Palabras de la Presidenta en la Casa de América en la Reunión Tribuna Iberoamericana

PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER, EN LA REUNIÓN DE LA TRIBUNA IBEROAMERICANA, EN LA CASA DE AMÉRICA, REALIZADA EN MADRID

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Quiero agradecer la presencia de mi querida amiga, la Vicepresidenta de España, María Teresa Fernández de la Vega; señor secretario general para Iberoamérica, Enrique Iglesias; amigos y amigas: recién recordaba María Teresa mis palabras en la Cumbre de El Salvador, cuando hablaba de la necesidad de construir nuevos consensos, de construir un nuevo orden, porque habían caído los paradigmas que se habían presentado como inamovibles y eternos y esto exigía, por parte de todos nosotros, un gran desafío intelectual: imaginar este nuevo mundo desde una perspectiva diferente, pero con los mismos objetivos de siempre, la redistribución del ingreso y considerar a la política, precisamente como señalaba recién María Teresa, un instrumento para mejorar la calidad de vida de la gente.

Estas afirmaciones, que tuvieron lugar en la Cumbre de El Salvador, no venían solamente por esta crisis que vive hoy el mundo; una implosión semejante a esta había sufrido la Argentina en el año 2001. Siempre hemos sido vanguardia, dice María Teresa. También hemos sido vanguardia en materia de experiencias de crisis, de explosión de nuestro sistema financiero allá por el 2001 que finalmente provocó, luego de una década permanente de crecimiento de la desocupación y de la reducción de los índices sociales, culminó como no podía ser de otra manera en una gran implosión social que derrumbó el andamiaje institucional votado por la gente con mucha esperanza en 1999 y sí con una novedad, resolverse dentro del propio sistema democrático y del propio marco de la Constitución, la continuidad de un proceso que en otros años hubiera tal vez merecido una interrupción de carácter militar, dictatorial como estábamos acostumbrados a resolver y a saldar las crisis en América latina.

La Argentina tiene entonces una experiencia de la crisis y una necesidad de reformulación, por ejemplo, de los órganos multilaterales de crédito que no deviene de su participación en el G-20, sino como explico, de su propia experiencia histórica. Fue mi país casi un conejillo de Indias en cuanto a experimentos de lo que constituyó fundamentalmente el denominado neoliberalismo o Consenso de Washington; los resultados estuvieron a la vista. La demanda que nosotros venimos planteando desde el año 2003 en el marco de Naciones Unidas de la reformulación de los órganos no solamente vinculados a la economía o comercio internacional, sino también vinculados a la organización política mundial, porque esta no es solamente una crisis económica. Yo sostengo que la crisis económica es la punta del iceberg. En realidad lo que ha fracasado es un modelo de organización internacional que imaginó una globalización unipolar y homogénea, pensando que la globalización era eso, que todos pensaran, actuaran y se organizaran de la misma forma. Nada más contradictorio que el término globalización con esta aspiración.

Vamos a ser globales en la medida que cada uno represente su propia identidad, su propia historia y pueda articular en nuevos consensos que por ejemplo el Presidente del Gobierno de España ha llamado con mucho acierto "alianzas de civilizaciones", espacios donde no se le imponga al que piensa diferente, al que proviene de una cultura diferente, una forma de organización que tal vez no le es propia ni a esas autoridades ni a las sociedades que ellos representan.

¿Qué ha pasado también en estos años en América del Sur? En América del Sur nos hemos caracterizado en la región por un cambio y un giro muy importante: nuevos gobiernos con carácter progresista con distintas experiencias también históricas, con distintas realidades, han protagonizado un gran cambio en la región. No solamente se tradujo en un crecimiento económico sin precedentes que ha significado junto a otras economías emergentes, el aporte de tres cuartas partes del crecimiento de la economía mundial en la última década, sino que además sus gobernantes, hombres y mujeres -como digo yo- se parecen ahora mucho más a sus gobernados que en las anteriores gestiones.

