Palabras de la Presidenta en la planta de Grimoldi en Arroyo Seco

PALABRAS DE LA PRESIDENTA, CRISTINA FERNANDEZ DE KIRCHNER, EN LA PLANTA DE LA EMPRESA GRIMOLDI EN ARROYO SECO, PROVINCIA DE SANTA FE

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Buenos días a todos y a todas, señor gobernador de la provincia de Santa Fe; señor Intendente, joven Intendente de Arroyo Seco, 31 tiene, rejoven; señor Alberto Grimaldi, presidente de la firma -me parece que las chicas le están diciendo algo al Intendente, las escucho desde el fondo-; señores intendentes de localidades cercanas del sur de la provincia de Santa Fe: para mí hoy es una gran alegría, por muchas cosas, primero porque vi a cientos de chicas y chicos jóvenes trabajando, en una Argentina en la que hasta hace muy poco tiempo tener un trabajo era casi ser un privilegiado.

Estoy muy contenta porque además de ver a trabajadores vi y escuché a empresarios como el señor Alberto Grimoldi. Mi primera felicitación no es por todo lo que dijo y todo lo que hizo en la inauguración de esta planta, ¿sabe por qué es mi primera felicitación?, por cómo lo aplaudieron sus trabajadores cuando lo anunciaron, eso habla de buenos empresarios, no de empresarios buenos. Alguien dijo alguna vez que no necesitamos empresarios buenos, necesitamos buenos empresarios, que sepan que el trabajo bien remunerado da mayor calidad a sus productos y permite, a través de la capacitación de su personal, agregar alto valor.

La segunda cuestión que me parece importantísima señalar también para felicitarlo, es haber seguido apostando al país, cuando otros, tal vez mucho más grandes, mucho más poderosos, vendieron sus empresas porque no creyeron en el país. Usted, representante de una familia que hace 113 años decidió abrir una fábrica de zapatos, pasando de remendones a industriales, y que, como usted señalaba, alcanzó Grimoldi en el año 1950 el lugar de primer productor de calzado en Latinoamérica, cuando también en el país se desarrollaba -más allá de ubicaciones partidarias, por favor, más allá de todo eso- un modelo económico y social basado en el trabajo y en la producción.

Yo no creo en casualidades, menos en la economía. Pero quiero felicitarlo por haber seguido apostando al país, por seguir creyendo en el país. Por reclamar también la necesidad de buenos salarios, hoy los argentinos tienen el mejor salario mínimo y medio de toda Latinoamérica, falta más, pero es el mejor salario. (Aplausos)

Que yo, que ustedes saben de dónde vengo políticamente, hable de buenos salarios, es una cosa común, pero que lo haga alguien del sector del empresariado, que reconozca el valor de la necesidad de buenos salarios para los trabajadores merece también una felicitación, no por bueno sino por inteligente, porque además de buenos a los empresarios los necesitamos inteligentes, para entender estas cosas que recién decía él, la necesidad de agregar valor.

Hoy estamos inaugurando una planta en la cual se incorporan 146 trabajadores a los ya existentes en la empresa. Y permítanme decirles algo, además esto es personal, de mucho orgullo, porque me enteré que a la fábrica Grimoldi, no ésta, a la fábrica Grimoldi en general, la han visitado en toda la historia dos presidentes, una es quien les habla y el otro se llamaba Juan Domingo Perón (Aplausos). Kirchner va a odiarme por esto, porque le hubiera gustado ser él.

Quiero decirles la importancia de las cosas que ha señalado recién Alberto Grimoldi, como la administración de nuestros recursos fiscales. Porque durante mucho tiempo hubo como un patrimonio por parte de que los buenos administradores eran los que tenían modelos en los cuales los trabajadores, los argentinos, teníamos que sufrir y tener permanentemente ajustes. Creo que uno de los logros más importantes de este modelo del 2003 es que hemos podido demostrar que ser buen administrador no significa hambrear a los trabajadores y sumir en la miseria al pueblo, al contrario, una correcta administración de los recursos, un proyecto nacional que haga en la producción, en el valor agregado, en el trabajo, los ejes centrales del crecimiento, y en la exportación, que es la otra gran cuestión. Siempre hubo una gran tensión entre modelos con mercado interno, desarrollo interno y exportación, y no tiene por qué haber ninguna tensión y ningún antagonismo, al contrario, buen mercado interno, con trabajadores altamente capacitados, en todas las ramas, en la agroindustria, en la industria del calzado, gran generadora de mano de obra -y de mano de obra femenina además por obvias razones, tenemos mejor gusto y nos damos más maña para estas cosas- son precisamente los ejes del crecimiento y del desarrollo.

Déjenme contarles, se va a publicar en estos días, que en este tercer trimestre la desocupación en relación al tercer trimestre del año pasado se ha reducido en un 0.3, el tercer trimestre del año pasado estábamos en 8.1, este trimestre estamos en 7.8 (Aplausos) Esto significa que miles de trabajadores han encontrado un trabajo, además del crecimiento que hemos tenido del trabajo registrado, del trabajo en blanco como se le dice, que también significa calidad de trabajo y calidad de vida para los nuestros.

