Algunas observaciones sobre las cuestiones que planteó el productor y que planteó también el Gobernador: la primera la necesidad de reducir esa exportación a granel y aumentar la exportación con mucho valor agregado porque esto va a significar crecimiento para todos los productores, mayor bienestar para sus familias, pero por sobre todas las cosas el crecimiento de lo que yo denomino la cadena de valor, que es una de las claves en todos los aspectos de la producción, puede ser la miel, puede ser la vid, puede ser el trigo, puede ser el maíz. La clave es que los que producen puedan integrar la cadena de valor, dar el salto de no ser solamente productor, sino de intervenir en el agregado de valor, en lo que es la primera etapa de la industrialización. Lo ideal también sería participar en la primera etapa de la comercialización porque cuanto más etapas participen los productores mayor porción de la rentabilidad de lo que ustedes producen va a quedar en sus bolsillos y no en los intermediarios, que por las cuestiones de la concentración del capital o de la propia actividad comercial siempre se quedan - como yo digo - con la parte del león. Este quedarse con la parte del león no solamente sucede en la actividad de los productores argentinos, es la historia del mundo, es la historia de la actividad económica del mundo; el que produce la tierra no se queda con la participación que tienen los otros sectores.
Por eso, la primera cuestión que tenemos que hacer es tratar de de integrarnos a esa cadena de valor en las etapas que siguen, bajo las formas asociativas, bajo formas cooperativas. Habrá que encontrar las formas, pero esta es la clave para poder progresar en serio.
La otra cuestión, que la mencionó el señor Gobernador y que es un problema que afecta a la Argentina y a toda la parte sur, digamos de la América del Sur y que es el tema de la sequía. Yo creo que es un tema que debemos abordarlo de lo que yo denomino una cultura diferente de lo que es la cultura de la pradera. ¿Cuáles la cultura de la pradera o la cultura de la pampa húmeda, de la cual la mayoría de los productores que hoy nos acompañan participan? Hemos tenido la suerte de tener la segunda o tercera pradera más importante del mundo por su calidad de humus, por su calidad de lluvias y entonces eso ha formado lo que yo denomino la cultura de la pradera, que es esperar que la naturaleza, que ha sido fantásticamente generosa con esa tierra nos provea y por eso la desesperación y la angustia cuando la lluvia no llega, o cuando hay malas condiciones climáticas.
Pero yo creo que dado el mundo que se avecina y el cambio climatológico debemos modificar esa cultura de la pradera y tenemos - en esto creo que tenemos que hacerlo todos: funcionarios nacionales, provinciales y municipales y los productores - que elaborar un plan argentino de riego porque nosotros tenemos un sistema hídrico.
Yo escucho al Gobernador de Entre Ríos, provincia que está rodeada por Paraná, Uruguay, la cruzan infinidad de ríos, riachos, yo creo que alguna vez lo charlamos con el Gobernador, si sumáramos longitudinalmente todos los ríos, la parte de Paraná y del Uruguay que le corresponde a Entre Ríos, más todos los ríos interiores, creo que daríamos una o dos vueltas al mundo. No puede ser entonces que tengamos problemas de sequía, hemos tenido problemas de cultura de la pradera, porque al mismo tiempo, yo ayer aquí reunida con productores de San Juan y de Mendoza, observé que desarrollaron una actividad que hoy nos convierte en quintos exportadores de vinos del mundo en medio del desierto. Y me tocó ver en Cipoletti la obra de ese ingeniero, Cipoletti, que hizo un canal de riego de cien kilómetros que ha hecho un valle que nos ha convertido en primeros productores importantísimos de peras o, los más, también en jugos de manzana.
