral" y acá el documento empieza, precisamente, reivindicando la necesidad del trabajo decente como uno de los instrumentos fundamentales para abordar la crisis. Me parece que ha sido como una suerte de giro de 180 grados. Tiene que ver también con el hecho de que se ha cubierto el tema de lo que parecía en un primer momento una crisis de carácter financiero global en la cual podían caer muchos bancos más luego del Lehman Brothers. Eso, finalmente, fue obturado, pero lo cierto es que todos los bancos hoy, y lo planteaban absolutamente todos, no están transfiriendo al sistema productivo, es decir, a las empresas, lo planteé yo en mi intervención -si se pudo escuchar- y lo plantearon también otros presidentes. Es más, Sarkozy sostuvo que los bancos habían engañado a los presidentes en cuanto a los principios esos de que si no hacían una total desregulación se iban a otras jurisdicciones. Creo que de todos los presidentes fue el más duro porque los trató directamente de mentirosos. Así que, esto fue lo que sucedió y me parece que fue muy fuerte pero, bueno, es lo que sucedió en la Asamblea. Me parece que lo más importante también fue la consolidación -se los dije anoche- del G-20 como el grupo económico y fue absolutamente reafirmado por todos los integrantes. Ya lo había reafirmado anoche el presidente Barack Obama durante la cena que tuvimos con los presidentes. Así que, realmente fue muy importante y toda la regulación que ahora se debe abordar en materia financiera internacional. Otra de las intervenciones fue la de Dragui, que es el titular del Fondo Estabilizador que se había creado en Londres y establece que ahora se tienen que abocar los ministros de Economía conjuntamente con el Fondo Monetario Internacional, a la regulación de los capitales. Porque hubo varias intervenciones que establecieron que en realidad también, no solamente había sido un problema de falta de regulación, que era evidente, por ejemplo, lo plantearon el Primer Ministro de Australia y el Ministro canadiense, sino que también había sido falta de vigilancia de las autoridades locales de los países donde se habían producido las crisis de carácter financiero. Hubo alguien que dijo, por ejemplo, que Canadá tenía el mismo sistema que tenía Estados Unidos y, sin embargo, el problema de los bancos no había tenido lugar en Canadá y sí lo había tenido en Estados Unidos, con lo cual también -esto fue el Primer Ministro indio quien lo sostuvo- era necesario entonces colocar en observación a las autoridades que por las leyes, por las instituciones tienen el control monetario de las instituciones crediticias. Creo que fue en este sentido una buena Cumbre y creo que ha tenido resultados impensables. En la Cumbre, por ejemplo, de Londres, que algunos sostenían que había sido buena también, pero esta me pareció que fue mucho más puntual y con mucho protagonismo del tema trabajo y trabajo decente. Fue notable porque en las primeras dos reuniones todos el mundo hablaba del problema de los bancos, del problema del crédito, del problema del financiamiento; nosotros habíamos sostenido que ese no era el problema vital, porque el vital era, aún en aquellos sistemas que no habían tenido problemas crediticios...Hoy lo planteamos concretamente porque en un momento dado, el titular del Fondo Monetario Internacional y dijo que hay que construir un nuevo orden económico y cuando me tocó la intervención yo sostuve que, en realidad, el nuevo orden económico ya se está construyendo solo desde el momento que se han modificado los términos de intercambio. Esto es cuando, después de la posguerra y de la conformación del Fondo Monetario, el rol que teníamos los países en vías de desarrollo era ser proveedores de materias primas con escaso valor agregado y los proveedores de alto valor agregado eran, precisamente, los países desarrollados e industrializados. Esto se había comenzado a modificar a partir de la aparición de nuevos actores que habían agregado valor y al mismo tiempo que agregaban valor a sus productos y competían en el mercado industrial y de alto valor, también incorporaban mucha cantidad de gente a las nuevas formas de producción con lo cual también necesitaban alimentos, que esto también explicaba el alimento de los commodities, no es solamente una cuestión de especulación, con lo cual estábamos ante nuevo modelos y también con disbalances mundiales en materia de país como Estados Unidos, productor del 25 por ciento del PBI mundial, con un fuerte endeudamiento, con un fuerte déficit estructural en materia fiscal y comercial y al mismo tiempo otros países como China, un gigante en materia de superávit comercial y que, además, habían disbalances domésticos. Esto fue un poco lo que pasó y creo varios presidentes también levantaron el documento que habían presentado los sindicatos que, realmente, fue de una responsabilidad importante. Creo que fue una Cumbre diferente y que va reencausándose en lo que