PRESIDENTA.-...por lo que han sido décadas de política americana, creo que lo expusieron muy claramente muchos presidentes que relataron concretamente injerencias por parte de distintas organizaciones institucionales de los Estados Unidos o funcionarios de los Estados Unidos en sus asuntos internos, en sus políticas internas, reclamando que, obviamente, esto cese, también reconociendo que hace solamente tres meses que el presidente Obama está en el Gobierno y, por lo tanto, hay que darle tiempo para que pueda hacer algo, porque él aseguró que van a cambiar esas políticas en su Gobierno pero que hace solamente tres meses que él está lo cual es absolutamente cierto, pero también está la necesidad de reconstruir la confianza que se ha perdido durante décadas. Me parece que esta es la clave, reconstruir la confianza. No se trata de estar siempre atrapado con la historia, pero la historia está con todo su peso y también presidentes que allí estaban presentes relataron injerencias de funcionarios americanos hoy, no hace cinco o seis años, y que estas cosas deben cesar para que realmente pueda reconstruirse la confianza. De hecho, es una costumbre de todas las administraciones de Estados Unidos que siempre los funcionarios opinen sobre las políticas internas de tal o cual gobierno en decisiones que tienen que ver no con la política exterior de esos gobiernos, sino en políticas decididamente internas. Yo creo que eso también deber modificado. Nosotros no opinamos cuando Estados Unidos toma una decisión en virtud de su política interna, podemos tener una visión crítica o no de una política exterior americana como miembros de la comunidad internacional en la cual pueden criticar una política exterior de la Argentina, de Estados Unidos o de Brasil. El problema es cuando en la intromisión de los funcionarios de las distintas administraciones norteamericanas se hace políticas que tienen que ver estrictamente con el plano interno. Esto es lo que se reclama como una modificación y un cambio sustancial de lo que ha sido el rol de Estados Unidos y, fundamentalmente, durante las últimas administraciones, específicamente, durante las administraciones del presidente Bush. A mí me ha tocado reconocer, por ejemplo, que la administración del presidente Carter, cuando en la Argentina estaba la dictadura más sangrienta de la que se tenga memoria, hizo una intervención absolutamente positiva y condenatoria de la violación a los derechos humanos y así lo reconocía el propio presidente Carter cuando lo fui a visitar a Plains. Así que, yo creo que lo que es importante es no tener prejuicios, pero que los prejuicios no sean de ninguna de las dos partes y, fundamentalmente, también el respeto y el límite que las soberanías nacionales imponen para la actividad de cualquier funcionario, sea funcionario de los Estados Unidos de Norteamérica o de cualquier otro país. Yo creo que estamos, como lo dije anoche cuando hable en la iniciación del Plenario, ante una segunda oportunidad de construir una relación diferente entre las Américas. Depende de todos y de cada uno de nosotros, pero también depende, y se lo dije hoy al presidente Obama, en mayor medida, del propio Estados Unidos. ¿Por qué? Porque cuando uno más poder tiene en términos económicos, militares, tecnológicos, mayores responsabilidades tiene. Esto es como en un país, ¿quién tiene las mayores responsabilidades, quién es que tiene el mayor poder? El presidente o la presidenta. En el concierto de las naciones, es inocultable el carácter de primera potencia de los Estados Unidos, se lo dije al presidente Obama, pero que además Estados Unidos buscó ese rol de primera potencia y esto entonces lo obliga a ejercer lo que yo denomino un liderazgo responsable. Quienes aspiran a liderar, tienen que liderar en forma responsable y la administración de Bush fue en ese sentido de un liderazgo absolutamente irresponsable que condujo al mundo a un mundo mucho más inseguro en materia de terrorismo internacional y a un mundo que se ha desplomado económicamente con graves consecuencias sociales, económicas, financieras, etcétera. Lo que estoy diciendo no es una valoración subjetiva, no es una valoración ideológica, es simplemente la descripción de lo que pasó en el mundo a partir de políticas absolutamente equivocadas y que llegaron, precisamente, a puntos y a resultados contrariamente a los que se habían anunciado cuando ellas se implementaron y se pusieron en marcha. Estas cosas se las dijimos el Presidente y también le dijimos que sabemos que solamente hace tres meses que está en el Gobierno y que tiene una oportunidad histórica de ser, no solamente producto del cambio, porque yo creo que el presidente Obama es producto del cambio que la sociedad americana hizo cuando advirtió lo que había sido la administración Bush. Pero ser producto del cambio, también te obliga a ser sujeto del cambio. No solamente haber llegado a la Presidencia porque se desplomó el sistema anterior, sino también hacerse cargo de ese desplome, de esa demanda de cambio que hizo la propia sociedad americana y pasar de ser producto del cambio a ser sujeto del cambio. Yo creo que se ha abierto un diálogo diferente, un diálogo con mayor horizontalidad entre los países de las Américas y creo que eso es bueno. Ahora, todo depende de los resultados y las actitudes que cada uno de nosotros tengamos. Ha sido también un reclamo por parte de todos los presidentes la finalización del bloqueo a la hermana República de Cuba. Yo ayer cuando hablé no lo hice solamente desde un posicionamiento institucional de la Argentina, porque yo en el Parlamento muchas veces he reclamado el fin del bloque en resoluciones y en solicitudes en función a mis convicciones personales, sino también representando el sentir de muchísimos mandatarios latinoamericanos, no todos, pero sí de muchos, de una gran mayoría diría yo, para que finalice lo que constituye una injusticia política, una injusticia regional y, por sobre todas las cosas, un fuerte anacronismo histórico. Yo contaba ayer que Cuba fue expulsada en el año '62 y uno de los argumentos fue que había decidido adherir al bloque soviético y de esta manera contradecía los principios del TIAR que establecían la unidad hemisférica ante el ataque de cualquier potencia extranjera al hemisferio. Veinte años después de que Cuba fuera expulsada por ese motivo de la OEA, la Argentina fue atacada por una potencia extranjera, que era aliada obviamente a los Estados Unidos en la OTAN, y Estados Unidos, no solamente no defendió a Argentina, sino que apoyó precisamente al Reino Unidos. Con esto vemos un doble estándar, un cumplir las reglas si me conviene y si no me conviene y porque soy fuerte, no las cumplo. Creo que también esto forma parte de reconstruir un nuevo orden regional y de reconstruir confianza. De estas cosas hemos hablado. La reunión ha tenido un tono como a mí me gusta, sin estridencias, sin adjetivaciones, sin calificativos que solamente ayudan a no llegar a acuerdos y a cerrarse cada uno en sus imposiciones. Por su parte, el presidente Obama pidió consistencia en los planteos de cada uno de nosotros, inclusive de él mismo, algo que a mí, particularmente, me gusta mucho porque uno tiene que ser consistente y coherente en los planteos que hace. Creo que esta fue una reunión muy buena. Espero que estas actitudes y estas intenciones puedan traducirse en políticas y en resultados concretos. Muchas gracias.