Muy buenos días a todos y a todas. Veo tamberas por primera vez; estoy muy contenta, porque la última vez que nos habíamos reunido aquí en Olivos con los dirigentes tamberos venían hombres nada más, así que les dije que la próxima vez quería ver también mujeres productoras. Nos decía alguien el día domingo que nos reunimos aquella vez "me tengo que sacar una foto con usted porque si no mi señora no me va a creer que estuve en Buenos Aires reunido con la Presidenta de la República y me va a matar cuando llegue a mi casa".
Señor gobernador de la provincia de Buenos Aires; señor gobernador de la provincia de Entre Ríos; amigos y amigas: realmente para nosotros hoy es un día muy importante. Sabemos del valor del sector no solamente en el aspecto económico sino esencialmente en lo que hace a la soberanía alimentaria, en lo que hace a ser productores de una materia prima que también alimenta a importantísimas industrias generadoras de mano de trabajo, y además también saber que dentro de las actividades de materia prima, productores primarios, es precisamente el sector tambero, el sector de la leche el que mayor mano de obra ocupa y el que trabaja los 365 días del año las 24 horas. Acá no hay un tiempo de cosecha y luego sentarse a disfrutar de la renta, son las 24 horas de los 365 días del año que hay que trabajar, y la importancia que además, en nuestra dieta alimentaria, en la mesa de los argentinos y en la salud de los argentinos, tiene este sector.
Este convenio, acuerdo marco que estamos firmando hoy viene a suplantar al anterior que firmamos y que ya había vencido. Quiero contar un poco la historia de aquel otro, porque también tuvo origen aquí en esta Quinta de Olivos, no en este ámbito sino en la Jefatura de Gabinete aquí enfrente, un domingo 29 de junio, se acordaba ayer el secretario de Agricultura porque ese día cumple años su mujer; también lo tuvimos acá trabajando ese fin de semana y la verdad que aquel 29 de junio de este mismo año, en el cual todavía no han transcurrido 90 días exactos, nos presenta un mundo totalmente diferente a aquel donde firmábamos el convenio. Me acuerdo que en aquel momento el precio de la tonelada de leche en polvo a nivel internacional estaba en 4.500 dólares y me acuerdo que una de las discusiones más importantes era ver cómo lográbamos aproximarnos a un precio que fuera compensatorio para el productor, un litro de leche en la puerta del tambo con aquel precio internacional y que al mismo tiempo no impactara negativamente en nuestros precios, en el mercado interno y por lo tanto los hombres, las mujeres, nuestros chicos, nuestros viejos tuvieran acceso a un bien tan preciado como es la leche.
Recuerdo que habíamos llegado a un acuerdo que significaba que el productor recibía, teniendo en cuenta el precio internacional -teníamos el dólar a 3.04 en ese momento- de 4.500 dólares, aproximadamente 2.763 dólares de materia prima, que realmente era un porcentaje más allá del 50 por ciento. Ustedes saben, no tengo que explicarles pero a los que nos están escuchando sí, que cada tonelada de leche en polvo nos demanda 8.000 litros de leche líquida, porque por cada kilo de leche en polvo necesitamos para producirla 8 litros. En aquel momento, sobre ese precio internacional de 4.500 dólares, el productor estaba recibiendo 2.763 dólares aproximadamente, que era más del 50 por ciento y que significaba un reposicionamiento del sector importante, porque en realidad el productor primario nunca había recibido más allá del 20 ó 30 por ciento del producto final producido luego del proceso de industrialización y comercialización.
Hoy estamos en un mundo sustancialmente diferente. Era un mundo aquel, recuerdo, donde todo el mundo hablaba de los mercados a futuro, hacía especulaciones de cuánto iba a ganar, de cuánto iba a valer tal cosa dentro de un año, de todas las rentabilidades que iban a tener, eran todos ricos electrónicos -como digo yo- porque el mercado futuro es dinero electrónico. Y llamaba la atención, porque en la Argentina también este lenguaje del dinero electrónico y de la especulación había anidado en sectores que normalmente nunca habían hablado de eso, porque siempre habían estado acostumbrados a hablar de trabajar, de producir, en fin, de la economía real, y si hay algo de lo que ustedes saben es de economía real. Ustedes son la economía real, son productores, son trabajadores.
Entonces en este mundo de hoy, en el cual estamos firmando nuevamente el convenio, el rol del Estado es diferente al que teníamos en aquel momento. En aquel momento teníamos que compensarlos a ustedes para poder mantener el precio interno. Allí el mercado intervenía para cuidar la mesa de los argentinos y lograr precios accesibles. Hoy no solamente estamos haciendo este convenio, este acuerdo para esto, sino también para cuidarlos a ustedes, porque hoy aquella tonelada de 4.500 dólares que el mundo demandaba, hoy oscila entre 2.400 y 2.600 dólares aproximadamente la tonelada en el mercado internacional. Estados Unidos ha fijado el precio de la tonelada de descremada, que siempre es un poco más bajo, es cierto, en 1.700 dólares. Los precios han caído ostensiblemente en el mercado internacional, pero lo que es más grave aún, tampoco estamos seguros de que nos demanden y que se puedan realizar contratos aún a esos precios entre 2.200, 2.400 ó 2.600 dólares.
