Muchas gracias.
Creo que es una hermosa manera de festejar el Día de la Bandera Nacional y honrar la memoria de uno de nuestros próceres, por lo menos mi predilecto, don Manuel Belgrano, el volver a recuperar hoy algo más que un instrumento de crédito para las familias argentinas.
Lo que cada uno de ustedes me dijo cuando se acercó, jóvenes profesionales, gente de Rosario, de Formosa, de distintas partes del país, tiene que ver más con recuperar las ilusiones, la fe, las ganas de que un país diferente lo podemos construir entre todos.
Quiero agradecerles también a los compañeros de La Bancaria que nos abrieron el Banco el día sábado, muchas gracias. (APLAUSOS). Pero quiero contarles todo lo que significa tomar decisiones en la República Argentina y en el lugar de la Primera Magistratura.
Yo escuchaba recién al titular de la ANSeS hablar de cuál había sido el destino anterior que se le daban a los recursos de los jubilados, de los trabajadores en definitiva, de la República Argentina, cuando estaban en manos de las administradoras privadas.
Por ley, un 0,5 de esos fondos debían haber estado volcados a la construcción de viviendas en la República Argentina. Si esto se hubiera hecho durante los años en que los privados administraron esos recursos, podríamos haber construido en la Argentina 500.000 viviendas, medio millón de viviendas, que hubiera sido además medio millón de argentinos con soluciones habitacionales de por vida.
Pero además de eso, recién también el señor titular de la ANSeS planteaba cómo se invirtieron en activos tóxicos o en fondos que luego no fueron recuperados, o inclusive entre selectos grupos de empresas, una de las cuales precisamente nos defaulteó una obligación en los primeros momentos luego de que volvieron a manos del Estado las AFJP.
Creo que la decisión del Gobierno, además de ampliar, adelantar los planes 2010, 2011 de manera tal que esos 37.000 créditos que teníamos pensado otorgarlos de aquí hasta el 2011 se adelanten y luego también aseguremos que el 2010, 2011 tengan cupos similares, tiene que ver con la convicción y la comprensión que nosotros tenemos acerca de cuál debe ser el rol del Estado a la hora de apuntalar la actividad económica y la generación de empleo. La misma convicción que hace que la mayor parte del superávit fiscal que logramos por la correcta administración de los recursos del Estado, se destine precisamente a transferencias a provincias y también a ayuda a empresas para seguir sosteniendo la actividad económica. No hay una disminución del superávit fiscal caprichosamente o por mala administración, tiene que ver con el rol que los recursos del Estado tienen que cumplir a la hora de una crisis global sin precedentes.
Por supuesto, comparar el superávit fiscal de una Argentina en un mundo con la crisis que estamos viviendo en el mundo, contra el superávit fiscal del año pasado que fue un año récord, por lo pronto, es una comparación que no tiene nada de ingenua. Creo que tiene la intencionalidad de pretender mostrar algo que realmente no es. Por lo pronto inclusive, este superávit fiscal este mes es superior en términos absolutos al superávit fiscal que tuvimos el mes pasado respecto del mismo mes del año anterior.
Pero además un detalle, fíjense ustedes lo que es la administración de los recursos del Estado también y las políticas activas que el Estado tiene que tomar para morigerar el impacto que nos viene de esta crisis externa.
En los primeros cinco meses del año nuestro superávit comercial, es decir la diferencia entre exportaciones e importaciones, fue de 8.333 millones de dólares contra 5.120 millones de dólares que fue el mejor monto del año 2008, tenemos un 63 por ciento de crecimiento del superávit comercial.
¿Cómo es presentado esto? Que en realidad han disminuido las importaciones y entonces por eso....Han disminuido las importaciones porque hemos tomado medidas activas en el marco de lo que se puede ser con la reglamentación de la OMC y del MERCOSUR para defender el trabajo de los argentinos y esta es la forma en que el Estado tiene que intervenir: defendiendo los recursos naturales del Estado y, fundamentalmente, el trabajo de todos los argentinos.
Pero claro, se acentúa porque creo que tal vez estamos en épocas electorales. Esto en otro momento tendría otra lectura y tal vez otra prensa, pero yo quiero que los argentinos entiendan por qué estamos destinando gran parte de ese superávit fiscal para transferir en obra pública, en infraestructura, en programas de ayuda desde el Ministerio de Trabajo a las empresas para que no despidan gente y se pueda mantener el vínculo laboral en formas tales como préstamos a otras empresas para que puedan seguir sosteniendo la actividad económica, formas diferentes como fideicomisos, asociaciones, articulación entre lo público y lo privado, etcétera.
Fíjense ustedes, una cifra que realmente es impactante y que también explica la reducción en materia de importaciones de capital. El año pasado, los empresarios argentinos, las empresas radicadas en nuestro país que también pueden ser con accionistas extranjeros, invirtieron en "fierros" -como decía Amado recién, que se les llama "fierros" a las máquinas, a las que producen en las fábricas, en los talleres-, el 10,1 del Producto Bruto Interno. Es la cifra más alta en compra de maquinaria industrial desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial en la República Argentina. (APLAUSOS)
Por supuesto, eso no es motivo de ningún titular ni de información importante. Son las cosas que pasan en la República Argentina, pero las máquinas están, las inversiones están, la capacidad instalada para producir está y esto se nota en otro dato: hemos podido sostener el nivel de empleo en un mundo que se derrumba y donde leemos a diario -y seguramente muchos de ustedes tendrán noticias de amigos o de parientes que tal vez viven en otros países- cómo se producen despidos masivos.
