Cierre de la décimocuarta Conferencia de la UIA

PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACION, CRISTINA FERNÁNDEZ, EN EL CIERRE DE LA DÉCIMOCUARTA CONFERENCIA DE LA UNIÓN INDUSTRIAL ARGENTINA

  • Compartilo en redes :

Muy buenos días a todos y a todas. Señor presidente de la Unión Industrial Argentina; señor secretario general de la Confederación General del Trabajo; señores gobernadores; señores y señoras empresarias: la última vez que estuvimos todos juntos, más allá de algunos encuentros que siempre tenemos en actos o en eventos, fue si mal no recuerdo en la sede de la UIA para el Día Nacional de la Industria.

En ese momento las preocupaciones, las publicaciones y los discursos de algunos gurúes económicos, que nunca faltan, planteaban que la inflación era el problema más grave y estructural que tenía la República Argentina y que se necesitaba una política de clara contención en la expansión del gasto fiscal; un discurso que hemos escuchado en reiteradas oportunidades. Esto no fue hace dos o tres años, hace muy poco.

Hoy vengo aquí con mucho gusto realmente a clausurar esta 14ª Conferencia cuyo título nos plantea el nuevo escenario que hoy tiene el mundo, que es precisamente la más grave crisis internacional que se recuerde desde el año ´30 y que obviamente involucra al mundo y mucho más, en términos de globalización, pero que por primera vez no es ocasionada desde las economías emergentes, sino precisamente desde el mismo centro de lo que se tomó como modelo muchas veces en discursos y consejos de lo que debía ser la economía, el modelo de funcionamiento, el no control, la no regulación, banderas que nosotros sosteníamos que estaban equivocadas y que ahora dramáticamente enfrenta el mundo.

Participé, como ustedes saben en nombre de nuestro país, la República Argentina, en Washington en la reunión del Grupo del G20. Fue impresionante escuchar algunas voces, hablar de la necesidad de reformar los organismos multilaterales de crédito y de que era necesaria una mayor regulación y participación en el control del Estado. Esto es lo que nosotros veníamos sosteniendo en todos los foros internacionales, la necesidad de reformular los organismos multilaterales que crédito, que habían instalado un modelo de funcionamiento del capitalismo no basado ni en la producción ni en el trabajo sino esencialmente en la especulación financiera y, además, orientados a controlar y a vigilar a los países emergentes sin controlar, por supuesto, a los países centrales que finalmente fueron los que terminaron transfiriendo los créditos tóxicos, las famosas hipotecas tóxicas que han infectado a todo el sistema y que hoy han creado una crisis sin precedentes.

Algunos creen, y esto lo planteé en el seno del G20, que esto era solamente una cuestión de crisis financiera o económica, yo creo que es una crisis de un modelo de funcionamiento de un capitalismo que no basa su generación de riqueza en el circuito de la producción de bienes, de servicios, de innovación y de tecnología. Un sistema que creyó que lo financiero era lo prevalente, lo central y que a partir de lo financiero se podía generar riqueza independientemente de las variables que acabo de mencionar. Para nosotros era crónica de una muerte anunciada, porque era lo que la República Argentina vivió con algunas variables y terminó eclosionando en el año 2001.

Qué hacer entonces frente a esta cuestión que sin lugar a dudas va a afectar a todos los países, pero que también sin lugar a dudas nos encuentra en mejores condiciones que en otros momentos históricos.

El primer ejercicio que se me ocurre hacer es qué hubiese pasado si por ejemplo hubiéramos dado cuenta de ese discurso permanente que hubo a partir del año pasado, en cuanto a que la inflación era el principal problema y entonces debíamos enfriar la economía, achicar la expansión del gasto fiscal. ¿Cómo estaríamos hoy? Es la pregunta que nos tenemos que hacer todos, si el gobierno, como responsable de las políticas macroeconómicas del país, hubiera dado crédito a los economistas de consultoras y gurúes de la city que nos recetaban precisamente lo tradicional: el enfriamiento de la economía para resolver los problemas macro del país.

