Cumbre de América Latina y el Caribe

PARTICIPACION DE LA PRESIDENTA DE LA NACION, CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER, EN LA SEGUNDA SESION PLENARIA DE LA CUMBRE DE AMERICA LATINA Y EL CARIBE (CALC), EN COSTA DO SAUIPE, SALVADOR DE BAHIA, REPUBLICA FEDERATIVA DEL BRASIL

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Señores presidentes y señoras presidentas: recién pensaba y comentaba en voz alta aquí con mis compañeros de bancada -no puedo olvidar el pasado de legisladora- cómo se verá en otras latitudes el hecho de que las mismas personas protagonicemos cuatro reuniones diferentes en dos días -recién lo mencionaba también el presidente de Bolivia, Evo Morales-, se debe ver por lo menos como un hecho raro que cuatro cumbres diferentes, con los mismos protagonistas, tengan lugar en un mismo ámbito, inclusive cambiando de lugares.

De cualquier manera creo que tal vez eso patentiza el principal problema que tenemos como espacio político latinoamericano y caribeño, que es creo el de carecer de un sistema de decisión. Toda organización, todo país, todo espacio político económico debe tener un sistema en la toma de decisiones. Esto es una organización en la cual quienes se reúnen además de plantear reflexiones, además de compartir pensamientos, debates, etcétera, tengamos un sistema de decisiones.

Creo que estamos en el camino de poder construir un sistema de decisiones, un lugar donde puedan tomar decisiones los países de América del Sur, de Latinoamérica y del Caribe. Creo en este sentido que ayer sucedió una cosa muy importante que es el pronunciamiento del Grupo de Río, en el cual se firma que tenemos que tender a una organización en la cual estemos contemplados todos los países de Latinoamérica y del Caribe.

Creo además que la reunión, así hubieran sido veinte, bien valió la pena a partir de participar en un hecho histórico como fue el ingreso de la hermana República de Cuba al espacio del que nunca debió haber salido. Así que saludo esta iniciativa que hemos tenido, presidentes y presidentas, pero también pongo sobre la mesa un tema que seguramente deberemos seguir abordando y que es la construcción de un sistema de decisiones que nos permita ser operativos y generar instrumentos que tengan resultados concretos, que de eso se trata la política y que es eso además lo que esperan las sociedades y la comunidades.

Creo además que también fue el propósito de esta reunión abordar el tema de la crisis y su impacto esencialmente en los países emergentes. Yo a diferencia de muchos creo que esta no es una crisis económica o financiera; creo que es una crisis de un orden político que también tenía un sistema de decisiones en el cual un grupo muy reducido de países decidía por el resto del mundo paralelamente a todos los organismos multilaterales políticos, como es la ONU, e inclusive el Fondo Monetario Internacional.

Ustedes saben que nosotros por ejemplo hemos solicitado en todos los foros internacionales la reformulación de la estructura financiera del Fondo Monetario Internacional y también la reformulación de los organismos de la ONU. Pero lo cierto, tal vez lo más grave, sea que hay un mundo en donde aún con las reglas que no compartimos hay países que las cumplen o que son obligados a cumplirlas y países que no cumplen ni siquiera esas reglas. Por eso planteaba hace muy poco tiempo que tal vez más grave que malas reglas, sea vivir en un mundo donde las reglas solamente deban ser respetadas por los débiles y violadas tal vez por los países más poderosos. Esto es lo que resulta intolerable en el mundo, que las reglas sean solamente para unos.

De hecho hemos escuchado múltiples críticas al Fondo Monetario Internacional, nosotros las hemos encabezado en muchísimas oportunidades cuando se exigía el superávit, cuando se exigía que no se tuviera déficit, pero lo cierto es que por ejemplo estas exigencias jamás le fueron aplicables a la primera economía del mundo, que tiene la ventaja además de ser moneda de reserva, que tiene la venta de poder emitir como moneda de reserva y que además entonces al tener un déficit estructural de ya no sé cuántos miles de trillones de dólares, termina finalmente exportando su crisis a todos los países que son los que han sostenido el crecimiento de la economía mundial. Lo curioso es -escuchaba el otro día- que la recesión en Estados Unidos comenzó en el 2007, sin embargo ni el Fondo Monetario Internacional, ni las calificadoras de riesgo, ni absolutamente ningún periodista de investigación pudo determinar que la recesión en Estados Unidos había comenzado en el 2007. Tal vez porque siempre andan buscando dónde hay un gobierno populista en América latina para poder señalarlo. Están tan ocupados en estas cuestiones que tal vez no tienen tiempo para observar algunas cosas que han pasado y que hoy sí quieren ser trasladadas precisamente a los países emergentes donde curiosamente los capitales emigran para ir precisamente al lugar de donde es el origen de la crisis.

