Palabras de la Presidenta en la inauguración del Astillero Alnavy

PALABRAS DE LA PRESIDENTA, CRISTINA KIRCHNER, EN LA INAUGURACIÓN DEL "ASTILLERO ALNAVY" EN LA CIUDAD DE CAMPANA, PROVINCIA DE BUENOS AIRES

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Señor Gobernador de la provincia de Buenos Aires; señora Intendenta de la querida ciudad de Campana; querido empresario Horacio Tetamanti que hoy, en un gesto que a ningún argentino ni a ningún hombre ni mujer de Campana, de la provincia de Buenos Aires y de la Argentina puede olvidar, reabre luego de 15 años de cerrado este astillero, es todo un símbolo. Además la apertura se produce con la botadura de una barcaza que acabamos de amadrinar, y que va a servir para transportar mineral o grano.

Recién mencionabas un instrumento poderosísimo como es el tema de la hidrovía, quiero contarte lo que hemos estado haciendo por la hidrovía, esa vía Paraná que llega hasta Asunción y que tenemos que seguir profundizando, y que hemos tenido que renegociar mandando al Parlamento para que fuera más competitiva aún porque se le quería cobrar IVA por ejemplo y era para servicios que se exportaban, lo cual obviamente no correspondía, pero hubo que hacerlo a través del Parlamento. Y hoy nos permite renegociar el contrato y darle aún mayor competitividad al transporte naval, un trasporte marítimo -que no me escuche el señor Secretario General de la CGT, Hugo Moyano, porque se va a enojar- del que todos sabemos el grado de competitividad que tiene en materia de costos porque es el más económico.

La construcción y el desarrollo de la industria naval es una cuestión estratégica de cara al Bicentenario. Nuestro país, Horacio, tuvo y tiene una tradición naval que como vos recién señalabas cualquiera diría que no tenemos capacidad para generar barcos, barcazas, todo tipo de transportes, inclusive los vinculados al desarrollo turístico, yo doy fe de lo que hacen los astilleros argentinos por ejemplo en materia de catamaranes turísticos. Los mejores catamaranes turísticos en los que he viajado, y he viajado en varias partes del mundo, están en el sur, y no es porque sea en San Cruz, en Calafate, realmente son construidos íntegramente aquí en la República Argentina, tenemos una capacidad en nuestros técnicos, en nuestros soldadores, en nuestros obreros, en nuestros ingenieros (Aplausos). Yo les puedo asegurar que este tiene que ser uno de los puntos clave en el proceso de sustitución de importaciones y de construcción y reconstrucción de la industria nacional.

Quiero también adelantarles que mañana, casi un moño para esto que estamos haciendo hoy aquí, nos reunimos con el grupo italiano Beltrame, un grupo importante en materia de producción de laminados gruesos. Ustedes saben que las barcazas requieren laminados finos que se producen en el país, pero el laminado pesado, el laminado grueso para buques de mayor envergadura lo tenemos que importar. Estamos apoyando desde el Banco Nación el emprendimiento que la firma Beltrame va a montar en Villa Constitución, donde ya se encuentra en el Puerto de San Nicolás el 95 por ciento de los bienes de capital para producir ese laminado grueso. Me mira Horacio asombrado porque son las cosas que no se leen en lo diarios pero existen, no se ven en la televisión, no se escuchan en la radio, pero suceden en la Argentina. Es un grupo muy importante que también ha terminado ya la nave principal de la fábrica, está empezando la segunda parte y faltan las oficinas; con lo cual en enero del año 2010 estaríamos en condiciones de comenzar a producir laminado grueso, el primer año 150 mil toneladas y el segundo año 250 mil toneladas; una inversión de 200 millones de pesos, una parte la pone el grupo, vamos a ayudarlos a completar la inversión desde el Banco Nación, porque en medio de esta inversión el mundo se vino abajo y algunos grupos que se fondeaban en el exterior obviamente quedaron sin posibilidades de fondeo y de financiamiento. Vamos a completar ese financiamiento porque estamos absolutamente comprometidos en la sustitución de importaciones, y sobre todo en aquellas que hacen a la industria pesada, que es la construcción, la clave, el basamento para el desarrollo del país. Con lo cual no solamente vas a poder construir barcazas con laminado fino nacional, sino que vas a poder construir buques también con laminado íntegramente argentino.