Creo que esto, creo que la crisis que ha devenido en internacional y que precisamente se ha propalado desde aquellos centros que, como decíamos nosotros y como recién manifestaba María Teresa, impulsaban la ausencia del Estado, la desregulación total y el reinado absoluto del mercado como el perfecto asignador y distribuidor de recursos ha fracasado.

Creo que esta etapa que viene y que nos encuentra en la próxima Cumbre Iberoamericana a realizarse en la República Argentina, coincidente con el primer país que logra su Constitución como nación allá en 1810, sumado a la estratégica presidencia que asumirá España de la Unión Europea, nosotros en el MERCOSUR, nos da para este Bicentenario del año 2010, una oportunidad sin precedentes para muchas cosas.

La primera: para celebrar este Bicentenario no solamente con el ejercicio conmemorativo de fasto, sino esencialmente como una oportunidad histórica para mirarnos retrospectivamente y poder entonces hacer una propuesta prospectiva hacia adelante. Y la segunda, incentivar, profundizar, articular, armonizar los mecanismos de integración entre Europa, el MERCOSUR y sus otras organizaciones. Porque la otra gran novedad que hemos tenido en la región es que frente a determinadas conflictividades que surgieron en los últimos tiempos, y que también tal vez hubieran devenido en conflictos regionales como una guerra entre dos países o en conflictos destituyentes como sucedió por ejemplo con el conflicto autonomista en la República de Bolivia, en la región, a través de canales propios o tal vez los formales institucionales que no han dado muchas veces la respuesta adecuada a nuestras necesidades, si no por ejemplo a través de la UNASUR, un instrumento o del Grupo de Río en República Dominicana, pudimos sortear momentos difíciles que hubieran comprometido la estabilidad de la región, sus políticas de crecimiento y seguramente los procesos de integración.

Recuerdo muy especialmente la Cumbre del Grupo de Río en Dominicana cuando había estallado el conflicto entre Ecuador y la República de Colombia y más adelante, cuando un fuerte intento desestabilizador destituyente del presidente Hugo Morales en Bolivia y las presidentas y los presidentes de la América del Sur nos reunimos en La Moneda, ese emblemático lugar de la historia de la América del Sur, para constituirnos como defensores no de un gobierno ni de un dirigente, sino fundamentalmente de la estabilidad democrática de las instituciones, algo clave para poder seguir con una etapa de desarrollo y crecimiento histórico.

Creo que el gran desafío que tendremos Argentina y España como impulsores de la profundización de la integración, no digo de profundizar nuestra relación bilateral, porque nunca fue tan profunda como en esta etapa y lo reafirmo fuera del protocolo, en los hechos puntuales y concretos que van desde afectividades personales a relaciones profundas en lo cultural, en la lengua, en la historia, comerciales y económicas. Creo entonces que nuestra gran responsabilidad será precisamente poder llegar a formular y a construir consensos no solamente entre ambos países sino también impulsar a los otros actores, tanto de Europa como de la América del Sur, para que encuentros como los del G-20, para que posturas en los foros internacionales como por ejemplo Naciones Unidas y en cualquier otro foro en el cual tengamos oportunidad, impulsar las reformas estructurales que hoy necesita el mundo y que no devienen de un mero maquillaje gatopardista de cambiar algo para que todo siga igual.

Yo lo decía en la reunión del G-20: Einstein solía decir que es un signo de locura creer que haciendo las mismas cosas, se pueden obtener resultados diferentes. Yo no soy Einstein pero estoy convencida de la gran inteligencia de esta frase y creo entonces en la necesidad de que estas reformas estructurales no solamente se den a nivel de una representación y de una democratización de los organismos internacionales, sino también del cambio de roles de estos organismos en el desempeño de la economía internacional, pero fundamentalmente en el gran compromiso que creemos que debe alcanzar la humanidad y que es el hecho de formular reglas pero que estas reglas sean cumplidas por todos, porque una de las cosas que hemos observado muy críticamente por cierto, es el hecho de que resoluciones de Naciones Unidas solamente deben ser aceptadas y cumplimentadas por países que son pequeños o que no tienen volumen o que no forman parte del Consejo de Seguridad. Sin embargo, si se pertenece al club de las grandes ligas, no solamente se puede pasar por alto las resoluciones de Naciones Unidas, sino además violarlas en forma permanente y sistemática. Y si es imposible un mundo sin reglas, mucho más imposible y más injusto es, un mundo donde las reglas solamente sean cumplidas por los débiles y violadas por los poderosos.

