muchas gracias, buenas tardes a todos y a todas; señores ministros, señores miembros del Comité Científico, que trabajan tanto y tan desinteresadamente, por cuestiones que tienen que ver con una de las condiciones, yo diría la más importante o una de las dos más importantes de la condición humana: una es la libertad y la otra es la vida misma. Así que todos aquellos que trabajan en cuestiones vinculadas a la vida y a la libertad están trabajando en dos cuestiones que hacen a la condición humana.
La primera cuestión, yo escuchaba a los dos ministros que me precedieron en el uso de la palabra, lo que más me impresionó de todo esto, debo confesarlo, son los 9.288 presos, de los cuales el 70 por ciento no tienen condena. Esto no tiene nada que ver con el tema que estamos tratando hoy, ni con los ministerios involucrados. En definitiva, es un tema de otro poder del Estado, el Poder Judicial, pero creo que es un tema que golpea muy duramente porque, bueno, de 9.288 personas, el 70 por ciento esté privado de su libertad sin condena es un tema que va a otro asunto de la salud, tal vez no la física, pero si seguramente a la salud mental, la psíquica, tan importante la una como la otra.
También creo que esta articulación, esta comunión de esfuerzos entre los ministerios para precisamente dirigirse a una población muy especial, como la es la población carcelaria es importante. ¿Y por qué población especial? Porque como sucede en nuestro país y en muchísimos países emergentes, y no tan emergentes también, en primeros países desarrollados del mundo, la población carcelaria tiene una directa vinculación también con los niveles de pobreza de la gente. O sea en las cárceles no encontramos gentes pudientes, en las cárceles siempre gente de escasos recursos. En otros países por ahí desarrollados son inmigrantes o de color, etc., etc., pero hay una vinculación muy fuerte en que la inclusión carcelaria tiene que ver también muy fuertemente con la exclusión social, con lo cual abocarse a la tarea de la población carcelaria tiene que ver no solamente con cumplir un mandato constitucional - como el que indicaban Graciela y el ministro - que realmente siempre es importante la institucionalidad y el cumplimiento de las mandas constitucionales; en este caso de aquellos artículos que importan asegurar es salud y vida sana a nuestra población carcelaria, y no castigo, sino creo que también viene a dar cuenta de la situación de quienes están allá adentro.
No porque uno quiera decir que está mal que estén presos, no, no, no, quiero que quede bien claro, sino simplemente hacer una aproximación más científica también, una aproximación más real a cuál es la población carcelaria y entonces, tal vez, hacer un ejercicio de doble justicia: la justicia que impera en la Constitución, cuando nos asegura que la población carcelaria tiene estos derechos, y la doble justicia que significa también aquellos que han sido arrastrados muchas veces por la vida y por distintas circunstancias y también por sistemas en los cuales se pena más robar una gallina que, por ejemplo, vender el patrimonio nacional.
En fin, es la historia, es la historia de los argentinos y no solamente la de los argentinos, no nos creamos en esto únicos y originales. Pasa también en todos los países del mundo, aún en los superdesarrollados, donde uno observa una población carcelaria altísima y cuando uno vincula sus orígenes, gente de color, gente de inmigración, etcétera. Es un problema de la humanidad, no tenemos originalidad en esto, lo cual no quita que pongamos todo el esfuerzo y toda la responsabilidad de cada uno de nosotros en tratar de abordar este problema que creo, además, viene a dar cuenta de las obligaciones que tienen todos los funcionarios, que es la de poder unir todos los esfuerzos y aumentar la capacidad de los recursos del Estado, que realmente son escasos, frente a tanta problemática social, a tanta necesidad para que esto rinda.
Me decía Graciela, si nosotros con el poder de compra que tenemos desde el Ministerio de Salud, del PAMI, etcétera logramos mejores precios que cualquier otro sector del Estado, esto significaría además optimizar los recursos que también es una obligación que tenemos todos quienes desempeñamos responsabilidades institucionales.
Así que, agradecerles a los señores ministros por la labor desempeñada. Alguien puede decir "bueno, es su obligación". Y sí, es su obligación, pero tantos han tenido tantas obligaciones y nunca las han cumplido que, bueno, cuando encontramos a algunos que las cumplen no está mal agradecer.
Así que, también quiero agradecerles a los hombres y mujeres de guardapolvo blanco, tantos a los médicos como a las médicas, a las enfermeras, a los enfermeros, a todos aquellos que desempeñan esa profesión tan fuerte. Yo tengo una hermana médica y siempre trabajó en un hospital público, nunca se desempeñó en la actividad privada. No es que esté mal desempeñarse en la actividad privada, pero ella siempre tuvo un amor muy profundo, muy grande por el hospital público que yo, además de la admiración política que siempre me ha producido todo el sector público en la medicina, tengo esta cosa también medio familiar que me ha atado siempre a la salud pública y al esfuerzo que ponen los profesionales que con mucha vocación se desempeñan en ella.
Así que, quiero agradecerles a todos y cada uno de ustedes que van a poner mucho esfuerzo para cumplir un mandato constitucional y también un mandato moral de la sociedad: ocuparse todos aquellos que no han tenido toda la suerte de haber tenido una vida mejor.
Muchas gracias a todos y buenas tardes. (APLAUSOS)