Quiero decirles que estoy absolutamente obsesionada, ese es el adjetivo justo, con ser una presidenta que fomente, que apoye, que desarrolle, que elija las mejores políticas activas y las lleve adelante para dejarles a nuestros hijos y a las generaciones que vienen, un país diferente al me tocó vivir a mí cuando me tuve que desempeñar como gobernante con representación popular; un país en el que habían bajado los brazos los argentinos, nos habían hecho bajar los brazos. Un país en el cual había propagandas donde se decía que era mejor las silla que se construía fuera que la que se construía acá porque se rompía; donde aún en estos días, cuando estamos desarrollando la necesidad del autopartismo nacional, de construir un auto con más componentes nacionales, por ahí encontramos alguno que dice ¿Y para qué se los autos italianos o los alemanes son mejores? Eso es renunciar a tener un país, a tener una identidad. Que alguien diga eso en Alemania, en Francia, Estados Unidos o en Japón, posiblemente lo miren como a un loco o peor, como un traidor a la patria, porque en realidad no hay mejor forma de defender la soberanía que desarrollar la industria nacional. Los países son soberanos en la medida en que pueda producir industria pesada y los bienes básicos para desarrollar y agregar valor a sus recursos naturales que además, en un mundo como el que viene en el siglo XXI, va a ser imprescindible tener el mayor grado de fortaleza para tener mucha fuerza en la defensa de nuestros recursos naturales, qué es lo que va a disputarse en el siglo XXI. Y la Argentina, un país con el que Dios ha sido muy generoso en extensión territorial, en recursos naturales, hídricos, minerales, en sus praderas, un país que tiene que estar muy fuerte para el siglo que viene. Porque este es el verdadero concepto soberanía y defensa nacional.

Yo creo que además que cuando completemos la renegociación de contrato de la hidrovía y comencemos a hacer las obras y se hagan las obras que se tienen proyectadas hasta el año 2013, 2014, de manera de ir profundizando el dragado, de modo tal que las barcazas pueden llegar al tope, o tal vez barcos de mayor porte puedan bajar desde Asunción sin necesidad de hacer trasbordo por las barcazas o de hacer trasbordo de Montevideo, como está sucediendo ahora, podamos salir desde Asunción con grandes barcos cargados, estaremos dándole una competitividad a la región. Y si además logramos otro gran sueño que no solamente tengo yo como presidenta, sino afortunadamente otros empresarios nacionales, de construir la vía férrea que atraviese la cordillera y podamos salir directamente al pacífico, créanme que vamos a volver a ser tal vez el país más importante de toda Latinoamérica, y por qué no, junto al Mercosur, junto a nuestros socios de Brasil, la región más importante del planeta como proveedora de alimentos con valor agregado, que van a ser junto a la energía la clave del siglo XXI. Esto es pensar en un país diferente, esto es soñar con el país del Bicentenario. Pero como además de soñar y como además de pensar a nosotros nos gusta hacer, porque si no implemente uno se queda en la utopía, sin la ejecución de las ideas, estamos desarrollando todo este tipo de políticas activas que permitan desarrollar un fuerte empresariado nacional que con gran responsabilidad social, como recién señalaba el titular del Astillero, se haga cargo del rol que en la construcción de un país le corresponde al empresariado.

Aquí están los trabajadores que históricamente, por una cuestión e inclusive de propia supervivencia, están comprometidos con el desarrollo de la industria nacional, ellos saben que para tener trabajo y mejores salarios necesitan producir cosas y agregarle mucho valor, porque cuanto más calificados estén, mejor remunerados van a estar. Es científico esto, no estoy inventando nada, no estoy soñando, estoy simplemente describiendo el por qué hay una razón histórica de que los trabajadores, como Cayo Ayala y como tantos otros, han estado siempre, históricamente, comprometidos con un proyecto nacional de desarrollo. Muchas veces por distintos cantos de sirena, ha sido el sector del capital en la Argentina el que no he entendido cuál es su verdadero rol, y quizás se pensó como país a servicios financieros, como que es posible vivir de la renta, y ahora y en un mundo donde todo se ha desmoronado, donde los fondos no parecen seguros en demasiados bancos, es necesario volver a la economía real.