Esto que hoy estamos haciendo acá, además de recuperar un instrumento como es el Banco Hipotecario para que la familia argentina que tiene un poder adquisitivo diferente a la que asiste a los planes sociales, pero que tampoco le alcanza si no tiene una ayuda del Estado, pueda adquirir la vivienda. Es una solución para la familia, pero también una maravillosa motorización de la economía, porque la familia de profesionales de Formosa -ella licenciada en sistemas, él abogado- va a construir al 100 por ciento la casa, pero ellos en Formosa van a ir a comprar seguramente en los corralones de Formosa sus materiales, contratarán un maestro mayor de obras para los planos, contratarán obreros, pintores y así se reactiva, desde la construcción familiar, también la economía de un país.
No en vano este Banco, como recién señalaba Diego, otorgó más de 2 millones de créditos hipotecarios en su historia y demostró la eficiencia, que también quiero resaltarla, al haber podido precalificar en 17 días hábiles 9.200 solicitudes de créditos; los que tienen conocimiento de cómo se desarrolla el negocio bancario, saben que es una cifra imposible de lograr en cualquier otro banco que no sea este, el Hipotecario. (APLAUSOS)
Por eso quiero también felicitar a todos los empleados, a todos los profesionales, a los técnicos, a los directivos, a su titular, Eduardo Elsztain, al grupo IRSA que administra, como bien lo señalaba Diego, porque nos permite ver claramente cómo se articula lo público y lo privado, pero con una clara direccionalidad, que no sea solamente asegurar rentabilidad económica, sino también rentabilidad social. Porque además, una alimenta a la otra, una rentabilidad económica que no llegue a la sociedad, tiene poco sustento en el tiempo. Es necesario que el conjunto de la sociedad también pueda disfrutar de ese crecimiento económico que creo, sinceramente y con mucho orgullo lo digo, es el crecimiento que hemos protagonizado en estos seis años.
Hubo otros momentos de crecimiento en la historia de nuestro país. Lo hubo a principios del siglo XX, fines del XIX, con una economía agroexportadora, sin valor agregado y donde celebramos el Primer Centenario con estado de sitio. Tal era el estado de pobreza que había desesperación y represión en esos momentos sobre esa pobreza.
Luego hubo otras etapas de crecimiento económico como, por ejemplo, la de la década de los '90, que se creció a tasas del 8 por ciento, del 7 por ciento pero casi el 25 por ciento de los argentinos se quedaron sin trabajo. Porque era un crecimiento basado, fundamentalmente, en un país de servicios financieros y de servicios en general, sin producción ni trabajo.
Creo que es bueno que en el Día de la Bandera recordemos estas cosas. Manuel Belgrano, que además de un gran patriota era economista, sabía de la necesidad de construir una economía fuerte, fue una de las cuestiones que llevaron a nuestros hombres de mayo a empezar aquella gesta, la de lograr una economía diferente a la que se desarrollaba en el mundo colonial.
Por eso creo que a poco menos de un año del Segundo Bicentenario, los argentinos tenemos que mirar hacia atrás, no para reprocharnos cosas, pero sí para saber por qué nos pasaron determinadas cosas que permitieron que un país con nuestras potencialidades, con nuestros recursos humanos, naturales, una Argentina que había logrado allá por la década de los '50 ser la primera economía de Latinoamérica, construíamos aviones, barcos, autos, camiones, éramos punta de tecnología e innovación en todo el continente, llegamos a lo que llegamos en el año 2001.
Simplemente para reflexionar, simplemente para pensar, simplemente para decidir que es hora de profundizar esta transformación, este cambio, convocando a todos. Creo que la clave debe ser entender que no es posible que a los gobiernos les vaya mal y a las sociedades les vaya bien. Cada vez que le ha ido mal a un gobierno le ha ido mal al conjunto de la sociedad y convocar en este Día de la Bandera y en este día tan especial de nenes traviesos y nenas traviesas llorando que acompañaron a sus padres a firmar la primera hipoteca de su primera casa, saber que es necesario el esfuerzo colectivo para poder seguir construyendo y para poder seguir avanzando.
No hay sociedad, no hay país desarrollado que pueda constituirse como tal sin el esfuerzo colectivo de todos sus habitantes, hombres, mujeres, empresarios, trabajadores, intelectuales, científicos, estudiantes, docentes, necesitamos de todos, pero también necesitamos de la convicción profunda de poner los intereses del conjunto por sobre los intereses individuales o del sector.
Puede parece utópico, puede parecer ingenuo, pero es la única forma de avanzar: en armonía, colectivamente y con la convicción de que podemos volver a ser el país que alguna vez fuimos.
Muchas gracias y felicitaciones a todos los hombres y mujeres que hoy han recibido su nueva casa.
Muchas gracias. (APLAUSOS)