Por eso este convenio en el cual cada productor va a recibir un peso en la puerta de tambo por su producido -un acuerdo entre usinas, Estado y los tamberos- tiene por objeto ya no solamente cuidar el precio en la mesa de los argentinos, sino cuidar la actividad fundamentalmente del productor en lo que podríamos denominar una intervención del Estado no solamente para cuidar al consumidor sino también al productor. (APLAUSOS)
Porque además este período internacional coincide casi contra cíclicamente con un auge, con una mayor producción local, con lo cual tenemos mayor producción local, menor precio externo y menor demanda externa. Si el Estado no interviniera en estos términos donde además también hemos introducido en el convenio el shock de intervención por parte del Estado, o sea si las cosas se complican el Estado va a poner las cantidades necesarias para adquirir los stocks que tengan los tamberos y de esta manera seguir sosteniendo la actividad. Si esto no sucediera, y si se me permite una expresión poco académica pero muy gráfica, estaríamos ante el peligro de un puré de leche en la Argentina y un puré de productores, como ustedes lo saben.
Por eso la necesidad de que el Estado intervenga. Y es muy importante que reflexionemos todos sobre estas políticas y el Estado aquel de hace 3 meses y este otro Estado que significa fundamentalmente reconocer en el mismo la presencia que debe tener insustituible para las épocas de bonanza y para las épocas que no son de tanta bonanza.
Porque fíjense ustedes, durante mucho tiempo escuchamos hablar de por qué el Estado intervenía, que distorsionaba el mercado, que no ayudaba a la producción, si hoy el Estado hiciera lo que se nos demandaba durante mucho tiempo, por ejemplo bajar a cero pesos las rentenciones y dijéramos que no hay más retenciones a la leche y al mismo tiempo dejáramos que el libre mercado decida entre productores e industria cuál va a ser el precio. Todos ustedes saben cuál sería el resultado de este retiro del Estado de la mesa de negociaciones y de su rol de intervención, sería un precio que arruinaría a los pequeños y medianos productores. A los muy grandes no porque esos no se arruinan nunca, los muy muy grandes no se arruinan nunca, al contrario, muchas veces utilizan a los pequeños y medianos de escudo y máscara de proa para poder obtener mejores precios. (Aplausos) Y después critican por lo medios y la televisión que es poco el precio de compensación, pero igual a fin de mes lo cobran como todos. (Aplausos)
¿Qué quiero decir con esto, hermanos y hermanas productoras? Que los argentinos tenemos que dejar de manejarnos por dogmas y ser prácticos. Cuando uno es un actor económico, ustedes son actores económicos, son productores, debe tener lógica económica para tomar las decisiones. Cuando en el campo de la economía o de la producción por sobre la lógica económica prima la lógica política o ideológica, normalmente siempre arribamos a resultados negativos. Tal vez la historia reciente que hemos vivido en algunos sectores de la economía prueba que realmente muchos que creían haber ganado en realidad terminaron perdiendo, y no solamente perdieron ellos sino que también hicieron perder al Estado, y cuando pierde el Estado también pierden los sectores más vulnerables de la sociedad, que son precisamente los que requieren siempre, a través de la salud, de la educación, de la acción social, la presencia del Estado.
Primera gran conclusión de toda esta experiencia que hemos atesorado, porque además lo increíble de todo esto es que no necesitamos que pasaran 10 años para darnos cuenta, es tal lo vertiginoso de los tiempos que corren, es tal la velocidad y profundidad de los cambios, que hemos podido advertir esto en menos de tres meses. La primera gran conclusión es entonces que los actores económicos cuando toman decisiones lo hagan con lógica económica, no importa si el que decidió la política es de un partido o de otro, si está más a la derecha o más a la izquierda, lo importante es que la decisión que tomó es correcta y puede beneficiar a la actividad, y fundamentalmente a los que son motores de la actividad en toda la cadena, ya sea de producción o de industrialización, pequeños, medianos.
La segunda gran conclusión es que ningún sector se va a salvar a costa de los demás. (Aplausos) Esto es muy importante, en los tiempos que corren, en el mundo que corre, que lo advirtamos con claridad, ningún sector se va a salvar a costa del otro, al contrario, es cuando más tenemos que articular los esfuerzos entre el sector público y el sector privado para poder afrontar con mayor solvencia estos tiempos de crisis profunda internacional, de paradigmas que se han caído.