Esta fábrica exporta, y tiene que exportar más y vamos a hacer todo lo que tengamos que hacer también para proteger a nuestras industrias de lo que se llama el dumping social, hay un dumping social en el mundo que consiste básicamente en aquellos mercados emergentes que con muy bajos salarios compiten con dumping social precisamente con aquellos países como el nuestro donde los trabajadores tienen un diferente nivel de vida afortunadamente. Quiero decirles que en este sentido, como lo anuncié hace pocos días, estamos agilizando toda la legislación antidumping, que no significa proteccionismo, que es la desviación económica de eso, sino protección, como tienen todos los países que protegen a sus industrias, a sus comercios, a sus trabajadores.

Y esta empresa está ligada además a la historia e los argentinos. Yo cuando era chica usaba Gomicuer, tengo mis años, luego mi hijo usó los Kickers, tengo también Hush Puppies para Calafate para andar en la nieve, no es que ahora no uso. Pero es una empresa ligada a la historia de los argentinos en una actividad de altísimo valor agregado.

Yo quiero agradecerle a esta familia que sé que tuvo ofrecimientos, como tienen todos, para vender sus fábricas, pero decidieron seguir apostando a la Argentina, a la producción y al trabajo. No es que a uno no le guste la inversión extranjera, que venga toda la inversión extranjera, pero es bueno también tener hombres y mujeres que crean en la Argentina, que le tengan confianza, y que no crean en que solamente se está pasando un veranito económico, como nos vienen preanunciando desde el año 2003. Estamos en una senda donde como recién decía el propietario de la firma, nuestros productos van a tener, más allá de las bajas o subas circunstanciales que pueda haber en los mercados, muy buenos precios, porque el mundo va a seguir demandando alimentos. Pero necesitamos a esos alimentos ponerle mucho valor agregado, como también señalaba el señor Gobernador.

Y entonces si comprendemos esto podemos articular, como lo estamos haciendo, la cadena y el agregado de valor a lo largo de la cadena, en el campo, en la industria, en los textiles, en el calzado, en la metalurgia, en todo lo que significa crecimiento para el país. Él decía cuando éramos la primera economía latinoamericana, cuando teníamos desarrollo aeronáutico propio y otros países no lo tenían. Hoy esos países que no tenían desarrollo aeronáutico son los terceros productores de aviones en el mundo. ¿Qué nos pasó? Los cantos de sirena, el creer más en lo que nos dicen de afuera que en nuestro propio trabajo, nuestro propio esfuerzo y en nuestras propias ideas. Siempre tal vez hubo sectores en la dirigencia argentina que les importó más lo que decían los de afuera que lo que decían los de adentro. Y esto no es desprecio por las ideas de los otros, al contrario, sino que es confianza en lo que uno siente y piensa que debe hacer en el propio proyecto de país.

Y el gran desafío que tenemos todos de volver al mercado de capitales, de eso hablaba Alberto Grimoldi hace unos instantes. Todos ustedes saben, como él mismo lo dijo, 2001, la más terrible crisis que tuvo en toda su historia la República Argentina, donde defaulteamos la deuda y en donde Argentina quedó afuera. Precisamente estamos tomando todos los pasos para retomar la dirección de volver a poner a la Argentina en el mundo, pero no como la querían poner o como la intentaron poner, como un país de servicios y de capitales que entraban únicamente a tomar rentabilidad financiera y se iban, no, financiamiento para producir, no para especular, que esa es la clave de nuestro modelo, queremos financiamiento para producir aquí en el país y además agregar valor aquí en el país. (Aplausos)

El otro financiamiento, el que solamente viene para especular, ése no nos interesa, eso fue lo que nos pasó, creer que podíamos vivir de la especulación y únicamente de los servicios, vamos a seguir apostado a la producción.

Por eso quería estar hoy aquí presente, me encantó la invitación que me hizo la familia Grimoldi, y por eso quise acompañarlos, a ellos y a ustedes los trabajadores, los grandes protagonistas y dueños de esta transformación y de este cambio que está viviendo la República Argentina. Y fundamentalmente también a los jóvenes, a los que no tienen tomadas sus cabezas por viejas antinomias, antiguos enfrentamientos, luchas artificiales. Ustedes que son jóvenes, que tienen todo por delante, tienen que saber que un país se construye con el esfuerzo de todos, que todos tenemos que ponerle el hombro. Agraviando, insultado, descalificando o incendiando nadie resuelve nada, al contrario, se necesita mucho esfuerzo, mucho trabajo como el que ustedes ponen seguramente todas las mañanas cuando se levantan con frío o calor para venir a trabajar, para venir a progresar, para venir a construir un futuro. Ustedes son los grandes protagonistas del país.

Nosotros, los que tenemos las responsabilidades institucionales por el voto popular de una intendencia, de una gobernación o tal vez desde la más alta magistratura, somos los que tenemos la inmensa responsabilidad de lograr que esto que tanto nos costó construir, que parecía casi mentira hace apenas cuatro o cinco años, siga con esta fuerza y con esta confianza en el futuro. Trabajadores, empresarios, comerciantes, dirigentes, intelectuales, gobernantes, todos juntos tirando para el mismo lado y que en cada elección la gente decida quién ha sido el mejor, pero para después estar todos juntos tirando en la misma dirección, la de la patria y la de la bandera.

Muchas gracias Arroyo Seco, muchas gracias Santa Fe, gracias a los trabajadores, a las chicas y a los chicos que con tanto cariño me han recibido, y agradecerles desde acá, del corazón, todo lo que hacen todos los días para tener una Argentina mejor. (Aplausos)