Buenas noches a todas y a todos. En principio, una aclaración: la Banda Femenina fue creada dos años antes de que yo fuera Presidenta. Esto para evitar cualquier suspicacia de un feminismo militante en cuanto a que también hemos creado una banda militar.
Así que, hecha esta pequeña aclaración, quiero ingresar decididamente en lo que hoy nos ocupa y que es, en definitiva, nuestro sistema de defensa nacional.
Una defensa nacional que en este país y en cualquier otro, siempre se define a partir de hipótesis de conflicto. Durante décadas, las hipótesis de conflicto en nuestro país y su instrumento las Fuerzas Armadas, fueron los países vecinos y también nuestro propio pueblo en el marco de lo que se conoció como la Doctrina de Seguridad Nacional.
Recién escuchaba al rector de mi universidad, la Universidad Nacional de La Plata, de la cual soy egresada, plantear como un punto de inflexión la caída del Muro de Berlín en cuanto al desarrollo de un nuevo sistema de defensa y de los peligros que pueden acechar a las democracias.
Nuestra historia reciente, la que yo hablaba de décadas, y que había colocado a nuestras Fuerzas Armadas como un instrumento frente al conflicto limítrofe o al conflicto interno, hoy exige que repensemos todo un sistema de defensa porque ha cambiado el país, porque ha cambiado el mundo y porque también hemos cambiado todos nosotros.
Hace poco estaba en Misiones y me decía el Gobernador que todavía en los puentes que se construyeron están los huecos donde debían colocarse los explosivos para volarlos en caso de que fuéramos invadidos por Brasil. Esta es la razón, por ejemplo, por la cual todo el Noreste argentino no cuenta con gas, no se construyó ningún gasoducto ni ninguna comunicación. Todavía también la frontera con Chile tiene numerosas minas antipersonales que allí fueron colocadas porque la otra hipótesis de conflicto era con la hermana República de Chile.
La caída del Muro de Berlín, precisamente, plantea el fin del mundo bipolar y la creación de un mundo multipolar y también, obviamente, la caída de la Doctrina de la Seguridad Nacional que había constituido durante casi la totalidad de la mitad del siglo pasado a nuestras Fuerzas Armadas en el carácter de gendarmes de su propio pueblo, de su propia sociedad, con todas las secuelas, no daños colaterales, sino trágicos que tuvo nuestra historia y creo que nuestras vidas personales, las de todos los argentinos. Creo que esto motivó, fundamentalmente, un país fragmentado, dividido, enfrentado.
Creo que el gran desafío que hemos comenzado a transitar hombres y mujeres, de uniforme o no uniforme, sino fundamentalmente argentinos y argentinas, es pensar y pensarnos a todos nosotros, a poco más de un año y medio de nuestro Bicentenario, como integrantes de un país diferente, en una sociedad diferente y con un sistema de defensa diferente.
Hace unos instantes bajé de los pisos superiores donde, como decía la Ministra, estuvimos inaugurando hace poco más de un mes un sistema en el cual nuestras tres Fuerzas Armadas están interconectadas en el Comando Mayor Conjunto en toda su comunicación terrestre, aérea y naval. Y uno se pregunta casi con sorpresa: ¿cómo pudo haber sido posible que cada Fuerza mantuviera una inconexión, una discordinación con el resto de las Fuerzas a través de un jefe superior que sería el que estratégicamente debería dirigir una hipotética batalla o un hipotético ejercicio del sistema de defensa en forma inconexa?
Es que las Fuerzas Armadas se ven distintas al resto de los sectores de la sociedad; siempre nos hemos pensado durante las últimas décadas como cosas diferentes los unos de los otros, como que pudiéramos funcionar de manera separada y que esto, además, fuera beneficioso para el conjunto. No solamente no puede funcionar así un sistema de defensa, tampoco puede funcionar un país.
Creo que el desafío que estamos afrontando todos los argentinos, precisamente, es pensarnos, vernos y actuar en forma diferente a lo que lo hicimos durante el último siglo. Creo que estamos ante una oportunidad histórica.
Esto no significa que queramos olvidar lo que pasó. Ustedes saben que para nosotros la memoria, la verdad y la justicia son tres ejes fundamentales, pero no solamente para algunos argentinos, sino para todos, porque el reposicionamiento de nuestro país en el concierto internacional, tiene que ver también con el respeto irrestricto a los derechos humanos. Créanme, y ustedes lo saben, todos, aún los que puedan tener diferencias, saben que hoy el tema derechos humanos ha colocado a la Argentina en un lugar de preferencia y que hoy es, a la hora de decidir acciones en el mundo global, un importante instrumento y, fundamentalmente, una fuente de prestigio para nuestro país.
