Gracias, después de escuchar el fuerte aplauso que le han dedicado a nuestro ministro de Trabajo, ya sé cómo viene a negociar la paritaria, cuando viene acá a la Confederación General del Trabajo. Bueno, yo no quiero contarles la alegría, que tengo hoy, la inmensa alegría y la emoción, que siento al estar aquí, en la Casa de los Trabajadores y en este salón, que se llama nada más y nada menos que Felipe Vallese, el primer desaparecido de la Argentina, que no por casualidad era obrero, precisamente. (APLAUSOS).
Hoy hacemos un homenaje a un hombre como Norberto Centeno, se mezclan historias personales, historias de vida, historias políticas, pedazos de la historia del país. Él nace un 17 de febrero de 1917, cincuenta años y un día antes que mi hijo mayor, Máximo, y lo secuestran el 6 de julio de 1977, el día que mi hija Florencia nace, tres años después; lo matan el 9 de julio, el Día de la Independencia. Fue un hombre comprometido con su historia, ex preso Conintes, ex preso de la revolución libertadora, también, en el 1955.
Yo pensaba, antes de venir acá, cómo se rinde homenaje a un hombre que tiene esa historia, que fue prácticamente el autor de la 20744, el auténtico digesto jurídico de los derechos de los trabajadores y trabajadoras, y fundamentalmente de las trabajadoras argentinas: la licencia por maternidad, por matrimonio y tantísimas cosas.
¿Cómo se rinde, con qué palabras? ¿Hay palabras para rendir homenaje a un hombre así? Y yo digo que uno de los mejores homenajes que uno puede hacer, es recordar su coherencia, la coherencia que tiene quien ha decidido representar intereses y vivir en función de esa representación, sin renunciar nunca a ella.
Él desapareció junto a otros hombres de derecho, en la famosa Noche de las Corbatas, de Mar del Plata, un año después de otra noche, que tuvo lugar en mi ciudad, en La Plata, la Noche de los Lápices, jóvenes por un lado, muy jóvenes; trabajadores del derecho, por el otro, profundamente comprometidos con los intereses precisamente, no solo de un sector de la sociedad. Porque cuando uno tiene compromisos con los trabajadores, no es un sector de la sociedad, en definitiva es un modelo de desarrollo, de país, de crecimiento, de creer en la movilidad social ascendente.
Yo decía que el mejor homenaje, que se le puede hacer a un hombre, como Norberto Centeno, es construir solidariamente un país que él imaginó. Porque quien cree en los trabajadores, quien trabaja para los obreros necesita un país grande, necesita un país con talleres, con fábricas, con industrias, con escuelas de capacitación, con escuelas técnicas, con un crecimiento de país, cada vez mayor, que agregue más y más valor porque cuanto más valor agreguen más obreros va a haber y mejores salarios éstos van a cobrar.
Muchas veces escuchamos homenajes o como se recuerda a Perón y a Evita casi como una liturgia, casi monocordemente. Pero luego esos discursos y esas palabras no encuentran una traducción concreta en las acciones cotidianas de los hombres y mujeres que tenemos responsabilidades institucionales, en cualquiera de los lugares que el voto popular o el voto de los compañeros, o la decisión, nos haya colocado.
Entonces se me ocurre que entre las primeras cosas, los primeros homenajes que podemos hacerles a hombres como Norberto Centeno están dos, la coherencia con nuestras ideas, con lo que pensamos toda nuestra vida, y el compromiso en la construcción de un país diferente.
Recordarlo a él es recordarlo con alegría, no queremos recordarlo con lágrimas, con dolor, vidas como la de él deben ser celebradas con alegría, con un compromiso por el presente y por el futuro esencialmente. A hombre como él no se los recuerda llorando, se los recuerda luchando, construyendo por el país que él quería. (Aplausos)
Aquí en este Salón histórico, Felipe Vallese, en este lugar histórico, la Confederación General del Trabajo, escenario de las luchas y de las humillaciones también que sufrió el pueblo argentino, quiso Evita que su cuerpo estuviera para siempre, no era una casualidad, era el compromiso profundo de una mujer con aquellos que sabía leales, con aquellos que sabía que jamás traicionarían la voluntad de un país soberano, justo e independiente. Por eso quiso estar aquí y por esto todos ustedes tienen que estar muy orgullosos de pertenecer la Movimiento Obrero Argentino. Tienen que cuidar este lugar que ya no es solamente de los trabajadores, es de todos los argentinos, porque es el símbolo de un país industrial, de un país pujante, de un país diferente, de un país con salarios, con educación, con salud, con obras sociales, con vacaciones con aguinaldo, es el país de la historia. (Aplausos)
En este país, nuestro país, nuestra Patria, que hoy estamos reconstruyendo con esfuerzo, con sacrificio, con tesón, tenemos que comprometernos a honrar la memoria de hombres como Norberto Centeno, y a honrar nuestra propia historia, nuestra pertenencia de ideas, nuestra pertenencia histórica, nuestra pertenencia nacional y popular. Con orgullo y en voz alta, no para enfrentar a nadie, al contrario, para unir a todos los argentinos de buena voluntad que saben que un país diferente no solamente es posible, sino que además es necesario, que no es una opción para los argentinos de bien, sino una obligación, por sus hijos y por todos aquellos que murieron para que la Argentina pudiera seguir viviendo.
Muchísimas gracias. Gracias Hugo, gracias compañeros y compañeras de la CGT, gracias trabajadores, trabajadoras. Un abrazo muy grande a la familia del doctor Roberto Centeno, lleven con orgullo siempre su memoria que es la memoria del pueblo argentino. (Aplausos)