Fíjense ustedes, hemos atravesado el último trimestre del año 2008 que ha sido tembladeral en el mundo; estamos a punto de culminar el primer semestre del año 2009. Yo los invito a todos ustedes a que recorran las crónicas periodísticas de nueve meses atrás la Argentina que describían para hoy, miles y miles de personas sin trabajo, fábricas cerradas, déficit comercial, todo tipo de calamidades. Yo no digo que lo hayan hecho por maldad, no es cuestión de malos y de buenos, simplemente muchos años de subordinación cultural, muchos años de no tener un pensamiento propio, muchos años de no acostumbrase a pensar por sí mismo sin por lo que le dicen, le leen o le cuentan. Nosotros desde muy jóvenes estuvimos ejercitados en esto de no creer en nada de lo que se aparenta como definitivo o como escrito, porque como vivíamos en épocas donde no había libertad de prensa, donde había dictadura, estábamos obligados a desconfiar de lo que leíamos en los diarios. Esta ejercitación de tener análisis propio, pensamiento propio, nos ha servido en muchas oportunidades para poder construir políticas que otros decían que estaban equivocadas y que íbamos al desastre, pero que en seis años han demostrado que podíamos protagonizar no el gobierno, sino los argentinos, el crecimiento económico más importante de sus 200 años de historia (Aplausos). Tiene sus problemas también acostumbrarse a pensar, no le voy a negar que tener ideas propias o pensamiento diferente al no trae problemas, no los voy a engañar, algunos problemas trae. Pero la verdad prefiero estos problemas por tener pensamiento propio ha pasar como una triste presidenta, como han pasado otros, copiando recetas ajenas, sinceramente (Aplausos).


Es por eso, Horacio, Cayo Ayala, hombres de la UOCRA por qué hay de todos los gremios, y hay también camioneros, hombres y mujeres de las organizaciones no gubernamentales de Campana: quiero decirles que tenemos que tener mucha confianza y fe en el futuro, pero no como promesa, sino por qué hemos hecho bien las cosas en los últimos tiempos y las estamos haciendo mejor en este presente. La confianza no es algo es irracional, tiene que basarse en hechos y políticas puntuales y concretas, pero por sobre todas las cosas en resultados, y aquí están los resultados de seis años de trabajo conjunto.

Yo quiero para terminar, convocar a todos los argentinos, empresarios, comerciantes, estudiantes, obreros, científicos, a construir una Argentina diferente, la Argentina del Bicentenario. Nos merecemos otro país, el mundo ha cambiado, aquellos que nos decían que estábamos equivocados o no están o han desaparecido. me acuerdo de un banco que decía una semana antes de caerse que la Argentina iba a desaparecer prácticamente del mapa. Por eso quiero convocarlos a todos a una nueva gesta, en la que no puede estar ausente ningún argentino que quiera a su Patria, con sus diferencias, con sus matices, no vamos a pensar en todo igual, es imposible, ni una familia pasa que pensemos todos iguales; pero sí tenemos que ponernos de acuerdo en las grandes directrices: el desarrollo de la industria nacional; la defensa de los trabajadores que es el mercado interno; la sustitución de importaciones para tener una industria importante; y la asociación estratégica regional para convertirnos en plataforma de lanzamiento de la siglo XXI. Estoy convencida que lo vamos a hacer, porque hemos cosas en estos seis años que sí se las hubiera contado yo misma a ustedes hace seis años, no las hubieran creído. Y a lo mejor, a fuerza de ser sincera, ni nosotros mismos pensábamos que íbamos a poder hacer tanto. Porque la política no es una mesa de arquitectura o de ingeniería, donde uno planifica un barco o una construcción, siempre hay contramarchas, errores y aciertos, ensayo y error, eso es también parte de la construcción cotidiana. Y les debo decir quizás jamás hubiéramos pensado que llegaríamos a este punto que hemos llegado. Pero lo hemos hecho porque cada paso que íbamos dando íbamos siendo acompañados por el conjunto de la sociedad, que en por primera vez y más de la posición que tenga cada uno, puede decir que ha participado en este crecimiento económico como nunca lo había hecho en otros momentos del país.

Muchas gracias a todos, muchas gracias Horacio Tetamanti por seguir apostando al país y la industria nacional, y un beso muy grande para todos y para todas. Muchas gracias.