Yo aspiro a que esta nueva realidad que estamos construyendo trabajosamente entre todos, superando enfrentamientos, superando diferencias, superando la historia sirva, definitivamente, para construir otra historia.
Hace poco estuve en Haití para visitar a nuestras tropas allí enclavadas con mucho orgullo en una acción humanitaria compleja, difícil, donde nuestras Fuerzas Armadas se ocupan del hospital que atiende con absoluto profesionalismo a la totalidad de los más de 11 mil efectivos de las fuerzas de la misión. Pude ver ahí el grado de compromiso de hombres y mujeres en una tarea donde, mancomunadamente con otros ejércitos de la región, estamos desarrollando tal vez una de las tareas más importantes que van a venir en los tiempos futuros en materia de defensa, no ya como un sistema de defensa nacional, sino también como un sistema de defensa regional y les diría que hasta universal.
Les decía recién que tuve contactos con un militar de nuestra misión en Haití donde le requerí información acerca de cómo se habían desarrollado los acontecimientos que hubo y que son de público conocimiento, en cuanto a los enfrentamientos con motivo del aumento de los alimentos que provocó la caída del Primer Ministro de Haití en el gobierno del presidente René Préval y eso nos da la esencia de un mundo diferente, complejo y difícil al que estamos asistiendo más aún, con la amenaza, a partir del año 2001, de otro punto de inflexión con la caída de las Torres Gemelas cuando nosotros ya habíamos sufrido dos atentados muy importantes en la Embajada de Israel y en la AMIA. Creo que es el segundo punto de inflexión, además de la caída del Muro de Berlín, en el sistema de defensa concebido en forma regional y también universal, creo que son dos fechas.
Así como todavía se sigue discutiendo en la historia si la Edad Media comenzó con la caída de Roma o con Gutenberg, creo que se va a discutir alguna vez cuándo comenzó esta posmodernidad, es decir, si comenzó fundamentalmente con la caída de las Torres Gemelas o con la caída del Muro de Berlín. Me parece que este es un tema que redefine todo el sistema de defensa y todo nuestro pensamiento al respecto.
Creo que estamos, entonces, ante una oportunidad magnífica y la idea de tener un solo instituto en el cual podamos las tres Fuerzas, no ya separadamente, sino junto a nuestras universidades nacionales y privadas y junto a personalidades muy importantes especializadas en el tema de la defensa, repensar este sistema de defensa que es repensarnos nosotros mismos, va a ser una oportunidad.
Quise que llevara el nombre, como bien decía la señora Ministra, de Manuel Belgrano, porque Manuel Belgrano fue un gran patriota y porque no se hizo militar por vocación, sino que se hizo militar por deber y yo siempre digo que hay una gran diferencia entre la vocación y el deber. La vocación, en definitiva, es la satisfacción del lo que a uno le gustaría ser, la satisfacción del cumplimiento de sus gustos personales, de sus inquietudes; el deber es otra cosa, el deber es, aún más allá de lo que yo elegí como vida, aún más allá de lo que a mí me gusta, tomar una misión, no por mí o por lo que me gusta, sino en función de los intereses de los demás y, fundamentalmente, del país. Yo creo que este es el gran mérito de ese hombre: haber sido militar como deber para liberar a su país.
Ayer estuve en Jujuy inaugurando una escuela que se llama "Éxodo Jujeño" y que plantea, esencialmente, uno de los momentos clave en la vida del general Manuel Belgrano y también de nosotros como historia de país. Es cuando él decide, junto al pueblo que lo acompaña, sacrificar todo antes que esto sea entregado al enemigo, en ese momento el enemigo colonial.
Significa esencialmente Manuel Belgrano ese ejemplo de patriota, de compromiso y del deber que nos debe llevar a todos a pensar cómo esos hombres, con tal vez tan pocos elementos materiales, frente a uno de los ejércitos más poderosos del mundo, un ejército colonial por esencia como era en ese momento el Ejército Español, poder vencerlo y lo pudo hacer porque identificó los intereses de su país y de su patria con los del pueblo y el pueblo creyó y acompañó.
Creo que esta es también la base de un sistema de defensa de un país: la unidad entre quienes empuñan las armas porque profesional y técnicamente están capacitados para hacerlo y el pueblo al que deben siempre defender y sus intereses tutelar.
Esta es la base de un sistema de defensa nacional; podrá ser más o menos moderno, podrá haber caído o no un muro o dos torres gemelas, pero la primera identidad de un sistema nacional de defensa es esto: identificar los intereses claramente de quienes tienen la responsabilidad técnica y profesional de llevarlo adelante con los intereses del país, de la nación y de su pueblo, que son la misma e idéntica cosa.
Muchas gracias y muy buenas noches a todos y a todas. (APLAUSOS)