Esta es una de las claves a acordar en estas futuras organizaciones en las cuales creemos necesario insistir tercamente, soy muy terca en algunas cosas. Cuando María me dice que no me resigno, realmente es así, pero no la terquedad del que cree que tiene razón en todo, simplemente el haber comprobado cómo han sucedido las cosas y por qué han sucedido a partir de una experiencia concreta, no de la mera teorización en que debemos insistir que debe cambiar las cosas. Tenemos muchas esperanzas en poder hacerlo por la historia propia de cada uno de nosotros, que ha tenido objetivos en la vida y que aún en épocas donde era muy difícil alzar la voz contra un modelo que parecía eterno e indiscutible, lo hicimos en todos los foros, en todos los ámbitos pero, además, en las políticas concretas que también impulsamos desde nuestro país. Pero también creemos que hoy el mundo ha dado signos evidentes de cambio y también han sido emitidos por el país más poderoso de la Tierra que acaba de elegir por primera vez en su historia a un presidente afroamericano.

La participación de mujeres en lugares históricamente reservados a los hombres, la llegada de un afroamericano a un lugar donde también era impensable que esto sucediera, revelan que las sociedades han cambiado antes que sus dirigencias.

Y digo yo que es muy importante tomar datos de estos cambios, porque tal cual siempre lo manifiesto, hay una concepción de la palabra dirigente que muchas veces nos lleva a confundirnos. Dirigente no es aquel que ha ocupado un cargo por el voto popular o porque ha sido designado ministro o porque es concejal, presidente, gobernador, diputado o senador, ese es un representante institucional en el marco de lo que marca la Constitución y las leyes. Pero dirigentes, como su nombre lo indica, son aquellos que dirigen y se adelantan ante la comunidad marcándole objetivos, señalándole caminos que seguir porque precisamente eso es dirigir: poder percibir con antelación hacia donde va el mundo, preparar a la sociedad que nos elige para representarlas para ese nuevo mundo que viene y tomar las decisiones en esa dirección, muchas veces en soledad, muchas veces con críticas feroces. Pero uno puede ver, al cabo del tiempo, que aquello que veníamos sosteniendo desde hace largos años en cuanto a que no podía subsistir demasiado un mundo donde la concentración económico-financiera era cada vez mayor y donde, además, el capitalismo había roto su propia lógica, que es la de producir bienes y servicios para tener rentabilidad, pero donde el capital debía pasar por el circuito de los bienes y los servicios para acumular riqueza, no construyendo pirámides financieras que, finalmente, como un castillo de naipes se han derrumbado con todo lo que esto significa, más allá de metáfora, en la vida concreta de los ciudadanos que, por cierto, no es una metáfora en materia de pérdida de empleo pero, fundamentalmente, de pérdida de esperanza y confianza en que un futuro mejor es posible.

Creo que el gran desafío que tenemos entonces americanos y españoles en esta Cumbre que nos une históricamente una vez más en el Bicentenario del nacimiento de muchas naciones allá, en la América del Sur, es, precisamente, comprometernos a dar este debate, sin cortapisas, un debate que podrá tener posiciones duras y encontradas, pero que fundamentalmente va a requerir de parte de todos nosotros un grado de honestidad intelectual y, fundamentalmente, de ejercicio de pensar a la política como siempre debió haber sido, un instrumento, para finalizar con las palabras de María Teresa, para mejorar la calidad de vida de nuestras sociedades. Este es el gran desafío que tenemos.

