Gracias. Muy buenos días a todos y a todas.
Señores embajadores; a los directores de Cine, a los actores, a las actrices: no puedo más que dirigirme como amigos y amigas, porque en realidad uno los conoce. Saben todos ustedes que yo soy una cinéfila, que me encanta el cine y que desde muy chiquitita miraba todo lo que podía en materia de cine.
Quiero decirte Carlos Galettini que lo de hoy, pese a que es mi día de cumpleaños, no es un regalo. Los derechos no se regalan, se conquistan, y ustedes se los ganaron, ustedes se ganaron ese derecho. (APLAUSOS)
Siempre pienso que la Argentina durante mucho tiempo fue una gran negadora de derechos, o sea no reconocer derechos desde derechos de la democracia, votar, a respetar la dignidad y la integridad de la persona física y humana, derecho a la identidad, derecho a que te reconozcan tu trabajo como pensador, como actor, como director.
Pienso que me gustaría que alguna vez alguien pudiera decir de la gestión que me toca encabezar, que se preocupó fundamentalmente por reparar aquellos derechos que habían sido agraviados durante tanto tiempo, desde el derecho de ustedes a que les reconozcan su obra, desde los derechos de los que resultaron víctimas durante la dictadura, de los derechos de hombres y mujeres a tener su verdadera identidad, de los derechos de los trabajadores a poder tener y seguir conservando su trabajo, de las mujeres, a ser reconocidas como iguales, en una sociedad que muchas veces, pese a tantas declaraciones, sigue siendo distinciones en torno al hecho de ser o no ser mujer. Tal vez, ustedes las actrices no hayan sufrido tanto eso, porque son las grandes protagonistas, muchas veces, de esto que es el cine, pero en otros estamentos, el hecho de ser mujer te obliga a pagar costos que en otras profesiones o actividades tal vez no se noten con tanta intensidad.
La verdad que nunca soñé con un feliz cumpleaños como el que he tenido hoy, con tanta gente talentosísima felicitándome por mi cumpleaños.
Quiero decirles que este decreto que acabo de firmar, es simplemente el reconocimiento que los argentinos hacemos a los hombres y mujeres que durante años han aportado a la construcción de la cultura popular y nacional en nuestro país. Un director de cine no es solamente alguien que se vincula con el arte; es alguien que también se vincula profundamente con su pueblo, con su comunidad, porque la expresa también a través de sus películas.
Mencionaba Carlos Gelettini a hombres como Hugo del Carril, Mario Sófichi, Torre, qué sé yo, ahora me voy a olvidar de todos; realmente han sido hombres y mujeres, quiero también recordar a mujeres como María Luisa Bemberg, también una gran directora de cine, una excelente directora de cine.
Decirles que les pido perdón por no haberse hecho antes, en realidad no debió haber transcurrido 60 años para ocurrir esto. Pero ayer, aquí mismo, estábamos también dando inicio a una ruta en la provincia de Buenos Aires, cuando los pobladores nos decían que la necesitaban desde hace 60 años. Es que hemos perdido mucho tiempo los argentinos y además hay sectores pequeños pero muy poderosos, que muchas veces saben que reconocer el derecho de otros, significa renunciar a los privilegios o a una partecita de los privilegios que han tenido y que se expresa en términos económicos de rentabilidad para unos y no reconocer los derechos de los otros. Estas cosas cuestan también, no te las perdonan.
Pero no estoy aquí para ser perdonada ni para servir a esos sectores que tradicionalmente se han beneficiado del trabajo de otro. Estoy precisamente para servir a todos los argentinos por igual.
Y ustedes, directores de cine, como antes el año pasado fueron las actrices, como fueron los actores para que se les reconozca su trabajo, quiero decirles que tengo un compromiso profundo, pero no porque sean artistas, sino porque son trabajadores por sobre todas las cosas, en este caso, de la cultura, directores de cine, actrices, actores.
Así que a seguir trabajando en esa casa que la ONABE acaba de dar para la Casa del Director. Esperemos que luego, a partir de este reconocimiento, no sea, como muchas veces tiene que ser la casa del actor, el refugio de aquellos que precisamente careciendo de todo beneficio, de un dinero, tienen que terminar viviendo prácticamente de la caridad.
Creo que en la medida en que sigamos reconociendo derechos a todos, al actor, la Casa del Director será un lugar de encuentro, un lugar para recordar, pero no un lugar para vivir los últimos años de vida en la miseria o en la pobreza. Eso es lo que tenemos que evitar, y creo que, con actos como el que hoy estamos llevando a cabo, estamos precisamente contribuyendo a que el derecho patrimonial de los directores de cine, sea reconocido por fin en nuestro país, la República Argentina.
Muchas gracias y buenos días a todos. (APLAUSOS)