La respuesta se la dejo a ustedes; son hombres y mujeres inteligentes, que han pasado muchas crisis en el país y no necesitan que yo les diga qué es lo que hubiera pasado. Afortunadamente estamos absolutamente convencidos de cuál es el modelo que tenemos que llevar adelante y cuáles son también muchas veces los problemas que el modelo de crecimiento con altas tasas va creando necesariamente, por la demanda, por la oferta, por todas las variables que ustedes conocen, pero que en realidad al lado de los otros problemas, que eran el crecimiento negativo, la falta de generación de empleo, la no exportación, son temas menores.

Lo que sucede es que muchas veces las críticas, lejos de enfocarse a lo estrictamente económico, es decir a lo que realmente debe importarnos como hombres y mujeres de negocios, a si nos es conveniente, a si ganamos o perdemos, terminamos comprándonos el verso desde una concepción que hace mucho ideologismo, pero que en el fondo también defiende intereses. Todas las ideologías, de un lado o de otro, siempre representan y defienden intereses.

¿Qué es lo que debemos hacer? Yo escuchaba atentamente recién al señor presidente de la UIA, articular, lo hemos venido haciendo y muy bien, pero ahora es necesario articular más eficiente y eficazmente el trípode virtuoso que yo llamo de los que tienen el capital, los empresarios, los trabajadores, la fuerza del trabajo y el Estado como el gran formulador de las políticas macroeconómicas que van a permitir seguir con el crecimiento que hemos venido sosteniendo y fundamentalmente el principal objetivo que todos debemos tener, sostener la actividad y el nivel de empleo. Hoy más que nunca. El nivel de empleo ya no es solamente una cuestión de justicia o reparación de los trabajadores, hace también a la necesidad del sostenimiento del mercado interno, porque cada trabajador es un consumidor y creer que podemos, a partir de la reducción de personal, mantener rentabilidad, mejorar rentabilidad o dar soluciones, es repetir recetas que dieron muy mal resultado en la República Argentina.

Yo estoy convencida de que todos hemos aprendido la lección, por eso todos vamos a hacer un gran esfuerzo, dentro de los roles que a cada uno nos toca cumplir, en ese trípode virtuoso que yo llamo, para que finalmente podamos cumplir con ese objetivo de sostener la actividad.

Hace unos días, ustedes lo saben -este resfrío también es producto del viaje- he venido de una gira por los países del Magreb; una gira que había sido programada antes de esta crisis internacional. No se sabía, pero yo veía la necesidad que teníamos de ir a visitar aquellos mercados que en la balanza comercial nos eran superavitarios pero que además tenían un potencial no explotado.

En los cuatro países a los que visité, exportábamos en el año 2003 774 millones de dólares; el año pasado exportamos 1.680 millones de dólares; 110 por ciento de crecimiento en las exportaciones, y este año 2008 vamos a llegar casi a los 2.800 millones de dólares de exportación a este sector, cifras importantes. ¿Pero saben cuánto representa de las importaciones que por 96.000 millones de dólares hacen esos países? Un 1,6 - 1,7. Economías que son absolutamente complementarias con la Argentina y que en una cooperación nueva, diferente, alternativa de Sur-Sur, podemos desarrollar con mucha inteligencia. Prueba de ello es lo contenta que vino la delegación de empresarios, algunos grandes, otros de pymes, de todos los niveles, metalmecánica, agroalimentarios, bancarios, avícolas, farmacéuticos, tecnología propia nuclear, también fuimos con nuestro INVAP, en fin una pléyade de actividades, lo cual nos revela la necesidad ahí sí de tener una presencia muy fuerte del Estado, ayudando y apoyando a los empresarios para que salgan a la conquista de nuevos mercados. Este es un desafío muy grande que debemos hacer y tenemos que articular adentro del Estado de una manera diferente, más eficaz y eficiente de lo que lo hemos hecho hasta ahora.