La otra cuestión tiene que ver con este rol del Estado, porque el Estado siempre debe estar presente. Cuando hay bonanza no para quedarse con la ganancia, sino para que una pequeña parte de esa ganancia pueda ir redistribuida a los otros sectores, como estamos presentes ahora donde los tiempos no son de tanta bonanza y entonces no hay que pedir sino que poner. Lo que es importante es que el sector y todos comprendan que cuando hay mucha bonanza es necesario que también les llegue a otros, porque si no cuando haya pérdida nadie va a querer poner nada para nadie. (Aplausos) Creo que esta es la otra gran enseñanza que nos dan los tiempos que corren.
Otra es el mercado interno. Siempre el sector de ustedes estuvo muy vinculado a ambos, al mercado interno y también al externo por los valores que teníamos en ese mercado externo por un dólar competitivo, que nos permitía llegar a un mundo muy demandante de alimentos, que yo creo que va a seguir demandando alimentos porque la gente podrá no ir al banco, podrá no comprar pero comer va a seguir comiendo, más allá de las retracciones normales que hay en épocas de incertidumbre para decidir contratos, etcétera, pero el alimento va a seguir siendo demandado. Lo importante es saber entonces el compromiso que debemos tener con el mercado interno. Muchos de ustedes yo sé que no solamente producen leche, por ahí también en el campo tienen maíz, soja, trigo, vacas, lo importante es diversificar y no solamente tener los dos ojos puestos en el mercado externo sino medio ojo en el mercado externo y uno y medio en el interno, porque en estos tiempos de crisis del sector externo, por las cuestiones que ya todos sabemos, el mercado interno es pilar fundamental para sostener el nivel de actividad económica y sostener el nivel de producción. Por eso también vamos a tener que fijarnos muy fuertemente otra vez, nosotros siempre lo hemos hecho, en cuidar nuestro mercado interno y que nuestros trabajadores sigan teniendo trabajo, porque cuando no tienen trabajo o no tienen salario no pueden comprar los bienes que todos producimos, sea a nivel de escala primaria, a nivel de industria o a nivel de servicios.
Creo entonces que esto que hoy estamos firmando, acordando, este esfuerzo fuerte que va a hacer el Estado para sostener y apuntalar a una producción muy cara para nosotros -yo siempre recuerdo que mi abuelo era tambero, pero no solamente estamos acá por eso, estamos porque sabemos de la importancia del sector- significa el esfuerzo que todos los argentinos tenemos que hacer para construir un país diferente como lo hemos venido haciendo en estos últimos 5 años. Muchas veces con incomprensiones lógicas, porque cuando uno ha sido bombardeado desde todas partes, desde los medios de comunicación, de lo que lee, de lo que escucha, del mundo, en el sentido de que el mercado todo lo decidía, todo lo solucionaba, va a ser muy difícil realmente acomodar la cabeza y las ideas a que el mercado, al contrario, cuando nadie lo regula, cuando nadie lo controla, cuando nadie lo interviene, cuando le dejan hacer lo que quiere termina en el descalabro que está sumido el mundo hoy. Esta es otra gran enseñanza que debemos tener, no para negar el mercado pero para saber que el Estado tiene que estar para regular, para intervenir, para compensar, para promover. Aquí estamos y lo vamos a seguir haciendo con todos los hombres y mujeres que con su trabajo, con su esfuerzo, con su producción, han ayudado a que la Argentina sea lo que es hoy.
Quiero también en ese sentido reconocer el esfuerzo de todos ustedes, en difíciles y largas discusiones, pero es natural además, no debemos tener miedo a discutir y debatir cuando la mayoría de las veces lo que estamos debatiendo y discutiendo son intereses. Pero creo que precisamente la firma de este acuerdo, como también la del anterior, porque lo que han cambiado son las condiciones mundiales y locales, significó un paso adelante para ir acordando políticas entre el sector público y el sector privado, en este caso productor de materia prima.
Les agradezco mucho a todos ustedes no solamente la presencia aquí en esta casa, que también es la casa de ustedes, circunstancialmente es la mía, y quiero agradecerles el esfuerzo que han hecho para arribar este acuerdo y la necesidad de mantenernos permanentemente en contacto y fundamentalmente con las cabezas muy abiertas porque el mundo que conocimos y tal cual lo conocimos ha cambiado definitivamente. Lo bueno de todo esto es que sabemos que hemos podido desarrollar durante estos años un modelo de acumulación y de participación de lo Estatal articulando con lo privado, que nos permite hoy reuniones como esta, donde podemos decir con orgullo que ya no solamente salimos a cuidar la mesa del argentino sino también la actividad y la producción del lechero, que para nosotros es muy importante. (Aplausos)
Muchas gracias y a seguir trabajando con el mismo esfuerzo y sacrificio con que siempre lo han hecho ustedes. Les agradezco mucho la presencia y el esfuerzo.