PREGUNTA.- (Formulada en idioma inglés)
PRESIDENTA.- Me gustaría primero, contestar sobre Doha. Ya sé que tengo el tiempo en déficit pero es un déficit manejable y no tiene tanto costo como el otro. Quiero detenerme dos minutos en las tres causas que detalló Larry Summers como problemas internos y que yo creo que en realidad no son problemas internos sino que son problemas globales y que es matriz de crecimiento, fundamentalmente diferente; lo que tiene que ver con el sector financiero, porque allí también hay una distorsión de lo que fue y es el capitalismo que es la producción de bienes y servicios en los cuales el sector financiero a través del crédito promueve y en realidad hubo una gran distorsión por parte de esto porque se estableció al derivado financiero como un producto en sí mismo sin pasar por el circuito de producción de bienes, servicios e innovación tecnológica tendiendo a una rentabilidad absolutamente ficticia y que generó lo que yo llamo "el dinero electrónico". Esto fue por la falta también de regulación y de contralor de los grandes bancos de inversión. Mientras los Bancos Centrales de los países son absolutamente controlados hasta el último centavo en cuanto a reservas, en cuanto a balance de cuenta corrientes, los bancos de inversión no tuvieron ningún tipo de contralor en los derivados financieros que originaron formidables rentabilidades, excelentes bonus y también terminaron estrepitosamente con lo que significó la crisis más importante después del '30. Con esto creo que una de las claves es definir claramente si la nueva matriz de crecimiento va a volver a pasar por la producción de bienes, de servicios, de innovación tecnológica o el sector financiero va a ser un producto en sí mismo y va a servirse a sí mismo. Esta me parece que es una cuestión básica. La tercera cuestión que él abordó y que, en definitiva, el tema climático, yo acabo de venir de una reunión en Naciones Unidas entre Jefes de Estado en la cual a 70 días de Copenhague no podemos todavía acordar mínimamente porque además tenemos 15 años de la Convención de Naciones Unidas, 15 años de Kyoto y la gran discusión sigue siendo quién va a ser responsable acerca de los gastos y de la inversión que hay que hacer para mitigar, precisamente, la emisión de gases, si deben ser los países que mayor producción tienen, esto es los países más desarrollados o vamos a ser los países emergentes. Y si se me permite en esta mesa, soy la única representante de las que se denominan economías emergentes y consideramos seriamente que la mayor inversión y el mayor costo debe ser para aquellos países que tienen mayor responsabilidad en la emisión de gases y también la contemplación de los intereses de los países emergentes que hemos contribuido en los últimos diez años al crecimiento de la economía mundial. Y la otra cuestión, la de reglas -y creo que lo abordó también el señor Director del Fondo Monetario Internacional- que sean globales y aplicables a todos los países. Porque a las economías emergentes se nos dijo hasta el cansancio que debíamos tener superávit comercial, superávit fiscal y tener cuentas equilibradas. Sin embargo, estas reglas no eran aplicadas aquí, por ejemplo, en Estados Unidos produciéndose lo que se denominan los "inbalances", los "inbalances" de una China con superproducción, con ahorro interno y un Estados Unidos con, lo que señalaba Larry Summers, una diferencia entre importaciones y exportaciones que yo traduzco de otra manera más cuáquera: gastar más de lo que se gana, o sea, que se gasta más de lo que se tiene. Que en realidad es esto, en definitiva, más allá de la diferencia entre importaciones y exportaciones que puede sonar muy bien a economistas pero que es básico en cualquier economía capitalista y hasta familiar. No se puede gastar más de los que se tiene, no se puede gastar más de lo que se gana. Cada vez que esto sucede, algo implosiona y si además esto sucede en un país que significa el 25 por ciento del PBI y que constituye la moneda de reserva después de Bretton Woods, es evidente que entonces estamos ante una crisis de carácter internacional. Ronda de Doha: es exactamente también otro de los parámetros referido a los términos de intercambio comercial y a la ronda de comercio y que va, fundamentalmente, en la decisión de que se pueda arribar a acuerdos que no signifiquen para las economías emergentes, para las economías que estamos en procesos de reindustrialización, un retroceso que finalmente luego termine, como sucedió en la República Argentina, durante diez años que se tomó como mejor alumno en materia de una política internacional a quien tenía un déficit comercial y fiscal estructural y financiaba su crecimiento interno con endeudamiento permanente externo, o sea, que no había realmente un ahorro real. Entonces, creo que la primera cuestión para Doha, para Kyoto, para Copenhague, para G-20 es que nos tenemos que poner de acuerdo con que las reglas deben ser iguales para todos, que no debe haber doble estándar, no puede haber reglas para países emergentes, chicos o débiles y reglas para países grandes o desarrollados. Me parece que es una de las claves de la globalización y creo que también hace al fair play y a la confianza que tenemos que tener quienes integramos, no ya el G-20, sino la comunidad internacional de naciones. Cuando desde el mundo de los países más pequeños, con menor volumen económico, con menor importancia se advierte que si se trata de un país desarrollado la reglas, los controles son de una manera y si se trata de un país emergente, pequeño o chico se aplican las reglas que están escritas en el manual, entonces estamos viviendo en un mundo intrínsicamente injusto y que tiene que ver también con la ética. Si las reglas están en el manual, ese manual debe ser aplicado a todos, en Doha, en Kyoto, en Copenhague y en todas partes. Esta es la clave para poder vivir en un verdadero mundo global. Porque estamos globalizados pero, en definitiva, las normas, los derechos y las obligaciones no son iguales para todos. Entonces, creo que esta es una de las claves de poder abordar seriamente donde la gente vea a la globalización, sobre todo aquellos sectores de naciones más vulnerables, no como una amenaza, sino como algo que debe ser bueno porque va a producir bienestar para todos. (APLAUSOS)