Por eso he decidido crear el Ministerio de la Producción (APLAUSOS). He decidido crear ese ministerio porque he percibido con mucha claridad, más que nunca en esta gira que he hecho, la necesidad de un espacio institucional, articulando con nuestra Cancillería, con nuestros embajadores, que como siempre le vengo diciendo y preparando al canciller Taiana, necesitamos que sean vendedores de la Argentina, un nuevo modelo de diplomacia. La Argentina normalmente, salvo excepciones, ha tenido una diplomacia como nuestra propia historia, más vinculada a las relaciones internacionales que a las relaciones comerciales. Tenemos que darle tanta importancia a las relaciones internacionales que nos vinculan como país como a las comerciales, y tal vez más que nunca hoy a las comerciales. Para eso necesitamos que representen nuestras ideas como país, pero que además representen a nuestras marcas, a nuestros empresarios, a nuestros comerciantes en cada uno de los lugares que tienen que cumplir funciones. (APLAUSOS)

Y lo necesitamos precisamente para salir a la conquista de nuevos mercados. Yo charlaba con empresarios que me decían: Presidenta, en Estados Unidos o en los grandes centros mundiales nadie necesita demasiada tarea de un embajador porque está muy articulado el mundo de los negocios, pero en todos los nuevos mercados emergentes, Africa, Asia, la presencia del Estado, además por propia conformación y organización de esas sociedades, requiere también la presencia del otro Estado junto a sus empresarios para articular y negociar en mejores condiciones para ambos.

Esto es clave porque no todo el mundo se organiza como occidente y también tenemos que acostumbrarnos a que no todos piensan igual que nosotros. Yo ya me he dado cuenta hace mucho tiempo y hace muchos años, sería bueno que de algunos países centrales también advirtieran que el mundo tiene distintas culturas, distintas creencias, distintas formas de organizarse y que todas ellas deben ser respetadas y entendidas.

Pero además creo que es importante dar una oportunidad, porque siempre digo que frente a situaciones excepcionales las medidas que se adopten también deben ser excepcionales. Y junto a la creación de este Ministerio de la Producción quiero anunciarles que mañana voy a enviar al Parlamento Argentino un proyecto en materia de regularización tributaria, promoción del trabajo registrado, especialmente a las pymes, y también sobre exteriorización y repatriación de capitales.

Creo que estas medidas van a apuntar fundamentalmente al alivio fiscal de numerosas empresas, algunas tal vez endeudadas o en juicios a través de la AFIP, en un primer título que tendrá que ver precisamente con esa situación fiscal y en una suerte de regularización tributaria que permita que esto no sea un corsé para el desarrollo y para el crecimiento.

En materia de empleo también vamos a enviar en el mismo proyecto un instrumento que permita poner de negro a blanco a los trabajadores en la República Argentina y fundamentalmente para las pymes de hasta 10 empleados, que constituyen como todos ustedes saben casi el 84 por ciento el total de las pymes. La empresa que coloque a sus trabajadores hasta 10 en blanco, quedará condonada toda la deuda que tenga y hacemos de cuenta que recién se empieza. (APLAUSOS)

Asimismo también queremos hacer un plan de regularización en materia de contribuciones patronales, no las de salud y las de accidentes que, como ustedes saben, tienen que ser pagadas tal cual están estipuladas, porque si no termina afectando el sistema de las ART y de los seguros de salud fundamentalmente, pero un plan que no signifique un ahogo para las empresas. Y una promoción también del nuevo trabajo. Por todo nuevo trabajo que se cree por el plazo de 24 meses durante el primer año solamente aportarán el 50 por ciento de las contribuciones patronales y en el segundo año recién tributarán el 75 por ciento. Pero el primer año será la mitad de las contribuciones patronales para cada nuevo trabajo registrado.

Al mismo tiempo vamos a hacer una salvaguarda, obviamente, para que esto no pueda ser utilizado cambiando a los trabajadores. Yo siempre digo somos todos muy buenos pero cuando nos vigilan solemos ser bastante mejores; salvaguardas que precisamente no permitan un cambio en planta para no pagar las contribuciones patronales.

Al mismo tiempo, y como uno de los temas más importantes, está el tema de exteriorización de activos físicos, financieros, en moneda dentro del país o en el exterior que no hayan sido declarados.