No significa, y se los quiero decir casi a título personal, estar contenta, porque, entonces, aquello que decíamos nosotros de que el mercado no lo solucionaba, que necesitábamos el Estado, finalmente teníamos razón.

Quiero decirles algo: tal vez hubiera sido mejor que nos hubiéramos equivocado y que otros tuvieran razón; no estamos en una posición de desafío intelectual diciendo "teníamos razón". No, eso ya no importa, eso es solo vanidad u orgullo intelectual, creo que lo que merecen nuestras sociedades es mucha humildad, mucha honestidad intelectual y pensar, cada uno de nosotros, que una parte de la razón puede construir entre todos una razón diferente a la que hemos vivido hasta ahora que a la luz de los hechos y de los acontecimientos, ha sido una gran sinrazón y un gran disparate.

Por eso, con la convicción de que podemos hacerlo, porque hemos cosas que tal vez muchos no imaginaban que podían realizarse en tan corto tiempo, con la convicción de que además necesitamos los unos de los otros para aventar los fantasmas de las xenofobias y de ejercicios que no creemos convenientes para el desarrollo democrático de los pueblos. A mí sinceramente se me eriza la piel cuando veo gente que cree que un extranjero puede ser el culpable de lo que le pasa, porque tiene otro color de piel, porque habla otro idioma o porque viene de otra región.

¿Saben por qué se me eriza la piel? Porque siempre la historia de la humanidad ha demostrado que grandes crisis económicas han traído luego, a partir de esos aspectos de la condición humana de encontrar en otros los culpables de las crisis, tragedias muy duras que ha vivido la humanidad. Como tenemos un largo aprendizaje de estas tragedias que hicimos en el siglo XX, yo invito a todos, iberoamericanos y no iberoamericanos, a hacer un gran ejercicio de racionalidad frente a la crisis para transformarla, no en un lugar común en el que ya tampoco nadie cree, pero sí en la posibilidad de construir una realidad y un mundo diferente. Nos lo merecemos por nuestra historia como españoles, como argentinos, como latinoamericanos, como iberoamericanos.

Muchas gracias. (APLAUSOS)

MODERADOR.- Matías Ezequil Garrido, de la Casa Argentina en Madrid, le pregunta: ¿qué opinión le merece la creación de una instancia judicial exclusivamente encargada de juzgar los crímenes cometidos durante la dictadura militar?

PRESIDENTA.- ¿Se refiere a la competencia de la justicia española? Perdón, quiero entender la pregunta nuevamente.

MODERADOR.- No me atrevo a interpretarlo, supongo que sí. ¿Qué opinión le merece la creación de una instancia judicial exclusivamente encargada...? No, entiendo que no puede ser.

PRESIDENTA.- No, me parece que se refiere a la creación de un fuero especial en la Argentina. Quiero entender la pregunta: ¿si se refiere a la creación de un fuero especial en la Argentina para juzgar los delitos de lesa humanidad o delitos contra los derechos humanos?

MODERADOR.- Entiendo que es así.

PRESIDENTA.- Sí, bueno, creo que en realidad, y esto se ha discutido ya en la Argentina en algunas oportunidades, porque claro, como todos ustedes saben hay un escenario de fuerte retraso y demora en los juicios en materia de derechos humanos, retraso que, por cierto, deviene con unos cuantos años, porque estamos a 25 años de democracia y recién, durante la gestión del presidente Kirchner, se vetó la anulación e inconstitucionalidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final por parte del Parlamento argentino y más tarde por la Corte Suprema de Justicia.

La creación de un fuero especial creo que, precisamente, sería algo que buscarían aquellos que persiguen invalidar juicios en materia de derechos humanos porque sería la creación de un fuero especial.

Tal vez, Matías no tenga memoria, pero en los años 70, antes del '73, se había creado un fuero especial que se llamó el famoso "Camarón" integrado por tres jueces muy famosos, si no recuerdo mal, James Smart, Nilla la Casa y César Black, que eran los tres miembros de aquel "Camarón" y que, precisamente, fue catalogado de absolutamente inconstitucional porque violaba un principio esencial del Derecho Penal Occidental, como es el del juez natural.