Y uno dice: ¿pero están todos locos? No, no están todos locos, es que sigue siendo única moneda de reserva y es el único país que puede estar autorizado a no cumplir las reglas que sí los demás países tienen obligación de cumplir bajo la pena de ser condenados públicamente y mundialmente como gobiernos populistas, deficitarios, ineficientes, etcétera.

Creo entonces que el problema no es solamente económico y financiero, es profundamente político, y es profundamente político porque existe un doble estándar inadmisible y cada vez más visible en un mundo donde gracias a la globalización de las comunicaciones estas cosas se advierten con mucha mayor rapidez y vertiginosidad que en otras oportunidades.

Se me ocurre entonces que una cuestión central en todos los espacios, en este que hoy estamos y en otros espacios, ayer la presidenta de Chile ofrecía su país para que pudiéramos discutir aquellos países que conformamos el G20 más allá de las demandas del G192 que hicieron otros compañeros presidentes. Pero lo cierto es que cuando nos tocó participar en Washington hace un mes o un poco más, en la reunión del G20, tres de los países que estamos aquí, lo importante también sería tener posturas uniformes en esos organismos internacionales que realmente representaran a la región, porque de nada vale venir aquí con discursos para cuando uno luego tiene que sentarse frente a los otros, a los que tienen poder, no repetir y decir exactamente las mismas cosas que decimos aquí. Esto es clave, porque lo que no se puede seguir sosteniendo, digo yo, es el doble estándar, que es lo que sucede hoy en los organismos multilaterales de crédito, que es lo que sucede en los organismos políticos también.

Mi país todavía tiene un enclave colonial, Naciones Unidas ha sacado múltiples resoluciones invitando al Reino Unido a negociar con la República Argentina la cuestión de Malvinas. Sin embargo, el Reino Unido puede darse el lujo de no cumplir ninguna resolución de Naciones Unidas. Ahora, si un pequeño país no cumple una resolución de Naciones Unidas es invadido o es castigado, o es bloqueado, o es, en fin, podemos dar múltiples ejemplos.

Me parece entonces que una de las claves es reclamar no solamente cambio de reglas, sino que las reglas sean cumplidas por todos, que las resoluciones sean cumplidas por todos. Hace a la idea de poder compartir organismos de decisión política como la ONU u organismos multilaterales de crédito como el Fondo Monetario Internacional. Porque la gran pregunta es: podemos lograr una reformulación del Fondo Monetario Internacional en sus reglas, podemos lograr una reformulación del Banco Mundial o de Naciones Unidas, pero lo que se resuelva en esos espacios con nuevas reglas, ¿va a ser cumplido por todos? ¿O solamente va a ser cumplido obligatoriamente por aquellos países que no tienen participación en los minúsculos sistemas de decisión que hoy imperan en el mundo? Y que es una de las claves de gran conflictividad, porque además si uno puede observar los resultados en términos de seguridad mundial y en términos de economía, con estos últimos acontecimientos que hemos tenido, revela que el sistema ha sido altamente ineficiente, altamente ineficaz, inclusive para aquellos que tenían casi un poder de decisión hegemónica.

Creo entonces que un deber que deberíamos tener todos los que integramos gobiernos y por tanto tenemos responsabilidades institucionales es lograr que estos espacios de discusión y de reflexión importantes, que constituyen avances... Quiero comentarles algo, ayer por ejemplo ver que bajo la presidencia de la hermana República de México, que ha sido líder en materia de defensa de los derechos humanos y además fue la que constituyó la doctrina del derecho de asilo amplio, se haga bajo la presidencia del amigo Felipe Calderón la incorporación de Cuba al Grupo de Río, me parece un símbolo más que importante, me parece un resultado concreto y yo quiero felicitar - ayer no lo hice- al presidente Felipe Calderón precisamente porque bajo su presidencia pro témpore se ha logrado un hecho de justicia, simplemente eso, de justicia, al incorporar a Cuba a un lugar donde nunca debió haber salido.