¿Qué sucedió en la Argentina durante muchísimo tiempo? La pérdida de confianza. El año 2001, yo lo decía ayer cuando me entrevistaba con el presidente Calderón, significó la ruptura de la confianza fundamentalmente de muchos argentinos en tener sus fondos depositados, declarados, y no solamente en el 2001, también antes, los cambios permanentes de políticas, una Argentina con alta volatilidad, con alta inestabilidad, no era aconsejable. No es que esté justificando, simplemente trato de explicar lo que pasó en términos económicos.

La idea es entonces ayudar a esa exteriorización y repatriación de capitales a través de medidas que tengan que ver con la inversión y la producción. Aquellos que lo declaren sin traerlo al país deberán tributar un 8 por ciento, aquellos que decidan traerlo al país sin afectarlo a fines específicos dentro del sistema financiero, el 6 por ciento. Para aquellos que decidan invertir en títulos de la deuda, el 3 por ciento y para aquellos que decidan invertirlo en infraestructura, inversión inmobiliaria, en agroganadería, en industria, únicamente el 1 por ciento. (APLAUSOS) De modo tal de lograr reorientar fuertemente los fondos de esos argentinos que por distintas causas descreyeron del país y de esa manera lograr un mayor grado de inversión y de productividad para ellos, para la economía y por lo tanto para el resto de los argentinos.

Lo que se obtenga de lo producido por este régimen de regularización tributaria, de fortalecimiento de trabajo de las pymes y de repatriación y exteriorización de los capitales, será coparticipable de modo tal que pueda llegar a todas las economías regionales también. Pero deberá haber una sola exclusión, solamente quedarán excluidos como beneficiarios de este régimen todos aquellos que hayan estado en la función pública durante cualquier época en cualquiera de los tres poderes, porque quiero ser lo suficientemente justa y clara para que no haya confusiones ni malos entendidos. (APLAUSOS)

Estoy absolutamente convencida de que junto a los trabajadores, a los empresarios, a un Estado eficiente, que deberá además de tomar estas medidas de carácter general, porque la otra característica de la situación que enfrentamos y que vamos a enfrentar será la necesidad de actuar en lo macro y en lo micro, con distintas políticas y con intervenciones puntuales según sea la actividad -inclusive dentro de una misma actividad seguramente habrá empresas que necesitarán un tipo de intervención y otras otro tipo de intervención- esto va a requerir un grado de articulación, de confianza, de eficiencia y de eficacia entre el sector público, el sector privado y el sector laboral sin precedentes, porque también sin precedentes es la oportunidad que tenemos de delinear definitivamente un modelo de desarrollo y crecimiento que contemple a todas las actividades en las cuales la Argentina tiene un grado de competitividad, créanme, increíble. Uno puede advertirlo cuando conoce mercados alternativos donde ve cuáles son las oportunidades y qué es lo que tenemos que hacer. Solamente se requieren dos virtudes, esfuerzo y perseverancia, las cosas no se logran de un día para el otro. Los argentinos siempre pensamos que lo que no obtenemos en los próximos seis meses o años no lo vamos a obtener en la vida y entonces tomamos muchas veces decisiones equivocadas, tenemos una historia que también nos permite entender por qué muchas veces funcionamos de esa manera.

Pero yo estoy convencida de que este aprendizaje que hemos hecho en estos cinco años y medio, donde escuchamos, ustedes fundamentalmente que son los empresarios que toman las decisiones, una y mil voces en el sentido de que este era el camino equivocado, que el modelo a seguir estaba en otras latitudes, que en definitiva esto iba a ser un verano y que terminaba dentro de dos o tres meses, y siempre mirando hacia afuera, porque lo correcto, lo políticamente correcto, lo maravilloso económicamente, lo que nunca se equivocaba, estaba siempre en el norte, y desde allí hoy se nos dispara sobre todos nosotros y sobre este modelo que construimos entre todos, la más formidable crisis de la que se tenga memoria.

No es para ponerse a llorar, no es momento ni de quejas ni de ponerse a llorar, y miren que soy mujer y dicen que somos lloronas, pero no es así, al contrario, es el momento de tomar más fuerza, ¿y saben por qué?, porque quiere decir que lo que nosotros hicimos durante estos cinco años y medio era lo correcto, esto es muy importante en términos de confianza de la propia conducta y del propio comportamiento.