Yo creo que la pregunta de Matías obedece tal vez a la angustia que todos tenemos, a la sensación de injusticia que todos tenemos por la demora de estos juicios. Pero creo que lo peor que podría pasar es crear instrumentos legislativos que precisamente permitieran a quienes están acusados y están siendo juzgados lentamente, es cierto, pero están siendo juzgados y están en muchos casos detenidos, el argumento para presentarse ante foros internacionales alegando que se los saca del juez natural y de principios básicos del Derecho Penal Occidental y plantear la nulidad de las causas, inclusive plantearla ante la propia Corte Suprema de Justicia de la Nación sin necesidad siquiera de recurrir a ningún juez internacional como, por ejemplo, podría ser la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Comprendo lo que subyace en la pregunta de Matías. Es más, se plantearon algunos proyectos que también lo leímos con mucha atención formulados por la oposición porque una de las claves que se está dando en la demora de los juicios es el tema de las pruebas, apelaciones y demás. Se pretendía, por ejemplo, que las pruebas en juicio pudieran valer en otro juicio, algo que también, si hay abogados presentes, saben que esto es imposible por una de las claves que hace al derecho de defensa y del debido proceso es que cada acusado pueda controlar adecuadamente las pruebas por las cuales se fundamenta la acusación contra él. También caeríamos en la violación de otra clave del Derecho Penal Occidental que es el derecho al debido proceso también, obviamente, al derecho de defensa en juicio que creemos se vería vulnerado. Esto lo consultamos con otros juristas que, inclusive, no son del Gobierno ni siquiera son de nuestro partido político y, además, porque hay una razón muy sencilla, a ver, se podrá no estar de acuerdo con el gobierno anterior o con este, se podrá discutir sus políticas económicas, sociales o las que mejor le parezcan, pero creo que no hay argentino ni persona en el mundo que pueda dudar acerca de la convicción del gobierno del presidente Kirchner y de esta Presidenta en la necesidad de que sean juzgados y castigados todos aquellos que han violado los derechos humanos en la República Argentina.

Así que, Matías, creo haber contestado la pregunta.

MODERADOR.- Marta Molina, de Caracol Radio, de Colombia, y la pregunta se refiere a Colombia. Usted ha estado siempre muy involucrada en todo el tema de la liberación de secuestrados en Colombia. ¿Cuál es su mensaje ahora al gobierno del presidente Uribe y al grupo terrorista de las FARC?

PRESIDENTA.- Cuando asumí como Presidenta de los argentinos el día 10 de diciembre del año 2007, recuerdo que había invitado a mi asunción a Yolanda Pulecio, la mamá de Ingrid Betancourt, y a la senadora Pilar Córdoba, dos mujeres a las que había conocido y que me habían impactado por distintos motivos sus fuertes personalidades. En Yolanda, por el dolor de una madre que buscaba la liberación de su hija y en la senadora Pilar Córdoba, por una mujer con una valentía, una decisión y unas convicciones en cuanto a lograr el canje humanitario como un principio de solución de la cuestión colombiana, si podríamos llamarla de esta manera, que finalmente me decidieron a tomar como bandera de la gestión también la liberación, en este caso de Ingrid Betancourt y del resto. Pero la figura de Ingrid, como yo se lo dije al presidente Alvaro Uribe al otro día que asumí cuando fue a verme a mi despacho, adquirió, esa fotografía en la selva, que todos recordamos y que recorrió el mundo, el nivel de un símbolo. Ella era el símbolo del cautiverio y de la injusticia. Yo se lo dije ese día al presidente Alvaro Uribe y dije que se debía hacer lo imposible para lograr la liberación de Ingrid y del resto de los detenidos. Pero que en el caso de Ingrid se hacía algo muy especial porque había adquirido eso que es un símbolo. Los símbolos son símbolos, nunca nadie sabe porqué la sociedad elige los símbolos, pero cuando ha decidido que algo representa, representa y, entonces, creo que debemos encaminar todos nuestros esfuerzos a respetar esa representación simbólica que ha hecho una sociedad.