Creo entonces que algo que deberíamos plantearnos permanentemente en todos los foros es que el sistema de decisión que pueda imperar en un organismo como Naciones Unidas u organismos multilaterales de crédito reformule reglas, pero además que estas reglas sean cumplidas por todos. Y nosotros, espacio latinoamericano y caribeño concretamente, poder construir un sistema de decisión del cual carecemos, un sistema donde las decisiones que tomemos sean realmente eso, decisiones y no simplemente discursos o reflexiones, para que después estos sistemas y estas decisiones puedan ser expresados tal vez en otros ámbitos donde no todos participamos, donde no todos formamos parte, pero que necesariamente reflejen y tengan la representatividad de la región.

Creo que sinceramente es ésta una de las carencias tal vez más grandes que tenemos. Tampoco tenemos que autoflagelarnos y decir que todo es culpa nuestra, hemos sido naciones muy castigadas por dictaduras. Yo recordaba que ayer 16 de diciembre se cumplía un aniversario de la multipartidaria, de la primera marcha de la democracia que tuvo lugar luego de años de dictadura en mi país; hemos sido una región muy castigada y por supuesto hoy estamos en un momento tal vez inédito en nuestras historias, donde aún con gobiernos donde no todos pensamos de la misma manera, donde no todos tenemos orígenes e historias comunes, sin embargo podemos arribar a cuestiones importantes como hicimos en defensa de la democracia en Bolivia, en la constitución de una comisión de derechos humanos y en la incorporación ayer de Cuba al Grupo de Río. Esto me permite ser optimista en el sentido de la necesidad de que estamos en el camino acertado para encontrar una construcción diferente, que no sé qué nombre podrá tener cuando hallemos el camino definitivo de esa construcción, pero va a ser necesario acelerar los tiempos porque la magnitud de los cambios es de tal vertiginosidad que resultaba impensable ver y ser testigo de determinadas modificaciones que han sucedido y sin embargo éstas se han producido.

Por eso digo que sería bueno que insistiéramos mucho en encontrar nuevas construcciones en ese sistema de decisiones que está necesitando la región para no solamente juntarnos cada tanto en reflexiones, sino poder lograr cosas como las que hemos logrado en Bolivia, como la que hemos logrado con incorporación de Cuba, pero hacerlo en un espacio más orgánico, más institucional, en donde también, como planteaba hacer la presidenta de la República de Chile, podamos llevar las voz a otros ámbitos de una región que como señalaba Chávez, el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, representa cifras muy importantes en términos de producto bruto interno, en términos de densidad poblacional, pero además en términos de reservas en materia energética, acuífera y alimentaria, que van a ser las tres grandes claves e hipótesis de conflicto en el Siglo XXI. Ya no va a haber la tensión bipolar que caracterizó el Siglo XX, otras van ser las tensiones, y nuestro espacio geográfico y político debe estar preparado con organismos, con instrumentos y con sistemas de decisión y de defensa para hacerse cargo de una etapa, la del Siglo XXI, que no voy a decir que va ser mejor ni peor sino diferente a lo que vivimos y para lo que nuestras cabezas habían sido acostumbradas y educadas, y que exigirá por parte de todos y de todas un gran esfuerzo en los procesos de integración. Que nunca van hacer fáciles, siempre van a tener debate, siempre van a tener intereses contrapuestos normales y naturales, pero creo que sí hay un interés superior sobre el cual operar, sobre el cual trabajar, sobre el cual construir, que es precisamente pensarnos como una región con un potencial único en un mundo que va a demandar las cosas que nosotros tenemos y que además, por si todo esto fuera poco y a riesgo de repetir lo que otros ya han dicho, tenemos otra virtud: no tenemos conflictos religiosos ni étnicos, que son los que se están viviendo en otras regiones tal vez trágicamente y lo que nos convierte también en un espacio con una oportunidad única para lograr crecimiento y bienestar para nuestros pueblos. De hecho fue durante esta última década de gobiernos que desde algún lugar gusta caracterizar como progresistas pero yo prefiero hablar de gobiernos democráticos y populares, donde mayor calidad de vida se ha logrado en Latinoamérica, aún cuando sigamos siendo el continente más injusto en la distribución del ingreso. Pero nadie puede tampoco desconocer los logros que se han obtenido durante esta última década, por lo menos en muchísimos de nuestros países en lograr una mejor participación del ingreso de los trabajadores en el PBI y en lograr mejoras sociales y políticas hasta ahora impensadas.

Por eso creo que el esfuerzo debe estar centrado en eso, en hacer lo que hacen en otras latitudes, construir sistemas que nos permitan ser más fuertes y más integrados para afrontar un mundo que sin lugar a dudas va a ser muy difícil. Muchas gracias.