Quiere decir que podemos revertir este problema pero tenemos que saber que tenemos que cambiar esa cultura, como yo digo, de la pradera y abocarnos en serio a la formulación de un plan argentino de riego porque, tal vez, esas bondades que durante tanto tiempo caracterizaron regímenes de lluvia que cambian, calentamiento global, etcétera, va a exigir, por parte de autoridades y de productores, tener una política en ese sentido absolutamente diferente de planificación estatal y de la propia inversión que los productores tienen que hacer también en materia de riego para que, entonces, el riego, la sequía, la lluvia ya no sean factores que incidan en las condiciones de la actividad.
Podrá serlo, tal vez, un problema de característica mundial como el que estamos abordando ahora de crisis global donde pueden caer, entonces, los precios de las commodities o pueden variar las condiciones de mercado o pueden haber medidas proteccionistas de tal o cual país. Digamos, variables que escapan a nuestro manejo y que luego sí tenemos que darnos políticas para contrarrestarlas. Pero esta, la de la madre naturaleza, tenemos que comenzar a abordarla con un plan argentino de riego.
¿Y por qué lo denomino plan argentino de riego? Porque si pusiera adelante las palabras "plan nacional" parecería que todo tendría que estar a cargo del Estado y yo creo que, como en esto y como en todas las actividades, hay que articular fuertemente los esfuerzos del sector privado y del sector público, nacional, provincial y municipal, para lograr mayor eficiencia.
Esto que estamos haciendo hoy de ayudar a pequeños y medianos productores, en una actividad que genera 120 mil puestos de trabajo, que ha generado además una actividad, como recién señalaba el señor Gobernador de Entre Ríos, entre los jóvenes entrerrianos que aman la tarea de la apicultura y creo que debe ser impulsado y profundizado.
El plan estratégico tendiendo a esto del que hablaba yo y del que también hablaron los productores y el Gobernador, de mucho valor agregado, de lo que son también las actividades conexas como puede ser la producción de cera, polen, de abejas reinas, etcétera que puede tener una ganancia extra a partir de la producción de la miel, pero, en definitiva, tener y abordar ya definitivamente sí un plan donde cuando miremos el cielo sea para ver si abrimos el paraguas o salimos, pero no para rogarle a Dios que llueva o que dependa de eso el sustento de la actividad o el pan de nuestros hijos.
Y para esto tenemos que hacer lo que otros que en el desierto hicieron crecer las vides, manzanas y peras. Abordar nosotros el problema y generar, definitivamente, un sistema de riego que si viene la lluvia, fantástica, porque siempre es lo mejor, pero que si no viene la lluvia, ya tenemos la provisión para que todo siga adelante.
Este es un gran desafío que tenemos que abordar y que yo los invito en forma conjunta a que lo abordemos en esta actividad y en todas las otras porque creo que estamos en condiciones de poder hacerlo. Otras regiones del país lo han hecho.
Hace pocos días también estuve en la provincia de Formosa donde se ha hecho -y lo sabe el señor Secretario de Agricultura- un fantástico sistema de riego aprovechando los ríos porque ellos también tenían problemas.
Además ustedes saben que cuando tenemos un año de sequía, dos años de sequía, tres años de sequía, ya ha dejado de ser un problema contingente para convertirse en un problema estructural y, entonces, tenemos que abordarlo de la misma manera, con una política estructural y de permanencia en el tiempo.
Bueno, muy contenta de estar hoy aquí nuevamente con pequeños productores y esta vez de un producto donde somos líderes también en el mundo como en tantos otros y donde, como digo yo, energía y alimentos son la clave de este siglo XXI. Pero los alimentos, metámonoslo dentro de nuestra cabeza, tienen que tener la mayor cantidad de valor agregado acá en la Argentina porque eso es plata para ustedes, productores, y es trabajo para el resto de los argentinos.
Cada uno de ustedes genera 3,6 puestos de trabajo; si nosotros logramos generar más puestos de trabajo, porque nos incorporamos a la cadena de valor, seguramente van a tener mayor rentabilidad y los argentinos más y mejor trabajo que es, en definitiva, lo que todos queremos.
Muchas gracias y buenas noches a todos. (APLAUSOS)