En ese momento el Presidente creía que no se iba a poder lograr la liberación de ninguno de los retenidos, no se les dice rehenes, se les dice retenidos en Colombia. El estaba muy convencido y me lo aseguró en ese momento, de que las FARC no iban a liberar absolutamente a nadie. Creo que estaba usted presente, Canciller también. Y al cabo del tiempo hemos visto que entre 10 de diciembre del 2007, donde en mi discurso pedí ante el Congreso de la Nación por la liberación de Ingrid Betancourt y hoy, apenas transcurridos un año, dos meses y días, se ha logrado la liberación de la totalidad de los retenidos o rehenes políticos, el último fue el otro día el diputado Cifredo López, debido a esa gestión maravillosa que ha hecho la senadora Pilar Córdoba, a quien llamé para felicitarla, y aprovecho esta oportunidad para felicitarla nuevamente, es una mujer muy valiente, muy valerosa, hemos logrado la liberación de todos los detenidos políticos.

Recuerdo la sorna, las ironías, las bromas, algunas casi hasta ofensivas que hubo sobre el ex presidente argentino, el presidente Chávez y otros políticos como Marco Aurelio García, que fueron a la selva colombiana para lograr la libertad de Ingrid y de otros detenidos. Veo, al cabo de no tan largo tiempo, como estábamos en el camino acertado y como lo que muchos tomaron como una broma o como un tiempo para escribir y llenar páginas de un diario, se equivocaron afortunadamente una vez más.

Hoy, no solamente está liberada Ingrid Betancourt, sino todos los que eran detenidos políticos y creo además que debemos seguir trabajando para la liberación de los policías y miembros de las Fuerzas Armadas colombianas que todavía siguen detenidos en algo que es absolutamente inhumanitario.

Me decían qué le diría yo hoy al presidente Alvaro Uribe. Le diría, con todo el respeto por el derecho a Colombia como a cualquier otro país por resolver internamente sus cuestiones, que no estábamos equivocados cuando decíamos que encarar el canje humanitario era la posibilidad cierta y concreta de liberar a los rehenes de la FARC e intentar al menos el inicio de un proceso de acercamiento que termine con una etapa muy cruenta de Colombia, sin querer inmiscuirme en absoluto en asuntos internos de otro país, creo que los hechos de aquel 10 de diciembre de 2007 a hoy, nos dan la razón en cuanto a seguir intentando la vía del diálogo y la vía, aún con los que no quieran dialogar o aún con los que tienen y hacen instrumentos que son contrarios al diálogo y al consenso, porque yo siempre digo que frente a la violencia la irracionalidad jamás la respuesta debe ser simétrica con violencia e irracionalidad. Al contrario, porque es comenzar a legitimar la violencia e irracionalidad que es, en definitiva, los que siempre buscan quienes utilizan estos métodos: que el otro desestabilizado, enojado, confundido tenga una respuesta simétrica a la que él hace. Porque de esta manera se retroalimenta y esto no es solamente aplicable al caso de la FARC, lo podemos ver también en el mundo contemporáneo y en otras regiones. Recurriendo a una frase de mi país- se dice que se puede hacer cualquier cosa con los caníbales, menos comérselos. Creo que este es un buen ejercicio para comprender cómo se debe trabajar frente al terrorismo, frente a la violencia, frente a la irracionalidad, frente a aquellos que descreen de la voluntad popular y someten a otras personas a tratos inhumanitarios pensando que con esto logran objetivos políticos. Si hacemos lo mismo que ellos somos ellos y yo quiero que sigamos siendo nosotros.
No sé si está contestada la pregunta.

MODERADOR.- Entendemos que sí, muchas gracias, Presidenta.

PRESIDENTA.- Muchas gracias. (APLAUSOS)