Muy buenos días a todos y a todas; señores gobernadores de las provincias de La Pampa, Formosa, Santa Cruz, vicegobernador de Salta; amigos; señores empresarios: realmente hay medidas, muchas veces políticas activas del Estado, que son coyunturales o que son instrumentales meramente. Creo que este plan que hoy estamos presentando es de carácter estratégico y estructural, no solamente porque se refiere a un sector tan importante como es precisamente el energético, sino por la modalidad que adopta.
Normalmente en nuestro país los incentivos fiscales en su gran mayoría -no quiero tampoco generalizar, sería injusto- han constituido transferencias de ingresos sin que pudiéramos verificar en la práctica los resultados; hay muchos ejemplos en la historia. Hoy estamos ante a un diseño, ante un modelo que prevé incentivos fiscales pero contra resultados concretos en cuanto a aumento, mejoramiento de la producción y generación de mano de obra. (Aplausos)
Creo que es una mirada diferente, una metodología diferente a la articulación necesaria que tenemos que hacer siempre entre el Estado y los privados, los privados que obviamente demandan rentabilidad para sus inversiones, pero también el sector público que tiene que demandar resultados para los beneficios fiscales que generen mano de obra, que permitan aumentar algo tan estratégico como son las reservas en materia petrolera de un país, y al mismo tiempo que estas medidas no impacten en una de las claves macroeconómicas del modelo económico puesto en vigencia desde el 25 de mayo de 2003 y que tiene en el cuidado de su balanza comercial y de su superávit fiscal dos pilares fundamentales para el sostenimiento de este modelo y de estas políticas.
No es fácil, hay que conciliar muchos intereses, los de los empresarios, lógicos, de tener más rentabilidad; los del Estado, de cuidar la caja que muchas veces es estigmatizada como si fuera la caja de algún particular. (Aplausos) Quiero hablar de la caja también en la Argentina. Últimamente..., además es curioso porque toda la vida se demandó que los políticos con responsabilidades institucionales cuidaran los recursos del Estado, tuvieran superávit fiscal, cuidaran la balanza comercial; ahora cuando lo hacemos resulta que lo que era virtuoso, el superávit, lo que era maravilloso, la balanza comercial superavitaria, en síntesis, cuidar que los ingresos sigan siendo superiores a los egresos, todo se ha reducido a la caja, con un lenguaje como si se tratara de una práctica casi delictual. (Aplausos) Será tal vez que algunas políticas han tocado algunas cajas que no eran públicas sino privadas. Pero bueno, creo sinceramente en lo que creímos siempre, toda la vida, quienes nos conocen desde Santa Cruz lo saben, cuando en este país no se discutía superávit fiscal, al contrario se administraba con déficit, nuestra provincia de Santa Cruz tenía superávit fiscal como lo teníamos también en la Intendencia de Río Gallegos. Es una costumbre que no te viene de la política. Te viene de la vida cotidiana, tal vez desde el pasado de nuestros abuelos inmigrantes que nos enseñaron a vivir con lo que teníamos, que no podíamos vivir solamente de lo que nos prestaban o de los otros, que teníamos que vivir con lo nuestro.
Pero vuelvo al tema que nos trae, perdón por la digresión no literaria, Ministro, del tema de la caja, que es muy importante porque esta política de incentivos fiscales al mismo tiempo ha tenido un diseño que permite claramente mantener ese superávit fiscal, no debilitar los ingresos del Estado, sino al contrario, por el nivel de reducción de importaciones de combustibles al tener mayor producción. Ustedes saben que uno de los momentos más difíciles que tuvimos fue en aquel invierno terrible de la nieve en el cual tuvimos que importar ingentes cantidades de combustible para sostener la prestación del servicio a la industria y fundamentalmente también a todos los ciudadanos, lo que impactó en el desarrollo de la balanza comercial. Con lo cual mayor actividad que genere ingresos fiscales, menor importación de combustibles que nos afecta favorablemente en la balanza comercial, en síntesis, la caja del Estado puede ser cuidada también con esta política.
