La jefa de Estado encabezó el acto del lanzamiento de una planta de desagües, proyecto que prevé la construcción del colector de la margen izquierda del Riachuelo, una estación de bombeo, una planta de pre tratamiento y un emisario subfluvial, que llevará los efluentes al Río de La Plata.
La construcción de la planta de tratamiento de efluentes cloacales se ubica en el marco del programa para sanear el área metropolitana, un foco insalubre que afecta a millones de argentinos. Esta obra tiene el incentivo de lograr la reconversión de una de las zonas más contaminantes, el Riachuelo, y atacar además uno de los principales problemas de la cuenca: el Polo Petroquímico de Dock Sud.
El plan de saneamiento del Riachuelo tiene el propósito de limpiar el río más contaminado de América del Sur, así como mejorar la calidad de los servicios a fin de contribuir a un mejor nivel de vida de los habitantes de esa zona.
Durante el acto, la Presidenta cuestionó la ausencia de la Ciudad de Buenos Aires en el acto de anuncio de estas obras de desagües en Avellaneda y afirmó que el gobierno de la Ciudad "tiene una responsabilidad social e institucional" de cumplir con el acuerdo de la Cuenca-Matanza.
"Van a tener que estar porque hay una responsabilidad social e institucional que cumplir y eso es PRO también", sostuvo la Presidenta.
La jefa de Estado destacó la importancia del rol Estado en "dar cumplimiento a una planificación que tiene que ver con el saneamiento del río matanza y la obligación que todos tenemos para garantizar la salud de la población."
Cristina Fernández sostuvo que "en un país como el nuestro, en una región como la que cubría la antigua Obras Sanitarias, la privatización del agua constituyó un retraso, porque el escenario social de esa zona la hacía inviable". En ese sentido, destacó que "los que más necesitan el agua potable son los que menos pueden pagarla, y entonces allí tiene que estar el Estado en su función social indelegable e insustituible."
También, la Presidenta afirmó que "estas obras debieron ser ejecutadas en la década del 90 y antes también" y recalcó que "es bueno saber que podemos estar haciendo estas cosas porque hemos recuperado un instrumento muy importante como Aysa."
En el marco de esta inauguración, Cristina Fernández anunció que el superávit fiscal de agosto es de 3.703 millones de pesos, un 36 por ciento superior al mismo mes del año pasado. Y agregó que el superávit acumulado es de 28 mil millones de pesos.
Al respecto, la mandataria destacó la capacidad de gestión en la acción de gobierno y se refirió a "la forma en que hemos administrado la obra pública en general" que "ha constituido un reactivador de la economía y poder dar respuesta como estas."
Por último, la Presidenta destacó la solidez "de nuestro modelo de acumulación basado en la producción que nos permite estar un poco más tranquilo" en el marco de la mayor crisis internacional. Y exhortó a "Confiar en nuestro propio proyecto que es confiar en nuestro propio país."
La ceremonia se realizó en el Teatro Roma de Avellaneda, con la asistencia del gobernador bonaerense, Daniel Scioli; el intendente de Avellaneda, Baldomero Álvarez de Olivera; el jefe de Gabinete, Sergio Massa; el ministro del Interior, Florencio Randazzo; los secretarios de Obras Públicas, José López; de Ambiente, Romina Picolotti; entre otras autoridades e invitados especiales.
La construcción de la planta de tratamiento de efluentes cloacales se ubica en el marco del programa para sanear el área metropolitana, un foco insalubre que afecta a millones de argentinos. Esta obra tiene el incentivo de lograr la reconversión de una de las zonas más contaminantes, el Riachuelo, y atacar además uno de los principales problemas de la cuenca: el Polo Petroquímico de Dock Sud.
El plan de saneamiento del Riachuelo tiene el propósito de limpiar el río más contaminado de América del Sur, así como mejorar la calidad de los servicios a fin de contribuir a un mejor nivel de vida de los habitantes de esa zona.
Durante el acto, la Presidenta cuestionó la ausencia de la Ciudad de Buenos Aires en el acto de anuncio de estas obras de desagües en Avellaneda y afirmó que el gobierno de la Ciudad "tiene una responsabilidad social e institucional" de cumplir con el acuerdo de la Cuenca-Matanza.
"Van a tener que estar porque hay una responsabilidad social e institucional que cumplir y eso es PRO también", sostuvo la Presidenta.
La jefa de Estado destacó la importancia del rol Estado en "dar cumplimiento a una planificación que tiene que ver con el saneamiento del río matanza y la obligación que todos tenemos para garantizar la salud de la población."
Cristina Fernández sostuvo que "en un país como el nuestro, en una región como la que cubría la antigua Obras Sanitarias, la privatización del agua constituyó un retraso, porque el escenario social de esa zona la hacía inviable". En ese sentido, destacó que "los que más necesitan el agua potable son los que menos pueden pagarla, y entonces allí tiene que estar el Estado en su función social indelegable e insustituible."
También, la Presidenta afirmó que "estas obras debieron ser ejecutadas en la década del 90 y antes también" y recalcó que "es bueno saber que podemos estar haciendo estas cosas porque hemos recuperado un instrumento muy importante como Aysa."
En el marco de esta inauguración, Cristina Fernández anunció que el superávit fiscal de agosto es de 3.703 millones de pesos, un 36 por ciento superior al mismo mes del año pasado. Y agregó que el superávit acumulado es de 28 mil millones de pesos.
Al respecto, la mandataria destacó la capacidad de gestión en la acción de gobierno y se refirió a "la forma en que hemos administrado la obra pública en general" que "ha constituido un reactivador de la economía y poder dar respuesta como estas."
Por último, la Presidenta destacó la solidez "de nuestro modelo de acumulación basado en la producción que nos permite estar un poco más tranquilo" en el marco de la mayor crisis internacional. Y exhortó a "Confiar en nuestro propio proyecto que es confiar en nuestro propio país."
La ceremonia se realizó en el Teatro Roma de Avellaneda, con la asistencia del gobernador bonaerense, Daniel Scioli; el intendente de Avellaneda, Baldomero Álvarez de Olivera; el jefe de Gabinete, Sergio Massa; el ministro del Interior, Florencio Randazzo; los secretarios de Obras Públicas, José López; de Ambiente, Romina Picolotti; entre otras autoridades e invitados especiales.