Ayer escuchaba al presidente electo de los Estados Unidos, Barack Obama, que por cierto tuvo la deferencia de llamarme para saludarme cuando estaba en Túnez, escuchaba hablar al presidente del país y de la economía más importante del mundo, allí donde se disparó la crisis, de cuál era uno de los planes y cómo iban a abordarla, y hablaba de reconstruir escuelas, de hacer caminos, de hacer viviendas; me parecía escuchar al Kirchner del 2003, recorrer la provincia de Buenos Aires diciendo las cosas que teníamos que hacer en materia de infraestructura para reactivar la economía. Y también acordarme de cómo se reían algunos cuando nos escuchaban a nosotros, tal vez ahora en boca del presidente de los Estados Unidos tenga otro glamour y tenga otra importancia. Pero lo cierto es que están planteando lo que nosotros hemos planteado como uno de los instrumentos básicos de reactivación económica, que es la generación de infraestructura económica y social que dinamice la economía.

Quiero decirles entonces que estos cinco años y medio de crecimiento, que vamos a culminar este año con el crecimiento más importante de los últimos 200 años -acabo de anunciar el superávit fiscal y ya llega el acumulado a este momento a 34 mil millones, lo cual representa un 3.30, 3.35 de la meta que teníamos, está por sobre la meta que habíamos fijado presupuestariamente- nos reafirman en la idea de seguir en el camino que habíamos emprendido, con nuevas dificultades y nuevos desafíos, pero tenemos un sólido mercado interno que hemos construido en estos cinco años, hemos logrado poner en marcha la reindustrialización de sectores que estaban prácticamente terminados en el año 2003.

Sabemos que tenemos nuevos mercados que conquistar, tenemos que sostener el mercado interno, tenemos reservas en nuestro Banco Central que hemos sabido acumular en estos años; hemos logrado también sostener un sistema previsional que permitió, por primera vez en mucho tiempo, que nuestros jubilados volvieran a tener movilidad en sus haberes, movilidad que además, a los que les gusta hablar de calidad institucional les decimos que hemos logrado consagrar el instrumento a través de una ley en el parlamento. Y tenemos que reorientar todos los recursos y todas las fuerzas para precisamente seguir sosteniendo este nivel de actividad y lograr seguir exportando, produciendo y consumiendo. Son los tres verbos, producir, consumir y exportar, que nos permitieron tener esto que hoy podemos exhibir con orgullo como muy sólido frente a este mundo tan difícil.

Quiero que sepan todos ustedes, hombres y mujeres de negocios, que además de ser presidenta de la República yo me siento socia de ustedes en los resultados de sus empresas, porque sé que si a ustedes les van bien a mí también me va a ir bien. Quiero que esto quede muy claro, de la misma manera que durante estos últimos diez días recorrimos países de otras latitudes, ayudando a nuestros empresarios, relacionándonos con otros gobiernos, de modo tal de brindar y crear más oportunidades de trabajo, ahora iremos en unos días más a Rusia, en febrero a India, y no vamos a parar ni un instante en seguir construyendo instrumentos y políticas que tengan que ver con lo macro y con lo micro para asegurar lo que todos necesitamos por sobre todas las cosas, que nuestros trabajadores sigan teniendo empleo, que sigan teniendo un salario que les permita consumir lo que ustedes producen, que además cree un clima de cohesión social, de diálogo, de entender que nadie puede salvarse a costa del otro, pero también sabiendo que de ninguna manera vamos a permitir que los sectores más vulnerables se vean afectados por la crisis. Eso sí tiene que ver con nuestras ideas, tiene que ver con nuestra historia, tiene que ver con nuestro compromiso y fundamentalmente con la representación popular que tenemos a partir de comicios libres y democráticos cuando invocamos tener esa representación, la de los trabajadores, la de los que son más vulnerables, los que ayudan a construir un país, muchas veces sin pedir nada y sin poder tener acceso a los bienes mínimos.