constituye el verdadero problema: qué tipo de crecimiento queremos. Yo con la experiencia de lo que había sido durante la década de los '90 nuestro país, donde habíamos crecido un año a una tasa del 7 por ciento, que es una muy buena tasa de crecimiento pero con dos dígitos de desocupación, y también sostuvimos que no es un problema estrictamente financiero porque hay países como España que tiene un sistema financiero y un banco muy sólido y, sin embargo, tiene una desocupación de dos dígitos. O sea, que había problemas, había un nuevo orden económico que no estaba institucionalizado ni regulado y que me parecía que esa era la clave, por supuesto, sin que esto signifique renunciar a las soberanías nacionales ni que haya una injerencia en las economías de cada país. Estas son las cosas que se están comenzando a discutir y que se van a discutir seguramente en la próxima reunión de Canadá. Ya hay programadas dos reuniones del G-20: una, en Canadá y, la otra, en Corea, creo que pare el año que viene e, inclusive, el año que viene ya se incorporarían en una reunión que constituiría también un salto cuantitativo de todo lo que estamos hablando, los ministros de Trabajo. O sea, hasta ahora todas las reuniones del G-20 eran Presidente y ministro de Economía o Hacienda, o sea, las finanzas, y ahora se van a incorporar en una reunión los ministros de Trabajo, con lo cual, personalmente, lo considero un adelanto muy importante y, además, un orgullo también para nuestro país porque fue quien propuso que, precisamente, fuera la OIT, la que esté hoy aquí presente y que hoy tuvo una muy buena intervención de Juan Somavía en este sentido. Así que, bueno, contentos por la tarea realizada y ahora nos vamos rumbo a Margarita para ir a la Cumbre de Países Africanos y de América del Sur.
PERIODISTA.- Presidenta: habida cuenta de que varios de los planteos argentinos han sido respondidos por lo menos en lo que ha sido el G-20 a través del documento, ¿qué imagen cree usted que tienen aquellos países que no confiaban tanto en la Argentina a nivel económico por lo menos?
PRESIDENTA.- Yo no creo que hayan sido los países. Diferenciemos a los países de lo que puede aparecer en los análisis publicados. En realidad, nosotros hemos tenido una excelente relación con todos los países, tenemos vínculos comerciales y de exportación como nunca hemos tenido en las últimas décadas, nos encontramos con el Presidente de Corea, también estuvimos charlando con el Presidente chino, el año que viene va a venir el Presidente de Corea a nuestro país como yo voy a ir a Corea, ya estamos en tratativas para el año que viene ir a China, también Angela Merkel, a quien le deseé mucha suerte en las elecciones, me dijo que el año que viene quiere ir a Argentina. Así que, en realidad, muchas veces son construcciones, como dije una vez en una conferencia de prensa, o sensaciones que tienen algunos. Pero, en realidad, tenemos una muy buena vinculación y una muy buena relación con todos los países del mundo: con aquellos con los cuales estamos de acuerdo en determinadas políticas y con los que no estamos de acuerdo en otras políticas también. Porque la vinculación no pasa por decir a todo que sí y por comulgar exactamente con todas y cada una de las ideas que tiene tal o cual gobernante u orienta tal o cual sociedad; lo importante de la globalización es poder acordar en aquellos puntos en que tenemos coincidencias y seguir avanzando. Esta es la verdadera esencia de las relaciones internacionales. Las relaciones internacionales nunca son de subordinación, nos quisieron hacer creer que son de subordinación pero son de cooperación. Y hoy, precisamente, fue una de las cosas en la que más se hizo hincapié. Por primera vez no se habla de subordinación, no se empleó esa palabra, se empleó una palabra similar, su equivalente, pero en realidad se sostuvo lo que siempre hemos sostenido: que las relaciones entre los países deben ser de cooperación y no de subordinación, como alguna vez tuvimos en la Argentina. Que no significa negarse al mundo, al contrario, ser parte del mundo pero desde la propia identidad, desde las propias ideas y de los propios intereses. Porque no hay que olvidarse que los países tienen intereses y tienen que representar los intereses de sus ciudadanos, de sus trabajadores, de sus empresarios, de sus estudiantes, de sus profesionales. Bueno, muchas veces esos intereses pueden colisionar con los intereses de otro país, pero por eso no hay que hacer un drama ni creer que se acabó el mundo o se entabla una guerra. Simplemente es sentarse civilizadamente y ver cómo se pueden acordar los puntos en los cuales uno tiene diferencias porque, si no, no estaríamos ante política exterior, sino ante reuniones de amigos y acá no hay reuniones de amigos. Estas no son reuniones de amigos, son reuniones de dirigentes que por el voto popular representan a sus países con todo lo que eso conlleva. Muchas gracias.