Pero al mismo tiempo abordamos la otra cuestión clave, en inversiones de esta naturaleza. Ustedes saben que el sector energético y el sector minero son los dos sectores que mayor capital intensivo necesitan y que mayor riesgo también tienen, porque son inversiones francamente millonarias que no siempre tienen resultados. Es diferente cuando uno de repente instala vender una marca conocida de refrescos que se vende sola o una hamburguesa, acá no se venden hamburguesas, con todo el respeto que merece vender hamburguesas o refrescos. Estamos ante inversiones muy poderosas en términos de capital intensivo que muchas veces no tienen el resultado esperado con lo cual conllevan un riesgo muy importante y muchas veces también de largo plazo como en el caso de la minería. Todo esto obliga a una ingeniería de políticas desde el sector público para articular con el sector privado muy cuidadosa que nos ha llevado un tiempo. Empezamos a trabajar esto hace aproximadamente cuatro o cinco meses intensivamente para poder finalmente llegar a esto que ha anunciado hoy el señor Ministro y del cual yo me siento sinceramente muy orgullosa; muy orgullosa porque creo que estamos superando tabúes históricos de siempre, enfrentamientos entre lo público y lo privado, entre la rentabilidad económica y la rentabilidad social, y yo creo que esta crisis que hoy envuelve al mundo nos ha enseñado a todos muchas cosas. La primera es que cuando solamente hay rentabilidad financiera, económica, que no se traduzca en crecimiento, generación de empleo, economía real, dura poco. Y creo entonces que este abordaje de la economía real en un sector más que real como es el sector petrolero, el sector energético, nos obliga a todos a nuevos ejercicios, a nuevas inteligencias, a nuevos acuerdos y también fundamentalmente a introducir en la discusión, que siempre vamos a tener entre el sector público y privado, porque representamos intereses diferentes y está bueno que así sea, la necesidad de cuidar todos los aspectos. Porque finalmente lo que no contempla los intereses globales y generales, cuando uno desarrollada políticas de Estado, termina también impactando negativamente en aquellos sectores que primero pueden verse beneficiados pero finalmente en el largo plazo advierten que esas políticas que los pudieron haber beneficiado al principio terminaron impactando negativamente en su actividad económica, en su actividad empresarial.
Por eso estoy contenta porque también vamos a ver resultados. Es una política donde el Estado da incentivos fiscales pero antes de darlos quiere ver los resultados, exactamente a la inversa de lo que se hizo históricamente en la Argentina, donde primero estaba el beneficio fiscal y después no había ningún seguimiento por parte del Estado en cuanto a los resultados, porque ustedes saben que una eximición fiscal, un beneficio fiscal significa retraer dinero de un lado para ponerlo en otro, esto no es ningún secreto en materia económica. Por lo tanto creo que también estamos no solamente abordando una cuestión estructural y estratégica por el sector al cual nos referimos, nada menos que sector petrolero en la Argentina, sino también estructural y estratégica por la metodología y el sistema que se ha adoptado.
De modo que estoy muy contenta de recibir a los señores gobernadores, a los trabajadores, que los veo allá en el fondo, a los que conozco desde mucho tiempo, del sur, de la Patagonia, es un sector entrañable para los patagónicos el de los trabajadores del petróleo; a los señores empresarios; al titular de Unión Industrial Argentina; en fin, a todos agradecerles el esfuerzo que todos hemos hecho para poder llevar a cabo esto y estar hoy aquí juntos. Creo que esta es la forma de trabajar, no sólo en petróleo, no sólo en energía, en todos los frentes y para todas las actividades, articulando intereses públicos y privados, funcionarios, empresarios, y también trabajadores. Muchas gracias y buenos días a todos y a todas. (Aplausos)