Por eso la misma responsabilidad política que tiene quien les habla como presidenta de la República también la tienen ustedes como empresarios, la responsabilidad social, que no puede ser solamente motivo de seminarios o de charlas académicas, es en momentos como éste, en crisis como ésta donde realmente debemos saber si somos capaces de ejercer esa responsabilidad social de los unos y esa responsabilidad política de los otros en articular soluciones y esfuerzos para todos los argentinos. Yo estoy convencida de que lo podemos hacer, porque sé de la capacidad de ustedes, de nuestros recursos, de nuestros trabajadores, de las oportunidades de negocios que tenemos. Sé que tampoco va a ser fácil, pero en definitiva si fuera fácil no estaríamos todos reunidos aquí hablando de estas cuestiones.

Creo que amerita la coyuntura histórica y lo que hemos construido hasta ahora apostar, como decía recién el señor presidente de la Unión Industrial, al diálogo, a la construcción de consensos, y fundamentalmente a la articulación de lo público y lo privado. Es clave en la etapa que viene, lo hicimos muy bien durante cinco años y medio, con diferencias, muchas veces hay diferencias también porque hay intereses diferentes, pero creo que tal vez en momentos como este es donde más confluyen los intereses. ¿Por qué? Porque tal vez en otro momento la puja por la distribución del ingreso que cada vez crecía más, en una economía que cada vez crecía más, se hacía más latente, y entonces sobrevenían algunos fenómenos no deseados, que algunos creían que era el problema, cuando en realidad eran simplemente la consecuencia de la puja distributiva y de las tensiones que hay entre oferta y demanda en una economía que crece a más del 8 por ciento, y esto no hay que ser economista para advertirlo.

Pero estamos en otro escenario y estamos ante otra oportunidad, la de poder construir un modelo de crecimiento y desarrollo que sea a largo plazo, estoy convencida de que lo vamos a poder hacer, como estuvimos convencidos contra viento y marea, contra publicaciones y diagnósticos, de que lo íbamos a poder hacer, desde la energía, desde la inflación, desde el crecimiento de las exportaciones. Uno a uno los objetivos los fuimos cumpliendo, y los hicimos también con la ayuda de ustedes, con la ayuda de los trabajadores, con la ayuda de todos los argentinos.

Quiero agradecerles a ustedes hoy la presencia en esta conferencia. En el día de mañana seguramente el señor jefe de Gabinete, el señor ministro de Economía y el titular de la AFIP, junto al secretario Legal y Técnico, van a dar una explicación pública de todos los detalles, punto por punto, de lo que consiste este instrumento de ley que acabo de señalar con objetivos muy macros, casi de títulos, para que ustedes tengan una acabada noción del instrumento con el cual van a poder contar y que sin lugar a dudas va a constituir un alivio a lo que yo sé que muchos de ustedes llaman la "mochila fiscal". A mí no me gusta llamarla "mochila fiscal" porque parece algo que te ponen y tenés obligadamente que llevar, también debemos saber que con los impuestos podemos hacer todo lo otro, llegar a los que todavía no tienen trabajo o a los que teniéndolo no perciben el suficiente ingreso para tener educación, salud, seguridad o vivienda. Pero bueno, no serían empresarios si no se quejaran de los impuestos y yo no sería una militante política, sobre todo con la orientación que tengo, si no defiendo la necesidad de redistribuir el ingreso a través de uno de los instrumentos que tiene precisamente el Estado que es su política impositiva.

Quiero agradecerles esta atención, este encuentro, siempre es bueno charlar, hablar, encontrarnos y mirarnos, y seguramente además, a partir de la constitución del Ministerio de la Producción, comenzar a articular, como ya hemos venido haciéndolo en materia de autopartes, de promoción fiscal, ahora con el último proyecto que enviamos para las motos, pero en definitiva políticas micro y puntuales que tengan que ver con las actividades que tienen compromiso, cómo hacerlo, cómo encararlo, cómo llevarlo adelante y fundamentalmente cómo seguir, hacer una política de seguimiento y monitoreo permanente que nos permita no tener sorpresas ni novedades. Hacerlo en forma eficiente y eficaz, que es lo que la gente demanda de todos nosotros, responsabilidad política y responsabilidad social. Es lo menos que le podemos ofrecer a 40 millones de argentinos. Muchas gracias y muy buenos días.